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Sudán se enfrenta a una hambruna masiva


Revista Trasversales,  nº 67, julio 2024 web

Original en inglés:

https://newsandletters.org/editorial-sudan-faces-mass-starvation





Cuán indiferentes parecen muchas de las potencias mundiales, grandes y pequeñas, ante la tragedia de Sudán, donde el hambre amenaza a millones.

La horrenda realidad de Sudán, donde decenas de miles de personas han muerto, es bien conocida.

La letal realidad de Sudán

La región de Darfur padece la amenaza de genocidio.

Según la ONU, Sudán es el país del mundo en el que han tenido que desplazarse desplazadas un mayor número de personas. Más de 10 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares desde que estalló la guerra en abril de 2023.

La hambruna acecha sobre esa tierra: la ONU estima que 26 millones de personas, algo más de la mitad de la población de Sudán, padecen altos niveles de “inseguridad alimentaria aguda”, lo que significa que están amenazadas de muerte por inanición; la mayoría son mujeres o niños. Más de 220.000 niños podrían morir en los próximos meses, afirma la ONU.

Se estima que en Sudán 755.000 personas se enfrentan a una catástrofe en 10 gobernaciones o valiatos, incluidas las cinco que constituyen el Gran Darfur, así como las de Kordofán del Norte y del Sur, Nilo Azul, Al Jazirah y Jartum. Eso significa que 8,5 millones de personas (18% de la población) se enfrentan a situaciones de emergencia.

Cientos de miles de sudaneses se han convertido en refugiados en los países vecinos: Chad, 781.000; Egipto, 541.000; Sudán del Sur, 699.000; Etiopía, 133.000; y decenas de miles más en la República Centroafricana y Libia.


Los intereses capitalistas exacerban la tragedia

Algunos informes califican lo que está sucediendo en Sudán de guerra civil. Pero en realidad es una guerra contra los sudaneses llevada a cabo por dos generales que luchan entre sí. Ahora se están involucrando agentes extranjeros; The New York Times informa: “Alimentando el caos, Sudán se ha convertido en un campo de juego para agentes extranjeros como los Emiratos Árabes Unidos, Irán, Rusia y sus mercenarios Wagner, e incluso para unas pocas fuerzas especiales ucranianas. Todos ellos son parte de un volátil estofado hecho de intereses externos que aportan armas o combatientes al conflicto con la esperanza de hacerse con el botín de guerra: el oro de Sudán, por ejemplo, o su posición en el Mar Rojo”.

No se debe olvidar a las masas de Sudán, que comenzaron un proceso revolucionario en 2018, pues ellas no han olvidado el movimiento revolucionario que crearon. Rabab Elnaiem es una activista feminista sudanesa, organizadora sindical y ex portavoz de la Alianza de Trabajadores Sudaneses para la Restauración de los Sindicatos (SWARTU). Conversando con el Middle East Research and Information Project, ella expresó las esperanzas e ideas de la resistencia: "Podemos construir, siempre podemos construir y seguir luchando por libres Sudán/Palestina/Congo ly por todos los pueblos marginados. Quiero reflexionar un poco sobre la cuestión de la construcción... Mi pesimismo proviene de la comprensión de que no existe una forma mágica de construir. En lugar de buscar una solución mágica, deberíamos concentrarnos en la pregunta de qué queremos construir. Al observar el lema revolucionario Libertad, paz y justicia, pienso en Marx cuando dice que El reino de la libertad solo empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad y por la coacción de los fines externos. Esto establece un vínculo directo entre la libertad y las condiciones de trabajo y producción. No sé por donde podría empezar a responder, pero sé que tendremos que abordar interrogantes sobre la organización del sector informal para poder construir (...) Esto [la guerra en curso] es realmente una contrarrevolución en su conclusión lógica. La guerra tiene como objetivo reprogramar Sudán, como lo tenía el proyecto de "aterrizaje suave" [transición controlada dentro del mismo régimen]. El resultado podría ser la desintegración del tejido social, político y económico del país y la desaparición de la voluntad política del pueblo. Resistimos participando en el duro ejercicio de pensar críticamente sobre la guerra y sobre cómo detenerla. Detener esta guerra (y las guerras futuras) es un resultado y no una acción en sí misma, un resultado de que hayamos creado las condiciones para que el pueblo de Sudán viva, produzca y se reproduzca cooperativamente”.

El pueblo sudanés merece la atención y la ayuda humanitaria del mundo, así como asistencia para llevar a cabo su transformación social. Lo sepan o no los dos generales en guerra, la revolución continúa.

19 de julio de 2024




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