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Angel Rebollar López

Nadie nace con odio. Nazis crean una masacre en Nueva Zelanda

Revista Trasversales número 46, marz0 2019 web

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Que yo sepa, así como la herencia genética leída en el ADN nos marca determinadas inclinaciones morfológicas y a las enfermedades, en los genes del ser recién nacido nada indica su predisposición al odio. El odio nace de un proceso intelectual, que no necesita un esfuerzo mental sino todo lo contrario, se forja en la simpleza analítica, en las neuronas menos desarrolladas, con poco músculo reflexivo, en cerebros vagos, incapaces de desmenuzar hechos, escudriñando su complejidad hasta encontrar la síntesis analítica.

Lo fácil es culpar al diferente de nuestros males o simplemente estigmatizarlos, con el fin de constituirnos en elementos perfectos para ocultar justamente nuestras carencias, debilidades e inconsistencias. Estos especímenes se suman a ideologías rectas, dogmáticas e irreflexivas, que adoctrinan facilitando una comprensión de la existencia elemental, rectilínea, dando vida a un pensamiento cuadrado, dejando fuera de él la imperfección y la perversión. En esta configuración de sesera se sitúan las religiones, llenas de verdades absolutas que destierran la duda, y los pensamientos políticos verticales, absolutistas y marciales que fijan sus cimientos en medias verdades con terribles miopías, de distancia corta, generalmente envueltas en banderas e himnos, que ayudan a resumir todo el conocimiento arropado por bastardos sentimientos.

La manera de volcar hacía el exterior tanta irracionalidad es la violencia hacia los objetivos, que entienden distorsionadores de la homogeneidad y uniformidad requerida. Todo aquello que rompe los márgenes de esa cuadratura de pensamiento, les genera desazón, inseguridad, desconfianza e incluso miedo, desencadenándoles brotes psicóticos inducidos por el odio. Los agentes desencadenantes, que entienden provocadores, son las culturas distintas, otras religiones, las pieles de otros colores, los pensamientos diferentes, la identidad sexual incomprendida (gays, mujeres, transexuales. bisexuales, etc..), personas con cromosoma 21, con diferencias motrices o abandonados sociales. Todos ellos son considerados escoria sobre las que verter, su supuesta superioridad.

Este conjunto de fobias, individualizadas o en forma de cóctel a su gusto, son culpadas de sus males o simplemente consideradas impedimentos para alcanzar sus objetivos y por tanto diana sobre las que volcar sus frustraciones, en clave de odios que subsanan con la violencia considerada liberadora. Toda persona que establece y configuran su comprensión mental, en las fobias a cualquiera de las maravillas que manifiestan nuestra diversidad humana, incapaces de desarrollar empatía al diferente, limitados a la hora de respetar otras maneras de pensamientos y formas de enfrentarse a la vida, que no alcanzan a entender que no hay más raza que, aquella que nos hermana a todos, la humana, negado para aceptar la duda, como motor de armonía, respeto y crecimiento, individuos, por tanto, faltos de herramientas para afrontar las frustraciones, todos ellos son susceptible de desbocar la incomprensión en odio y éste en violencia desmedida y así surgen los crímenes y la más grande de todas las irracionalidades, las guerras.

Nadie nace con odio, un cáncer terrorífico y limitante, por eso es importante crecer en culturas de igualdad y respeto, aprendiendo a amar la diversidad como parte de nuestra riqueza humana e intelectual. Esta debe ser la labor de una enseñanza inclusiva, pública y laica, que a todos iguale en oportunidades y que a todos permita crecer sin subirse sobre nadie y para esto el capitalismo y los egoísmos avarientos que representa es un gran lastre. En los últimos años hemos podido ver, y así lo dicen los datos, que el crecimiento de las mayores riquezas, se hace a costa del aumento de la pobreza del resto de la humanidad. Esta desigualdad es la causa del ascenso de movimientos nazis y de éstos siempre salen exponentes de odio que generan miedo, realizando matanzas indiscriminadas. El capitalismo que siempre ha sufragado a estos movimientos nazis, los utiliza a modo de bala en la recamara, como reciéntenme en Nueva Zelanda.