El error cometido en los años 30 en
Europa, permitiendo que fascistas y nazis fuesen
tratados como demócratas, trajo las dramáticas
consecuencias que todos sabemos, millones de
muertos y una dictadura de 40 años en España.
Quienes enarbolan la bandera del odio, de la
xenofobia, la misoginia y la homofobia deben estar
perseguidos y excluidos de los roles democráticos.
Blanquear y permitir, como se está haciendo,
permanentes amenazas, insuflando odio,
aprovechando la generosidad de la democracia para
romper la convivencia, es un grave error.
Cuando jueces dejaron pasar sin pena ni gloria las
amenazas de policías municipales a la entonces
alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Cuando
jueces permiten que oxidados y arcaicos militares
retirados vomiten sus miserias, manifestando su
deseo de asesinar a 26 millones de españoles
demócratas, incluidos niños. Cuando se pasa por
alto que un exlegionario fusile las fotos de
ministros. Cuando se permite que policías y
guardias civiles se cuadren ante un fascista como
Abascal, cuando todo esto sucede y nada se hace,
se está dando carta blanca a que se de lo que está
aconteciendo.
Aquellos que nos llevaron a una guerra tras un
golpe de estado, los hijos y nietos de aquellos,
hoy vuelven a romper la convivencia con la misma
intención. La democracia ha de defenderse y para
ello, en primer lugar, ha de impedir que quien la
ataca y pone en peligro la utilice con fines
espurios. En segundo lugar, sigue siendo preciso
dotarse de leyes y jueces dispuestos a aplicarlas,
para evitar la utilización del estado democrático
por agentes perversos. Y en tercer lugar, cumplir
lo que se debió hacer en el año 1978, limpiar las
fuerzas armadas y jueces de antidemócratas, que
están poniendo los mimbres para justificar lo que
ya se hizo en 1936. Por qué aquellos que
escondidos tras un uniforme o una toga, prevarican
en beneficio de sus ideologías políticas o/y
religiosas, no deben ni estar a sueldo ni ostentar
cargos que no defienden la esencia de una
democracia. Es un hecho que raya el milagro que
quienes torturaron y asesinaron en defensa de una
dictadura reconvirtieran su comportamiento de la
noche a la mañana, así como que quienes utilizaban
las leyes franquistas del TOP (Tribunal de Orden
Público) se hubieran reconvertido a la democracia
por transustanciación. Sabido es que aún en las
escuelas militares se educa bajo los mismos
criterios que se hacía bajo la dictadura.
Hacer la vista gorda ante tales infamias nos ha
llevado a que haya cloacas policiales, a que se
siga torturando en dependencias policiales, dando
trato discriminado y vejatorio, como está
constatado en las manifestaciones, tratadas de
forma muy diferente si son de trabajadores que
reivindican mejores condiciones de vida laborales
o sociales o si son organizadas por cayetanos,
falangistas y fascistas en las que miembros de las
fuerzas de seguridad confraternizan con los
manifestantes. También en muchas sentencias y
pronunciamientos judiciales, donde en ocasiones
parece que se juzga más con la biblia que con el
código civil.
Hoy, ante la pasividad de los poderes legislativo
y el judicial, han mandado balas, mañana, si no se
actúa con responsabilidad para defender el estado
de convivencia, las utilizaran como lo estuvieron
haciendo en los años 70 y 80, cuando asesinaron a
casi un millar de demócratas de manera gratuita.