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Consejo editorial Trasversales

Un periodo lleno de amenazas: Solidaridad o barbarie

Revista Trasversales número 51 junio 2020




La pandemia de la covid19 cumple sus primeros meses. Una crisis sanitaria que ha provocado muertes, dolor, miedo y unas expectativas económicas y sociales muy tenebrosas.Solidaridad o Barbarie

Es imposible conocer ahora todos los efectos, pero las consecuencias y los riesgos son catastróficos. Estamos ante un fenómeno global cuyo primer nivel es la emergencia sanitaria. Como siempre en la Historia (llena de pestes y otras epidemias) la primera respuesta sólo puede ser aislamiento, confinamiento, generar posibilidades de atención médica y cuidados.

A pesar de ese carácter global no se puede ser inocentes y decir que afecta a todos por igual. Golpea más a los más débiles. Sus víctimas directas más numerosas han sido las personas mayores y los enfermos crónicos. Los barrios pobres y masificados han sido más afectados que las zonas ricas. En sociedades como la estadounidense ha golpeado ferozmente a las crecientes capas sociales sin acceso a la sanidad y carentes del más mínimo escudo social. Del mismo modo, en un mundo tan desigual, probablemente sus efectos más terribles no se conocen todavía, pero en las grandes aglomeraciones urbanas, generadas por el desarrollo capitalista en los países menos ricos, sus efectos sanitarios y sociales serán demoledores, allí donde no hay posibilidades efectivas de aislamiento, ni atención sanitaria ni recursos para sobrevivir sin buscarse el sustento día a día.

Por ello, a pesar de que en este primer envite parezca haber afectado más a los países más ricos, no olvidemos que una parte del mundo no tiene la misma capacidad de detectar casos, atenderlos, ni siquiera de registrarlos.

La emergencia sanitaria está dando paso a una crisis económica y social explosiva cuyos primeros golpes ya se sienten, pero que pueden superar cualquier expectativa. La pandemia de la covid19 no ha sido una tormenta en un cielo despejado.

Por ello, para reflexionar sobre sus consecuencias, lo mejor sería pensar en cómo afecta a los grandes problemas y las tendencias sociales presentes a comienzos del año 2020. El periodo 2008-2020 ha estado marcado por la presencia de seis grandes ejes que reflejan los principales fenómenos económicos, ecológicos, políticos y sociales del mundo global

- Es el periodo en que la humanidad empezó a tomar conciencia de la crisis civilizatoria que representa el cambio climático. Sin embargo, también es el periodo en que se demostró la incapacidad de una sociedad en que domina el sistema económico capitalista, basado en el crecimiento indefinido de la producción y el consumo, para dar una respuesta.

- La crisis económica de 2008 puso fin a la ilusión de un capitalismo neoliberal triunfante y ajeno a las crisis económicas y financieras. Esa ilusión, muy difundida entre 1989 y 2008 se vino abajo. Los efectos fueron socialmente demoledores. Hoy tenemos, de acuerdo a los estudios internacionales, la mayor desigualdad social desde comienzos del siglo veinte y una pobreza extendida que ya no se limita al llamado Tercer Mundo, sino que se ha extendido ampliamente en el interior de los países más ricos.

- Los sistemas políticos mostraron una degradación persistente y aparecieron crecientes fenómenos de un populismo de extrema derecha que quiere combinar neoliberalismo extremo con el proyecto de un nuevo disciplinamiento social. No son casuales los triunfos de Trump, Bolsonaro, Johnson, Orban, Dutarte… y la aparición de fuerzas muy dinámicas y agresivas de esa nueva extrema derecha en Europa Occidental, mientras el régimen de Putin mantiene su dominio al Este.

- Los instrumentos de gobierno global se debilitaron de una forma acelerada, al mismo tiempo que la necesidad de los mismos se hacía mayor. Ocurre tanto con las instituciones supranacionales como con un proyecto europeo fuertemente herido por la gestión de las élites en la respuesta de la crisis de 2008, por el brexit y por la patente carencia de un proyecto político civilizatorio capaz de enfrentarse a los retos ecológicos, sociales y políticos de nuestro tiempo

- Entre 2008 y 2020 se ha asistido al mayor ciclo de protesta social en más de un siglo. Los acontecimientos generados por las grandes protestas masivas que han recorrido los cinco continentes tuvieron dos momentos culminantes; el primero en 2011-2012, con el 15M y las ocupaciones de plazas en tantos lugares y el inicio de la revolución árabe; el segundo, en 2018-2019 con movimientos sociales históricos desde América Latina, con Chile a la cabeza, hasta Hong Kong, pasando por muchos lugares de América, Asia, Europa y África. Unas movilizaciones masivas que, con reivindicaciones y respuestas muy distintas a los problemas locales y globales, expresaban una defensa del común y un rechazo radical a las élites sociales que dominan el sistema mundial.

- La rebelión mundial de las mujeres ha sido un acontecimiento trascendental de las dos últimas décadas que ha expresado una potencia formidable para provocar una transformación de las sociedades hacia una ruptura con el sistema patriarcal y que, por ello mismo, ha provocado la reciente reacción del neo-machismo asociado a los movimientos de la nueva extrema contra la conquista de derechos y espacios sociales por las mujeres.

La pandemia de la covid19 no ha llegado a un mundo tranquilo y despejado. Pero, ¿cuáles serán sus consecuencias en los ejes trasversales que representan la crisis civilizatoria? Es imposible proponer hoy una respuesta. Los acontecimientos son imprevisibles, pero sí resulta necesario tener una primera visión de cuáles pueden ser sus efectos inmediatos sobre esos ejes, lo cual es importante porque, al mismo tiempo, nos obliga a preguntarnos cual debería ser nuestra praxis y como podrán afectar nuestras acciones a la evolución futura.

Los efectos sociales y económicos pueden ser traumáticos. Esta crisis pone en primer plano que establecer una sanidad pública universal o rentas básicas son elementos esenciales para la supervivencia. Pero es necesario saber que todas esas buenas intenciones empedrarán el infierno social si no se establece un sistema tributario justo y suficiente para ello. El aumento de la presión fiscal y una adecuada distribución del coste fiscal de esta crisis entre las distintas capas sociales es imprescindible. Pero sin un cambio en los sistemas internacionales de tributación del capital y de los grandes patrimonios, al menos a escala europea, los esfuerzos nacionales para generar suficiencia fiscal pueden fracasar.

Los límites de políticas de déficit resultan evidentes porque acabarán generando desequilibrios estructurales en perjuicio de los países más débiles. Las políticas que pretenden aumentar el gasto sin atender a las necesidades de aumentar los ingresos se revelarán más pronto o más tarde inadecuadas. La respuesta social, fiscal y financiera que el mundo debería dar requiere instrumentos supranacionales y la consolidación de proyectos como el de la Unión Europea. Pero esa afirmación se queda en buenos deseos si no comprendemos que para ello es necesario derrotar a las actuales élites neoliberales y generar una hegemonía alternativa. Esas élites van a resistirse ferozmente a perder hasta el más mínimo de sus privilegios.

Los efectos políticos de la actual crisis son imposibles de vislumbrar. Pero haríamos mal en minusvalorar la posibilidad de un reforzamiento de proyectos neoliberales con un creciente signo autoritario. El miedo de grandes segmentos de la sociedad puede alimentar la búsqueda de salvadores más o menos autoritarios. El éxito que las nuevas extremas derechas populistas han tenido en los últimos años nos avisa de ello, así como el fuerte peso que sus mensajes tienen en las redes sociales en muchos países e incluso globalmente.

Los efectos de la actual crisis sanitaria sobre los procesos de movilización son, ahora mismo, imposibles de prever. Sabemos que durante un periodo más o menos largo será difícil retomar de la misma forma, y tal y como se estaba desarrollando hasta ahora, la sociabilidad de la protesta colectiva y sus mecanismos habituales hasta 2020. No sabemos las nuevas formas en que se expresará la inteligencia colectiva, pero sabemos que requerirá unas nuevas formas de expresión y de organización que no sabemos si llegarán a producirse.

Las mujeres van, probablemente, a ser uno de los principales objetivos de los movimientos reaccionarios pre­sentes en nuestras sociedades, intentando detener su rebelión y creando las condiciones para un ataque a los derechos y espacios conquistados. Para ello aprovecharán, también, las nuevas dificultades económicas, intentando trasladarles el peso de los cuidados, utilizando los problemas familiares, laborales y sociales en contra de los derechos de las mujeres.

El periodo histórico que se inicia en 2020 muestra la extrema vulnerabilidad del sistema global tal y como lo conocemos. De la capacidad que tengamos para comprender que el cambio climático es una amenaza civilizatoria infinitamente mayor que la de este virus dependerá lo cerca que podamos llegar a estar de emprender el camino de un cambio civilizatorio.

Menos crecimiento, más igualdad social, nuevas formas de solidaridad social, nuevas formas de participación democrática local, limitación del poder social de las élites, solidaridad…

Retos tan grandes que sólo una gran creación colectiva puede ponerlos en marcha. La alternativa a la solidaridad es la barbarie.

20 de mayo de 2020