Trasversales
Mariana Sánchez y Patrick Silberstein

Casualidades objetivas, estados de ánimo, divagaciones y náuseas en 33 vueltas, y algunas imágenes…


Revista Trasversales,  nº 67, septiembre 2024 web

Original en francés:

http://trasversales.net/msps.pdf

Traducción: Faustino Eguberri

Nota traductor: Mariana Sánchez y Patrick Silberstein son miembros de las Brigadas editoriales de solidaridad y del comité francés de la RESU. El presente texto es, entre otras cosas, la presentación del número 33 de la revista digital Soutien à l´Ukraine résistante, septiembre 2024. Varios de sus artículos están traducidos al español y publicados en...

https://vientosur.info/category/geografico/europa/ucrania/

https://www.trasversales.net/rabadan01.pdf

Nota Trasversales: otros textos en Trasversales sobre la guerra de Putin contra Ucrania, aquí




¡Di 33! Hay coincidencias que nos permiten sobreinterpretar su significado. El número 33 de esta revista [septiembre de 2024, Soutien à l´Ukraine résistante, 140 páginas], llega a vuestras pantallas unos días después del 33 aniversario de la independencia de un país que el Kremlin pensaba borrar del mapa.

1) 24 de agosto de 2024. En el momento en que escribimos estas líneas al regresar de la manifestación parisina que celebra el aniversario de la independencia de Ucrania, tenemos los ojos puestos en el gran golpe del país invadido al país invasor.

2) 20 de agosto de 1968. Al recordar que hace cincuenta y seis años las tropas del Pacto de Varsovia, enviadas por otros sátrapas del Kremlin, ponían fin a la primavera en Praga, el Círculo Progresista Ucraniano escribe: "Los disidentes ucranianos se sentaban en silencio y escuchaban la radio. Algunos estaban solos, otros con amigos, pero casi nadie podía ignorarlo. La radio hablaba de la intervención soviética en Checoslovaquia. Fue un momento tan emotivo que muchos disidentes escriben en sus Memorias que lloraron en ese momento".

3) Un pensamiento especial para un soldado desconocido que se hacía llamar "Pirata". Vladislav "Pirata" Yurchenko, anarquista ruso, de 23 años, soldado del Batallón Siberiano, murió en combate. Dejó una última carta que sus compañeros de la BOAK (Organización de Lucha de los Anarcocomunistas) hicieron pública:

Decidí dejar esta carta en caso de que muera en la guerra contra el régimen imperial ruso, la guerra contra el país donde nací y crecí [...]. Quiero que esta carta siga siendo un documento histórico sobre la participación de los revolucionarios anarquistas en la resistencia del pueblo ucraniano contra la tiranía rusa. [...]

Cuando me enteré de la aparición de unidades militares dentro de las fuerzas armadas ucranianas que aceptaban ciudadanos rusos, inmediatamente entendí que tenía que luchar por la libertad del pueblo ucraniano y nuestros ideales de esta manera, con las armas en la mano. Y aunque no vea la victoria del pueblo ucraniano contra los ocupantes, creo en el brillante futuro del comunismo anarquista, la justicia y la libertad para todos los pueblos de la Tierra. [...] Deseo que mis compañeros no pierdan la confianza en la lucha por la libertad.

4) Sotsialnyi Rukh recuerda que Ucrania se ha mantenido "independiente a costa de enormes esfuerzos y pérdidas" y que el pueblo ucraniano debe permanecer movilizado tanto contra el imperialismo ruso como contra la política neoliberal en el poder en Kiev, que, mediante medidas sociales y económicas, socavan de facto la resistencia.

La independencia debe ser protegida y reforzada. Con este fin, Sotsialnyi Rukh coopera activamente con los sindicatos independientes, las fuerzas armadas ucranianas y otros activistas, uniendo sus fuerzas para proteger la justicia social y los intereses de todas y todos los ciudadanos.

5) Odessa. La escalera. Potemkin. 1905. Serguéi M. Eisenstein... Nunca puso un pie en Odessa y, sin embargo, cuántos recuerdos de ciertos cineclubs o copias de películas que, en algunos países bajo otras dictaduras, circulaban bajo cuerda y a menudo en VO, sin subtítulos, cuántas imágenes, ruido y furia. Otras imágenes nublan nuestros recuerdos. No hay necesidad de los paraísos artificiales de Allen Ginsberg o Jimi Hendrix -cuyo recuerdo surge cuando estas imágenes se mezclan con colores inesperados-, cuando esta gran escalera se cubre con esta inmensa oriflama que hoy encarna la resistencia a uno de los imperialismos en acción en este planeta. ¡Slava, Odessa! ¡Te queremos Odessa!

(ver https://www.youtube.com/watch?v=wQ5GJPWbEyg&t=2s)

6) "Cada civilización tiene la basura que se merece", escribió Georges Duhamel. Según el Centro Nacional de Resistencia Ucraniana, el ejército ruso está tratando de reclutar ucranianos en una unidad llamada "Batallón de Voluntarios de Sudoplatov". Además de que el derecho internacional prohíbe reclutar soldados entre la población de un territorio ocupado, nos interesamos a continuación por el nombre con el que han bautizado a este batallón. ¿Quién es este Sudoplatov? Nació en 1907 en Melitopol, de padre ucraniano y madre rusa, y fue un miembro importante de la policía política de Stalin. Si bien es conocido por supervisar los atentados contra Trotsky, también fue uno de los organizadores de la eliminación de los nacionalistas ucranianos, especialmente en la época del Holodomor. En 1927, era responsable de la división política de GPU en Kharkiv (1), entonces capital de Ucrania.

En sus Memorias, que aparecieron después de la caída de la URSS, se quejó de que los servicios que había prestado al imperio no fueran reconocidos: "El Estado soviético [...], se negó a reconocer sus errores devolviéndome mi condición de ciudadano. Para [...] que se le devuelva a mi nombre el honor que se le debe, tuve que esperar a la desaparición de la Unión Soviética, el colapso de aquel orgulloso imperio. A pesar de mi rehabilitación, todavía no me han devuelto mis medallas".

Hombre de las tareas sucias de Stalin, había conocido la desgracia tras la muerte del Padrecito de los Pueblos en 1953. Por lo tanto, resulta de justicia que el imperio ruso de hoy honre al hombre del imperio de ayer dando su nombre a un batallón de colaboracionistas.

7) "Trabajaremos así para hacer fracasar la guerra de agresión de V. Putin, defender la soberanía del pueblo ucraniano y trabajar por el retorno de la paz”. Una frasecita no tan inocua en la "Carta a los franceses" firmada por Lucie Castets y cofirmada por Manuel Bompard, Fabien Roussel, Marine Tondelier y Olivier Faure. Una fracesita que recuerda el contenido del programa del Nuevo Frente Popular que tuvo el favor del electorado de izquierda.

Obviamente, cada cual tiene derecho a su propia propaganda. Pero está permitido tener nauseas (aunque no sorprenda, por cierto) cuando un Jean-Luc Mélenchon, ante su audiencia de la universidad insumisa, se libera descaradamente de los acuerdos firmados. Así, puede, bajo un estruendo de aplausos, condenar "la incursión en la región de Kursk" y las entregas de armas "que la permiten". ¿Se habría atrevido a tal salida si la República Española, también mal o poco armada, hubiera sido capaz, al día siguiente de Gernika, de enviar proyectiles a las instalaciones militares de la Alemania nazi? Y retomando su estribillo de una "conferencia de las fronteras", sin siquiera mencionar la cuestión central de la soberanía ucraniana, por no hablar, obviamente, del derecho de los pueblos de la supuesta Federación de Rusia a disponer de sí mismos en una verdadera federación democrática de los pueblos.

8) Después del antiimperialismo de los imbéciles, el antiimperialismo de los canallas. Nos enteramos de que Venezuela, cuyo mal elegido "presidente" oculta miles de papeletas, habría entregado a Putin a los colombianos que lucharon junto a Ucrania. También nos enteramos de que el otro aliado inquebrantable de Putin, en todas las instancias internacionales, el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, está dispuesto a ayudar a Maduro a masacrar a sus oponentes enviándole sus comandos paramilitares que mataron a cientos de jóvenes manifestantes nicaragüenses en 2018. Los amigos de mis amigos...

9) La lección político-militar de la incursión del ejército ucraniano hacia Kursk para los tontos en dos trazos de lápiz:

[Aquí aparece, en el original francés, un dibujo que no hemos logrado reproducir con calidad. Puedes verle en dicho original, en la página que aparece, en pie de página, numerada como 8 (la cuarta del fichero)]

10) La casa-museo de Néstor Makhno en Guliaipole (Zaporijjia) fue destruida por el ejército ruso en la noche del 24 de agosto. Makhno el campesino defendía a sus pares y luchaba por "los soviets libres en Ucrania". Su movimiento de emancipación social acaba confundiéndose con el movimiento insurreccional inspirado en su nombre, la Makhnovchtchina. El carnicero de Moscú acecha más de un siglo después, a Makhno y sus ideas, incluso en los museos...

11) Marzo 1917. Los soldados de la guarnición de San Petersburgo se unen a los amotinados, muchos son ucranianos: la bandera ucraniana en el Palacio de Invierno.

12) El 24 de agosto, el movimiento Cinta Amarilla izó la bandera ucraniana en la Crimea ocupada cerca del embalse de Simferopol. Aparecieron carteles y eslóganes proucranianos en Sebastopol, Simferopol, Yalta, Alouchta y Simeiza. En Donetsk, aparecieron grafitis y cintas amarillas en los símbolos de la ocupación.

13) Náuseas al leer la gaceta titulada La Tribune des travailleurs/Tribuna de los Trabajadores (2), que osa disfrazarse de Rosa Luxemburg y Karl Liebkhnecht para correr al rescate del tirano de Moscú "asaltado" en su territorio por el ejército ucraniano. Estos señores no dejan de recordar de paso, de manera algo despectiva para los actores cómicos, que la antigua profesión del presidente ucraniano era "actor cómico". Las náuseas se hacen más apremiantes al leer el resto - y aquí estamos más allá del campismo, nos hundimos en la complicidad con Moscú - donde escriben que la OTAN invadió Rusia para ocuparla: "Una guerra en la que las grandes potencias capitalistas se involucraron [...] en nombre de la defensa de la Ucrania agredida".

Estas pocas divagaciones para introducir este número 33 de Apoyo a la Ucrania resistente, que se abre, naturalmente, con la columna ya habitual de Antoine Rabadan, este mes titulada: "Diario de a bordo sobre las batallas de Kursk y Pokrovsk, etc.". Viene a recordarnos algunas verdades primarias no solo sobre la guerra total desencadenada por Rusia contra la Ucrania soberana e independiente, sino hoy, más precisamente, sobre las batallas en curso, en particular la de Kursk. Militar, la incursión sorpresa en el óblast de Kursk tiene un objetivo político claro: poner en dificultades al dictador del Kremlin. En efecto, como escribe Michel Goya en La voie de l´épée, Putin tiene "más miedo de las reacciones internas a una movilización bélica que de los ucranianos". También se trata para Kyiv, y esta no es la menor de las preocupaciones, de liberarse de los "límites" establecidos por las potencias occidentales a su autonomía estratégica. Por último, probablemente sea necesario recordárselo a esta izquierda pacifista -en principio no incluyamos en ella a los aliados de Putin- que no quiere ver, como escribe Antoine Rabadan, que existe una diferencia fundamental entre Ucrania y Rusia: "¡La primera no hace la guerra a la población rusa, exactamente lo contrario de lo que la segunda hace sufrir al pueblo ucraniano! Al igual que la primera no ataca para apropiarse del territorio ruso, exactamente lo contrario, etc."

Es ahí, repitámoslo después de haberlo escrito a lo largo de las páginas de los primeros 32 números de esta revista, donde la resistencia a la guerra provocada por el imperialismo ruso es un poderoso marcador político para la izquierda internacional. No solo la resistencia militar y popular del pueblo ucraniano al poder neofascista - "puesto hoy en dificultades militares en su propio suelo" - indica, si fuera necesario, que el tan esperado "camino de la paz" se abrirá con "la derrota del militarismo agresor y la recuperación por parte de los agredidos de sus territorios y de su plena soberanía nacional". Por último, si no es una novedad, esta posición debería abrir una reflexión sobre el significado renovado y adaptado a una situación concreta del "derrotismo revolucionario", momificado como icono (sic) por algunos.

Luego viene un artículo de Kitral, "Cómo las condiciones extremas empujaron a los ucranianos a “transformaciones sociales” para su supervivencia común". Su conclusión es una de las que merecen una atención especial: "Cuanto más se involucren los miembros de la sociedad en este proceso de construcción de vínculos horizontales de solidaridad, más podrán los ciudadanos afrontar los retos de una época en la que es inútil confiar en las autoridades."

Varios artículos, en particular del movimiento de defensa del personal sanitario y parasanitario Sé como Nina, se agrupan, como de costumbre, en la sección "Durante la guerra, la lucha continúa". Vienen a ilustrar cómo las y los trabajadores de Ucrania siguen luchando en dos frentes y cómo la burguesía ucraniana también libra, por su parte, su propia guerra de clases y esto no solo en detrimento de los intereses populares sino también en detrimento de la conducción de la guerra. En cuanto a Anna Myrionuk, viene a recordar que si bien el ejército ucraniano es un ejército de defensa popular, no es inmune a las prácticas jerárquicas, machistas y militaristas de otro tiempo. Pero un ejército donde también encontramos y admite sindicatos de defensa de los derechos LGBT, y los de las mujeres soldados. Una forma de recordarnos que las contradicciones de un proceso abren brechas por las que debemos abalanzarnos para "estar donde se necesita y cuando se necesita".

También en la misma sección, Volodia Vagner nos hace descubrir la lucha unitaria en Suecia de las y los trabajadores migrantes rusofonos y no rusofonos contra los patrones de las empresas de la construcción y obras públicas en las que están empleados (y sobreexplotados).

"Feminismos", como de costumbre, nos lleva de viaje a las luchas feministas que impregnan a la sociedad ucraniana en guerra. El Taller Feminista cuenta los objetivos de los centros de acogida para mujeres desplazadas y Patrick Le Tréhondat nos propone recorrer el último zine del grupo feminista Bilkis. Y por último pero no menos importante, las soldados ahora tendrán chalecos antibalas adaptados.

En las páginas de "Regreso al futuro", la revista Commons nos lleva en vídeo al encuentro del compromiso de los ucranianos junto al pueblo vietnamita en su resistencia a la agresión norteamericana. Ucranianos que, como durante la guerra contra el nazismo, vieron que las autoridades rusas les borraban de la historia.

La sección "Solidaridad internacional" nos muestra el importante compromiso concreto del sindicalismo británico en el apoyo a sus homólogos ucranianos. También leeremos con emoción, presentado por Patrick Le Tréhondat y Christian Mahieux, el llamamiento a la colaboración internacional iniciado por el sindicato de estudiantes Prima Diia con sus homólogos polacos e italianos. De paso, nos permitiremos preguntarnos -en silencio- sobre la ausencia de los sindicatos estudiantiles de Francia... Finalmente, una pequeña escapada en imágenes, el 24 de agosto, por las cercanías de la Place de Breteuil, desierta de sus habitantes, pero poblada por manifestantes franceses, pero sobre todo ucranianos, hombres y mujeres, para celebrar un aniversario.

La sección "Éclairages" nos sumerge en el corazón de una controversia histórica y política en torno a los desafíos de la ruptura con "el culto de Bandera".

Bajo el título "Detener la mano de Putin y sus aliados", Romain Descottes nos hará escuchar a Hannah Perekhoda, académica y activista ucraniana, en la universidad de verano del NPA, cuya intervención podremos descubrir completa a través de un vídeo. Hanna repasa los intereses económicos y estratégicos de Rusia en Ucrania (gas...) pero también políticos. La existencia, la vida y las reivindicaciones democráticas de Ucrania son en sí mismas una disidencia que el "hermano mayor" ruso no puede tolerar. También nos recuerda lo que es esta guerra, las y los miles de desplazados, heridos, mujeres violadas, huérfanos y niños deportados, qué es Mariupol-Gaza y otras ciudades mártires.

Por último, como de costumbre, la cultura enmarca este número con la "Caja de alerta", de la que sin duda es hora de revelar que el título está tomado de los surrealistas Marcel Duchamp y Mimi Parent. Descubriremos bajo la dirección de nuestros amigos de Ucrania CombArt y Sophie Bouchet Petersen una entrevista con Artem Yourchenko, artista ucraniano que pilotó en Kyiv un trabajo que rinde homenaje al personal del hospital Pavlov. Textos e imágenes, por supuesto.

También descubriremos la próxima proyección-debate en la que participarán, el 24 de septiembre, el Comité Francés de la RESU y Ucrania CombArt, Intercepted, un documental de Oksana Karpovych, una película escalofriante y edificante que recoge conversaciones entre soldados rusos que operan en Ucrania y sus familias.

Y por último, un enlace al número especial de Apoyo a la Ucrania resistente, coeditado por las Brigadas Editoriales de Solidariday Ucrania CombArt, dedicado a "El arte de la parada de autobús ucraniana".

Notas

1. Ciudad denominada habitualmente en España como Járkov (nota Trasversales)

2. Se trata del semanario del autodenominado Parti des travailleurs (nota Trasversales)



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