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Italia: obreras en lucha

Revista Trasversales número 53 diciembre 2020




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Necesitamos saber que existen diferencias entre mujeres y hombres, no podemos pensar que somos iguales, porque no es cierto, ya que las mujeres, cuando regresan a casa todavía tienen que hacer las tareas del hogar. Y esta es la lectura feminista, y es necesaria, porque estas son las condiciones en las que nos encontramos.

Una compañera murió en Bérgamo, cogió el Covid en una fábrica de la multinacional Brembo. Continuó trabajando a pesar de las miles de muertes ocurridas. Continuó trabajando porque tenía un bebé sobre sus hombros, estaba embarazada de un segundo y no podía pagar a una niñera ni podía quedarse en casa. Entonces, la lucha es diferente, no es igual para todos y también es diferente entre un trabajador migrante y un trabajador blanco. No todos tenemos el mismo privilegio. ¿Por qué la mujer tarda más en hacer las huelgas y sólo las hace en situaciones límite? Porque ella es la que sabe que tiene que afrontar mucha cosas, y más ahora, ante un nuevo reinicio.

Cuando se habla de la reproducción, no se tiene en cuenta que sólo las mujeres piden los permisos parentales y que las que vienen de otros países no tendrán acceso a permisos y otras prestaciones. Sólo uno de cada diez hombres toma el permiso parental y ni siquiera en ese caso la mujer es eximida del trabajo en el hogar. Desde este punto de vista, por tanto, el permiso parental tiene algo de tomadura de pelo, porque todo sigue cargando sobre las mujeres. ¿Pero a quién se contrata a tiempo completo? A los hombres. Hay muchas empresas que tienen composición mixta y en las que sólo los hombres están contratados a jornada completa.

Es necesario hablar de la asunción del privilegio del hombre, también como trabajador. En la fábrica puedes luchar como quieras, pero si luego, cuando llegas a casa, sólo se hace cargo de ella la mujer, entonces esa lucha está un tanto mutilada. De hecho, esta consideración también surgió de las reflexiones que hicimos entre nosotras cuando a partir del 10 de marzo comenzamos nuestras protestas, que surgieron a partir de las mujeres que decían "tengo hijos en casa con enseñanza online y no sé cómo hacerlo: tengo que levantar- me a las 5 de la mañana, intentar descargar el programa, ver si hay conexión, ver si funciona la lección del día, ponerme de acuerdo con una amiga...". Estamos hablando de mujeres que salen de la fábri- ca a las 5 de la tarde y que aún tienen por delante al menos tres o cuatro horas de curre en casa. Por eso es importante partir del discurso feminista, y eso se ha visto incluso cuando hacemos huelga: el feminismo ha golpeado exactamente sobre estas conexiones en los últimos cuatro años de huelgas.

Las mujeres decidieron ir a la huelga el 8 de marzo porque era la fecha en la que se reconocían a sí mismas, no sólo como mujeres y como subjetividad, sino también porque todas estas luchas se entrelazaban con el rechazo a los abusos y la explotación que tan bien conocemos.

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