Teresa Rodríguez-Rubio Vázquez Sí, se puede Revista Trasversales número 33 (segunda época) [110 serie histórica] (papel), octubre 2014-enero 2015 Teresa Rodríguez-Rubio Vázquez es eurodiputada por Podemos, activista de la Marea Verde, feminista
15 M mon amour, Podemos mi proyecto Nada se entiende en este país sin la enmienda a la totalidad que hicieron las plazas al régimen de la reforma del 78, a los partidos del régimen y también a las formas anquilosadas de hacer política de la mayor parte de la izquierda convencional. El ciclo de movilizaciones que inauguró el 15 M acabó con la desmovilización social. El 15 M dejó las calles pero su impronta anidó en las luchas que le siguieron, desde las mareas a la marcha de la dignidad del 22 M, así como en las luchas barriales o las huelgas de resistencia de las y los trabajadores de un puñado de empresas. La combinación de descontento ante una situación de degradación y emergencia social, con el aumento galopante de la desigualdad como característica estructural del neoliberalismo -o sea del capitalismo realmente existente- y del paro como resultado de la crisis pero también de la Reforma Laboral del PP, y la evidencia de los casos de corrupción en el seno de una casta de políticos profesionales al servicio de los intereses del capital, constituye la base material de la ruptura elemental pero masiva con el sistema político. Pero la gente activista del movimiento social pudo pronto comprobar los límites de la acción sin tener también una expresión política, un referente electoral. Los partidos existentes no convencían o no tenían credibilidad alguna para buena parte de los activistas. De ahí surgió la necesidad de construir Podemos como nueva fuerza superadora de los límites de los partidos de izquierda convencionales capaz a su vez de movilizar la participación activa de la militancia y de nuevos sectores del pueblo sin experiencia política anterior. El nacimiento de Podemos y su primer éxito electoral no es fruto de la mera alquimia de la comunicación política. Tiene tres "patas": la necesidad para el electorado de su aparición, la existencia de un amplio núcleo de activistas con disposición a trabajar y el liderazgo mediático de mi compañero Pablo Iglesias. Cada una por separado no habrían generado Podemos. Lo que se produce en las elecciones europeas no es un cambio en la correlación de fuerzas entre los de arriba y las gentes de abajo, que sigue siendo muy desfavorable para las clases subalternas. Lo que se produce es un movimiento sísmico en el plano de la representación política. En unas elecciones de segundo orden en la conciencia de la gente –por más que la UE es una cuestión de primer orden- y en las que los temas en debate eran fundamentalmente domésticos, aparece una nueva fuerza política que con un porcentaje de votos inferior al 8% trastoca el juego institucional. En primer lugar porque rompe con el maleficio que impedía la entrada electoral con audiencia de nuevas fuerzas políticas transformadoras en el ámbito estatal; en segundo lugar porque denuncia el régimen del 78 con claridad y plantea la necesidad de iniciar nuevos procesos constituyentes; en tercer lugar porque concita las aspiraciones, reivindicaciones e ilusiones que de forma soterrada existían en amplias capas de la población. Su mensaje central es el empoderamiento de la gente, la necesidad de construir una democracia participativa, el objetivo de poner en pie un movimiento de unidad popular. Batallas a librar en el país Hay que constatar que uno de los elementos clave de la crisis del régimen del 78 es la crisis del propio Estado de las Autonomías, puesto en evidencia en las nacionalidades históricas, particularmente en Cataluña donde una mayoría reclama su derecho a decidir. Otro elemento es la evidencia de los límites de las libertades y derechos de la Constitución de 1978 posteriormente reformada a peor: ¡artículo 135! Por tanto, el apoyo a los procesos de libre autodeterminación y la ruptura democrática están en la base de una propuesta que me es especialmente interesante: la necesidad de abrir los procesos constituyentes que restituyan la soberanía popular y abran los cauces de la participación democrática cotidiana del pueblo en los asuntos que le incumben. Y hacerlo frente a la postura inmovilista de "no tocar" el sacrosanto texto de la Constitución vigente, la de su mera reforma-parche para que todo siga igual o la maniobra del PP para impulsar una reforma en clave autoritaria, acorde con las políticas económicas y sociales neoliberales. Nuestra gente vive un momento de emergencia social mientras las rentas pasan de sus manos a las del capital, se destruyen los servicios públicos y el paro impide la condición de ciudadanía a millones de personas, especialmente entre la juventud. Nuestro país sufre una dependencia energética que le impide estabilizar su balanza comercial. Nuestras tierras y costas se degradan día a día por el modelo de actividad económica imperante. Por ello necesitamos un plan de urgencia. Valga como ejemplo, necesariamente incompleto, la siguiente propuesta en 5 puntos. Primero. Disminución de la jornada de trabajo sin disminución salarial para crear puestos de trabajo y repartir todos los trabajos, incluidos los de los cuidados y la casa. Inversión pública en los sectores de la energía, el cuidado de las personas, los servicios públicos y la investigación en sectores punta para generar nuevos puestos de trabajo. Trabajar menos, trabajar todas y todos y vivir con calidad nuestras vidas. Segundo. Derogación inmediata del actual artículo 135 de la Constitución, de la Reforma Laboral y de las leyes tributarias regresivas que deberán ser sustituidas por un sistema fiscal que aumente los ingresos públicos, grave a los ricos y los beneficios empresariales y disuada de cometer tropelías antiecológicas y que permita acabar con el fraude fiscal y el pasillo hacia los paraísos fiscales. Tercero. Impulso de un nuevo marco de convivencia política y un nuevo modelo de país en lo productivo y en la configuración del poder territorial. Por ello es urgente promover e iniciar el proceso/procesos constituyente/s a partir de las próximas confrontaciones electorales municipales y autonómicas y luego en las generales. Ese nuevo marco normativo no solo debe comportar la consolidación de la democracia participativa sino que deberá amparar los cambios materiales a realizar en la economía y la sociedad. Deberá defender el carácter inalienable comunal y público de los bienes comunes y establecer un modelo productivo y energético al servicio de las personas y en armonía con la naturaleza. Cuarto. Apuesta por el ahorro y la eficiencia energética, así como por la implantación masiva de las energías renovables distribuidas sustituyendo a las energías fósiles en el sistema eléctrico, acompañada de un nuevo modelo de transporte colectivo, público y electrificado. Ello supone un paso esencial en la lucha contra el cambio climático y la contaminación, la dependencia energética del exterior, la pobreza energética, la apropiación pública del sistema eléctrico frente al poder de los oligopolios y un avance en la democratización del conjunto del modelo energético. Quinto. Acabar con la dependencia y la amenaza de los mercados y los fondos buitres respecto a la deuda soberana y también acabar con la losa que la deuda hipotecaria supone para la mayoría social. Por ello es clave realizar una auditoría ciudadana de la deuda pública antes de seguir pagando y un drástico cambio de la Ley Hipotecaria. El objetivo es no pagar la deuda ilegítima, acabar con los abusos bancarios y reestructurar el pago de la deuda pública y privada hipotecaria. La clave para avanzar en estos campos es la autorganización social, la entrada en escena de las y los desposeídos, oprimidos y explotados: el avance en el empoderamiento popular. Nadie sobra, todos somos imprescindibles para desarrollar la acción en el plano político e institucional y en el de la movilización y la organización del movimiento social. Nadie sobra, todos somos imprescindibles para elaborar las alternativas a esta sociedad en clave de igualdad, justicia y sostenibilidad. Los retos inmediatos Si ése es el programa de urgencia, su concreción debe materializarse en cada una de las confrontaciones electorales del horizonte. Podemos debe dar respuesta a la ilusión y confianza de millones de personas que esperan que el avance electoral de mi formación permita desalojar a la casta y a sus corruptores de los ayuntamientos, primera instancia de democracia y primer nido de corrupción del país, y de las Comunidades, base del poder político de la casta. Y ello deberá hacerlo en la mayoría de los sitios con sus propias candidaturas, pues la "marca" Podemos es en sí misma un reclamo para la participación y una garantía de éxito. Y eso es lo que ocurrirá en la mayoría de las ciudades y pueblos del país. En otros, cuando existan procesos unitarios reales que superen las viejas siglas, supongan una efectiva ampliación de fuerzas y tengan una orientación claramente rupturista, si los círculos de esos territorios lo deciden, Podemos podría participar en procesos participativos y democráticos. Podemos no puede defraudar la confianza de la gente y debe basar su acción en la confianza en las gentes y el empoderamiento popular. Si no está a la altura de las circunstancias corre el riesgo de perder la credibilidad ante los próximos comicios generales. La participación electoral corre pareja del proceso de constitución de Podemos, actualmente el movimiento político electoral está discutiendo cómo organizarse. El gran reto de Podemos en ese terreno es doble: construir una organización participativa alejada de los viejos usos elitistas en la que los círculos son el epicentro de la acción política y, por otro, posibilitar la incorporación a su proyecto de decenas de miles de personas. Todo ello inscrito en un horizonte de crear y fortalecer el poder popular alternativo en lo social y en lo político frente a la oligarquía financiera, empresarial y política. Un mundo en riesgo La situación internacional atraviesa una serie de crisis en cadena inéditas especialmente graves que rompen la "pax romana" que teóricamente había tras el final de la guerra fría. Los enfrentamientos bélicos en Ucrania -que sin duda tienen una dimensión nacional- son el escenario del choque entre los planes de expansión de la influencia económica, política y militar norteamericana, la OTAN y de la UE hacia el este que han generado y tropiezan con la nueva geoestrategia del gobierno de Putin al servicio de la reconstrucción de la influencia de la gran Rusia. La evolución de la guerra en Siria e Irak, países clave en el medio Oriente supera en gravedad e importancia el eterno conflicto de Afganistán. Las primaveras árabes están estancadas y en la mayor parte han tomado una dirección contraria (Siria y Libia) cuando han comenzado a hegemonizar la oposición direcciones islamistas reaccionarias como es el caso del Estado islámico o han sido derrotadas por un golpe de estado militar bonapartista (Egipto). El África subsahariana, salvo contadas excepciones de países con grandes recursos energéticos, sigue empobreciéndose de forma dramática. Este estado de las cosas, junto a la evidente situación de persistencia de la injusticia, configura un equilibrio sumamente inestable. Acabar con la OTAN y el intervencionismo militar de las potencias, buscar la solución pacífica y política de los conflictos, luchar contra el hambre y la exclusión de países enteros es la única garantía de una verdadera paz. Desde la cumbre de Copenhague la lucha contra el cambio climático ha desaparecido de forma irresponsable de la agenda política de los gobiernos del mundo entero. La reciente reunión de Washington sigue siendo pura retórica y deja para la COP de Paris unas hipotéticas decisiones cuyo contenido y calendario nadie explicita. El cambio climático está ahí, como denuncia el Manifiesto Ultimo Llamamiento. A esta suicida orientación se suma el agravamiento de la escasez de recursos estratégicos y la crisis del modelo energético basado en los recursos fósiles. Si hubiera que resumir en pocas palabras qué hacer podríamos decir: parar la locura de un modelo económico regido por la ganancia que comporta la pobreza extrema de muchos para beneficio de pocos y que conlleva el expolio de los recursos naturales y la crisis climática. Tenemos tiempo pero no mucho.
Mis prioridades como europarlamentaria Evidentemente, y no paso a detallar pues es conocido que para ello me presenté a las elecciones europeas, formó parte de quienes tenemos como objetivo un cambio de rumbo en las políticas económicas de la UE y la zona euro, proponemos un Banco Central Europeo controlado por el Parlamento y al servicio de la financiación de las necesidades de las administraciones públicas y la derogación de los Tratados que han impuesto el dictado neoliberal. Asimismo pretendemos llevar adelante un modelo de instituciones comunitarias en clave de democratización de las mismas, dotar de poder real al Parlamento frente a la Comisión y el Consejo y articular la participación popular mediante iniciativas legislativas emanadas de la sociedad civil y de las organizaciones del movimiento o la realización de referéndums vinculantes. Ello es conocido y no me detengo. Junto a cuestiones que han tenido una visibilidad mediática como reclamar que la UE obligue al estado sionista a detener el genocidio palestino e impulse el reconocimiento pleno de Palestina y fomente por una salida de paz, estoy especialmente preocupada por dos cuestiones que afectan a mis tareas específicas como parlamentaria del GUE (Grupo de la Izquierda Unitaria Europea). Y en las mismas intento centrarme en las cuestiones más candentes que de "ganar" podrían revertir la situación. Por ejemplo, estoy implicada en el apoyo de las organizaciones sociales que se oponen a las prospecciones petrolíferas marítimas en Canarias que ponen en riesgo no solo al ecosistema sino también a la economía del turismo isleño. Tanto el GUE como Podemos y en concreto Pablo Echenique y yo estamos propugnando que la salida energética para nuestro país no es la que propone el ministro Soria -acabar con las renovables y desarrollar las prospecciones de crudo y gas y dar rienda suelta al fracking- sino todo lo contrario, poner todo nuestro esfuerzo en la investigación, desarrollo e innovación en las fuentes renovables limpias, las que tenemos a mano: el sol y el aire. Pero además estoy en la clave de impulsar la actividad contra el contenido antidemocrático, oligárquico, antisocial y antiecológico de los tratados internacionales de comercio e inversión que está negociando actualmente la Unión Europea (TTIP, TISA, CETA). Los gobiernos y la Comisión Europea los están negociando con Estados Unidos y otras potencias a espaldas de sus pueblos, clandestinamente y sin debate político ni en las instituciones ni en la sociedad. De aprobarse supone el reinado sin control de los mercados, la total desregulación de la actuación del capital y la total perdida de la soberanía de los pueblos, los estados y la propia UE. Podemos evitarlo mediante una amplia alianza de los pueblos, las organizaciones sociales y los partidos políticos. Ese es uno de los principales empeños. Y tengo que decirlo, de alguna manera, he aprovechado la invitación a escribir de Trasversales para ir dando cuenta no sólo de lo que pienso, sino también de lo que hago allá a dónde los votos populares me enviaron. |