Trasversales
Juan Manuel Vera

Voluntarios por la revolución, de Andy Durgan


Revista Trasversales número 58 junio  2022 web

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Texto revisado de la intervención en la presentación del libro Voluntarios por la revolución en Traficantes de Sueños (Madrid, 25 de mayo de 2022). Juan Manuel Vera participó junto al autor del libro, Andy Durgan y al historiador Chris Ealham.


La larga trayectoria como historiador de Andy Durgan está llena de aportaciones de gran rigor sobre el período de la Guerra Civil española y sus antecedentes, prestando una atención especial a los comunistas disidentes en Cataluña y en España durante los años treinta. Lo ha hecho en libros como El Bloque Obrero y Campesino (1930-1936), The Spanish Civil War y Comunismo, revolución y movimiento obrero en Cataluña (1920-1936). Los orígenes del POUM.  Y, también, en numerosos artículos y monografías. A toda esa obra se añade ahora, en 2022, un libro largamente esperado. Se trata de Voluntarios por la revolución. La milicia internacional del POUM en la Guerra Civil española.

Voluntarios por la revolución no es un libro más sobre la guerra civil española ya que cubre un vacío importante en la historiografía de la guerra y la revolución. Es la primera obra que aborda sistemáticamente la milicia internacional del POUM y el origen y la suerte de centenares de voluntarios internacionalistas. Frente a la abundante bibliografía sobre las Brigadas Internacionales, los voluntarios del POUM han padecido un silencio historiográfico acompañado, en ocasiones de malintencionados e insidiosos comentarios de historiadores prestigiosos proclives a defender la interpretación comunista de la guerra española. Esos falseamientos se refieren tanto al propio POUM, a su política militar o a la trayectoria de sus propios militantes nacionales y sus colaboradores internacionales. En las páginas del libro y también en notas precisas y perfectamente documentadas Durgan rebate diversas imputaciones o consideraciones carentes completamente de fundamento historiográfico.

Lo que Andy Durgan nos descubre expande notablemente lo que ya conocíamos. Es célebre alguna historia individual como la de un socialista independiente británico llamado Eric Blair, más conocido como George Orwell, que en su Homenaje a Cataluña recreo con difusión universal una parte de esta historia. O la trayectoria de la trotskista argentina Mika Etchebehere, autora de unas espléndidas memorias (Mi guerra de España)) y protagonista de La capitana, la novela de Elsa Osorio. Ahora, con el libro de Durgan esas historias individuales se unen a muchas otras igualmente apasionantes y adquieren un contexto rico y lleno de matices, de información adicional, de vida.

Fueron alrededor de quinientos los combatientes extranjeros que lo hicieron en las milicias del POUM. Durgan identifica a 367 de ellos. Una parte importante eran militantes antifascistas italianos y alemanes exiliados, aunque identifica a voluntarios de hasta 28 nacionalidades distintas. Sobre ellos, sus antecedentes políticos y su destino posterior Andy ha efectuado un estudio exhaustivo de las fuentes disponibles para ofrecer una imagen fiel de lo que al día de hoy sabemos sobre estos activistas, su participación en los combates y la represión que sufrieron a partir de mayo de 1937. Pero también presta la debida atención a su destino posterior: en los campos de concentración franceses, en las cárceles italianas, en los campos de concentración alemanes, en los movimientos de resistencia antinazi o combatiendo con las tropas aliadas.

Durgan ha conseguido armar un libro de estructura a priori compleja y convertirlo en una lectura atractiva donde los numerosos casos particulares confluyen entre sí para ofrecer una poderosa imagen de conjunto. Lo hace con vívidas descripciones de las acciones militares, entre las que cabe destacar algunas, por ejemplo, las acciones del batallón de choque de Rovira o el impactante asalto a la Loma de los Mártires por la División 29. Pero hay otros muchos relatos destacables en un libro que no renuncia en ningún momento al trazo narrativo, en la mejor tradición de la historiografía anglosajona.

Este libro nos habla de centenares de militantes que no eran sólo antifascistas, que lo eran, por supuesto, sino también, en su inmensa mayoría, militantes de distintas corrientes socialistas internacionalistas en una época especialmente compleja.

La trayectoria del socialismo internacionalista en los años treinta es una historia poco conocida pero llena de elementos de interés. Especialmente relevante era la corriente de socialistas de izquierda independientes como el Partido Socialista maximalista de Italia, el SAPD alemán o el Independent Labour Party británico, la Gauche Révolutionnaire de Marceau Pivert que luego daría lugar posteriormente al Parti Socialiste Ouvrier et Paysan (PSOP), el RSAP holandés de Henk Snevliet, etc. Una parte de las organizaciones estaban relacionadas con el Buró Internacional de Unidad Socialista Revolucionaria, el llamado Buró de Londres, en cuyos primeros pasos estuvo el Bloc Obrer y Camperol (BOC) y del cual, luego, el POUM sería una parte activa.

Pero, también, estamos hablando de militantes de la Oposición de Izquierda Internacional pertenecientes a varios débiles grupos trotskistas de diversos países, y de los comunistas de izquierda bordiguistas italianos. Además, estaban presente la corriente de oposicionistas alemanes seguidores de Brandler y Thalheimer del KPD (O).

Esas corrientes internacionalistas estaban marcadas originariamente por las experiencias de la revolución rusa de 1917, que supuso el fin del imperio zarista y la toma del poder por los bolcheviques, y del fracaso de la revolución alemana de noviembre de 1918 que derribó al imperio alemán. Esos dos acontecimientos marcaron el origen de las trayectorias del socialismo internacionalista opuesto a la primera guerra mundial.

Pero los años treinta son la época de lo que Víctor Serge llamó una medianoche en el siglo. Así, los internacionalistas de los años treinta viven bajo el signo del triunfo del estalinismo, y la consolidación de un sistema totalitario, burocrático en la URSS, y bajo el impacto de la derrota del proletariado alemán sin que el más poderoso movimiento obrero y socialista europeo hubiera planteado un auténtico combate al nazismo. Era el momento del hundimiento de las democracias liberales en el conjunto de Europa, desde el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán hasta dictaduras desde el Portugal de Salazar a la Grecia de Metaxas. Formas totalitarias, dictatoriales, autoritarias o bonapartistas se habían extendido en toda Europa.

Para los socialistas internacionalistas que vinieron a España, cualquiera que fuera su corriente de origen, la resistencia del pueblo español al golpe militar y el inicio de una revolución social con aspectos espontáneos, pero también producto de una organización y una cultura obrera radical alimentada durante décadas, de la cual Chris Ealham ha escrito páginas memorables en su libro La lucha por Barcelona, tenía que producir una fuerte impresión. España era en 1936 la primera y, también, la última frontera existente del socialismo internacionalista.

Esos militantes internacionalistas se iban a encontrar en España como después, en la Segunda Guerra Mundial, con unos conflictos de naturaleza más compleja de lo que aportaba el abecedario bolchevique sobre la guerra imperialista o la defensa del derrotismo revolucionario.

España era un foco del enfrentamiento entre las democracias en decadencia y el fascismo, pero también un laboratorio de la revolución social, y, también, el lugar donde el estalinismo iba a mostrar sin lugar a dudas, fuera de la URSS, que sus métodos tenían una naturaleza expansiva e internacional. Por todas esas razones, la guerra española prefiguraba muchas de las contradicciones y complejidades de la guerra mundial que se iba a desarrollar en pocos años.

Frente a las expectativas de los socialistas internacionalistas la resistencia española no fue el primer capítulo de una oleada revolucionario en Europa. Del mismo modo, la Segunda Guerra Mundial acabó sin que se regenerara el socialismo revolucionario en Occidente y con la terrible consecuencia de la expansión de los métodos y opresión totalitaria en el este europeo. Se hizo realidad el presagio de Víctor Serge que en 1944 escribió: “Si el socialismo no mantiene con vigor su fisonomía democrática y libertaria (en el sentido etimológico y no anarquista de la palabra) será desgarrado y aplastado”.

El libro de Durgan en un trabajo esclarecedor y que suscita un interés añadido por los voluntarios internacionales del POUM. Al acabar u lectura yo quería saber más, más de esos militantes internacionalistas, más sobre donde venían y de sus trayectorias posteriores. Porque los retazos de su vida que Andy muestra son los suficientemente evocadores como para saber que nos está contando una historia importante, una historia que forma parte de la genealogía de una izquierda que no pudo ser.

Leyendo el libro de Andy Durgan me vinieron a la mente unas consideraciones que Jean-François Lyotard hizo sobre el oficio de historiador. “El adversario contra el que el historiador pelea con todas sus fuerzas no es fácil de derrotar, es la muerte, es el olvido que es la muerte de la propia muerte. Y si gasta tanta energía para hacernos oír a sus héroes es con el fin de conservar, en la vida de nuestro recuerdo, lo que ha desaparecido de la otra vida”. Todo eso, Andy Durgan lo ha conseguido plenamente y merece nuestro agradecimiento por ello. Esas vidas desde ahora son parte de la construcción de un recuerdo, venciendo a un persistente olvido.



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