Trasversales
José Errejón

Otra política económica

Revista Trasversales número 53 diciembre 2020

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El año 2020 inaugura una nueva Gran Depresión económica más amplia y más profunda a nivel mundial que las conocidas hasta ahora. Si no existen condiciones para volver a estimular la inversión "productiva" para el capital (al no invertir sin expectativa de ganancia), no habrá salida de la crisis sin cambio de sistema económico. En otras palabras estamos ante una crisis sistémica.

La inversión en el ámbito especulativo, redistributivo e improductivo (como la re-compra de las acciones propias con crédito prácticamente gratuito) fomenta la concentración de capital en cada vez menos corporaciones. Todas estas inversiones improductivas no generan nueva riqueza, ni amplían el mercado total, ni fomentan el crecimiento, sino que fomentan sólo la progresiva concentración de capital e ingreso en cada vez menos manos.

Los Estados se afanan en la salvación del capitalismo moribundo, los gobernantes son incapaces de pensar la vida social sin el capitalismo. Pero forzados por la pandemia al parón productivo, no encuentran otra solución para mantener vivo al paciente que aplicarle la respiración artificial como a los contagiados por el virus: una gigantesca inyección de recursos financieros, una creación artificial (¿alguna no lo es?) de dinero, un endeudamiento masivo para las generaciones venideras.

Las cifras de destrucción de empleo nos plantean esta cuestión:¿será posible la recuperación, siquiera sea parcial, del empleo perdido y en cuánto tiempo? La crisis capitalista, que nunca se ha ido y que constituye, en realidad, la normalidad de la economía capitalista, vuelve a mostrarse en toda su crudeza. Ante la misma, el discurso y el pensamiento único neoliberal, vivido como un dogma desde hace cuatro décadas, guarda silencio confiando en que la desmemoria social permita olvidar los crímenes cometidos en su nombre por la mayoría de los gobiernos (en España también). ¡Ahora no tienen ningún escrúpulo en pedir de nuevo la intervención del Estado!

El capitalismo es receptivo cada vez a menos remedios. La medicina socialdemócrata, que lo salvó durante tantas décadas, ya no funciona más con él. Al contrario, las salidas que se preparan traerán una nueva y dura vuelta de tuerca a los mercados laborales en detrimento de la población trabajadora, así como redoblados ajustes sociales. Esto es, la senda trazada por las élites busca una recomposición de la relación de las clases dominantes con sus sociedades, abundando en el perjuicio de estas últimas.

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En esta crisis existe la posibilidad y necesidad de orientar la producción por las necesidades y posibilidades concretas de la vida de las personas. Mundialmente se abre una coyuntura para la reivindicación y lucha por una economía que reafirme la vida en su dimensión más integral. Es este y no otro el reto que las sociedades contemporáneas, la sociedad mundial, tiene por delante. Hay que parar el funcionamiento del capital para que la humanidad tenga alguna oportunidad para sobrevivir. No expropiar los medios de producción y distribución, que dejaría intacta la lógica del capital, el trabajo abstracto y la producción de valor.


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