Trasversales
Hasti Amiri, Noushin Jafari, Raha Asgarizadeh, Sepideh Qalyan, Nargess Mohammadi, Alieh Motlebzadeh, Bahareh Hedayat

Las presas políticas vivimos en una cárcel ensombrecida por sentencias de muerte

Revista Trasversales número 61, febrero 2023 web

Traducido a partir del texto publicado en francés en A l'encontre


La pena de muerte, al privar del derecho a la vida, es una de las violaciones más flagrantes de los derechos humanos. Durante décadas, la sociedad iraní ha sufrido la ejecución de sus seres queridos, y en estos días hemos vuelto a presenciar la ejecución de jóvenes manifestantes. Otros aún corren el riesgo de ser ejecutados.

Nosotras, presas políticas, vivimos en una prisión donde la sombra de las sentencias de muerte y las amenazas de muerte se ciernen sobre muchas de nuestras compañeras de cárcel. Entre ellas están Sepideh Kashani y Niloufar Bayani, dos activistas ecologistas, aclamadas por los iraníes por haber trabajado para preservar el medio ambiente y el futuro de nuestra tierra. Hace cinco años, fueron arrestadas a través de un montaje prefabricado por la Guardia Revolucionaria. Fueron sometidas a presión psicológica y física durante dos años en celdas de aislamiento dentro de la sección de seguridad, para que confesaran lo que no hicieron y para que sus interrogadores pudieran justificar su ejecución. Una de las herramientas más repugnantes utilizadas por la Guardia Revolucionaria para extraer confesiones es confrontar a las personas detenidas con la escenificación de sus propias ejecuciones. La amenaza de muerte en la soledad de una celda no queda lejos de una verdadera ejecución. Sepideh Kashani y Niloufar Bayani, junto con más activistas ambientales, fueron llevadas a juicio en estas circunstancias y acusadas de espionaje sin ninguna prueba legal, e incluso han sido acusadas de "corrupción en la Tierra" [el cargo más grave del Código Penal iraní que, generalmente, conlleva la pena de muerte].

Otra de nuestras compañeras presas, Maryam Haj Hosseini, científica de renombre, antes de ser trasladada a esta cárcel estuvo encarcelada durante 412 días en un acuartelamiento cerrado del Ministerio de Defensa en una zona remota de Teherán (una región montañosa) y era amenazada todos los días con ser ejecutada. Fue acusada de "corrupción en la Tierra".

Mahahvash Shahriari y Fariba Kamalabadi (dos bahais, minoría religiosa perseguida en Irán) [que ya habían estado 10 años en prisión y han sido condenadas a otros diez años] estuvieron recluidas en régimen de aislamiento durante muchos meses y sometidas a una intensa presión mental y física. Desde su arresto, por sus creencias, han sido amenazadas de muerte por "corrupción en la Tierra" y espionaje. Durante su última detención, sus interrogadores dejaron claro que el Ministerio de Inteligencia quería colgar a siete bahais.

Zeinab Jalalian (activista iraní por los derechos de las mujeres kurdas) sufrió torturas mentales y físicas para que confesara su participación en una operación de lucha armada, lo que nunca aceptó [encarcelada desde 2008, fue condenada a muerte, pena luego conmutada, tras campaña internacional, por cadena perpetua]. Shirin Alam Holi, activista kurda, sufrió los mismos métodos y la violencia del sistema judicial llevó a su ejecución en mayo de 2010.

Es cierto que no podemos comprender la profundidad de la angustia y el sufrimiento que han padecido, pero tenemos el deber de clamar contra las ejecuciones y contra el procedimiento de amenazar de muerte a las mujeres en la soledad de su celda.

Nosotras, presas políticas del pabellón de mujeres de la prisión de Evin, hemos decidido declarar nuestro apoyo a las activistas ecologistas que llevan cinco años detenidas y pedir el apoyo de las instituciones internacionales de derechos humanos, de quienes combaten por la libertad y de la opinión pública para su liberación.

En este sentido, destacamos la importancia de las narraciones para registrar los hechos históricos. Contar las torturas es la única manera de detener las tragedias humanas. Apoyamos y agradecemos el acto de presas como Sepideh Kashani y Nilofar Bayani, que han relatado el crimen y la represión en los cuartos oscuros de las salas de interrogatorio y han participado en la sensibilización de la opinión pública.

Declaramos nuestro rechazo a la pena de muerte, a la privación del derecho a la vida y a toda forma de tortura física y psíquica, pedimos a la opinión pública internacional que luche incesantemente para que cesen las pena sde muerte contra manifestantes.


  • Hasti Amiri es estudiante, activista de derechos humanos. Fue detenida tras la organización de una manifestación estudiantil el 8 de marzo de 2022 y fue condenada a un año de prisión por "propaganda contra el sistema", en particular por sus posiciones contra la pena de muerte.
  • Noushin Jafari es fotógrafa y periodista, fue sentenciada en 2019 a cinco años de prisión por "insultar al Islam" y por "propaganda contra el sistema".

  • Raha Asgarizadeh es fotógrafa, periodista y activista por los derechos humanos, fue sentenciada en 2022 a dos años de prisión por "conspirar en una reunión contra la seguridad nacional".

  • Sepideh Qalyan es activista por los derechos civiles. Fue condenada en 2020 a cinco años de prisión por "conspirar en una reunión contra la seguridad nacional".

  • Nargess Mohammadi es abogada, activista por los derechos humanos y vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, dirigido Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz. En 2016, fue nuevamente condenada a dieciséis años de prisión por haber creado y liderado "un movimiento por los derechos humanos que hace campaña por la abolición de la pena de muerte".

  • Alieh Motallebzadeh es fotógrafa, periodista y activista por los derechos de las mujeres y vicepresidenta de la asociación para la defensa de la libertad de prensa en Irán. Fue condenada en 2020 a tres años de prisión por "conspirar en una reunión contra la seguridad nacional".

  • Bahareh Hedayat es activista por los derechos de la mujer. Participó en la campaña "Un millón de firmas" para cambiar las leyes discriminatorias contra las mujeres en Irán. Ya lleva siete años de prisión desde 2009 y fue condenada nuevamente en 2020 a cuatro años de prisión.