Marisol Sánchez Gómez El dolor de las calles, o "Dame la mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado” Revista Trasversales número 22 primavera 2011 Blog Textos de la misma autora en Trasversales En el vídeo de Tamer Shaaban, que circula por la red (Tal como aparece el 29/4/2011. Música utilizada en el vídeo: de Thirteen Senses, "Into the Fire"), desesperado, el hombre egipcio grita: “¡Lo que hace mi gobierno está mal! ¡No tengo comida, ni yo, ni mis hijos!… ¡Yo moriré hoy!”. Pero este hombre no es un kamikaze, un hombre-bomba que se inmola matando en un acto suicida por una causa determinada en lo que Lacan definía (en Función y campo de la palabra y del lenguaje) como un extremismo hecho orgía de goce y pulsión de muerte en el que se paga por el objeto deseado con el cuerpo de uno. En este caso, este hombre desesperado no sale a la calle a matar ni a matarse de manera calculada, sino a unirse a otros y otras tan desesperados como él y a decir, con un inglés rudimentario, que de esa manera se resiste al orden del amo. Y esto no es un acto de desafío histérico. Es el dolor hecho cuerpo, de manera colectiva, en un grito que se eleva desde las plazas y las aceras de un país rico y hermoso. En el discurso religioso (cristiano)
y en el discurso de la ley, siempre se le ha prohibido al sujeto disponer
de su cuerpo, siempre se le ha impedido el suicidio, aunque se sufra de manera
insoportable, aunque no haya esperanza. Y las voces de estas calles, como
la de este hombre, nos mandan a todos un mensaje conmovedor que a mí,
personalmente, me hace sentir avergonzada: “No tengo nada, no poseo nada,
sólo mi cuerpo; pero prefiero arriesgarme a perder lo único
que tengo, que seguir aceptando esta suerte.” |