Trasversales
José Luis Redondo

Un sistema en crisis

Revista Trasversales número 44 junio 2018

Textos del autor en Trasversales



El sistema del 78 que surgió de la Transición ha dejado de funcionar. El convencimiento de que los problemas podían solucionarse dentro del marco constitucional y de las leyes ha dejado de existir, tanto entre las fuerzas políticas y sociales como entre los ciudadanos.

El marco legal y también la constitución material se han transformado en una cáscara vacía, al tiempo que no se perfila una alternativa ni entre los partidos ni en la sociedad. Un proceso constituyente e incluso una reforma limitada de la Constitución no tiene ninguna posibilidad en la actualidad. El país se encuentra en una parálisis y lleno de disfunciones, en un proceso de pudrimiento del Estado como ya se ha dado en otros momentos históricos, como en la crisis de la Restauración. Disfunciones y deterioros que cuando no se solucionan se enquistan y dejan sin esperanza de cambio a los ciudadanos.

Pueden señalarse los aspectos siguientes como los mas graves:

- El sistema autonómico en quiebra ante la deriva catalana.

- La liquidación del sistema bipartidista imperfecto que venía funcionando desde la Transición, dando paso a un sistema de cuatro partidos a escala estatal que se neutralizan entre sí, PP con Ciudadanos y PSOE con Unidos Podemos.

- El deterioro del sistema judicial. Si ya la fiscalía actuaba “orientada” por el gobierno, ahora el Tribunal Constitucional y el Supremo se han convertido en el instrumento político para parar el independentismo catalán, con los enredos a los que se ven abocados con los tribunales belgas y alemanes, al tiempo que han perdido la apariencia de independencia. A esto cabe añadir las actuaciones de tribunales ordinarios frente a los delitos de violencia de género, caso de la “manada” o sobre las condenas que atentan a la libertad de expresión.- - - - La falta de imparcialidad de los medios, desde las manipulaciones de TV1 o de la TV3 catalana, hasta los de la prensa escrita en defensa del inmovilismo.

La larga crisis económica del 2008 ha producido grandes desastres. El crecimiento del PIB no está remediando las pérdidas de los sectores sociales mas desfavorecidos, la desigualdad de ingresos es mayor que antes de la crisis (la ratio entre el 20% de ingresos superiores y el 20% inferior es 6,6, cuando al comenzar la crisis era poco más de 5). Ha aparecido pobreza entre parados y ocupados, la precariedad del trabajo es general entre los jóvenes, la educación, la sanidad y las ayudas sociales se han deteriorado y se atienden con menos recursos y ha comenzado de nuevo la subida del precio de las viviendas, sobre todo de los alquileres.

En un marco político paralizado un 30% de la población está próxima a una condición asistencial y hay una juventud sin salida, sin empleo ni vivienda para poder independizarse. De todas formas el crecimiento económico ha traído nuevas luchas laborales, algunas de nuevo tipo en plataformas de “economía colaborativa”: distribuidores, taxistas o empleados de Amazón.

El impulso del 15M que continúo con las Mareas parece haberse agotado, aunque su influjo pueda seguir actuando todavía. No lejos de esta dinámica están las movilizaciones de las mujeres. Un movimiento internacional como en el de Me Too, pero que en España se ha convertido en vanguardia incorporando a mujeres jóvenes que no habían participado en el movimiento feminista, superando las ideologías políticas. Las propuestas de igualdad con los varones van a cambiar muchas estructuras sociales, igualdad salarial, reparto de los cuidados, cambios en las instancias políticas, empresariales y sociales.

También se han incorporado a las movilizaciones los jubilados, ante el peligro en el que están las pensiones, asumiendo que son un derecho y no algo revisable. Es un sector que hasta ahora ha sido pasivo y base de los votos del PP, sin embargo se están organizando en plataformas directas prescindiendo de los sindicatos. A esto cabe añadir movimientos sectoriales, en especial sobre la vivienda, pasando de la lucha contra los deshaucios a los sindicatos de inquilinos y contra los pisos turísticos que llevan al vaciamiento del centro de las ciudades.

Todos estos movimientos se están dando fuera del control y dirección de los partidos y en parte de los sindicatos. Desgraciadamente las soluciones a las demandas están en nuevas leyes y mayores fondos, pero no se han concretado por la actuación del PP con el apoyo de Ciudadanos, mientras el PSOE y Unidos Podemos las han apoyado pero se han mostrado incapaces de sacarlas adelante. Los acuerdos de izquierdas en el Congreso no han funcionado debido a la situación catalana, está por ver si van a hacerlo con el gobierno del PSOE.

Las propuestas independentistas catalanas, violando las leyes y la Constitución, se han convertido en una excusa para frenar toda alternativa política. Están produciendo el aumento del nacionalismo español en el que se está envolviendo Ciudadanos con el consiguiente aumento de su intención de voto en las encuestas. Es verdad que Rajoy está en el origen de esta deriva, incapaz de cualquier respuesta política a las demandas catalanas. Ha derivado a los tribunales y a las medidas de excepción, el 155, la paralización del independentismo. Éste, partiendo de las movilizaciones de la población, ha entrado en una deriva onírica ignorando no solo las leyes sino TAMBIÉN sin conciencia de su fuerza para poder violarlas, ignorando incluso que no tienen la mayoría de los votantes, solo el 47%. Han alcanzado una solución patológica eligiendo un presidente como Quim Torra, que representa la xenofobia antiespañola y un nacionalismo conservador, es sorprendente que Esquerra y la CUP hayan aprobado o permitido este presidente. La formación de un gobierno legal es un paso adelante para que se gobierne en Cataluña y para los catalanes.

Conseguir atenuar el conflicto catalán es el primer paso para poder abordar otros problemas políticos. El nuevo gobierno del PSOE tendrá que negociar con el ejecutivo catalán pero dentro de un marco de la legalidad vigente, al tiempo que se dulcifican las medidas judiciales, como la salida de la prisión de los encarcelados. Los catalanes están divididos por la mitad y tienen que poder convivir las dos sensibilidades.

La primera sentencias de la Gürtel es demoledora, declara que ha existido una trama de los acusados condenados con el Partido Popular, que ha habido una caja B de éste, así como que M. Rajoy y altos cargos del PP han mentido en el juicio, se ha demostrado que nos ha gobernado un partido corrupto. Como consecuencia se ha formado en el Congreso una coalición negativa, Pedro Sánchez ya es presidente del gobierno porque se ha querido expulsar a Mariano Rajoy y al PP, apestaba la corrupción y el bloqueo a toda acción política que se enfrentase a los problemas actuales. El gobierno del PSOE en solitario tiene difícil actuar, más asumiendo los presupuestos para 2018 del PP, que, con Ciudadanos, van a ejercer una oposición virulenta y desestabilizadora, y controlan la mesa del Congreso y el Senado. Tampoco pueden ignorarse los desafíos que pueden venir de Cataluña y posibles meteduras de pata de otras fuerzas políticas.

No parece probable que Sánchez logre la aprobación de los presupuestos para 2019, y no será lo mismo si las elecciones generales anticipadas se dan antes de las locales o con el PSOE gobernando, sin contar con los resultados de las generales si se anticipan. Sin embargo es esperanzador que puedan desbloquearse leyes como la anulación de la ley mordaza que se han parado con diversas maniobras, ahora bien el aumento de recursos económicos y cambios fiscales que atiendan a las reivindicaciones actuales parece muy difícil de conseguir con el Parlamento actual.

El año próximo vienen las elecciones municipales y autonómicas, que pueden servir para comenzar a desatascar la parálisis política y poder abordar algunas mejoras legales y constitucionales. Los Ayuntamientos del cambio han mostrado sus limitaciones. Por una parte debido a las imposiciones sobre el déficit del ministro Montoro, así como por la actual ley municipal, pero por otra parte han limitado sus actuaciones y confundido sus prioridades. Tienen que presentarse ante los ciudadanos con sentido autocrítico y marcar como prioridades las necesidades sociales y de habitabilidad, dejando en un segundo plano los cambio urbanísticos. Situaciones tan grave como la vivienda les debe obligar a buscar ayudas en las comunidades autónomas y presionar conjuntamente con los ciudadanos ante el gobierno para conseguir viviendas sociales de alquiler. Es importante que puedan abordar iniciativas culturales y de comunicación que puedan frenar el ataque de los medios que se han dado y van a seguir dándose.

El combate por las comunidades autónomas es más complejo, solo podría tener éxito si se acuerdan gobiernos del cambio entre el PSOE y Podemos y se incorpora a personas independientes con influencia en la sociedad. Colaboración que va a depender de cómo hayan ido las cosas en el Parlamento.

Es necesario ligar las demandas sociales con los instrumentos políticos, partidos, ayuntamientos y autonomías. La conquista de éstos es un escalón necesario para desatascar la parálisis actual.


Mayo 2018

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