Lo vivido en el debate de investidura
ha tenido un desgaste evidente. A pesar de
ello aún estamos a tiempo de impedir un
desastre. Estas son unas breves reflexiones
personales que quiero compartir.
1.- No es ningún descubrimiento que
el PSOE ha sido y es (a pesar de las
contradicciones en las que se ha movido
históricamente) un partido de Estado y para el
Estado; es decir que sus principales
dirigentes han estado más predispuestos a
anteponer los "intereses generales" a
cualquier otra consideración (incluida la
conservación de su propio aparato del
partido). Felipe González incorporó a España a
la OTAN y aunque ganó el referendum le supuso
un enorme desgaste. Rodríguez Zapatero
agobiado por la recesión de 2008 pactó con el
PP la reforma del artículo 135 de la
Constitución; Pedro Sánchez, aunque aún no ha
sido puesto a prueba como los demás, no
dudaría en aplicar el artículo 155 si lo
considerase necesario como ya hiciera Rajoy.
Todos los gobiernos del PSOE cumplieron con
diligencia las políticas de recortes y ajustes
de la UE.
2.- También es necesario tener claro
que no es lo mismo un gobierno del PSOE –con o
sin Unidas Podemos- que uno de las derechas
con PP, Ciudadanos y Vox. Es una obviedad pero
hace falta volverlo a recordar, en estos
momentos de gran crispación. Y ello por varias
razones de fondo. Mientras que las bases del
PSOE o sus votantes han entrado en numerosas
ocasiones en conflicto con las políticas de
sus dirigentes, ya sea para exigir más
democracia u oponerse a determinadas medidas
antisociales;, as del PP, Ciudadanos y Vox
empujan o empujarán en el sentido opuesto. La
movilización de las derechas es para limitar
derechos democráticos, crear desigualdades o
apuntalar los rasgos autoritarios del Estado.
No ver la diferencia entre un gobierno del
PSOE y otro de las derechas nos imposibilita
para hacer política concreta e intentar
convencer a sectores que votan al PSOE. La
diferencia entre un moderado reformismo y un
proyecto ultraconservador y reaccionario es la
diferencia entre el gobierno portugués y el
italiano. No estamos hablando de rupturas
sistémicas sino de proporciones políticas.
3.- Unidas Podemos se ha equivocado
de estrategia política y sería muy pernicioso
que insistiera. Defender un gobierno de
coalición es un error. Si UP entrara en ese
hipotético gobierno las consecuencias podrían
ser nefastas. Si la gestión de ese gobierno es
buena todos los méritos se los llevará Pedro
Sánchez; pero si es mala UP cargará con las
mismas culpas que el PSOE. Basta mirar la
coalición en Alemania entre Merkel y el SPD.
La obsesión de Pablo Iglesias por
entrar en un gobierno de coalición les ha
llevado a subestimar los peligros de la
situación. En primer lugar, UP no tendría
verdadera autonomía aunque tuviera ministerios
a su cargo. En segundo lugar, el margen para
políticas alternativas a los dictados de
Bruselas es muy estrecho y si se quieren
cambiar estas políticas son necesarias grandes
movilizaciones sociales y políticas que la
socialdemocracia europea no está dispuesta a
encabezar. Más aún, ni siquiera esas
movilizaciones aseguran éxitos frente a la
Troika, dada la enorme desventaja de las
clases subalternas frente a las estructuras
supranacionales y los gobiernos nacionales.
Por lo tanto, si no queremos abrir la
caja de Pandora la mejor decisión es votar a
Pedro Sánchez para que sea investido, pero no
hipotecarse con él. El día a día de la
legislatura irá marcando el grado de oposición
o acuerdo con ese gobierno. Si el PSOE se
acerca a sus potenciales socios de derechas,
se abrirá un conflicto social.
4.- Es difícil pensar que estos
razonamientos no estuvieron en la cabeza de
Pablo Iglesias. También es lógico pensar que
los ha desechado. Seguramente porque la
concepción que tiene de la política tiene mas
que ver con situar el centro de gravedad en la
práctica institucional. Es lo que podríamos
denominar como "fetichismo institucional".
Pablo Iglesias está convencido que teniendo
ministros en el gobierno de Sánchez mejorará
su relación con un electorado que está dejando
de creer en su proyecto. Acaso también piense
que entrando al gobierno salvará un liderazgo
cada día más cuestionado. En cinco años, UP ha
modificado su lema de asaltar los cielos por
el de "vamos a ver si controlando parcelas del
poder salimos de esta crisis".
5.- Aún estamos a tiempo de frenar lo
que el secretario general de CCOO ha definido
como una izquierda que está subiendo al
patíbulo. Las izquierdas, que son muchas y no
solo UP, deben evitar las elecciones en
noviembre. En los tiempos que corren por toda
Europa y América, con una extrema derecha en
ascenso y un Brexit a las puertas, no es poca
cosa que queden focos de resistencia. El
crecimiento de algo más del 3% de la economía
puede tocar a su fin y volverán a sonar
tambores de guerra. Es urgente por lo tanto
proponer y defender derechos sociales y
conquistas democráticas: la defensa de las
pensiones, la lucha contra la precariedad
laboral, la sanidad pública, la igualdad de
género, la lucha por el medio ambiente, la
libertad de los presos políticos catalanes…
No podemos permitir que las derechas
ganen y arrasen a millones de personas con
urgencias vitales. ¿Cómo sería la foto de
Colón en la puerta del Palacio de la Moncloa?