Trasversales

Alona Liasheva (entrevistada por Ashley Smith)

Resistir a la invasión y oponerse a las políticas neoliberales


Revista Trasversales número 62, marzo 2023 web

Alona Liasheva es socióloga, investigadora en economía política urbana. Trabaja en The Research Centre for East European Studies (Universidad de Bremen) y en la Universidad Nacional Taras Shevchenko de Kyiv. Es coeditora de Commons: Journal for Social Criticism y miembro del grupo socialista democrático ucraniano Sotsialnyi Rukh (Movimiento Social).

Traducido a partir a la versión en francés publicada en À l'encontre

Versión original en ingles en Truthout.org

24/2/2023

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En el aniversario de la invasión imperialista de Ucrania por Rusia, la izquierda ucraniana enfrenta un doble desafío: resistir los ataques militares rusos mientras lucha contra la imposición del neoliberalismo y la austeridad por su propio gobierno. Mientras tanto, la izquierda mundial sigue profundamente dividida en cuanto a su comprensión de la guerra y a su relación con los llamamientos a la solidaridad internacional hechos desde la izquierda ucraniana.

Ashley Smith: Rusia ha lanzado oleadas de ataques con misiles contra Ucrania. ¿Qué impacto ha tenido esto en la vida de las personas? ¿Qué efecto ha tenido en la conciencia popular? ¿Qué efecto tuvo en la voluntad de resistir contra la invasión?

Alona Liasheva: Rusia comenzó a lanzar la serie de ataques con misiles que citas el 10 de octubre de 2022. Se suponía que debilitarían al ejército ucraniano, pero no funcionó. Aquí en Leópolis, parecían atacar a todo excepto a los edificios militares. Los edificios civiles se quedaron sin electricidad y sufrieron apagones, pero los edificios militares funcionaron con la electricidad ordinaria o con la producida por generadores.

Por tanto, las víctimas de estos misiles fueron civiles e infraestructura civil. Muchas personas se quedaron sin calefacción en pleno invierno y tuvieron que soportar temperaturas extremadamente bajas en sus casas y apartamentos. Estos ataques cortaron la electricidad en los hospitales, lo que provocó la interrupción del funcionamiento de refrigeradores que almacenaban vacunas contra el COVID, entre otras cosas, así que no pudimos disponer de vacunas durante algún tiempo. Todo tipo de personas y organizaciones han dado un paso al frente para conseguirnos nuevas vacunas, instalar generadores en lugares clave y restablecer la energía en instalaciones esenciales.

Creo que Rusia esperaba quebrantar la voluntad del pueblo ucraniano. Pero sucedió lo contrario. En las encuestas, el apoyo popular a la resistencia militar a Rusia se ha mantenido inquebrantable.

AS: Muchos miembros de la izquierda occidental insisten en decir que es una "guerra por delegación" entre Estados Unidos/OTAN y Rusia. También piden un alto el fuego inmediato y un acuerdo negociado para poner fin a la guerra. ¿Por qué son cuestionadas estas posiciones?

AL: Esta pregunta tiene una respuesta muy sencilla. Basta con escuchar lo que Putin dijo el 21 de febrero en su discurso sobre el "estado de la nación". Dijo que su objetivo era conquistar Ucrania e incorporarla a la Federación Rusa. Mientras hablaba, el ejército ruso estaba atacando y matando civiles. Así, tanto los discursos de Putin como la actuación de su ejército demuestran que Rusia no reconoce a Ucrania como nación independiente, y menos aún como interlocutor en unas negociaciones. No está interesado en una paz justa. Con su régimen apuntando a nuestra erradicación nacional, no tenemos más remedio que defendernos. Desafortunadamente, es tan sencillo como eso. La mayoría de la gente lo entiende así en Ucrania. En unas encuestas sociológicas pregunté a la gente qué pensaban de un alto el fuego y de las negociaciones. Casi sin excepción dijeron que no se puede confiar en ninguna negociación con Rusia. Esto es especialmente cierto para las personas que han vivido en las zonas ocupadas de Ucrania. Describen su vida bajo un régimen que no eligieron, que no los representa y que ha rechazado violentamente su derecho a autopercibirse como ucranianas y ucranianos.

Este régimen impuso pésimas condiciones económicas y discriminó a mujeres y personas LGBTQ. Secuestró a niñ@s para "repatriarles" (!) a Rusia. Por eso ucranianas y ucranianos no aceptarían que Zelensky dijera: "No lucharemos más, aceptaremos un alto el fuego y negociaremos el abandono de los territorios ocupados".

Todo esto cambió mi propia visión de la diplomacia, la que había defendido durante los últimos ocho años. Apoyé los acuerdos de Minsk [Minsk I en septiembre de 2014 y Minsk II en febrero de 2015] como una forma de congelar, si no resolver, el conflicto. Putin destrozó mis ilusiones, rompiendo el acuerdo y desencadenando esta invasión. Llegados a este punto, negociar con él sería el colmo de la ingenuidad. Sería pegarte un tiro en el pie.

Sé que la izquierda tiende a buscar una infame conspiración estadounidense detrás de todo. Por supuesto, es importante analizar cada conflicto para entender los actores, las dinámicas y los responsables. En el caso de Ucrania, es mucho más sencillo de lo que piensa mucha gente de izquierda. Ucrania fue atacada por un ejército imperialista y estamos en una lucha para defender nuestras vidas y nuestro propio derecho a existir como nación soberana.

Las personas de izquierda en Estados Unidos, especialmente entre los hombres blancos heterosexuales -que tienden a ser los que más se oponen al derecho de Ucrania a la autodeterminación-, deberían tomarse un momento para reflexionar sobre su posición privilegiada. No son atacados por un ejército imperialista. No se les negó el derecho a decir: "Soy ucraniano. Quiero vivir en mi propia ciudad. Quiero hacer mi trabajo en paz". No les dijeron que no puedes ser gay, o que no puedes conseguir este o aquel trabajo por ser mujer. En lugar de escuchar lo que decimos sobre nuestra experiencia, en lugar de identificarse con nuestra lucha, demasiadas personas de izquierda están construyendo complicadas narrativas geopolíticas que, francamente, no resisten un examen minucioso. El principal problema es que 44 millones de personas pueden verse privadas de su identidad nacional, de su personalidad política y de su capacidad de actuación.

AS: ¿Por qué es importante que la izquierda internacional apoye la lucha de Ucrania por la autodeterminación? ¿Cuáles son los desafíos planteados por la victoria o por derrota de Ucrania en esta guerra?

AL: La lucha de Ucrania para liberarse de la invasión y de la ocupación es del interés del mundo entero. Tras la Segunda Guerra Mundial en Europa, los Estados acordaron establecer una línea roja que no se debía traspasar; no debían invadir y ocupar otros países. Pero, cada vez más, las potencias imperialistas han comenzado a cruzar esta línea en todo el mundo, incluida Rusia que lo hizo primero en Chechenia, luego en Siria, Georgia, Donbass y Crimea. Si Rusia lograra invadir Ucrania, sentaría un precedente para que otras potencias y estados imperialistas hicieran lo mismo: invadir, ocupar, masacrar y asesinar a civiles con impunidad.

Por eso la invasión no es solo un conflicto regional. Rusia está poniendo en marcha un proceso que podría conducir a niveles cada vez más altos de intervencionismo imperialista y potencialmente a una tercera guerra mundial entre potencias nucleares. Por lo tanto, la solidaridad con Ucrania es del interés de todos.

De hecho, la pregunta ni siquiera debería plantearse. El apoyo a las luchas por la autodeterminación, desde Palestina hasta Ucrania, es un principio de la izquierda internacional, o debería serlo. Más aún, la izquierda siempre ha defendido el derecho de las naciones oprimidas a luchar por su liberación. Cualquier compromiso sobre este principio desacredita a la izquierda a los ojos de los pueblos oprimidos. Por el contrario, la solidaridad internacional con todas las luchas de las oprimidas y los oprimidos fortalece nuestra capacidad colectiva para resistir a todos los poderes imperialistas y luchar por un cambio social progresista en todas partes.

No se trata de una cuestión abstracta para nosotr@s. La izquierda internacional puede marcar una diferencia material en nuestra capacidad de ganar o perder. Cuanta más solidaridad recibamos, cuanta más ayuda humanitaria haya, cuanto más apoyo para nuestros sindicatos y para nuestra izquierda, más podremos resistir al imperialismo ruso y luchar por un futuro progresista en Ucrania y, de hecho, en toda Europa del Este.

La traición a ese internacionalismo debilitará nuestra lucha y desacreditará a la izquierda en Ucrania y en el mundo. ¿Quién podría unirse a una izquierda que justifica y excusa la guerra imperialista o ignora las luchas de liberación de las personas oprimidas?

AS: ¿Puedes contarnos algo más sobre vuestra experiencia con la izquierda internacional? ¿Habéis encontrado apoyo? ¿Habéis forjado vínculos con socialistas y activistas contra la guerra en Rusia?

AL: Desafortunadamente, grandes sectores de la comunidad internacional han utilizado el modelo "Guerra Fría" para interpretar esta guerra. La mayoría de esos sectores han terminado ignorando o negándose a apoyar nuestra lucha por la autodeterminación. Se han puesto del lado de Rusia en diversas formas, excusaron su agresión o tergiversaron la guerra como una guerra interimperial entre EEUU/OTAN y Rusia. Los más extremistas han llegado a culpar a Ucrania. Es como culpar a una mujer por haber sido violada por llevar una falda corta. Pero otras gentes de izquierda han buscado dialogar o leer nuestros libros y artículos para comprender la guerra desde nuestra perspectiva. Lo sepan o no, estaban adoptando un método que debería ser un principio de la izquierda: escuchar a quienes sufren opresión. Han construido solidaridad con nuestra lucha por la autodeterminación. Ese activismo de izquierda, es@s sindicalistas y, en particular, las redes feministas internacionales, de las que formo parte, han jugado un papel importante. Hacen campaña por nuestras necesidades, incluido el apoyo a nuestro derecho a obtener armas, que son esenciales para nuestra capacidad de defendernos.

También nos brindaron ayuda humanitaria, se unieron a nuestra campaña internacional para cancelar nuestra deuda, apoyaron la lucha de nuestros sindicatos para defender nuestros derechos laborales y participaron en muchas otras campañas. En Europa del Este, recibimos mucho apoyo de Razem (Izquierda Unida, partido fundado en 2015), en Polonia; desempeñaron un papel central en nuestra lucha por la cancelación de la deuda.

También recibimos apoyo de organizaciones y activistas rus@s. Sin embargo, algunos han adoptado la posición de la izquierda occidental que ha culpado de la guerra a Ucrania, EEUU y la OTAN. Reciclan palabra por palabra los tópicos de Putin. Pero para la mayoría de nuestros aliados rusos fue fácil de entender lo que ocurre, al fin y al cabo viven en un país imperialista y no era un problema teórico complicado. Constataron que Putin había ordenado la invasión de otro país, Ucrania, y declararon que la solución era sencilla: ¡Rusia debía retirarse!

Estas organizaciones y activistas rus@s, incluida la Resistencia Feminista anti-guerra, organizaron protestas después de la invasión. Pero el régimen ruso reprimió. Encarceló a un gran número de personas y obligó a un número considerable de activistas a abandonar el país o a esconderse. Por lo tanto, no podemos decir que actualmente haya un movimiento contra la guerra en Rusia. Sin embargo, mantenemos estrechas relaciones con organizaciones y redes de activistas rusos, tanto en el extranjero como en Rusia.

AS: Uno de los desafíos que enfrenta la izquierda ucraniana es cómo apoyar la lucha de liberación y, al mismo tiempo, protestar contra las políticas neoliberales del gobierno y contra los ataques al movimiento obrero. ¿Cómo han abordado esta situación en su grupo, Sotsialnyi Rukh, y en otros?

AL: No es tan difícil como parece. En realidad, todo el mundo hace reproches al gobierno. Esta animada discusión política es el resultado de la guerra misma. La terrible verdad es que cuando las bombas caen en tu casa, estás obligada a preguntarte por qué sucede esto, cómo resistirlo, qué está haciendo el gobierno para defenderte, cómo pueden hacerlo mejor y qué puedes hacer tú para que la resistencia sea más eficaz.

El miedo y la ira motivaron a la gente para hacer todo lo posible, desde ofrecerse como voluntarios para luchar hasta organizar el apoyo mutuo para superar la catástrofe de la guerra. Las personas se unen en situaciones de emergencia. Nadie quiere estar solo; queremos unirnos a un colectivo y mejorar sus condiciones. Inevitablemente, esta politización se extiende a todas las demás áreas de la sociedad ucraniana. La gente está empezando a pensar en sus derechos como trabajadores, como mujeres, como personas LGBTQI, etc. Por eso mucha ucranianas y ucranianos se unen a diferentes grupos y organizaciones políticas. En algunas casos, hacia organizaciones de derecha y hacia sus ideas tradicionalistas o religiosas, pero, al mismo tiempo, la izquierda ha crecido a medida que la gente busca soluciones progresistas. Nuestra organización ha crecido mucho durante el último año. Tenemos muchos más miembros para realizar muchas más tareas. Las personas son más activas, están listas para organizarse y movilizarse en todo tipo de iniciativas. Se desarrollaron grupos de estudiantes de izquierda. Han organizado protestas contra el cierre de universidades, exigido sus derechos y construido solidaridad internacional con organizaciones estudiantiles de todo el mundo.

Los sindicatos también han expresado sus demandas y creado nuevas organizaciones. Algunas de estas organizaciones surgieron directamente de las condiciones de guerra. Por ejemplo, cuando ocuparon Jersón, hubo quienes se vincularon entre sí. Otras personas huyeron juntas a otras partes del país donde apenas conocían a nadie. En ambos casos, las personas se ayudaron entre sí, creando redes. Eso se ha convertido en la base de la organización sindical en el caso de las y los trabajadores de la salud, la mayor parte enfermeras. Formaron un sindicato para luchar por sus intereses y los de sus pacientes.

A raíz de toda esta fermentación de la sociedad civil, muchos, no solo grupos de izquierda y feministas, han criticado la manera en que el Gobierno conduce la guerra y también han criticado sus políticas sociales y de clase. Por supuesto, una mayoría apoya a Zelensky como jefe de gobierno y de la resistencia militar, pero no sin críticas.

En este contexto, la izquierda puede estar del mismo lado que Zelensky en cuento a la resistencia y a la vez oponerse a sus leyes neoliberales reaccionarias y a sus ataques a los derechos sindicales. Con este enfoque obtenemos una mayor audiencia. Escribimos artículos explicando por qué las políticas neoliberales son injustas, socavan la moral y socavan la resistencia. Los enviamos a ministerios y comités parlamentarios. A veces nuestro punto de vista es escuchado y tiene algún impacto. A veces simplemente nos ignoran. Por eso publicamos nuestras posiciones en nuestra web, las enviamos a los medios y las compartimos directamente con sindicatos y organizaciones de movimientos sociales. También las compartimos internacionalmente y llamamos a nuestros aliados a presionar al gobierno.

Una de nuestras principales herramientas es la petición. Si un proyecto de ley obtiene 25.000 firmas, debe ser presentado al presidente. Así hemos ayudado a iniciar una petición de una ley que legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo. Rápidamente obtuvo 25.000 firmas, lo que obligó a Zelensky a declarar públicamente que estaba de acuerdo con la propuesta. El gobierno aún no lo ha aprobado, pero hemos ayudado a generar un debate público sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Gracias a ese tipo de campañas, el gobierno se ha visto obligado a combatir la corrupción. No fue solo el resultado de un artículo de un periodista [Yuri Nikolov, que denunció el 21/01/2023 en el sitio zn.ua una investigación sobre los desvíos de contratos de suministro de alimentos a los soldados], sino también el resultado de la actividad a largo plazo de activistas progresistas y contra la corrupción.

AS: Ya se está hablando sobre la reconstrucción de Ucrania tras la guerra. Se teme que se haga según los principios neoliberales, utilizando la deuda y la dependencia como un medio para profundizar las contrarreformas del tipo "libre mercado". ¿Qué tipo de reconstrucción preconizáis y cómo la lucha por esta reconstrucción deriva de la lucha por la liberación?

AL: Habrá una gran lucha sobre los términos de la reconstrucción, al igual que ha habido una gran batalla en torno a la "neoliberalización" de Ucrania desde la crisis financiera mundial de 2008. No soy tan ingenua como para creer que, después de nuestra victoria, Ucrania se sublevará y sostendrá reformas democráticas y sociales. Pero podemos ayudar a que se desarrolle un combate por una reconstrucción que sea lo más progresista posible.

No hay duda de que Zelensky y las instituciones financieras internacionales han previsto una reconstrucción neoliberal. Las potencias occidentales, el FMI y el Banco Mundial otorgarán préstamos a condición de que Ucrania implemente nuevas contrarreformas tipo "libre mercado", implicando la desregulación, la reducción del Estado social y una mayor apertura al capitalismo globalizado.

Tenemos muchas cosas que defender, incluido nuestro sistema sanitario. Puedo ir al hospital y obtener gratuitamente servicios médicos básicos como análisis de sangre y vacunas. Por supuesto, el sistema está dotado de fondos insuficientes y hay que esperar para algunos servicios. Por eso, la gente que tiene dinero va a las clínicas privadas. Pero es mejor que en los Estados Unidos. Algunos de mis amigos están refugiados en Nueva York. Se sorprendieron por la publicidad de los seguros de salud y por su coste, por los copagos en las visitas médicas y por la cantidad de gente que tiene que pagar servicios pese a tener seguro sanitario.

Estoy convencida de que las luchas surgidas durante la guerra permitirán parar lo peor de la reconstrucción neoliberal. ¡No queremos terminar como la América neoliberal! Por ejemplo, En el sistema sanitario la nueva organización de trabajadoras y trabajadores podrá luchar por mejores salarios y mejores condiciones de trabajo, y defender todo el sistema de salud. A través de tales luchas, explicaremos que es posible otra reconstrucción, socialmente justa.

En lugar de préstamos, deberíamos obtener ayuda directa y, sobre todo, reparaciones pagadas de Rusia para reconstruir nuestro país. Nuestra deuda debe ser cancelada. Sería insensato usar las reparaciones de Rusia para pagar la deuda con las instituciones financieras internacionales y los bancos occidentales. Nuestra campaña para la cancelación de la deuda debería ser un ejemplo para todos los países endeudados. La cancelación de la deuda debe ser lo primero que se haga para ayudar a un país a reconstruirse después de la guerra, de la ocupación y de una gran crisis económica.

Liberada de la deuda actual o de la producida por préstamos adicionales, Ucrania podría invertir en una reconstrucción progresiva del país, defender nuestro Estado-social e invertir en el sector público. Habrá que reconstruir toda nuestra economía, desde la agricultura hasta la industria armamentística, que será fundamental para que podamos defendernos de futuros ataques de Rusia. Tal reconstrucción sería en el interés de la gran mayoría de la clase trabajadora del país.

La nueva lucha será similar a la posterior a 2008. El gobierno ucraniano obtuvo préstamos del FMI y aceptó sus condicionalidades neoliberales. Pero el pueblo se levantó contra ellos, lo que obligó al gobierno a encontrar un compromiso entre la presión popular de base y las instituciones financieras internacionales. El mismo patrón ocurrirá para la reconstrucción. Zelensky aceptará los préstamos y aceptará las condiciones neoliberales, pero luego tendrá que enfrentarse a la oposición interna. Los resultados de esta lucha estarán determinados por el equilibrio de poder nacional e internacional. He aquí otra razón por la que necesitamos la solidaridad de la izquierda internacional, de los países endeudados del Sur y de los sindicatos internacionales. Nuestro combate es contra el imperialismo y contra todo el modelo que se ha impuesto en casi todas las sociedades. Si podemos ganar la liberación y una reconstrucción progresiva, podremos establecer un ejemplo positivo para las luchas de las personas explotadas y oprimidas en todo el mundo.