Trasversales
Camille Nashorn y Elisa Moros

Siempre con la resistencia ucraniana

Revista Trasversales, número 60, octubre 2022 web

Versión original en francés

En las últimas semanas, los múltiples reveses militares del ejército ruso han debilitado el poder de Putin y amplificado las protestas en el país. La liberación de la mayor parte de la región de Járkov, la importante retirada de las tropas rusas en la región de Jersón (más de 500 km²) o su retirada de la localidad de Limán, llevaron a Putin a destituir públicamente al comandante militar a cargo de las operaciones en Ucrania y nombrar en su lugar a Serguéi Surovikin , conocido por su brutalidad.

Además de los reveses militares, Putin está cada vez más aislado internacionalmente a medida que China e India han tomado distancias. Además, sus acciones belicistas tuvieron el efecto de fortalecer la OTAN con la entrada de Finlandia y Suecia y de proporcionar un pretexto para que los gobiernos occidentales aumentaran sus presupuestos militares.

Ante su aislamiento, la tenacidad de la resistencia ucraniana y los importantes avances del ejército ucraniano, el régimen de Putin ha amplificado su ofensiva militar.

Por un lado, Putin llevó sus intentos de anexar el territorio ucraniano aún más lejos al organizar "refrendos" trucados para anexar los dos oblasts de Donbass: Lugansk y Donetsk, así como los oblasts de Jersón y Zaporiyia.

Por otro lado, las autoridades rusas han decidido movilizar a más de 300.000 hombres, provocando numerosas deserciones (cientos de miles de jóvenes han abandonado Rusia) y resistencias. La impresión causada por este gran disparate ha desencadenado revueltas y enfrentamientos con la policía en algunos lugares. Sin embargo, estos actos de resistencia, si bien provocaron una represión importante en el país (varios miles de personas detenidas), no deberían llevarnos a exagerar el alcance de la resistencia en Rusia. Si una parte de la juventud no tiene ganas de morir y se opone a la movilización, la oposición a la guerra sigue siendo muy débil y el poder de Putin no está a punto de caer, sobre todo porque el reclutamiento militar no es general. Se basa en gran medida en principios raciales dirigidos principalmente contra las minorías étnicas de Daguestán, Buryatia, Yakutia o Tuva. En la Crimea ocupada, los tártaros son sus principales presas. Así, las poblaciones de estas regiones han registrado los mayores incrementos en la tasa de mortalidad desde el comienzo de la guerra, mientras que las de Moscú y San Petersburgo han sido los tratados con más "delicadeza". Al hacer esto, Putin aplica su visión racista de Rusia pero también busca preservar el apoyo de ciertas categorías de rusos.

Sin embargo, la resistencia (incluso limitada) a la "movilización general" es un punto de apoyo y podemos apostar a que cuantas más victorias registre la resistencia ucraniana, mayores serán las posibilidades de que estalle una revuelta generalizada contra Putin. De facto, el futuro de Putin y su régimen parece hoy muy ligado al de la guerra que está librando contra Ucrania.

Frente a este endurecimiento del poder de Putin, debemos mantener nuestras referencias:

- Brindar solidaridad sin fisuras a la resistencia ucraniana frente a la agresión imperialista rusa: esto implica apoyar el derecho su derecho a armarse, incluso a través de los Estados Unidos y la OTAN, actuar en favor de la recepción de personas desplazadas y reclamar la cancelación de la deuda ucraniana.

- Defender también la acogida de todas las personas rusas que huyan del régimen de Putin;

- Abogar por el desarme y la reducción drástica de los presupuestos militares;

- Abogar por el abandono más rápido posible de los combustibles fósiles a través del ecosocialismo y el decrecimiento. A pesar de las sanciones y la fachada de firmeza de los gobiernos de la UE, estos, por su dependencia de los hidrocarburos, siguen siendo los principales importadores de combustibles fósiles rusos (54% de la producción rusa = 85.000 millones de euros en los primeros 6 meses de la guerra) y así financian la guerra de Putin. Sin mencionar que continuaron armando a Rusia hasta hace poco.

Solo podemos desear un desenlace de la guerra: la victoria militar del pueblo ucraniano, que reforzaría la crisis del régimen político ruso y la contestación a la guerra, y abriría posibilidades para que el pueblo ruso derroque al régimen. Este escenario depende de la capacidad del pueblo ucraniano para organizarse, y no solo militarmente. En este conflicto, la auto-organización ya ha demostrado su importancia. Esta experiencia de lucha contra el invasor también da puntos de apoyo para desafiar las políticas neoliberales del gobierno de Zelensky, como hacen nuestros compañeros de Sotsialnyi Rukh y muchos compañeros anarquistas. Este elemento es decisivo para permitir que las fuerzas progresistas prevalezcan no solo contra las tropas de Putin, sino también contra las suyas propias.

En esta lucha con múltiples aspectos, la solidaridad internacional de los pueblos juega un papel primordial.



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