Trasversales
Lois Valsa

Otoño cultural madrileño 2021


Revista Trasversales número 57 diciembre 2021 web

Otros textos del autor en Trasversales


Introducción: de la covid-19 al cambio climático

Es escandaloso que los países del Norte no hayan hecho de las vacunas un bien público mundial (Thomas Piketty).



Los efectos del cambio climático serán más devastadores que la pandemia. La violencia que el ser humano ejerce contra la naturaleza se está volviendo contra él con más fuerza. En eso consiste la dialéctica del Antropoceno: en la Era del Ser Humano, el ser humano está más amenazado que nunca (Byung-Chul Han).

Cuando aún no hemos salido de la pandemia tenemos que enfrentarnos ya al cambio climático del que el virus (la Covid-19) ha sido solo un frugal aperitivo. Y, de la misma forma, que hemos llegado tarde a la primera también estamos llegando tarde al cambio climático, y desde luego no estamos haciendo lo suficiente porque, como en la pandemia, son necesarias acciones radicales y en todos los países para frenar la catástrofe. La emergencia climática vuelve así a primer plano pero, además, en un mundo sin vacunas para todas las personas, con una subida notable del precio de las materias primas y con problemas de seguridad humana. Si antes fue la variante delta de la que tenemos ya más de ciento veinte y pico sublinajes, ahora la variante ómicron del coronavirus ha complicado más las cosas pero solo es una de las muchísimas que hay. Está claro que la baja vacunación de los países pobres ha alentado las nuevas variantes y la ómicron del sur de África simboliza el fracaso de la gestión mundial de la pandemia. Porque, como señalaba Gonzalo Fanjul, director de Análisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en un corto pero lúcido artículo (“Entre la inmoralidad y la estupidez”, El País, 28/11/2021), “las estrategias de las economías desarrolladas ha sido un disparo en el pie”. La inmunización, por ejemplo, solo ha llegado al 7% de los africanos y es fundamental que la vacunación llegue a todas partes. Porque, según Elena Vanesa Martínez, Presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología, “las mutaciones son aleatorias… en un planeta globalizado en 10 días la mutación ha atravesado el mundo”.

La pandemia de la Covid-19 al menos nos ha enseñado a aplanar la curva de contagios para evitar el agotamiento de la capacidad médica. Pero la Cumbre del Clima en Glasgow (COP26) para aplanar la curva del calentamiento global se ha salvado con un acuerdo “imperfecto”, después de trece días de negociaciones de los representantes de las 197 delegaciones. Aprobaron el llamado “Pacto del Clima de Glasgow”, un texto que recalca la necesidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados, aún reconociendo que los compromisos están todavía lejos de poder lograrlo. Australia, distinguida con el Premio “Fósil” por obstruir, ha sido uno de los grandes lastres de la conferencia al resistirse tenazmente a la revisión anual de los planes climáticos. El documento insta a los países a “revisitar y reforzar” sus planes para la reducción de emisiones de 2022, “teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”. Además de urgir a los países desarrollados a “doblar su ayuda financiera para la adaptación” a los países en desarrollo para 2025. Los países con bajas emisiones necesitan tecnología para no apoyarse en combustibles fósiles. En términos de emisiones de carbono es imprescindible trabajar en el descenso drástico de la curva en algunos países para lograr su aplanamiento. Los grandes emisores deben reducirlas drásticamente (dejando de lado las compensaciones) para declinarla, y los países con bajas emisiones, deberían reducir su crecimiento de emisiones antes de alcanzar su punto máximo. Sin embargo, la poca concreción de la declaración de la COP26 representa un fallo a la hora de protegerse de los efectos de la emergencia climática.

La financiación no es suficiente ni efectiva si los pueblos indígenas quedan al margen.


Actividad cultural otoñal madrileña

Libros - una buena noticia

Parece que pese a la subida de los costes, el atasco en las imprentas y los retrasos en los pedidos, la industria editorial espera cerrar 2021 con cifras muy optimistas. Por lo tanto se va a salvar la campaña de Navidad porque no va a faltar papel. El encarecimiento de los costes puede influir en los precios pero no se puede hacer ningún vaticinio ya que depende de cada editor. Más que de papel ha habido problemas de desabastecimiento de cartón. Se necesita una buena planificación anterior. La subida del precio del papel ha afectado sobre todo a los pequeños sellos más que a las grandes editoriales, Planeta y Penguin. El papel se ha encarecido hasta un 30% y eso es mucho. Al haber menos papel el tiempo de producción ha alargado. Las editoriales grandes pueden comprar todo el papel. Así los libros son más caros ahora sobre todo si no se quiere subir el precio al lector. ¿Es un fenómeno coyuntural? Esa es la cuestión. Pero no se puede quedar solo en el “cortoplacismo navideño” porque la cuestión ecológica, estructural, es muy importante ya que cada vez hay menos materia prima y cada vez es más caro editar por lo que tendríamos que cambiar el planteamiento. Por un lado, habría que editar menos libros sobre todo los innecesarios porque hay también muchas devoluciones. Por otro, subir el índice de lectura que aquí aún es muy bajo si lo comparamos con países como Francia o Alemania. En relación con esto, sería fundamental a nivel institucional que las fuerzas políticas de este país alcanzasen el ansiado Pacto por la Lectura.


Libros - Obras

- Zadie Smith, Con total libertad, traducción del inglés de Eugenia Vázquez Nacarino, Salamandra, Barcelona, 2021. Zadie Smith (Londres, 1975) cursó Filología Inglesa en la Universidad de Cambridge y es profesora de narrativa en la Universidad de Nueva York y colabora habitualmente en The New Yorker y en The New York Review of Books. En la editorial Salamandra ha publicado sus novelas Dientes blancos, El cazador de autógrafos, Sobre la belleza, NW London y Tiempos de Swing, los libros de ensayos Contemplaciones y Cambiar de ideas, y la recopilación de relatos El libro de los otros. Este libro que reseño es también una colección de ensayos muy brillante y muy combativa pues la autora nos llama a seguir luchando por la libertad en un contexto cada vez más contradictorio y más complejo. Si en Contemplaciones (2020), también en Salamandra, reunía ensayos de los primeros meses del periodo del confinamiento, aquí reúne una antología de varios de sus escritos más conocidos sobre la cultura, la libertad artística, la política y otros de actualidad, a los que se acerca con gran cultura e inteligencia. Si la celebrada autora de Dientes blancos (2000) nos ofrecía en su anterior libro un ejercicio de divagación por escrito que exploraba la dimensión moral que encerraba esta crisis, ahora nos ofrece una heteróclita mezcla de ensayos en los que no cesa de hacerse preguntas y dar explicaciones. En el Prólogo ya hace una aclaración: “me hago cargo de que mi visión del ser humano, un tanto ambivalente, está completamente desfasada”. Estos artículos de la época de Obama son “el producto de un mundo que ya pertenece al pasado”.

- George Steiner, Un lector, Siruela, Madrid, 2021. Este libro de Georg Steiner (París 1929, Cambridge 2020) es una magnífica antología de textos ya publicados en diferentes volúmenes que fueron seleccionados por él mismo. No estamos ante una obra póstuma sino que ya fue publicada en el año 1984. Corresponde, pues, esta obra a sus inquietudes de la primera parte de su vida y de su obra, por lo demás muy copiosa y con temas recurrentes. En la Introducción señala, en relación a volver sobre su obra para hacer una selección, que “esa mejora y puesta al día sería, sin embargo, no solo claramente deshonesta; me temo que podría resultar contraproducente”. Así que corrigió erratas y errores pero el resto de “fallos” asumidos por él mismo, permanecieron. Como escribir sobre los grandes escritores rusos, Tolstói o Dostoievski, sin conocer su lengua. O meterse en la teología sin estar preparado. O ser soberbio. Afronta desde el arte la inhumanidad y el terror político de nuestro siglo con los campos de la muerte, la tortura totalitaria y “la gran mentira” en el corazón mismo de la cultura occidental. La educación y la cultura no fueron, pues, capaces de pacificar al ser humano. Pero una de sus mentiras es considerarse superviviente del Holocausto cuando en verdad no se enteró de nada en su vida acomodada. También se equivoca, y él lo confiesa, al acusar al idioma alemán como el mayor instrumento del nazismo. Al volver la vista atrás siente tristeza pero tiene una idea clara de las ocasiones perdidas.

- Manuel Hidalgo, Berlanga y Fernández Gómez en diálogo, AC/E, 2021. Manuel Hidalgo (Pamplona, 1953) es escritor, periodista cultural y de opinión, crítico y guionista de cine. En 1981 publicó Fernando Fernán Gómez (Festival de cine iberoamericano de Huelva) y El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga (Anagrama), coescrito con Juan Hernández Les, libro reeditado en 2020 por Alianza en versión muy ampliada. También ha publicado libros sobre Carlos Saura, Paco Rabal y Luis Buñuel (El banquete de los genios, Península, 2013). Ha escrito también, entre otros, los guiones de El portero (2000, nominado al Goya al Mejor Guión adaptado), Nubes de verano (2004) y Mujeres en el parque (2007). Además novelas y otros libros.

Ahora, coincidiendo con el centenario de Luis García Berlanga (1921-2010) y Fernando Fernán Gómez (1921-2007), analiza en términos comparativos sus dos filmografías como directores ya que fueron dos directores renovadores del cine español en los años cincuenta y cultivadores de la comedia principalmente. Ambos bebieron de las mismas fuentes de la tradición cultural española -la picaresca, el sainete- y tuvieron en común la colaboración con destacadas figuras de la literatura y del cine español de la segunda mitad del siglo XX. Wenceslao F. Flórez, Jardiel Poncela, “un referente” (9), Mihura, Neville, “el gran amigo común” (8), o Azcona, “el hombre clave” (12). Estamos ante un libro ameno y con rigor histórico y cinematográfico, que va desde “El encuentro de Esa pareja feliz” (1) hasta “Las últimas películas, García Sánchez y el final” (21).

- Pedro J. Ramírez, Palabra de director, Planeta, Barcelona, 2021.

Las editoriales se están ahorrando las presentaciones de libros que, en comparación con la avalancha de libros publicados todos estos meses, son escasísimas, a no ser las que son muy mediáticas y saben que tienen tirón como el libro de Cayetana o el de Rajoy. O este libro que reseño, el de Pedro J., que se subtitula “Las memorias del periodista que nunca ha temido a la verdad”. El de un importante periodista que ha tenido un papel privilegiado en la vida política y periodística española. “He escrito Palabra de director porque había cosas que solo podía contarlas yo. Soy consciente de que habrá a quienes no le guste, pero mi único ajuste de cuentas va a ser la verdad”. Siguiendo el modelo de Ben Bradlee, el mítico director del Washington Post: “Me advirtió de que la misión del director era ser prudente y no tratar de rentabilizar una historia cogida por los pelos, dañando la credibilidad del periódico”. Pero no parece seguir su consejo sobre todo en relación a las “dudas razonables” del 11-M. A pesar de formar parte del trío dominante, con Cebrián y Ansón, en la época de los grandes periódicos en la que no había redes sociales, y ser incluso el más “trasgresor” de los tres, no admite errores en su carrera. Al preguntarle sobre la responsabilidad de los medios, sobre todo en papel, en la impunidad del Emérito, y en la situación política actual, se extendió todo lo que quiso sobre lo primero. Pero tanto que se olvidó de contestar a la segunda cuestión que era la más importante. Pedro J. parecía escucharse solo a sí mismo. Nunca había asistido a una presentación tan “empática” de un autor con los periodistas asistentes, halagados desde el principio al dedicarles Pedro J. el libro que presentaba en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Y acabar incluso haciéndoles confidencias sobre una carta, una de tantas amenazas que sufrió de ETA. En el medio preguntas con poco mordiente y desde luego nada de críticas. El libro si creo que hay que leerlo para conocer mejor ese periodo.

- Roberto Calasso, El cazador celeste, traducción de Edgardo Dobry, Anagrama, 2020. Me gustaría que esta reseña fuese antes que nada un homenaje a este gran editor, una gran autoridad editorial en Europa, no solo escritor, que murió en julio de 2021 en Milán a los 80 años. Había nacido en Florencia en 1941. En diciembre de 2020, cuando El País quiso hacerle una entrevista, enfermo o desganado, quiso que fuese por cuestionario. Y quiso que versase sobre su último libro editado en aquel momento por la editorial Anagrama, precisamente El cazador celeste, un viaje hacia la noche de los tiempos. En febrero de 2021 Anagrama publicaría su último libro, Cómo ordenar una biblioteca. El cazador celeste, a medio camino entre la narración y el ensayo, es una suma de lo que fueron sus libros anteriores, aquellos en los que indagaba en los viejos mitos y buceaba en el origen de los hombres. Estos libros, que pueden leerse de manera independiente, y que a la vez conforman una unidad de pensamiento y de visión, constituyen una de las obras literarias más importantes de nuestro tiempo. En ellos hay “imágenes que aparecen y desaparecen desde el principio. Son sincrónicas. Deberían concatenarse entre ellas. Cada una implica a las demás”, contestaba en la entrevista. Según Herralde, “se trata de la única persona, que yo sepa, que simultanea una carrera de escritor y una carrera de editor a altísimo nivel”. El alma de Adelphi, una editorial central en el ámbito de la cultura y de la literatura de nuestro tiempo. Calasso fue radical como editor y como editor, buscando siempre la “precisión” literaria, siendo riguroso y, al mismo tiempo, ameno. Como ensayista llevó el género a unas altas cotas de erudición y profundidad, tomando como modelo intelectual a George Steiner. Con El Cazador celeste continúa su particular investigación histórica. “Sus obras están destinadas a no morir” (Leonardo Sciascia).


Arte

El sector atraviesa un momento decisivo para dejar atrás la sacudida del coronavirus y el riesgo de una precarización sin precedentes. La solución pasa por sentar las bases de una nueva relación con el público (Nuria Enguita)



Desde la APERTURA de las galerías de arte madrileñas en septiembre se han sucedido importantes exposiciones tanto a nivel público como privado en Madrid. La Apertura cada vez ha cogido más fuerza y se presenta de año a año más coordinada en todos los sentidos. Desde luego favorece las visitas a las galerías de arte ya que se crean circuitos y es el periodo en el que hay más visitas. Luego los visitantes descienden y las galerías languidecen a lo largo del año, sobre todo en este periodo presidido por el virus. ¿Cómo pensar un lugar desde el arte, en un mundo atravesado por la pandemia? ¿Cómo recuperar la proximidad en tiempos de virtualidad y distancia social? Son preguntas que se hacía la historiadora del arte Nuria Enguita, que es directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Parte de que “el arte tiene que ocupar un lugar central en la recuperación de una vida pública y común, trabajando con las instituciones”. Plantea pensar el museo como archivo abierto, trabajando más con procesos que con productos, viendo el arte como actividad y no como mera mercancía. Dado el riesgo de una precarización sin precedentes solo queda “sentar las bases de una nueva relación con el público”. Y esto también, pienso yo, tiene que ver también con las galerías de arte porque esa precarización sin precedentes no tiene que ver solo con la pandemia y con este desgraciado momento que vivimos. Es también producto de una tremenda situación cultural. Las instituciones tienen que ayudar a la Cultura.

En general, cuando uno, casi en solitario, visitas las galerías de Madrid, no es que los galeristas se quejen directamente de la situación, pero en una conversación tranquila con ellos sale pronto el tema. Se sienten muy solos durante muchos días a la semana porque no entra casi nadie a las salas y abren los locales para nada. Esto en lo que se refiere a los posibles visitantes pero los coleccionistas ni aparecen por ellas y el único contacto es llamar a los conocidos por teléfono o en las ferias, que se han convertido en lugar exclusivo de compra. ¿Tendría que haber también un replanteamiento de la actividad galerística en relación con el público? ¿Tendrían que hacerse al menos tres “Aperturas” al año ya que es algo que está claro que, quizá porque se crean circuitos de visitas, atrae gente a las galerías? El año pasado se montó en CentroCentro una exposición con las “diez mejores citas de las galerías madrileñas en 2020”. El crítico de arte del ABC Cultural Francisco Carpio criticaba la forma de hacer ese mecenazgo municipal que poco ayudaba al mundo galerístico madrileño, y que faltaba debate y espíritu crítico en el sector y poca solidaridad entre galerías. Criticaba, además, el montaje del espacio expositivo y el jurado seleccionador, curiosamente solo formado por mujeres. El debate desde luego está abierto. Los mismos galeristas lo debían abrir y no esperar con los brazos cruzados. Las instituciones debían prestar oído para ver como pueden ayudar al mundo del arte. Parece que en relación con la pandemia tanto el Ministerio como el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid dedicaron partidas a la compra de obra.

Exposiciones

- En el Museo ICO se ha presentado hasta el 16 de enero de 2022 una magnífica exposición, lacaton&vassal, basada en tres conceptos eje: “Espacio libre”, “Transformación” y “Habiter”. “Nunca demoler, eliminar o sustituir, siempre añadir, transformar y reutilizar” es la máxima que condensa su filosofía arquitectónica y la base desde la que surgen los tres conceptos anteriores en torno a los que gira la exposición. Una arquitectura, pues, preocupada, desde 1987, en lograr un equilibrio entre lo social, lo económico y lo medio-ambiental, siempre en busca de la “sostenibilidad”. Lacaton y Vassal, con su posicionamiento ético-político, con sensibilidad y responsabilidad, retaron, además, a la burocracia arquitectónica haciendo hablar a la gente (esto se puede apreciar en los estupendos videos de la exposición). El montaje de la muestra y el diseño del catálogo (Puente Editores) son un reflejo de la sobriedad y la economía de medios que defienden estos arquitectos. Con el premio Pritzker se hizo justicia a su trabajo y a su humildad (con la Memoria siempre publican el coste de los inmuebles). “Mejorar la calidad de los espacios que habitamos no supone encarecer su construcción”, defienden. Una magnífica alternativa la de esta pareja de visionarios a los arquitectos “estrella” y a las ideas preconcebidas que siempre ponen en duda partiendo de lo que hay. No acabar un edificio, desnudarlo.

-En la sala Picasso del Círculo de Bellas Artes se ha presentado hasta el 21 de noviembre de 2021 la magnífica exposición, Crueldad, del reconocido fotógrafo Chema Madoz (Madrid, 63 años). Su consagración fotográfica fue en 1999 con una gran retrospectiva en el Museo Reina Sofía, la primera que este centro dedicó a un fotógrafo español vivo, con 150 imágenes. Luego vino el Premio Nacional de Fotografía en el año 2000. Siguieron importantes exposiciones en la Fundación Telefónica en 2006 y la de la sala Alcalá 31 en 2015. En el 2019 se le concedió la medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes. El nexo común de las 73 obras en blanco y negro exhibidas en ese espacio es la crueldad con lo que se muestra su lado más oscuro, el más inhóspito, el más inquietante, a través de metáforas muy punzantes. El artista, que se mueve siempre en el mismo ámbito, prescinde de cartelas o títulos para no condicionar al espectador. El artista y los comisarios, Juan Barja y Patxi Lanceros, empezaron a trabajar hace años con unas 1200 imágenes de toda su obra en un proyecto que la pandemia retrasó. Pero no se trata de una retrospectiva, ni repite la temática de la Naturaleza de la muestra del Botánico (2019), comisariada por Oliva María Rubio. Esta exposición del CBA se complementa con un estupendo catálogo en el que han colaborado La Fábrica y el Círculo de Bellas Artes.

-En la Sala Canal de Isabel II se presenta hasta el 22 de enero de 2022 una exposición, Alfonso Cuidado con la memoria, del gran fotógrafo Alfonso (Alfonso Sánchez Portela, Madrid 1902-1960), comisariada por Chema Conesa y Ana Berruguete. La memoria gráfica de muchos españoles está poblada por las imágenes históricas de este fotógrafo, la firma que cubrió para la prensa los acontecimientos más importantes de la primera mitad del siglo XX. Fue el más importante de una saga de fotógrafos, que comenzó con el patriarca Alfonso Sánchez García (Ciudad Real, 1880-Madrid 1853), y por sus hijos Luis, José y, sobre todo, Alfonsito, el más dotado de talento que llevaría a cabo un impresionante reportaje de la Guerra de Marruecos (muy conocido su retrato del jefe rifeño Abd-el Krim el Jatabi), y de otras instantáneas de la guerra civil dentro del bando republicano. El franquismo no fue muy generoso con los miembros de la familia, todos depurados tras la Guerra Civil y a los que se retiraría el carnet de periodista hasta el año 1952. La muestra, en colaboración de la Comunidad de Madrid con PHotoEspaña 21, se compone de una completa selección de 144 fotografías, junto a un variado conjunto de documentos inéditos y copias “vintage”, pertenecientes a dos colecciones privadas, así como al Archivo General de la Administración, que posee la titularidad del fondo fotográfico de Alfonso. Se complementa con un cuidado catálogo.

-En la Sala Alcalá 31, la artista peruana Sandra Gamarra Heshiki (Lima, 1972), una de las artistas más interesantes de su generación y con uno de los trabajos más coherentes, ha presentado hasta el 16 de enero de 2022 su mayor exposición en Madrid, Buen gobierno, en torno a la violencia colonial, también visual, instalada en la historia. Hija de padre mestizo peruano y madre japonesa, se crió en Lima bajo la etiqueta nikkei, que designa a los emigrantes llegados de Japón. Siempre se ha sentido parte de una tradición que se remonta a la pintura virreinal pero también como estrategia de representación, donde copia, falso y mestizo se confunden. La muestra, comisariada por Agustín Pérez Rubio, funciona como una gran sala de espejos donde las obras devuelven una imagen bastante incómoda de lo que entendemos por “universal”. La artista subvierte, simulando un museo de historia, la idea de “verdad” mostrando otras versiones de relatos, historias e imágenes, y las violencias coloniales y prejuicios raciales y de género. Como una crítica institucional desde la perspectiva poscolonial por las políticas del olvido que mantienen los museos. También se propone revisar las ideas de progreso y modernidad de Occidente que no tienen, a su manera de ver, mucho sentido. Creo que debe hacerse una lectura previa de las cartelas informativas sin la cual muchos visitantes pueden sentirse desconcertados. La exposición se complementa con un buen catálogo.

- En la Biblioteca nacional se pudo ver, desde el 9 de junio hasta el 26 de septiembre, una importante exposición, Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad, dedicada, a mostrar todas las caras de esta enorme escritora que ha tardado un siglo en ser puesta en su lugar. Ahora se puede ver hasta el 16 de enero de 2022 la interesante exposición Dibujos españoles e italianos del siglo XVI en la Biblioteca Nacional de España, una colección de las más desconocidas de la BNE. Esta era, pues, una de las tareas que quedaba por acometer. Por ello, la BNE apoyó el proyecto del análisis exhaustivo de esta colección por parte de un equipo de especialistas, coordinado por los investigadores Benito Navarrete Prieto y Gonzalo Redín Michaus, fruto de un convenio entre nuestra institución y la Universidad de Alcalá. Y fruto de este proyecto es también el impresionante catálogo razonado que acompaña la muestra: De la “oscura clandestinidad” al conocimiento global: el dibujo español e italiano en España desde los años veinte hasta los años ochenta del siglo XX, sintetiza en su texto del catálogo Marzia Faietti. La selección incluye dibujos conocidos e inéditos descubiertos durante la investigación realizada que supone una contribución fundamental para mejorar el conocimiento y la difusión de esta singular colección de dibujos del siglo XVI., puesto que, además de restaurarlos y digitalizarlos, se van a incorporar as la catalogación todas las contribuciones de los investigadores. Además se ha complementado el proyecto con un Congreso Internacional.


Teatro
- en recuerdo de Alfonso Sastre

A los 95 años, en su casa de Hondarribia, ciudad vasca en la que vivía desde hace décadas, ha fallecido el importante dramaturgo madrileño Alfonso Sastre, máximo representante del realismo de posguerra. Sastre está considerado unos de los grandes autores de la posguerra española y la segunda mitad del siglo XX, junto con Antonio Buero Vallejo, Francisco Nieva, Max Aub y Fernando Arrabal. Había nacido en 1926 en una familia humilde, hijo de un actor de teatro, y había sufrido en Madrid los bombardeos y el hambre. Quizá eso contribuyó a su clara militancia política como un compromiso ético y estético que plasmó en sus numerosas obras teatrales, sus ensayos y su poesía. Por lo cual fue perseguido y encarcelado durante el franquismo contra el que luchó abiertamente desde el Partido Comunista. En 1945 fundó el efímero grupo Arte Nuevo con un grupo de dramaturgos españoles realistas también víctimas de la dictadura franquista. Durante el franquismo protagonizó un sonado debate intelectual, una interesante polémica, con Buero Vallejo en las páginas de la revista “Primer Acto” sobre el “posibilismo en el teatro”. Por desgracia, hoy no se dan debates de ese nivel. Sus propósitos rupturistas eran no solo de fondo sino también de forma al criticar las conchas de los apuntadores en los escenarios (hoy ya no existen) y rechazar la división tradicional de las obras en tres actos.

Al terminar sus estudios de Filosofía y letras había estrenado su primera obra, Escuadra hacia la muerte, con cierto éxito. Su teatro crítico siguió con La mordaza, una crítica encubierta a la dictadura, Tierra roja y La sangre de Dios. Curiosamente, tanto durante el franquismo como tras la llegada de la democracia. Curiosamente, fue apoyado por directores considerados de derechas, como Gustavo Pérez Puig y Juan Carlos Pérez de la Fuente. En los años sesenta Sastre inicia lo que denominaba Teatro Penúltimo, un ciclo de títulos entre los que destaca La taberna fantástica (1966), uno de sus textos más conocidos pero que no fue representado hasta el año 1985. Fue Premio Nacional de Teatro por esa obra, cuyo montaje dirigido por Gerardo Malla y protagonizado por Rafael Álvarez El Brujo obtuvo un sonoro éxito. Malla también dirigió su reposición por el CDN en 2008. Recibió el de Literatura Dramática en 1993 por Jenofa Juncal y en 2003 el Premio Max de Honor por su contribución a la creación teatral. Finalmente, la SGAE, que aprobó otorgarle su Medalla de Honor, le entregó esta distinción a título póstumo el 4 de octubre.




Obras de teatro

- El Teatro María Guerrero abrió su temporada con un montaje sobre la tragedia medioambiental del “Prestige”, N.E.V.E.R.M.O.R.E, del grupo gallego Chévere, Premio Nacional de Teatro en 2014. Todo un espectáculo de memoria colectiva, el primer gran proyecto teatral por cierto el desastre ecológico que asoló las costas gallegas en 2002. Un paso más de este ya reconocido grupo teatral, un referente del teatro documental en España, en este caso utilizando el teatro como “caja negra”, después de Eroski Paraíso y Curva España. Con Xesús Xron (Vigo, 1965) como autor y director, esta compañía con el virus encima ha vuelto al trauma: con el Prestige y con la Covid “aprendimos que mejor que enrocarnos en nuestros prejuicios ideológicos, tan viscerales, más nos vale colaborar y remar todos juntos” (Xron a “El Cultural”). Con gran lucidez, han conectado ambas catástrofes, no solo conceptualmente sino sobre todo emocionalmente: los trajes que sobraron del Prestige fueron reutilizados en algunos hospitales de Galicia al comienzo de la pandemia y, durante un minuto, nos invitan a oír el silencio del mar que nos trae al silencio del confinamiento. Del pasado se vuelve al presente merced a una dinámica de recursos visuales y sonoros que se suceden a lo largo de la obra dividida en dos partes. En la primera, los seis estupendos actores se desdoblan en distintos personajes y hacen también de sí mismos, para reproducir testimonios de vecinos, voluntarios de limpieza de las playas, marineros o militantes de “Nunca Máis”. En la segunda parte, en tono de farsa política, se reproducen las grabaciones de las conversaciones entre el capitán del barco hundido, las autoridades portuarias, los agentes de rescate marítimo y los políticos implicados en la gestión del vertido. Chévere no cae nunca en el panfleto, aunque, a veces, el espectáculo se vuelva moroso.

-En el Teatro Fernán Gómez se ha montado desde el 4 hasta el 28 de noviembre Tu mano en la mía, dirigida por el ya reconocido director Santiago Sánchez. Ha sido una pena que el abarrotamiento, siempre es de agradecer que la gente vaya al teatro, de la sala grande del espacio con una obra muy digna como Los Pazos de Ulloa, sobre la conocida novela de Emilia Pardo Bazán, y dirigida por la siempre solvente Helena Pimenta, haya “eclipsado” algo esta otra obra de la sala pequeña. ¡Enhorabuena también para el buen montaje de Helena Pimenta! Estoy, además, casi seguro que la mayor parte de los modernos/as que han inundado el Festival de Otoño para ver las obras de los grandes nombres del teatro/danza de moda ni siquiera se han enterado del paso de esta importantísima obra por Madrid. A ello sin duda también ha contribuido también la mala programación del Festival que ha amontonado y superpuesto las obras. Pues bien: esta pieza de Carol Rocamora, una de las grandes especialistas internacionales en la obra de Chéjov, es una de las mejores cosas que han pasado por el Foro en este otoño. Esta comedia, que rememora el amor de Chéjov y Olga Knipper a través de sus 800 cartas seleccionadas por la autora, ya la montó el gran Peter Brook en 2003. “La historia que sale de las cartas, trágica y cómica, es como el argumento de una nueva obra de Chéjov”, dijo de esta obra Brook. Y lo mejor que se puede decir de ella es que es puro Chéjov, o sea que es como si fuese una obra del escritor ruso. “Una obra que parece salida de la mano del gran autor ruso y encarnada por la primera actriz del Teatro del Arte de Moscú”, aclara Santiago Sánchez. Hay que señalar, además, que fue muy interesante el encuentro previo al que asistimos antes de la representación pues tuvimos la suerte de escuchar y hablar con la autora a través de videoconferencia. Buen trabajo interpretativo de Rebeca Valls y José Manuel Casany y magnífica y ágil dirección de Santiago Sánchez.

- También, por desgracia, está pasando bastante desapercibido lo que sucede en las salas alternativas como Lagrada que luchan tenazmente por sobrevivir. Esta sala necesita más difusión aunque creo que ya la están llevando a cabo y una mayor iluminación en todos los sentidos. Miguel Torres sigue buscando y enfrentando retos enormes como el último con la nueva y difícil versión teatral de la obra original, El Malentendido, del Premio Nobel de Literatura, Albert Camus, que lleva a cabo con su equipo del 22 de octubre al 14 de noviembre. Gracias al trabajo laborioso de la revista Godot, que pelea desde hace tiempo por estas salas a veces olvidadas, ocuparon portada en su número de noviembre. Curiosamente, en la otra cara estaba Santiago Sánchez, sonriente como siempre, y sus dos actores. La foto no favorece desde luego a la compañía de Miguel Torres. Mejor está el folleto publicitario de la obra con ese rojo intenso. Merece la pena leer las entrevistas a los dos directores, Miguel Torres y Santiago Sánchez, de ese número. Por Lagrada también pasó este otoño la veterana compañía Hongaresa con la obra Premio Marqués de Bradomín 96, Umbral, de Paco Zarzoso, y dirigida por Markus Spröstom, e interpretada por Lola López y Paco Zarzoso. Una magnífica recuperación, y un buen contraste con la obra anterior de Camus por el humor que destila esta obra.

- En el Teatro de la Abadía se han sucedido los montajes propios, además de haber, como otros años, participado también en el Festival de Otoño. Sin embargo, esta ha sido la primera colaboración de este espacio con “La Joven”. Desde el 27 de octubre al 14 de noviembre estuvo esta compañía, dirigida por José Luis Arellano, con el texto Para acabar con Hedí Bellegueule, una adaptación de Pamela Carter de la novela del joven escritor francés Édouard Louis. Todo un homenaje a Gerardo Vera, uno de los “padrinos” de la compañía, quién leyó la obra y quería dirigirla pero por su muerte hace un año no pudo hacerlo. Una obra de brutal sinceridad, expresada con una violencia física y verbal que no da respiro al espectador, en la resuenan ecos de Genet y Koltés. Con un montaje muy dinámico impregnado de didactismo está dirigida sobre todo a los adolescentes lo que puede hacer que a los adultos no les impacte tanto. Está muy bien que a Eddy lo interpreten dos actores (Raúl Pulido y Julio Montañana) que hacen muy bien sus papeles. Lo maravilloso de esta compañía es que, además de sus buenos trabajos, lleva a la gente joven al teatro y logra llenar las salas como ahora.

También en este teatro, del 18 al 28 de noviembre, se presentó A vueltas con Lorca, una dramaturgia con dirección de Emi Ekai, y con texto de Emi Ekai y Carmelo Gómez, a partir de Lorca, Cervantes y Lope de Vega. Se desarrolla en un espacio en el que se ven cuatro o cinco objetos, como “si el escenario fuese un desván”, aclara Carmelo Gómez. En ese desván que rememora al de Lorca y su hermano, Carmelo va desgranando los poemas que ha seleccionado para la ocasión, acompañado por un buen pianista como Mikhail Studonov. Toda una delicada fiesta poética la que lleva a cabo este gran actor. Un humilde actor con nariz de payaso que recibe al público ya a la entrada de la sala.

- Tenemos que recordar, antes de que acabe el año 2021, que este año se ha celebrado el centenario de Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851-Madrid, 1921), con muchos actos conmemorativos de esta gran escritora, tanto en Galicia como en Madrid, ciudad de la que fue gran cronista. Además de su obra más conocida, Los pazos de Ulloa, que he citado y alabado antes, hemos podido ver en Los teatros del Canal (hasta el 19 de diciembre) una obra mucho menos conocida, La gota de sangre. Ha tenido que ser el ya conocido director Carlos Pérez de la Fuente, siempre muy atento a nuestros clásicos, el que la haya recuperado para el teatro. El año pasado ya le rindió homenaje a Benito Pérez Galdós en su centenario. Ahora recupera esta novela muy corta, una faceta mucho menos conocida de la escritora gallega, que es una historia detectivesca de 1911, la primera novela policial en castellano. En esta simpática parodia de toda la literatura detectivesca crea incluso un detective, Ignacio Selva. Estamos, pues, ante una novedosa aproximación literaria y sicológica de la autora al género en la que se ríe incluso de su obsesivo personaje. La obra ha sido bien adaptada por Ignacio García May para un escenario sencillo pero eficaz de Pérez de la Fuente. Además funciona muy bien la agradable iluminación de José Manuel Guerra y el eficaz vestuario de Almudena Rodríguez Huerta junto con el sonoro de Tuti Fernández. Y sobre todo hay que destacar el gran trabajo interpretativo de Gary Piquer, en una faceta nueva para él, y el enorme trabajo actoral de Roser Pujol dando vida a múltiples personajes. El fondo argumental no va muy lejos, para los más críticos puede ser incluso insustancial, pero es una obra muy entretenida en la que el público se lo pasa muy bien.

- En la sala Max Aub de las NAVES DEL ESPAÑOL en MATADERO se presenta hasta el 16 de enero una impresionante obra, La Infamia: El precio de la verdad, una obra basada en el libro Memoria de una infamia de la periodista y activista mexicana de Derechos Humanos Lydia Cacho. Esta obra ha sido adaptada al teatro por ella y por su también director José Martret, y está narrada en primera persona por su enorme actriz Marta Nieto. El director mallorquín había conocido a Lydia Cacho en la presentación de su libro Ellos hablan en Madrid, un estudio sobre el machismo y la violencia de género. La siguiente vez que se vieron le regaló su libro Memoria de una infamia, una crónica sobre el secuestro que sufrió a manos de la policía del Estado de Puebla en México. Así el proyecto de esta obra surgió tras la lectura de esas memorias. “Necesitaba darle un altavoz a esa historia y a su protagonista para demostrar que la denuncia y la lucha son necesarias”, dice Martret en Godot. Lydia aceptó su versión teatral y se implicó al cien por cien en el proyecto. Su trabajo con ella le ha hecho replantearse su compromiso social y, creo yo, lograr una clara dirección con la maravillosa actriz Marta Nieto, que está sola en escena acompañada por una cámara de una operadora. Podemos mirar a la actriz también directamente en un video, nunca mejor aprovechado que en este teatro documental. Estamos ante un soberbio montaje con una estupenda escenografía, además del vestuario, de Alesio Meloni. Muy bien iluminado por David Picazo y con el sonido de Sandra Vicente. Con muy buen diseño de videoescena de Emilio Valenzuela y estupendo trabajo en escena de Alicia Aguirre Polo, operadora de cámara. Marta Nieto estará en las funciones hasta el 2 de enero y en la función del 15 de enero. La sustituirá la actriz Marina Salas en las funciones del 4 al 16 de enero (excepto el 15). ¡Esta obra es una de las más importantes de la cartelera madrileña y no hay que perdérsela!


Música - ¿por fin conciertos sin restricciones?

Por fin, aunque la cosa no esté clara por la amenaza de la “sexta ola”, se ha vuelto a los grandes conciertos sin restricciones pero conservando la mascarilla en los espacios cerrados. Ciertamente hay que mantener una actitud prudente porque es importante que Madrid haya sido la capital no solo musical sino cultural de Europa, pero no se pueden correr riesgos innecesarios en lo que se refiere a la permisividad con el virus. Un virus que está mutando continuamente: delta, delta plus, ómicron,..y los que vendrán. La OMS ya está alertando de una acelerada epidemia de contagios por toda Europa cuando aún quedan muchos países en Europa y fuera de ella con una vacunación muy baja. Recomiendo leer, entre otros artículos, “Una estrategia integral para frenar la pandemia” (Daniel López Acuña, EL PAÍS, 15/12/21). Porque la incidencia sigue subiendo y ahora vienen las fiestas de Navidad. Por ello, un crítico ya alertaba hace tiempo de caer en el peligro de un “botellón cultural”. Ha habido espectáculos de larga duración que son muy arriesgados o incluso conciertos de dos horas sin descanso. Estamos viendo con bastante frecuencia que ya no se mantienen las distancias adecuadas en sitios con poca ventilación. No debemos olvidar tan rápidamente lo que hemos sufrido y las muertes que ha habido. El mundo cultural tiene que ser responsable y cortar situaciones que a medida que pasan los días se van complicando. Por otra parte, todos hemos estado muy contentos de poder asistir de nuevo a la música en directo y a los estupendos conciertos que se hacen en Madrid con nivel internacional.

Felices de que los grandes Ciclos se hayan mantenido, y de que Ibermúsica, a pesar de todas las dificultades, haya logrado salir a flote por su cuenta y riesgo. Felicísimos de que la ORCAM pudiese, en su concierto del 4 de noviembre, cuando el anunciado maestro inglés Richard Egarr cayó enfermo, contar con su titular, Marzena Diakun, en el podio del Auditorio, y, sobre todo con la gran Elisabeth Leonskaja al piano, junto con la animosa Alba Ventura. Para tocar tres obras muy infrecuentes en la programación de aquí como son la Sinfonía nº 31 “París” y el Concierto para dos pianos y orquesta nº 10 de Mozart; y la Sinfonía nº 93 de Haydn. Contentísimos de volver escuchar, el 12 de diciembre, a la enorme ElisabethLeonskaja al piano con su trío (Liza Ferschtman, violín, e István Várdai, violonchello), en el Círculo de Cámara 2021/22, que se sigue manteniendo en el Circulo de Bellas Artes. El trío tocó maravillosamente los Tríos nº 1 y nº 2 de Franz Schubert. Hemos vuelto así a los grandes Ciclos del Auditorio (Ibermúsica, La Filarmónica, Scherzo) y el público lo ha agradecido con su amplia participación en los conciertos. Pero parece que no hemos mejorado en los malos hábitos de seguir cortando los movimientos con aplausos fuera de tiempo o pidiendo propinas sin pudor. O tosiendo cuando no se debe. También siguen los móviles interrumpiendo la música. Otra cosa que se debería mejorar, y esto ya no depende de los espectadores sino de la Organización son las largas colas que se han formado en algunos conciertos, incluso bajo la lluvia. Todo esto se puede y se debe mejorar.



Ciclos

El ciclo de La Filarmónica, en su décimo aniversario, nos trajo, el miércoles 17 de noviembre, el Cosmos Quartet, y la conocida pianista Varvara Nepomnyashchaya. En la primera parte, tocaron la bella y melancólica pieza la Chacona en sol mayor HWV 435 de Georg Friedrich Händel (1685-1759). Esta pianista tiene una forma muy particular de tocar que algunos critican por adaptar las piezas clásicas de una época en que no había aún pianos a su particular manera pianística pero que otros técnicamente alaban. Luego, tocó la Sonata en sol mayor Hob XVI: 40 de Joseph Haydn (1732-1809), con un final rápido. Por último, el Cuarteto núm.1 en re menor de Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826), un músico precoz que murió con 19 años. En la segunda parte, después de un entreacto de 20 minutos, tocaron el plato fuerte, el Quinteto con piano, en sol menor, op 57 de Dimitri Shostakovich (1906-1975). Comenzaron el violín y chelo sin piano que, luego, se añade con viola y, a continuación, se sumaron todos. Hubo un excelente equilibrio entre los instrumentistas, aunque Varvara destacó un poco más, y ya en el Scherzo se pudo disfrutar del quinteto equilibrado. Este tercer movimiento aún funcionó mejor en la propina que nos concedieron, incluso funcionó mejor como Final que el propio Finale:Allegretto del quinteto. Fue el broche de un concierto por otra parte irregular y que se podía desde luego haber mejorado. El Cosmos destacó por los Soli, sobre todo el primer violín, Helena Satué.

El ciclo de Ibermúsica, que celebra sus 50 años, nos trajo, en su serie Arriaga, la muy conocida orquesta Staatskapelle Berlin, dirigida por su Director Titular, el gran Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942). Después de treinta años se puede decir que esta orquesta es una creación personal suya. El año 2000 los músicos le nombraron director vitalicio. Esta es una de las orquestas más antiguas del mundo ya que fue constituida como Orquesta de la Corte en 1570. Esta vez la ha dirigido muy enérgico, con batuta corta y con la mano, y sin partitura. En la primera parte, tocaron la Sinfonía núm. 8 en si menor, D. 759 “Inacabada” de F. Shubert (1797-1828). Una pieza que encierra una enigmática perfección, a pesar de su apariencia incompleta, y una de sus peculiaridades a destacar es su tonalidad nunca usada antes en una obra sinfónica, pero muy acorde con el espíritu vital del compositor y con la atmósfera de misterio y temor, de angustia vital, que destila la pieza. La dirigió con contención e intensidad, con gestos parcos y esenciales, primando un lirismo que moderaba su dramatismo. En la segunda parte, tocaron la Sinfonía núm. 3 en mi bemol mayor, op.55 “Heroica” de L. van Beethoven (1770-1827). Una obra muy representativa del genio de Bonn, que sin perder las raíces clásicas que le unen a Haydn y Mozart, llevó el género sinfónico a la cumbre, pero que no fue bien recibida por parte de la crítica de su tiempo. (“pesada, interminable y deshilvanada”). El director no logró tanta cohesión y densidad como en la primera al principio pero, a partir de la marcha fúnebre, portentosa ejecución. El óboe solista, Cristina Gómez, una maravilla. Gran ovación final. No se necesitaban propinas.

También en el Ciclo de Ibermúsica, en su serie Barbieri, pudimos oír, e1 de diciembre, a la Rundfunk-Sinfonieorchester Berlin, dirigida por su director titular y artístico, en su quinta temporada, Vladimir Jurowski. Resulta curioso que esta orquesta no haya estado en este ciclo antes, aunque desde luego no sea equiparable a las grandes orquestas. En la primera parte tocaron Don Giovanni, obertura de W. A. Mozart (1756-1791), con una lectura alegre, impetuosa y cortante; y, luego, el Concierto para violín en re mayor, op. 77 de J. Brahms (1833-1897), con el gran solista de origen griego Leónidas Kavakos, que sonó grande en todo momento, con una excelencia técnica fuera de serie y una perfecta afinación y hermoso sonido de su violín Stradivarius”Willemotte” de 1734. Su dominio volvió a dejarlo claro en su propina bachiana. Se puede decir que Jurowski le dejó la batuta a él en la práctica. En la segunda parte, tocaron la Sinfonía nº 9 en do mayor, D. 944 “La grande” de F. Shubert (1797-1828), una sinfonía más clásica que romántica de gran complejidad, larga y de difícil concentración. En el segundo movimiento no logró mantener la tensión dramática que requería la pieza que se hizo eterna a pesar de la bondad del óboe. En el tercer movimiento la orquesta volvió a recuperar la viveza en la evocación de la alegría lejana, y en el cuarto la grandeza, en la aceptación del desorden. Un gran éxito ante un auditorio lleno que les dedicó una gran ovación final.

En el ciclo Scherzo de grandes intérpretes 2021 pude escuchar el 10 de noviembre en la Sala Sinfónica al estupendo pianista coreano Seong-Jin Cho (Seúl, 1994), residente en Berlín, quién ya había llamado la atención en 2015 cuando ganó el Primer Premio en el Concurso Internacional Chopin de Varsovia. Con su gran talento y una musicalidad que le sale del alma es considerado uno de los artistas más destacados de su generación. Un genio precoz que comenzó con el piano a los 6 años y dio su primer recital público a los 11 años, y que, hoy, tiene toda una gran carrera por delante ya que ha tocado con las mejores orquestas del mundo. Ha realizado también grabaciones con las mejores discográficas. En su concierto de Madrid tocó, en la primera parte, la Sonata para piano I. X.1950, una pieza muy emotiva que recuerda un suceso trágico, de Leos Janácek (1854-1928). Su tercer movimiento nunca llegó a escucharse y era como una especie de marcha fúnebre. La interpretó con una gran técnica y con mucho sentimiento. Luego, tocó muy bien la misteriosa y mágica pieza, muy difícil de interpretar, Gaspard de la nuit de Maurice Ravel (1875-1937). En la segunda parte, después de una pausa técnica de 10 minutos, nos deleitó con los 4 Scherzi de Frédéric Chopin (1810-1849), máximos exponentes del Romanticismo pianístico, y que están, como obra autónoma, desligados de la sonata o la sinfonía.