Trasversales
Luis M. Sáenz

Pensionistas: unidad, sin necedades

Revista Trasversales número 43 marzo 2018 web

Textos del autor en Trasversales



La esperanza renace, de la mano de la lucha de las mujeres y de la lucha de las y los pensionistas. De nuevo, "Sí se se puede". De nuevo empezamos a creer en nuestras propias fuerzas, sin esperar a que vengan a salvarnos "desde arriba" tales o cuales políticos, incapaces como fueron de aprovechar la posibilidad de cambio político que les dimos en diciembre de 2015 pero tiraron por la borda más preocupados, unos y otros, en decidir quien iba "primero por la izquierda" que en derrotar al Partido Popular. La calle vuelve a bullir, recuperando el espíritu del 15M e incluso yendo mucho más allá en el caso del impresionante movimiento transnacional de las mujeres contra el patriarcado. Los gruñones de siempre, personajes "iluminados" que se pasan la vida juzgando a los demás, tras pasarse años criticando a las personas mayores por votar el PP han pasado a lo de "y donde están los jóvenes", y no sé a quienes pasarán a despellejar tras la evidente hegemonía de las jóvenes en el proceso que llevó al 8M18 y la presencia significativa de jóvenes en las movilizaciones de pensionistas del 17 de marzo.

La rebelión pensionista es extremadamente importante, en primer lugar, porque son pilar esencial del bienestar social, para las personas mayores pero también para el resto, y no lo digo sólo por las muchas persomas mayores que están apoyando con sus pensiones a sus descendientes, sino también por que si las personas mayores no pueden ser autónomas tendrán que ser sostenidas por sus hih@s, niet@s, etc; y, en segundo lugar, porque el desmantelamiento en marcha del sistema de pensiones es la mejor prueba de la ruptura por los ricos y poderosos del pacto social implícito que permitió obtener, no sin luchas, un sistema de pensiones aceptable y un buen sistema de sanidad pública, hoy en rápida degradación en el marco de un neorégimen autoritario y oligárquico, que ni siquiera es ya el de 1978.

La respuesta ha sido potente. Por eso Rajoy empieza ya a farfullar que a lo mejor sube las pensiones mínimas o las de viudedad, lo que está por ver, y si lo hace deberemos recordar que no es un regalo sino un fruto de la lucha. Pero queremos más, sin duda, y podemos ir a por más.

Pero tenemos un problema: la división entre los movimientos que organizan las movilizaciones. En particular, la división entre CCOO y UGT, por otro lado, y la coordinadora de pensionistas, esto es, la Coordinadora en defensa del sistema público de pensiones. Esta división es artificial e inadmisible. En la medida que puedo, asisto a las movilizaciones las convoque quien las convoque, juntando todas mucha asistencia, como ocurrió en las dos del 17 de marzo. Y lo que veo es que la gente que ahí estamos somos más o menos igual, con más o menos las mismas aspiraciones, incluso a veces la misma gente, indiferente a si convoca X o convoca Y. La querella entre los dos sindicatos mayoritarios y la Coordinadora no responde a una escisión real entre la gente, es un problema "por arriba", porque no sólo en CCOO y UGT hay un "arriba", que lo hay pues se han verticalizado mucho, sino que también se establece un "arriba" de hecho en otro tipo de organismos que al nacer pretenden ser horizontales.

Lo ocurrido el 17 de marzo en Madrid, en lo que creo que ambas partes tienen responsabilidades, ya reboca el vaso. Vale, no me importó ir a una manifestación de la Coordinadora antes el Congreso y otro día a una ante el Ministerio de Hacienda convocada por CCOO y UGT; pero que el 17 de marzo nos convoquen a dos manifestaciones, aunque sea a horas diferentes, es una tomadura de pelo, ya estamos un poco mayores, y yo con lumbago, como para vernos en la obligación de pasarnos todo el día en la calle, con lluvía, frío e incluso nieve. Pese a esto, desdeluego, ambas manifestaciones fueron un gran éxito popular, y más la suma de ambas.

Hay diferencias, las hay, por ejemplo respecto a la reforma de las pensiones que pactaron CCOO y UGT con Zapatero, sobre la que ya dí por escrito mi opinión muy negativa en 2011 ["Pensiones, Capitalismo y Desigualdad", Lan Harremanak: Revista de relaciones laborales nº 24]. Por descontado, creo que ambos sindicatos deberían reconocer que aquello fue un rotundo error y que la justificación de que eso garantizaba los criterios del sistema hasta 2027 fue un farol propagandista, dado que en seguida el PP lo empeoró aún más; además se hizo sin un debate previo en las secciones sindicales y menos aún -si es que es posible- con la sociedad. También se puede discutir si la reivindicación de una pensión mínima de 1080 euros -que ahora es más o menos la pensión media- hecha por la Coordinadora es realista como objetivo inmediato o hay que empezar por un objetivo más asequible y una hoja de ruta más ambiciosa. Se puede discutir todo y nadie tiene que renunciar a sus planteamientos ni a movilizarse por ellos.

Ahora bien, es fundamental que todas las organizaciones o espacios de coordinación reconozcan que lo que está en juego no es la hegemonía política de tal o cual proyecto, ni es "quién dirige y representa el movimiento de pensionistas" sino los intereses básicos de éste como un todo. Eso sería palabrería si no hubiera un acuerdo básico suficiente en torno a objetivos comunes capaces de movilizar a muchas personas y que de conseguirse, asunque fuese parcialmente, mejorarían nuestras vidas y nos darían más fuerzas y confianza. Pero sí lo hay. Por ejemplo, la revalorización según IPC, la derogación del "factor de sostenibilidad" o medidas inmediatas para reducir la "brecha de género" en cuanto a pensiones, la subida de las pensiones mínimas (aunque haya matices en cuando a la hoja de ruta para ella), la revisión del sistema de financiación para que garantice no sólo que haya "pensiones" sino también que éstas, las actuales y las futuras, no sean peores que las anteriores.

En consecuencia, creo que tanto CCOO y UGT como la Coordinadora deberían encontrarse a corto plazo, establecer un marco de objetivos comunes -sin limitar la defensa de otros objetivos adicionales por cada organización- y elaborar una agenda de movilizaciones unitarias, compatible con iniciativas de cada entidad sin más limitación que no "pisarse" las unas a las otras.

Para CCOO y UGT eso implica entender y aceptar que no pueden pretender ser los "agentes sociales" por excelencia y que en este momento hay otros agentes con arraigo social y capacidad de movilización a los que deben reconocer como tales y con los que deben buscar cooperar sin pretender copar toda el espacio público. De hecho, en Madrid el 17M la gran manifestación convocada por la Coordinadora fue mayor que la gran manifestación convocada por CCOO y UGT. También deberían reconocer -como también otros grupos y partidos "alternativos"- que en estos tiempos las movilizaciones de pensionistas pueden ser más potentes si las diferentes organizaciones moderan su despliegue de símbolos de manera que el aspecto de las manifestaciones sea inequívocamente popular y transversal

Para la Coordinadora esto significa entender que, aunque su exigencia de derogación también de los aspectos negativos de la reforma de las pensiones de 2011 (retraso de la jubilación y disminución de la pensión salvo en caso de muy largas carreras de cotización) es muy justa y la compartimos muchas personas, eso no debe impedir movilizaciones unitarias en torno a los objetivos básicos comunes. Creo muy posible que, sin el impulso de la Coordinadora, CCOO y UGT no hubierán llegado tan lejos en la movilización, pero es preciso entender en qué momento llega el momento de tender la mano.

No hacerlo así, en unos y otros, es una necedad. Y podría llevarnos a perder una oportunidad excepcional, lo que sería perder el futuro.

Pura y simplemente, estoy harto de que la gente luchemos tanto y de que los "líderes" o portavoces desperdicien las oportunidades que nuestras luchas crean. Y tanto me da si son "líderes" de organizaciones políticas o sindicales tradicionales más o menos burocratizadas o si son secretarios generales o portavoces de la "nueva política" (¿ya también burocratizada?) o de "movimientos alternativos" que tiendan a dar más importancia a ser "alternativo" que al desarrollo del movimiento. Y conozco más personas que tienen ese mismo sentimiento.

Ahora, a lo nuestro, es decir, a avanzar en la lucha en defensa del sistema de pensiones y por su mejora, en unidad, y no sólo en unidad "de izquierda", sino tratando de crear unidad de todas las personas que están indignadas con lo que pasa con las pensiones, voten lo que voten. En ese sentido, me parece inadecuado el lema de "se tiene que notar a la hora de votar" , crítico con quienes "votan mal", que se está escuchando en las movilizaciones: ahora se tiene que luchar, no que votar, lo que se tiene que notar es que vienen a luchar y que nadie les preguntará qué votan. Quien quiera votos, que los gane convenciendo con su comportamiento, no regañando a quienes no le votan.

Todo esto sin dejar de reconocer, claro, que sin la existencia de los diversos polos organizados, imposible sin los esfuerzos de otras personas, la indignación no habría prosperado en movilización. Es decir, hago una crítica respetuosa y he tratado de no cargar las responsabilidades sobre un polo, aunque creo que hay matices que hacer (en mi caso, estuve en la calle los días anteriores repartiendo la convocatoria de la Coordinadora). No estoy dirigiéndome a necios, sólo estoy diciendo que estamos haciendo una necedad; yo también hago bastantes y me viene bien cuando alguien me lo dice.