Trasversales
 Rosalind Robson

http://www.workersliberty.org/story/2017-12-31/iranian-demonstrations-push-regime-change

Las manifestaciones iraníes presionan por un cambio de régimen

Revista Trasversales número 42 enero 2018


Desde el jueves 28 de diciembre, alrededor de 20 ciudades iraníes han sido escenario de manifestaciones, en la mayor ola de protestas desde el Movimiento Verde de 2009 organizado en torno a la reforma del sistema político islamista autoritario de Irán.

En 2009 las mayores manifestaciones tuvieron lugar en Teherán; en 2017-2018 las manifestaciones han alcanzado todo el país. Es una tremenda revuelta de personas durante mucho tiempo sido aplastadas y explotadas, mientras que un régimen corrupto se enriqueció e impulsó su propio poder político.

Es posible que las protestas fueran vistas inicialmente con buenos ojos por los partidarios de la línea dura deseosos de movilizarse contra el presidente Hassan Rouhaní, a quien se culpa de no haber usado en beneficio de los iraníes comunes la reducción de las sanciones económicas internacionales contra Irán. La presión sobre el gobierno se está intensificando ya que Trump amenaza con no ratificar el acuerdo nuclear de 2015 que levantó las sanciones. Ahora bien, las protestas están vinculadas a diversos agravios económicos y políticos, lo que no es sorprendente en un país donde el 80% de la economía es propiedad o está bajo control de sectores del gobierno o del Estado.

Las dianas de las quejas han sido el centrista Rouhaní, el líder supremo Ayatollah Alí Jamenei y Qasem Soleimani, al mando de los "Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica" y responsable de las intervenciones militares extraterritoriales de Irán.

Los manifestantes han pedido al gobierno iraní que preste menos atención a sus ambiciones regionales y más preocupación por los iraníes comunes.

Otro elemento del contexto de estas movilizaciones es una creciente incidencia de huelgas en todo Irán en los últimos 18 meses. Las huelgas y las protestas de los trabajadores han incluido a empresas en las que los trabajores llevan mucho tiempo organizados, como la plantación de caña de azúcar Haft Tapeh, pero también han participado pensionistas y, muy importante, ha habido una protesta respaldando la petición del pago de salarios atrasados por los trabajadores de los pozos de petróleo y gas en el sur de Irán. Por lo tanto, en el último período se han desarrollado redes de trabajadores más amplias, que exigen el pago de salarios y prestaciones impagadas, la anulación de despidos y el derecho a organizarse.

El desempleo rondó el 12,4% por ciento en 2017, un 1,4% más que el año anterior. Algunos informes sobre desempleo juvenil lo cifran en 25%, otros llegan al 40%. Cerca de 3,2 millones de iraníes están desempleados, de una población total de 80 millones. Los estudiantes se han unido a las protestas; su queja particular es la falta de trabajo para los graduados. La inflación se sitúa en el 9%. El presupuesto del gobierno del mes pasado recortó los subsidios a los bienes básicos y aumentó los precios de los alimentos.

Los manifestantes tienen razones adicionales para dirigir sus protestas hacia el gobierno y la jerarquía clerical que lo respalda. Casi todo el crecimiento económico de Irán proviene de la producción de petróleo y gas y todos los ingresos van directamente a las diversas alas del Estado. Éste no sólo usa el dinero para apoyar guerras en el exterior sino que también lo inyecta en fundaciones clericales. Muchas de las protestas han consistida en ocupaciones de oficinas gubernamentales, al parecer buscado pruebas de la corrupción.

También hay movilizaciones por asuntos locales. Por ejemplo en Kermanshah, donde causo consternación la respuesta del gobierno al reciente terremoto. También se ha pedido la libertad de los presos políticos.

Al escribir estas líneas ya han sido detenidos cientos de manifestantes y 21 personas han sido asesinadas a tiros por las fuerzas del Estado. Las redes sociales se han cerrado parcialmente. La retórica del gobierno culpando a la "interferencia externa" de Arabia Saudita se ha intensificado. El gobierno también usará el apoyo de Trump a los manifestantes para impulsar y justificar su represión. Los socialistas deben mantenerse firmes en solidaridad con los manifestantes y toda la clase trabajadora en Oriente Medio contra todos los gobiernos opresores de la región y contra los matones de gran potencia al modo de Trump al frente de Estados Unidos.

Dado el contexto económico, la volátil mezcla de agravios y el nivel de participación de la clase trabajadora, estas protestas podrían desarrollarse de manera muy diferente a las del Movimiento Verde en 2009. Por ahora, las protestas parecen carecer de dirigentes, pero las demandas que se han planteado, como la "libertad de los presos políticos, son importantes reivindicaciones democráticas alrededor de las cuales podría desarrollarse un movimiento político más coherente. Tales demandas deben ser particularmente apoyadas y difundidas por los socialistas de todo el mundo.

¡Contra el gobierno clerical iraní, por la democracia y los derechos de los trabajadores!





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