Trasversales
Samuel Farber

Las protestas del 11 de julio en Cuba: ¿comienzo del fin del miedo?

Revista Trasversales número 55 web  agosto 2019

Samuel Farber nació y se crió en Cuba. Es profesor retirado de la City University of New York y ha escrito numerosos libros y artículos sobre Cuba. Su último libro es The Politics of Che Guevara: Theory and Practice publicado por Haymarket Books.

El texto original, en inglés se publicó en...

https://inthesetimes.com/article/cuban-revolution-protest-july-united-states


Texto traducido y publicado en Trasversales con autorización y revisión del autor

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Las manifestaciones callejeras que estallaron en Cuba el 11 de julio son un hecho sin precedentes en los más de 60 años transcurridos desde el triunfo de la Revolución Cubana. ¿Pero por qué ahora?

Este ensayo explora los factores históricos, económicos y políticos que ayudan a esclarecer las causas de lo ocurrido el 11 de julio en Cuba, considera el papel de Estados Unidos y reflexiona brevemente sobre el futuro de Cuba.

El domingo 11 de julio se produjo la erupción de protestas callejeras en Cuba. Ese estallido tuvo alcance nacional, a diferencia de la gran protesta callejera que tuvo lugar en 1994, limitada al Malecón de La Habana, ese paseo marítimo y larga carretera de varios carriles que bordea el Golfo de México. Hubo protestas en muchos pueblos y ciudades, incluidos Santiago de Cuba en el este, Trinidad en el centro de la isla y La Habana en el oeste. El creciente acceso a las redes sociales en la isla jugó un papel importante en la rápida propagación de las protestas; no es de extrañar que el gobierno suspendiera inmediatamente el acceso a ciertas redes sociales y bloquease las llamadas telefónicas procedentes del exterior.

La presencia en la calle y la participación de personas negras, tanto mujeres como hombres, fue muy relevante. Esto no debería sorprender, ya que, respecto al resto de la población, es mucho menos frecuente que reciban remesas en divisas desde el exterior, a pesar de que más del 50% de la población recibe algún tipo de apoyo financiero a través de ese canal. Esas remesas se han convertido en un factor clave para la supervivencia en Cuba, particularmente dado el número cada vez menor de bienes disponibles en la libreta de abastecimiento subsidiada, denominada en pesos cubanos. La población negra también ha sido víctima del racismo institucional en la creciente industria del turismo, donde los trabajos visibles de "primera línea" están reservados en su mayoría para personas convencionalmente atractivas y de piel "blanca" o clara.

Las manifestaciones no respaldaron ni apoyaron ningún programa político o ideología, más allá de la demanda general de libertad política. La prensa oficial cubana afirma que las manifestaciones fueron organizadas desde el exterior por cubanos derechistas. Pero ninguna de las consignas asociadas con la derecha cubana fue compartida por los manifestantes, como pudierá ser el apoyo a Trump que se escucha a menudo en el sur de Florida y entre algunos círculos disidentes en Cuba. Y nadie pidió en estas protestas la "intervención humanitaria" propugnada por plattistas (referencia a la Enmienda Platt, aprobada por el Congreso en 1901 y abolida en 1934, que dio a Estados Unidos el derecho a intervenir militarmente en Cuba) como el biólogo Ariel Ruiz Urquiola, que fue víctima de represión del gobierno cubano por su activismo ecológico independiente.

Los manifestantes sí gritaron lemas sobre la escasez de alimentos, medicinas y artículos esenciales, repudiaron al presidente Díaz-Canel como singao -algo así como "jodido" en el sentido de avieso, malvado- y gritaron "Patria y Vida", título de una canción muy popular y muy elaborada de un grupo de raperos cubanos negros, disponible en YouTube.

He visto y escuchado la canción más de una docena de veces para disfrutarla y también para buscar sus significados explícitos e implícitos, incluso a través de sus silencios y ambigüedades. "Patria y Vida" se contrapone al antiguo lema del gobierno cubano "Patria o Muerte". Si bien ese lema pudiera haber tenido sentido en la década de 1960 cuando Cuba se enfrentó a invasiones reales, roza lo obsceno cuando lo expresan burócratas de segunda generación. Sin duda, es hora de que se desafíe el culto machista a la violencia y a la muerte que hace el régimen, y esta canción lo hace muy bien.

Pero, ¿qué significa repudiar implícitamente el año 1959, el primer año de la exitosa revolución, como hace la canción? No existía un sistema de estilo soviético en Cuba en ese momento y el año 1959 no es equivalente a los hermanos Castro. Muchas personas de diversas creencias políticas lucharon y murieron para lograr la revolución que derrocó a la dictadura de Batista. La canción expresa muchos sentimientos democráticos importantes contra la actual dictadura cubana, pero desafortunadamente guarda silencio sobre la alternativa deseable, lo que deja espacio para que los peores elementos derechistas pro-Trump en el sur de Florida también se unan detrás de ella como si fuera suya.

Fiel a su estilo, el presidente Díaz-Canel llamó a los "revolucionarios" a estar listos para el combate y a salir a las calles contra los manifestantes. De hecho, fueron policías uniformados, la Seguridad del Estado (la policía secreta) y los Boinas Negras (fuerzas especiales) quienes respondieron con gases lacrimógenos, palizas y cientos de arrestos, entre ellos los de algunas personas de izquierda críticas hacia el gobierno. Según un informe de Reuters del 21 de julio, las autoridades habrían confirmado que habían iniciado los juicios contra manifestantes, bajo diversos cargos, pero luego lo negaron según otro informe de prensa del 25 de julio. Se trata de juicios sumarios sin derecho a abogado defensor, formato generalmente utilizado para infracciones leves en Cuba pero que en este caso implica la posibilidad de años de prisión para quienes sean condenados.

La mayoría de las manifestaciones fueron airadas pero generalmente pacíficas y sólo en algunos casos los manifestantes se comportaron de manera violenta, como en algunos saqueos y en el vuelco de un vehículo de la policía, en claro contraste con la frecuente violencia desplegada por las fuerzas del orden.

Cabe señalar que al llamar a sus seguidores a tomar las calles para combatir a los manifestantes, Díaz-Canel invocó la idea -usada desde hace más de 60 años- de que "las calles son de los revolucionarios", al igual que el gobierno siempre ha proclamado que "las universidades son de los revolucionarios" para expulsar a estudiantes y profesores que no siguen la línea del gobierno. Un ejemplo de ello es René Fidel González García, profesor de Derecho expulsado de la Universidad de Oriente. Muy crítico hacia las políticas gubernamentales, muy lejos de renunciar a sus ideales revolucionarios los ha reafirmado en numerosas ocasiones.


¿Por qué ahora?

Cuba se encuentra en medio de la crisis económica más grave desde la década de 1990, cuando, como resultado del colapso del bloque soviético se produjeron innumerables y prolongados apagones debido a la grave escasez de petróleo, junto con una desnutrición endémica y los problemas de salud que la acompañan.

La actual crisis económica se debe al declive del turismo relacionado con la pandemia, combinado con la desinversión de capital a largo plazo del gobierno y la incapacidad para mantener la producción, incluso en los niveles más bajos de los últimos cinco años. El PIB (Producto Interno Bruto) de Cuba cayó un 11% en 2020 y solo aumentó un 0,5% en 2019, el año anterior al estallido de la pandemia. La cosecha anual de azúcar que terminó esta primavera ni siquiera llegó al millón de toneladas, que está por debajo del promedio de 1,4 millones de los últimos años y muy lejos de los 8 millones de toneladas de 1989.

El reciente intento del gobierno de unificar las distintas monedas que circulan en Cuba, principalmente el CUC (peso cubano convertible), un sustituto del dólar, y el peso cubano o moneda nacional (CUP), ha fracasado y ha provocado una inflación grave que fue predicha, entre otros, por el destacado economista cubano Carmelo Mesa-Lago. Si bien el CUC efectivamente está desapareciendo, la economía cubana se ha dolarizado virtualmente con la constante desvalorización del peso. Mientras que el tipo de cambio oficial es de 24 pesos por dólar, el tipo de cambio prevaleciente en el mercado negro es de 60 pesos por dólar y va a empeorar debido a la falta de dólares procedentes del turismo. Este giro hacia un dólar cada vez más caro podría limitarse algo a la luz del reciente giro del gobierno hacia el euro como su divisa preferida.

Lo peor de todo es la escasez generalizada de alimentos, incluso para quienes tienen divisas, esto es, monedas fuertes. Las reformas agrarias de los últimos años encaminadas a incrementar la producción nacional no han funcionado porque son inadecuadas e insuficientes, imposibilitando a los agricultores privados y a los usufructuarios (agricultores que arriendan tierras al gobierno por plazos de 20 años renovables por otros 20) producir lo suficiente para alimentar al país. Así, por ejemplo, el gobierno otorga arbitrariamente créditos bancarios a los agricultores para algunas cosas pero no para otras, como para limpiar el marabú, una maleza invasora muy difícil de arrancar, siendo sin embargo esencial hacerlo para que los cultivos crezcan. Acopio [Sistema de Acopio de productos agrícolas], la agencia estatal a cargo de recoger y comercializar la parte sustancial de la cosecha que los agricultores tienen que vender al Estado a precios fijados por el gobierno, es notoriamente ineficiente y derrochadora, porque los camiones de Acopio no llegan a tiempo para recoger su parte o por la indiferencia y el descuido sistémicos que invaden los procesos de envío y almacenamiento. Esto crea un enorme deterioro y desperdicio que ha reducido la calidad y cantidad de productos disponibles para los consumidores. Por esta razón y por otras similares, Cuba importa el 70% de los alimentos que consume de otros países, incluido Estados Unidos pues en 2001 se estableció una exención para la exportación ilimitada de alimentos y medicinas a Cuba pero con la seria limitación de que Cuba tiene que pagar en efectivo antes de que las mercancías se envíen a la isla.

El economista cubano Pedro Monreal ha llamado la atención sobre los abrumadores millones de pesos que el gobierno ha dedicado a la construcción de hoteles turísticos (en su mayoría en joint ventures con capital extranjero), que incluso antes de la pandemia sólo tenían una ocupación muy por debajo de su capacidad, mientras que la agricultura está hambrienta de inversiones gubernamentales.

Esta elección unilateral de prioridades por parte del Estado de partido único es un ejemplo de los resultados que dan prácticas profundamente antidemocráticas. Esto no es un "defecto" del sistema cubano en mayor medida en que la búsqueda incesante de ganancias sea un "defecto" del capitalismo estadounidense. Tanto la burocracia y la ausencia de democracia en Cuba como la búsqueda incesante de lucro en Estados Unidos no son defectos sino elementos constitutivos de ambos sistemas.

De manera similar, el petróleo se ha vuelto cada vez más escaso a medida que han disminuido los envíos de petróleo venezolano a cambio de servicios médicos cubanos. No hay duda de que el fortalecimiento del criminal bloqueo por parte de Trump, que fue más allá de revertir la liberalización de Obama durante su segundo período en la Casa Blanca, también ha dañado gravemente a la isla, entre otras razones porque ha dificultado que el gobierno cubano pueda utilizar bancos en el extranjero, sean estadounidenses o no, para financiar sus operaciones. Esto se debe a que el gobierno de Estados Unidos castigará a las empresas que hagan negocios con Cuba, impidiéndoles hacer negocios con Estados Unidos. Hasta los eventos del 11 de julio, la administración Biden había dejado intactas casi todas las sanciones de Trump. Desde entonces, ha prometido permitir mayores remesas y proporcionar personal para el consulado estadounidense en La Habana.

Si bien el bloqueo criminal ha sido muy real y gravemente dañino, los estragos económicos causados han sido relativamente menos importantse que los que se encuentran en el corazón mismo del sistema económico cubano: el control y gestión burocráticos, ineficaces e irracionales de la economía por parte del gobierno cubano. Es el gobierno cubano y sus aliados de "izquierda" en el Norte Global, no el pueblo cubano, quienes continúan, como han hecho durante décadas, culpando exclusivamente al bloqueo.

Al mismo tiempo, la clase trabajadora en las áreas urbanas y rurales no tiene incentivos económicos ni políticos, en forma de control democrático en sus lugares de trabajo y en la sociedad, para involucrarse en su trabajo, lo que conduce a la reducción de la cantidad y de la calidad de la producción.


Situación sanitaria en Cuba

Desde que estalló la pandemia de Covid-19 a principios de la primavera de 2020, a Cuba le fue relativamente bien durante el primer año de la pandemia en comparación con otros países de la región. Pero en los últimos meses la situación en Cuba, por razones que aún no están claras, salvo la entrada de la variante Delta en la isla, ha empeorado bruscamente, agravando los problemas económicos y políticos del país.

Así, como señaló Jessica Domínguez Delgado en el blog cubano El Toque (13 de julio), hasta el 12 de abril, poco más de un año después del inicio de la pandemia, habían fallecido 467 personas en los 87.385 casos que habían sido diagnosticados con Covi-19. Pero sólo tres meses después, el 12 de julio, el número de fallecidos había llegado a 1579 y el número total de casos diagnósticados era 224.914, multiplicando por 2,5 los diagnosticados en algo más del primer año de pandemia.

La provincia de Matanzas y su capital del mismo nombre, ubicada a 100 kilómetros al Este de La Habana, se convirtió en el epicentro de la repentina expansión de la pandemia en Cuba. Según el gobernador provincial, en la provincia de Matanzas faltaban 3000 camas para poder atender a todos los pacientes que las necesitaban. El 6 de julio, un amigo personal que vive en la ciudad de Matanzas me escribió sobre la terrible situación de salud en la ciudad con falta de médicos, tests y oxígeno en hospitales que colapsaban. Mi amigo me decía que el gobierno nacional se había mostrado incapaz de controlar la situación hasta el día en que finalmente formuló un plan de acción para la ciudad. El gobierno finalmente tomó una serie de medidas, incluido el envío de una cantidad sustancial de personal médico adicional, aunque es demasiado pronto para decir aún con qué resultados.

Los científicos e instituciones cubanas de investigación merecen mucho crédito por el desarrollo de varias vacunas anti-Covid. Sin embargo, el gobierno fue responsable de la demora excesiva e innecesaria en la inmunización de las personas en la isla, agravada por su decisión de no obtener donaciones de vacunas del exterior ni unirse al mecanismo COVAX (Covid-19 Vaccines Global Access) de 190 naciones patrocinado por varias organizaciones internacionales, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS), organización con la que el gobierno cubano tiene buenas relaciones. Actualmente solo el 16% de la población ha sido completamente vacunada y el 30% ha recibido al menos una dosis de la vacuna.

La crisis médica en la provincia y en la capital de Matanzas encaja en un patrón más general de escasez médica y abandono, ya que el gobierno cubano ha acelerado su exportación de personal médico al exterior para fortalecer lo que ha sido durante algún tiempo su principal exportación.

Ésta es la razón por la que el valioso programa de médicos de familia introducido en la década de 1980 se ha deteriorado gravemente. Mientras que el gobierno cubano utiliza una escala variable (incluyendo algunos trabajos pro bono) en cuanto a la tarifa que cobra a los gobierno extranjeros clientes, los médicos cubanos obtienen un promedio del 10 al 25% de lo que esos clientes extranjeros pagan al gobierno cubano. Huelga agregar que el personal médico cubano no puede organizar sindicatos independientes para negociar con el gobierno las condiciones de su empleo. Sin embargo, viajar al extranjero es una tarea deseada por la mayoría de médicos cubanos porque ganan una cantidad significativa de divisas y pueden comprar bienes extranjeros. Sin embargo, si no regresan a Cuba una vez finalizada su asignación, son sancionados administrativamente (no judicialmente) con un exilio forzoso de ocho años de duración.


El contexto político

A principios de este año, el liderazgo de la vieja guardia, que luchó contra el régimen de Batista y con más de 80 o 90 años de edad, se retiró de sus cargos de gobierno para dar paso al nuevo liderazgo de Miguel Díaz-Canel (nacido en 1960) como presidente y de Manuel Marrero Cruz (nacido en 1963) como primer ministro. Estos nuevos dirigentes prosiguen con la política de liberalización económica y social de Raúl Castro, sin democratización. Por ejemplo, en 2013 el gobierno liberalizó las regulaciones que controlaban el movimiento de personas, para facilitar a muchos cubanos viajar al exterior. Sin embargo, al mismo tiempo, el gobierno hizo prácticamente imposible que muchos disidentes abandonaran el país, por ejemplo retrasando su salida para que no pudieran llegar a tiempo a conferencias celebradas en el extranjero y creando una lista de unas 200 personas "reguladas" a las que no se les permite salir del país en absoluto. Es importante señalar que como en el caso de otras medidas adoptadas por el gobierno cubano, éstas también siguen la estela de las políticas de Fidel y Raúl Castro adoptando decisiones políticas y administrativas fuera del propio sistema judicial del régimen. Lo mismo puede decirse respecto a los cientos de detenciones relativamente breves que el gobierno de Raúl Castro realizaba todos los años, especialmente para tratar de impedir manifestaciones públicas no controladas por el gobierno (un método policial que solo funciona para protestas políticas previamente planificadas, a diferencia de las que tuvieron lugar el 11 de julio).

El Estado de partido único

El Estado de partido único sigue funcionando como bajo el gobierno de Fidel y Raúl Castro. En realidad, sin embargo, el Partido Comunista de Cuba (PCC) no es realmente un partido, pues para que lo fuese propiamente hablando deberían existir también otros partidos. El PCC tampoco es principalmente un partido electoral aunque sí controla firmemente desde arriba las periódicas denominadas elecciones, que siempre resultan en la aprobación unánime del rumbo político seguido por las autoridades.

A veces, las personas desilusionadas con los partidos corruptos existentes en América Latina e incluso en los propios Estados Unidos reaccionan con indiferencia, si no con aprobación, ante el Estado unipartidista cubano, porque perciben las elecciones como un refuerzo de los sistemas corruptos. Por tanto, esa gente piensa que es mejor tener un partido político honesto que funcione que un sistema multipartidista corrupto que no funcione. El problema con este tipo de pensamiento es que los sistemas burocráticos de partido único no funcionan bien en absoluto, excepto quizás para reprimir completamente cualquier oposición. Además, la corrupción tarde o temprano se abre camino en el sistema de partido único, como la historia ha demostrado repetidamente. En el caso de Cuba, el propio Fidel Castro advirtió, en un célebre discurso el 17 de noviembre de 2005, que la revolución estaba en mayor peligro de perecer por la corrupción endémica que por las acciones de los contrarrevolucionarios.

El monopolio organizativo del PCC, sancionado explícitamente por la Constitución cubana, afecta a muchos más ámbitos que el electoral. Extiende su poder de manera altamente autoritaria para controlar la sociedad cubana a través de las llamadas organizaciones de masas que funcionan como correas de transmisión de las decisiones que toma el Buró Político del PCC. Por ejemplo, la CTC, el sindicato oficial, es la correa de transmisión que permite al Estado cubano mantener su monopolio sobre la organización de los trabajadores cubanos. Además de reforzar la prohibición de huelgas, la CTC no es una organización para la defensa de los intereses de la clase trabajadora según lo decidido por las y los propios trabajadores. Más bien se estableció para promover lo que la dirección gobernante del PCC determina que son los mejores intereses de los trabajadores.

Los mismos mecanismos de control se aplican a otras "organizaciones de masas" como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y a otras instituciones como editoriales, universidades y el resto del sistema educativo. Los medios de comunicación (radio, televisión y periódicos) continúan bajo el control del gobierno, guiados en su cobertura por las "orientaciones" del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC. Existen dos excepciones importantes al control estatal de los órganos de los medios de comunicación: una, son las publicaciones internas de la Iglesia Católica. Sin embargo, la jerarquía católica cubana es extremadamente cautelosa y la circulación de sus publicaciones se limita en todo caso a sus parroquias y otras instituciones católicas. Una excepción mucho más importante es Internet, que el gobierno aún no ha podido poner bajo su control absoluto y sigue siendo el principal vehículo de voces críticas y disidentes. Esa limitación del control sobre Internet fue lo que hizo posible los estallidos políticamente explosivos del 11 de julio en todo el país.

¿A dónde va Cuba ?

Sin beneficiarse ya de la presencia de Fidel Castro y del grado de legitimidad conservado por el liderazgo histórico, Díaz-Canel y los demás nuevos dirigentes de gobierno fueron políticamente golpeados por los hechos del 11 de julio, a pesar de que recibieron el vergonzoso apoyo de la mayoría de la izquierda internacional. La mayor amenaza al Gobierno surgida de los hechos del 11 de julio es el hecho de que parece que la gente ya no tiene miedo. A pesar de ese tropiezo, los nuevos dirigentes parecen empeñados en mantener la orientación de Raúl Castro para desarrollar una versión cubana del modelo chino-vietnamita, que combina un alto grado de autoritarismo político con concesiones al capital privado y especialmente al capital extranjero.

Al mismo tiempo, los líderes del gobierno cubano continuarán aplicando políticas de reforma económica inconsistentes e incluso contradictorias por temor a perder el control sobre el capital privado cubano. El gobierno autorizó recientemente la creación de PYMES privadas (pequeñas y medianas empresas privadas), pero no sería de extrañar que muchas de las PYMES recién creadas terminen en manos de importantes funcionarios estatales convertidos en capitalistas privados. Existe un importante estrato gubernamental compuesto por gerentes de empresas y técnicos con amplia experiencia en sectores como el turismo, particularmente entre los militares. El más importante de ellos es el general Alberto Rodríguez López-Calleja, de 61 años, ex yerno de Raúl Castro, quien es el director de GAESA, el gran conglomerado empresarial militar que incluye en su estrcutura a Gaviota, el principal grupo turístico en la isla. Es significativo que recientemente se convirtió en miembro del Buró Político del PCC.

Quizás esta generación más joven de militares empresarios y de burócratas civiles pueda tratar de superar la mentalidad rentista que 30 años de amplia ayuda soviética crearon entre los líderes cubanos como testigo del fracaso en la modernización y diversificación de la industria azucarera (como hizo Brasil) durante esos años relativamente prósperos que terminaron en 1990. Sin duda, el bloqueo económico estadounidense contribuyó a la mentalidad rentista fomentando una actitud de supervivencia económica cotidiana en lugar de aumentar la productividad de la economía cubana para permitir un futuro más próspero.

Finalmente, ¿qué pasa con Estados Unidos? Es poco probable que Biden haga mucho en su primer mandato para cambiar las políticas imperialistas de Estados Unidos hacia Cuba, significativamente agravadas por Trump. Y sigue abierto el interrogante sobre si una posible segunda administración demócrata en Washington a partir de 2025 haría algo diferente . Sin embargo, existe una paradoja subyacente a la política hacia Cuba del gobierno de Estados Unidos. Si bien esta política estadounidense no está impulsada principalmente por los intereses de la clase dominante, sino más bien por consideraciones electorales, particularmente en el muy controvertido estado de Florida, no por ello es necesariamente menos dura o lo que es más alarmante, menos duradera. La Cámara de Comercio de los Estados Unidos, probablemente la institución comercial más políticamente activa en Estados Unidos, ha abogado por la reanudación de las relaciones comerciales normales con Cuba durante muchos años. Thomas J. Donohue, su director durante mucho tiempo que se jubiló a principios de este año, visitó Cuba en numerosas ocasiones y se reunió con líderes gubernamentales. Grandes empresas de los agronegocios también están interesadas en hacer negocios con Cuba, como lo están empresas agrícolas o con otros interes comerciales en los estados montañosos y en los de las regiones Sur y Suroeste, representados por políticos republicanos y demócratas. Sin embargo, es dudoso que éstos estén inclinados a gastar mucho capital político para lograr ese objetivo.

Esto impone una pesada tarea adicional a la izquierda estadounidense para superar este punto muerto, claramente favorecido por la continuación indefinida del bloqueo; para ello se necesita un nuevo tipo de campaña que denuncie la grave agresión e injusticia cometidas contra Cuba sin convertirse en apologistas de los dirigentes políticos del estado cubano.

Sea como fuere, la gente de izquierda en Estados Unidos tiene dos tareas clave. Deben oponerse firmemente al criminal bloqueo económico de Cuba y deben apoyar los derechos democráticos del pueblo cubano en vez de apoyar a un estado policial anquilosado, de la misma manera que han apoyado la lucha por los derechos humanos, la democracia y el cambio social y económico radical en Colombia y Chile en América Latina o en Myanmar y Hong Kong en Asia.