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Angel Rebollar López

Apuntes para un balance de las elecciones del 28A

Revista Trasversales número 47, mayo 2019 web

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Las elecciones del 28 de abril dieron una vuelta al tablero político español. El cambio que ha propiciado el radicalismo de las dos derechas (PP, Cs), cuando han virado el rumbo hacia el franquismo, arrastrados por el pánico que les produjo el discurso de Vox, ha llevado a los tres hijos de Aznar a competir por el mismo espectro radical y rancio, de la nostalgia preconstitucional. Este encarnizamiento les ha llevado a repartirse, de manera muy equilibrada, el espacio de derecha descuidando el centro político, del que tanto PP como Cs se reclamaban, el cual se ha diluido ante los miedos de retroceso en derechos de las mujeres, LGTBI, pensionistas, la ecología, las amenazas de privatizar la sanidad y la enseñanza. Los discursos tan semejantes y las hipérboles increíbles, junto a tres programas semejantes compitiendo por el neoliberalismo, pretendiendo acabar frontalmente con el estado del bienestar y las políticas públicas, han alertado a la menguada clase media y a un 7% de la izquierda de progreso dormida.

De este proceso quien ha salido fortalecido ha sido el PSOE, arropado por un voto útil, que, sin alcanzar una mayoría absoluta, ha conseguido teñir de rosas la geografía española, salvo Lugo, Ourense, Salamanca, Ávila y Melilla para el PP, el País Vasco para el PNV y Girona, Tarragona y Lleida para ERC. Si hacemos un cálculo aritmético vemos que la diferencia no es tanta entre derechas e izquierdas. Si sumamos UNIDAS PODEMOS + PSOE nos da 11.213.684 votos, superiores a los 11.169.796 del trío de las derechas (PP+Cs+VOX). Pero si incrementamos el bloque de progreso con los 1.015.355 votos de ERC, junto a la suma de Compromís y Bildu y BNG, crece a 12.754.440 votantes. La movilización de los ciudadanos de progreso da más de un millón y medio de ventaja sobre el trío de derechas.

Análisis político

El rechazo de una mayoría del pueblo español, que defiende la pluralidad, los derechos conseguidos y la defensa de lo público es clara, lo que sin duda facilitará el gobierno del PSOE, en cualquiera de sus modalidades, de manera clara.

El PP es el partido más damnificado, producto de su giro radical hacia las tesis de su hermano pequeño. Ha perdido más de 3.500.000 votantes, que le ha llevado a descender por debajo de la mitad de sus diputados, de 137 a 66 actuales, lo que le mete en una situación crítica, política y económica. Si antes sumaban con Cs 170 diputados, ahora los tres juntos se quedan en 147, con el mismo número de votantes. Es evidente que haberse separado en gajos lo que antes era una piña, les ha castigado sensiblemente. El drama se acentúa para el PP, ya que tanto Cs, como Vox no van a abandonar su pugna endogámica, al menos hasta después de las elecciones del 26M. Ante el caos creado, el futuro de Casado dependerá de los próximos comicios, por que ahora tiene poco margen de maniobra.

Cs no ha conseguido los dos objetivos que se había propuesto, ganar al PP el 28A y echar del gobierno al PSOE, ganador y fortalecido por las elecciones. Su ansia de gobernar se ha visto truncada al fallarle ambas previsiones, nueve congresistas le separan del PP, lo que le sitúa el tercero del ranking. Como golpe de efecto manifiesta ser el jefe de la oposición, pero eso sólo es una pose. Casado, o quien gobierne el PP en un futuro próximo no se va a dejar arrebatar ese protagonismo, a pesar del corto margen de maniobra. Rivera deposita su confianza en lo que sí puede ser posible, hacerse con lo que ahora son sus carencias, gobernar algún ayuntamiento de envergadura y alguna comunidad autonómica. Ciudadanos tiene mejor futuro, no cabe duda, pero es un futuro alejado de sus deseos y de las esperanzas puestas actualmente. Luchar contra el PP, para convertirlo en un triunfo, mandar en el derecha, le va a ser complicado y apuesto a que no lo va a conseguirl al menos de manera absoluta, y ese enfrentamiento supondrá la necesidad del PP de buscar su hueco y diferenciarse, con lo cual seguirán pugnando, ahora por buscar ambos el centro derecha abandonado, ya que VOX no va a dejar el lugar más extremo de esa franja.

VOX no puede abandonar el monte, hacerlo le llevaría volver al terreno del PP del que salió. Sus 24 escaños, que son menos de los que se auguraba y ellos esperaban, pero muchos, demasiados, para los que pretendemos un país tolerante, de brazos abiertos y vestido elástico, en el que nos encontremos cómodos todos, al menos la gran mayoría. Su papel será testimonial y excéntrico, le costará votar con el PP y Cs, por su necesidad de notoriedad, y en la medida que sus dos hermanos mayores entren en la normalidad y pugnen por la sensatez abandonada, se irán quedando marginados.

PSOE ha obtenido una diferencia suficiente como para crear su propio gobierno. Como está manifestando, será un gobierno como el anterior, reforzado por 40 diputados más. Intentará jugar a dos manos, una mirando a Cs, que ya ha demostrado mil veces su facilidad camaleónica con tal de salir en la foto. Los naranjas, una vez pasadas las elecciones del 26M, pugnarán para restar al PP protagonismo, mostrando su cara más conciliadora buscando el centro derecha abandonado, lo que le facilitará pactos con el PSOE. Sánchez presionado por sus bases, las mismas que le llevaron a gobernar el partido contra la vieja guardia, no se lo va a poner fácil, pero la fuerza del poder económico y mediático, que ya ha manifestado su preferencia de Rivera, le obligará de dejarse querer y facilitar pactos con Cs, que terciará con otros en lo social con Unidas Podemos y nacionalistas. Le espera pues buscar un equilibrio difícil que dependerá de las justificaciones que encuentre en la situación económica, dando una de cal y otra de arena. Podrá encontrar a Rivera en algunos temas sociales como eutanasia, ley de género, licencias de paternidad, escuelas infantiles 0 a 3 años, renegociar el Concordato, intentando que sean asumidas por Unidas Podemos. Evitará en todo lo posible acuerdos con ERC y Bildu, aunque con los primeros habrá de hablar y encontrar algún punto de coincidencia con el apoyo de los morados, para desatascar la situación, con una mayor autonomía o, si es más audaz, caminar hacía el federalismo, sin tocar la monarquía, en lo que tendría el apoyo de la izquierda y nacionalismos.

ERC son los segundos ganadores de los comicios, aunque en el marco autonómico catalán. Los 15 diputados conseguidos relegan a los de Puigdemont en segundones en el proceso, si esto se consolida en las municipales y europeas no me cabe duda que Quim Torra tendrá los días contados, no creo que supere el otoño. ERC necesita obtener alguna concesión que le justifique llevar Catalunya a la normalidad. Sánchez con el apoyo de Unidas Podemos tendrá que buscar una vía de distensión que puede pasar por mayor autonomía, incluso abrir un proceso federal. Indultos para los encarcelados, más o menos cercanos a las sentencias, incluso procurar que éstas sean lo más suaves posibles, hecho que facilitará la decisión.

Unidas Podemos, después del PP, ha sido el partido que más ha perdido el 28 de abril, también el más vapuleado por las distintas patas del poder y por sus propios errores. Los ataques exógenos han sido duros desde su nacimiento, es lógico, aunque no aceptable, que los poderes se defiendan de aquellos que pretenden restarles ese valor. Los ataques desde el principio por los medios, que hasta diciembre de 2015 utilizaron a Podemos para ganar cuota de pantalla, después al ver los resultados se mostraron agresivos, buscando y resaltando sus errores sin alabar los aciertos, que fueron muchos. Los medios sirvieron de eco de informes falsos, que ahora han quedado al descubierto, creados por las cloacas policiales del PP y alentados por los poderes económicos, con la utilización de periodistas al servicio de la banda policial, fueron un puntal del desgaste de la organización

La aparición de Podemos en el escenario político nacional se dio con gran fuerza, obteniendo, junto a Compromís, En comú y En Marea, 69 diputados en diciembre de 2015 (IU obtuvo dos más). El error de no permitir el gobierno de Sánchez con Rivera, que le hubiese dejado un panorama muy deseado como protagonista de las alternativas de progreso, nos llevó a las elecciones de junio 2016, esta vez ya en coalición con IU, obteniendo 71 escaños, aunque con menos votos que la suma de los obtenidos en 2015 por separado.

La mala gestión de Vistalegre II generó unas luchas intestinas que han derivado en las separaciones y dimisiones de varios de sus fundadores. En estos comicios, han sido Compromís y En Mareas quienes han abandonado la coalición, además de la huida de Errejón a Más Madrid, de manera poco elegante y con tufo vengativo.

Una organización que se reclama de la pluralidad de la izquierda debe contar con una estructura organizativa muy abierta, en cuyos órganos directivos ha de haber una representación reflejo de su composición. Éste es el otro error que ha cometido Podemos, establecer una dirección exclusiva, que ha llevado a la huida de los que no se sintieron representados, haría falta una estructura confederal. La fuga de Compromís y En Marea ha sido una aventura nefasta por parte de éstos. Los valencianos han bajado de 4 a un diputado y los gallegos prácticamente han desaparecido con 17.726 votos, que no le han permitido tener representación.

Toda esta conjunción de errores internos, unidos a las confabulaciones mafiosas de los poderes económicos, mediáticos y policiales, han hecho mucho daño a los morados, que a pesar de la maduración de sus líderes, en los últimos 18 meses y el buen trabajo social y reivindicativo en defensa de pensionistas, mujeres, empresas en lucha, desahucios etc., así como ser el dinamizador de la moción de censura que llevó a Sánchez a la Moncloa, arrancándole un presupuesto económico modélico, en sus aspectos sociales, consiguiendo de los socialistas 900 euros de SMI, no han podido mitigar la llamada del PSOE al voto útil. Una bajada de 29 escaños, relegándolos a la cuarta posición, con 3.732,929 votos. A pesar de todo superaron unas encuestas, que les auguraban un descalabro mayor.

Unidas Podemos se configura a pesar de todo, como una pieza fundamental si los socialistas quieren obedecer el mandato de sus militantes.

Unidas Podemos no debe entrar en el gobierno

Comienzan las negociaciones cometiendo, otra vez, el reiterado error. Están pidiendo cargos en el próximo gobierno y eso, a pesar de que el PSOE no está dispuesto, les lleva a empecinarse en la mirada corta y a desgastarse en una presión que para nada les interesa. Unidas Podemos es más útil fuera del posible gobierno, no se verán atados por la dinámica de gobierno, teniendo que tragar y ensuciarse en cosas que no les conviene y mucho menos desde su posición actual. Estarían en una minoría que apenas podría imponer nada y si rompiesen el gobierno serían culpados de falta de responsabilidad y bisoñez. Unidas Podemos se debe quedar fuera, marcando el ritmo de las reivindicaciones de clase, presionando al gobierno con propuestas sociales y movilizaciones, mostrándose así como los defensores de los desfavorecidos, con propuestas cercanas a la gente y haciendo entrar en contradicción al PSOE con sus bases, cuando vayan a buscar el voto de Cs. Las prisas de Iglesias de tocar poder le anula la perspectiva que debe tener, con una visión a medio largo plazo. En política esa es una regla elemental, hay que pensar y marcarse objetivos a más larga distancia, esa acción permite un mayor espacio de visión. Las miradas cortas ocultan la lucidez de la panorámica, tan necesaria en este arte que es la política, sin descuidar la actuación en los acontecimientos que asomen.