Trasversales
Llum Quiñonero

En el homenaje a Ana Paula Cid Santos

Revista Trasversales número 40 marzo 2017 web

Intervención de Elena Simón en el mismo acto


Este es el texto de mi discurso en el acto de homenaje a Ana Paula Cid Santos, organizado por la Plataforma Feminista de Alicante el sábado 4 de marzo en el Clan Cabaret. Con todo mi cariño. Dedicado a sus hijas, a Mariano, a su madre, a su hermana, alli presentes. A todas las personas que la quisimos. Salud. ¡Por la vida!

Homenaje Ana Paula



Veo el mar en la noche oscura y sin límites razonables

Y me quedo sentado en la orilla,

Atento en el fragor de la resaca que arrastra nuestros cuerpos.

Veo el mar sin las olas de mi vida con la certeza de haberlo intentado.

Mariano Sanchez Soler, 2016


Pasan las semanas, los meses y quienes ya sumamos unas cuantas décadas vamos añadiendo vacios a nuestras biografías. Ana Paula es una ausencia en la vida de quienes hoy estamos aquí.

La echamos en falta en nuestro mapa, en nuestra geografía vital. Las referencias para poner en marcha proyectos, para buscar soluciones para reírnos a carcajadas de tantas batallas ganadas y perdidas, tantos buenos ratos, tantas discusiones que no siempre llegaban a acuerdos. NO hace falta.

¿Porqué tiene sentido este homenaje?

Yo digo que lo tiene por razones personales y por razones politicas. Lo tiene porque Ana Paula se convirtió en una amiga y lo tiene porque peleó en tiempos difíciles por cambiar el sentido de la Historia. Lo hizo en tiempos de dictadura y en tiempos en los que la falta de democracia era tan real como invisible. Vivió 54 años, comprometida con la vida, con la democracia, desde estudiante.

La historia de las mujeres, nuestra historia se construye a través de cada una de nosotras; de nuestro particular esfuerzo por cambiar nuestro entorno. La militancia de Ana Paula tienen abundantes logros: entre ellos su influencia definitiva en la educación de sus hijas que continúan su compromiso convertido en el de ellas mismas. No es pequeño aunque resulte invisible por obvio. Pero el cuidado supone miles de horas de trabajo, de sueño, de esfuerzos para facilitarle la vida a lxs nuestrxs.

La militancia de Ana Paula pasó por su particular batalla personal por ganar espacios políticos para el feminismo, para defender desde su activismo y su trabajo una política de defensa del estado de derecho y de la gente más vulnerada.

Ana Paula dio el paso del activismo a la política institucional. Y lo hizo a través del municipalismo, del feminismo y también en el PSOE alicantino. Y fue allí donde encontró las mayores resistencias.

Fue una activista desde estudiante, y desde entonces compartió su vida con Mariano, entre Madrid y Alicante.

Fue médica y doctora; osada, valiente, concienzuda en la tarea de defender a las personas más débiles. Lo hizo desde el feminismo y desde su compromiso como vecina en su barrio, y como educadora, tantas veces con sueldos precarios; lo hizo en su trabajo en el Parque Ansaldo, aquel desacierto municipal que convirtió un barrio en un gueto de exclusión y allí estuvo Ana Paula asistiendo en la precariedad al desastre tratando de minimizarlo con todos sus recursos.

Ser testigo, respirar y sobrevivir en la débil democracia en la que nos hemos desenvuelto en esta ciudad no ha sido fácil. Tampoco lo fue para Ana Paula. El poder total del PP suponía también dificultades para encontrar trabajo en según qué lugares y tareas.

Dio batallas pequeñas y cotidianas y se enfrentó a grandes batallas. Sobreviviente como era, luchadora y feliz de ser consecuente, siguió peleando por fortalecer el movimiento vecinal y oponerse a la tramitación y aprobación del Plan Rabasa, por ejemplo. Un Plan que nació marcado por el caciquismo y la corrupción, que contó con el apoyo del PSOE, su propio partido y al que ella plantó cara.

Fue una socialista díscola; desde el principio. No es poca cosa. Enfrentarse al poder caciquil del PP y sobreponerse al propio aparato socialista, la herramienta en la que, a pesar de todo, ella creía. Y en esa pelea contó con nosotras, sus compañeras feministas. Adelante, Ana Paula, te apoyaremos, dijimos algunas.

Y se enfrentó junto a un puñado más de socialistas al poder total: al poder real, al del PP y al de un aparato socialista que aparecía vinculado a la corrupción en grabaciones que todos pudimos oir.

Para rematar la jugada, se enfrentó en los juzgados al hoy alcalde de la ciudad, que, para variar, frente a los argumentos de Ana Paula, interpuso una denuncia judicial, en el papel él mismo, y como hace reiteradamente, de víctima. Corría 2014 y Ana Paula estaba ya muy enferma.

Pero así, enferma y todo, dio la cara.

A mi me deja perpleja que hayan puesto a un mercado el nombre de un concejal de Ciudadanos que murió apenas después de asumir el cargo y que ante la muerte prematura de quien también fue concejala, Ana Paula, el propio alcalde no enviara ni unas condolencias. Claro que ella le llamó, quiero recordar, “cómplice de corruptos”.

«La corrupción se tiene que prevenir, con actitudes éticas y exigentes», decía Ana Paula que reclamaba –con otros 50 militantes- limpieza dentro del propio PSOE.

Su lucha fue cara a cara, valiente Ana Paula.

Recuerdo sus últimos meses, ella estaba en San Juan, ya en playa Muchavista, desde el apartamento era dificil salir a pasear por aquella zona -victima directa de tanta especulación y pésima gestión- que lleva décadas sin acabar de urbanizarse, con las aceras a medias, descabalgadas.

Esto no puede ser”, decía; y hablamos con la concejala de urbanismo de El Campello y la llamó para que visitara la zona y la acompañara en el paseo para que comprobara lo que aquellas calles suponían para quienes arrastran un carro, un coche de bebe, tienen difícil movilidad o van en silla de ruedas como ella para entonces. Logró mejoras cuando apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie. Luchar le devolvía la vida que se le iba.

Durante dos años fue además portavoz de la Plataforma Feminista, dio la cara por todas en debates y entrevistas.

Y disfrutó de nuestras luchas y se vistió de miliciana en la primera convocatoria del 8 de marzo y así vestida recorrió la ciudad, haciendo posible que con nuestras ropas pusiéramos en pie la historia del feminismo, bajo la propuesta de la Plataforma Feminista.

Nuestra memoria feminista toma cuerpo en cada una de nosotras, en mujeres como Ana Paula Cid, nuestra amiga, nuestra compañera.

La memoria feminista nos coloca en un camino común, en un paisaje compartido, en una historia propia en la que podemos coger impulso mirando hacia atrás orgullosas. Crear una genealogía propia pasa por escribir sobre nuestros mapas los nombres de quienes han hecho posible la visibilidad de nuestros esfuerzos de nuestras conquistas.

Ana Paula esta en nuestra historia y en nuestros corazones. La llevamos con nosotras en las batallas que tenemos por delante. La entiendo profundamente en su compromiso político, en su rebeldía hasta el final, una indomable de carcajada feliz que está en el nucleo de nuestras biografías y que forma parte de nuestra historia para siempre.


Se me hace tarde ya, debo marcharme,

pero debéis saber

que me enfrenté a la vida

como en un duelo a muerte,

mirándola directamente a los ojos.

Directamente a los ojos, sí.

Como miran las niñas y las valientes.

Mariano Sanchez Soler, 2016


Gracias por estar aqui esta tarde.