Trasversales
Lois Valsa

Otoño cultural madrileño 2016


Revista Trasversales número 39, diciembre 2016

Otros textos del autor en Trasversales


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En estos tiempos de la Postverdad, que El Oxford English Dictionary ha aceptado como la palabra del año (Postruh), siguen resonando, con verdad (truh), las palabras de Karl Polanyi en los años treinta y cuarenta del siglo pasado: “si un sistema económico promete crear prosperidad para todos pero parece beneficiar solamente al 20% superior de la población, ha decepcionado la vasta mayoría de las expectativas de los participantes económicos” (Cita de J. Bradford Lelong)


¿Cómo va la cultura en España?

Según El Anuario 2016 de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales, que se presentó hace poco por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), el año 2015 ha sido un año “algo decepcionante” para la Cultura española. Pese a los datos esperanzadores del año 2014, gran parte de las categorías no han reflejado la evolución que se esperaba para 2015. “Un saldo algo decepcionante”, en suma. Así ha definido el resultado del estudio el presidente de la SGAE, José Miguel Fernández Sastrón, estudio que en su 16 edición arroja datos que hacen ver que el pasado año el sector cultural se estancó después del repunte del sector en 2014. “No se está haciendo tanto como se podría. Tenemos una preocupación por la situación cultural, la falta de gobierno no ayuda”, añade. Tampoco ayuda la subida del IVA cultural en 2012 del 8% al 21%. La falta de una legislación y el exceso de importación hacen que la cultura se ralentice, según la SGAE. Una posible salida a esta situación sería entonces, para Sastrón, apostar por una mayor exportación de la industria cultural, especialmente al mercado iberoamericano, frente a la continua importación de material anglosajón que domina hoy.

En conjunto, pues, los datos del estudio son negativos, a pesar del aumento de recaudación, en España y en 2015, del teatro y de la música popular en vivo aunque también perdieron seguidores. Pero aún así el teatro representa el grueso del conjunto de las artes escénicas que produjeron un 4,5% más de ganancia, mientras que en 2015 perdieron otros sectores como la ópera, la danza, la zarzuela, tanto en espectadores como en representaciones, con respecto a 2014. Sin embargo, la música clásica en vivo ha ganado un 3% de espectadores y ha recaudado un 5,5% más. Y el cine, pese a la sensación de recuperación, el falso repunte, sufrió un descenso en el número de pantallas y de sesiones. Con la excepción de las pantallas digitales que en 2015 subieron un 10,1% más que el año anterior. La radio y la televisión bajaron su consumo también aunque aumentaran sus ingresos por publicidad (un 6,4% más en la televisión y un 8% más en la radio española).

Libros. Panorama editorial

Mostrar un panorámica de la evolución del sector editorial durante el último cuarto de siglo, como sabe muy bien Manuel Rodríguez Rivero (ver su texto de celebración de los 25 años de Babelia del que saco estos datos), no es tarea nada fácil. Entre otras razones muy básicas porque seguimos sin estadísticas unificadas ya que la agencia ISBN, el Ministerio y la Federación de Gremios de Editores usan los mismos datos pero la forma de interpretarlos es distinta. Sobre todo en lo que se refiere a la producción. Pero en lo que se refiere a los hábitos de lectura, y a falta de una completa estadística del ámbito estatal (el ministerio del ramo también ha renunciado a ese servicio), hasta hace unos años teníamos que conformarnos con las de la FGEE, siempre mejorables y con tendencia al optimismo. Pero desde hace un tiempo, el sindicato de uno de los sectores editoriales más poderosos del mundo (en 2015 facturó 2.258 millones) dice que no tiene dinero para hacerlas.

La verdad es que leemos muy poco. En 2012 (año en que los editores tuvieron dinero para “extras”) un 40,9% de los españoles no leía nada (pero nada) nunca. Lo cierto es que por otra parte, en los últimos 25 años, se ha ido definiendo un “lector tipo”: mujer trabajadora urbana con estudios universitarios. Está claro que las mujeres leen más, sobre todo novelas. Y el sector ha seguido en un proceso de feminización iniciado mucho antes ya que en él trabajan más mujeres que hombres aunque siga existiendo un “techo de metacrilato”, señala con gracia Rivero, en la cima de las 23 empresas que facturan el 61% del total. Una feminización que por desgracia no alcanza todavía a la crítica ni a la valoración de los libros. Por ejemplo, en opinión del jurado (en el que se incluye Rivero) convocado por Babelia, entre los 10 “mejores libros” publicados en español desde 1991 no hay ninguno firmado por una mujer.

En el sector, mientras los grandes grupos siguen concentrados en procesos de concentración y globalización, la mayor movilidad y creatividad, según Rivero, corresponde a los editores medianos y, sobre todo, pequeños, que facturan el restante 39%. Así, cada día, van surgiendo nuevas editoriales que completan las de hace una década (Nórdica, Impedimenta, Asteroide, Periférica, Errata Naturae y otras). A estas editoriales descentralizadas (el eje Barcelona/Madrid ya no es necesario) las preside una gran especialización y un olfato enorme y la ayuda inestimable de las redes sociales y sobre todo la libertad. Además, han encontrado complicidad en las librerías-cafés de los barrios que es un importante fenómeno a tener en cuenta en el modificado paisaje cultural. También en lo que se refiere a la publicación de libros: cuando nació Babelia se publicaban 31.333 títulos al año. Hoy hay para elegir entre 73.221. Por último, también hago una alabanza a las sufridas bibliotecas que siguen soportando “la cutrez política y la incuria de las Administraciones”.

Postdata: ¡En lo que va de año se han registrado 403 nuevas editoriales! (ISBN)

LIBROS

Javier Reverte, New York, New York, Plaza Janés, Barcelona, 2016. Reverte ha viajado de nuevo, sobre todo para sacarse de encima la poco grata experiencia china, y esta vez lo ha hecho a la “perla de América”, a Nueva York, “una ciudad que no se parece a ninguna otra orbe del mundo”. Dónde ha permanecido varios meses de otoño (¡qué canto al otoño y qué temor al amenazante invierno!) dedicándose sólo a escribir este diario (y una novela que se trae entre manos), y a pasear por sus calles y barrios. “Como un flaneur, un deambulador, un callejeador, al modo en que Baudelaire y Walter Benjamín gustaban de describir a este espécimen: un tipo inquieto, holgazán, observador apasionado, inmerso en la multitud como un ser anónimo, espectador urbano o, según juzga el autor de Las flores del mal en una lúcida imagen, como “un botánico de las aceras” (páginas 105 y 106). Y se percibe a cada momento, ya desde que se levanta y nos da el parte meteorológico, que se siente a sus anchas en esta ciudad de alma bisexual, y que disfruta mucho (“¡qué placer estos paseos cotidianos por Nueva York, incluso con lluvia! Alegran el ánimo, regalan unas incontenibles ganas de disfrutar de la existencia”), con sus grandes paseos cotidianos. Unos paseos lentos: “Y camino siempre despacio, porque siento que la velocidad nos aleja de todo lo que merece disfrutar en la vida”. Paseos por una ciudad llena de floristerías, de iglesias y de bares. Estamos ante un libro muy ameno, divertido y tierno, con un sonido de trompeta de jazz al fondo en cualquier club (de Jazz, no de country ni de blues). Reverte, con su vitalidad y mucha curiosidad, y mucho sentido del humor, logra, así, trasmitirnos la enorme energía de esta gran urbe siempre en continuo cambio. Este libro, además de literario, es una estupenda guía de viaje para conocer mejor la ciudad.

José Luis Ferris, MIGUEL HERNÁNDEZ. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta, Fundación José Manuel Lara, Sevilla, 2016. Jose Luis Ferris (Alicante, 1960), el autor de esta nueva edición ampliada de la biografía de Miguel Hernández con motivo del LXXV aniversario de su muerte, es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y doctor en Literatura Española por la Universidad de Alicante. También ha publicado poemarios y novelas, relatos infantiles y tres obras de aproximación al al mundo de Miguel Hernández para niños y jóvenes. En calidad de biógrafo, además del trabajo dedicado al poeta de Orihuela, ha publicado Maruja mallo. La gran trasgresora del 27 (2004) y Carmen Conde. Vida, pasión y verso de una escritora olvidada (2007). En el texto que nos ocupa ha revisado su reconocido trabajo de investigación aportando datos inéditos sobre el poeta y su obra.

En dicha obra se celebra no solo al poeta Miguel Hernández (1910-1942) sino también al hombre, con ocasión del aniversario de su muerte. Esta celebración ha servido para recuperar una obra de referencia, la biografía que sobre el escritor publicara en 2002 el autor. Se ha enriquecido ahora con nuevos testimonios, como los aportados por cartas hasta hace poco desconocidas de Vicente Aleixandre o de Josefina Manresa, su mujer. La obra de Ferris, unánimemente reconocida como la más completa y valiosa sobre el poeta de Orijuela, trata de situarle en su justo lugar, limpio de falsas leyendas.

Dolores Redondo, Todo esto te daré, Barcelona, Planeta, Barcelona, 2016, Premio Planeta 2016. Dolores Redondo (Donostia, San Sebastián, 1969) la exitosa escritora de la superconocida y traducida Trilogía del Baztán (El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta), uno de los fenómenos literarios en castellano más importante de los últimos años y una de las propuestas noir más originales según la crítica, ha obtenido ahora el Premio Planeta 2016. Según el texto de la Editorial, es “una obra brillantemente estructurada, con un desarrollo asombroso que envuelve al lector desde la primera a la última de sus páginas. Entre sus muchas excelencias está el de la ambientación, perfecta y realista hasta en el mínimo detalle, algo en lo que Dolores Redondo es experta”. Igual que el género policial que domina con gran habilidad. Estamos ante un canto a la amistad y al amor, al prodigioso poder del amor frente al destructivo amor al poder. El nuevo escenario de esta novela de intriga bien dosificada se desarrolla, sin embargo, y a diferencia de sus obras anteriores, en Galicia, concretamente en la Ribeira Sacra, un bello entorno de la Galicia interior. Con lo cual hay una presencia casi obsesiva del bello paisaje gallego pero no por ello deja de mostrarnos la otra cara de esta tierra al elegir también lugares sórdidos, exponentes de un feísmo que tiene su explicación en las especiales circunstancias históricas de la sociedad gallega. Al tiempo que nos sumerge en unas corruptas relaciones de poder de una rica y poderosa familia de nobles gallegos, propietarios de haciendas, y vidas ajenas. En esta novela, a diferencia de las anteriores de personajes femeninos, priman los personajes masculinos. Al fondo, la sospecha de un asesinato y la propuesta de un punto de vista ético al penetrar en los fantasmas interiores de sus protagonistas.

Marcos Chircot, El asesinato de Sócrates, Planeta, Barcelona, 2016, finalista Premio Planeta 2016. Marcos Chircot (Madrid, 1971) es, además de escritor, licenciado en Psicología Clínica, psicología Laboral y Económicas. Ya ha publicado tres novelas (El asesinato de Pitágoras, La Hermandad y Diario de Gordon) y ha ganado el Premio de Novela Francisco Umbral, el Premio Rotary Internacional de Novela y, con El Asesinato de Pitágoras, obtuvo el premio por la Cultura Mediterránea 2015 a la mejor novela publicada en Italia. Esta novela ha sido la novela en español más vendida del mundo en formato digital en el periodo 2013-2016. Según el texto de la Editorial, “la novela no da respiro al lector, que se ve atrapado desde la primera línea en una sensación de conflictos de todo tipo-bélicos, amorosos, políticos: batallas, conspiraciones, alianzas, traiciones…- que componen una lectura absolutamente absorbente. Las páginas finales de la novela constituyen un clímax insuperable en el que se desemboca y se resuelve una trayectoria de casi cuarenta años de los personajes”. Según el autor, han sido doce años de documentación y tres de escritura los que ha necesitado para escribir esta novela que nos ofrece una gran panorámica de la segunda mitad del siglo V. Así ha logrado, con esta sólida ficción preñada de intriga pero desarrollada en un marco rigurosamente histórico, una perfecta descripción de un momento que fue clave en la Grecia clásica que inventó el concepto de democracia. De esta forma trata de mostrarnos, tomando como libro de cabecera la Historia de la guerra del Peloponeso de Tucídides, un mundo que se hunde, un imperio que se derrumba en la larga guerra del Peloponeso (431-404) entre Esparta y Atenas. Todo ello en el momento en que un sabio anciano, Sócrates, acepta su condena a muerte de un tribunal popular al tiempo que pide un premio de la ciudad de Atenas y denuncia la injusticia de la ley.

En suma: el premio Planeta ha recaído en 2016 en escritores ya agraciados por el éxito anterior de sus obras.

Gilles Keppel, El terror entre nosotros. Una historia de la Yihad en Francia. Traducción de Silvia Furió, E. Gallimard, 2015, Península, Barcelona, 2016. Gilles Keppel (París, 1955), uno de los mayores expertos europeos en yihadismo, autor de obras capitales sobre su historia y propagación, estudia en esta obra, que no es por cierto la última ya que se ha publicado en francés y está aún sin traducir La fracture (2016), los resortes políticos, sociales, psicológicos o religiosos de este movimiento que tiene en su punto de mira a una Europa en la que está enraizada y de cuyas debilidades se alimenta. En ella analiza en detalle su evolución en los diez años trascurridos entre las revueltas de 2005 en los suburbios de y los ataques contra Charlie Hebdo, la sala Bataclán de París y el Paseo de los Ingleses de Niza. Muestra la tensión social imparable de los adolescentes nacidos en el seno de familias inmigrantes, llegadas a Francia durante el poscolonialismo. Ha sido la marginación económica, social y política, entre otros factores, la que ha provocado que algunos de estos jóvenes se hayan enrolado en un modelo de islamismo radical, inspirado en el salafismo, que quiere por encima de todo la destrucción del “Occidente ateo”. Después de estructurar la Yidad en tres etapas, se centra sobre todo en el cambio que se produce en la tercera generación de emigrantes. A esto se suma la transformación ideológica del yihadismo, revolucionado por las redes sociales, Así se ha creado un caldo de cultivo del que surgen los jóvenes combatientes franceses de la guerra de Siria, y también aquellos que han perpetrado los atentados en suelo francés. Mientras tanto, el crecimiento de la extrema derecha y los avances electorales del frente Nacional refuerzan la polarización social.


El arte en un contexto ultraliberal

El neoliberalismo constituye el marco social y económico de la época que nos ha tocado vivir. Un neoliberalismo que, según Todorov, ha devenido ultraliberalismo con lo que su hegemonía ha sido casi total provocando cada vez más desigualdad entre los que lo tienen casi todo y los que carecen de lo esencial para vivir. En este escenario el arte contemporáneo ha vivido un ciclo de expansión al convertirse en un valor en el que invertir ya que, además, se ha puesto de moda invertir en arte. Por ello, proliferan las ferias, las bienales y las trienales de arte por todo el planeta. Todo ello en un mundo que busca por encima de todo el consumo y el éxito en una competencia feroz. En este mundo, como señala Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, “el artista corre el riesgo de convertirse en una figura social sin demasiada o ninguna capacidad de movilización porque no se le permite o quizá no le interesa”. El arte ha pasado así de la euforia a la crisis y, mientras los museos se llenaban de la “audiencia” buscada, los artistas se convertían en precarios. O en proveedores de la industria cultural y del entretenimiento, cuando no de la industria del lujo, según señala Eva Lootz al hablar de capitalismo estetizado, cognitivo, sobre todo en los últimos 15 años. Nunca había sido la creatividad tan central como en nuestros días, pero tampoco había estado tan sometida a las leyes del mercado, concluye Villel. Cualquier cosa es susceptible de convertirse de inmediato en una mercancía general e intercambiable.

Acorde con este panorama, la instalación se ha convertido en el formato artístico más usado en el arte contemporáneo frente a la pintura que ha dejado de ocupar el lugar central que tuvo en el pasado, en el momento álgido de la modernidad a mediados del siglo XX. Porque la instalación al ser multimedia, aclara Villel, “conlleva la ruptura de la sumisión modernista a las disciplinas artísticas”. La instalación multimedia muestra muy bien, aunque de pie a una gran apertura artística, una de las debilidades del arte actual sometido a la lógica del espectáculo. Villel utiliza el ejemplo del belga Marcel Broodthaers, un artista muy crítico con su tiempo, quién decidió prescindir de este término y calificó de “decorados” a sus últimos trabajos. Precisamente una gran retrospectiva de este artista, con más de 300 obras, se puede ver hasta el 9 de enero en el Museo: con su ironía y su rebeldía, la de un creador total que reinventa el lenguaje del arte y la idea de museo, sale reforzado como uno de los creadores más influyentes del siglo XX. Este artista constata que el arte siempre es político al cuestionar las normas establecidas y desconfiar de las instituciones. Villel también cita a otros artistas que se sitúan a contracorriente de una sociedad hipertecnificada.como James Coleman o Zoe Leonard. Hay necesidad de repensarlo todo. Hay que trabajar en la negatividad de los intersticios, en la anomalía de lo que el sistema no reconoce si no queremos añadir más elementos de consumo a una sociedad que no los necesita, porfía Villel.

Porque hay que pensar, por último, en un contexto de revolución digital (en 1991 no funcionaba Internet) que se ha desarrollado muy deprisa en un mundo muy descentralizado en el que Europa dejó de ser el centro y ni siquiera lo es ya EE.UU.

Tal revolución digital conlleva una idea de espacio público y de participación, y del acceso al patrimonio Como señala Jorge Ribalta, cambia completamente la idea de patrimonio que ahora pasa a ser central ya que hace diez años no podías acceder a colecciones y archivos desde casa. En el campo cultural hemos pasado de una economía del crecimiento a una de supervivencia. Al tiempo, se ha radicalizado la precariedad, que siempre fue estructural. Si en los ochenta y en los noventa había una centralidad de la economía en las políticas culturales, ahora hay una centralidad del patrimonio. El mercado ya no va a ser la prioridad y pasan a serlo la historia y la memoria. Pero, según Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, la economía no desempeñaba en los ochenta el mismo papel que ahora: el turismo cultural es un fenómeno nuevo. Y el efecto Gugegenheim: las instituciones culturales se usan para generar una economía urbana que ya no es industrial sino que se basa en el turismo. Así sube el nivel cultural y el económico pero no el educativo. Según Estrella de Diego, se ha preferido construir museos de arte contemporáneo que bibliotecas.


Exposiciones

La fundación MAPFRE presenta del 22 de septiembre al 15 de enero de 2017, en su sede de exposiciones Bárbara de Braganza, la primera exposición retrospectiva de Bruce Davidson en España, uno de los más destacados fotógrafos de la denominada fotografía humanista y miembro de la agencia Mágnum. La exposición hace un recorrido a lo largo de toda su carrera, más de cincuenta años de trabajo continuado, y presenta algunas de sus más célebres series, incluyendo también sus últimos trabajos. La muestra se organiza, pues, en series, que es como trabaja habitualmente Davidson, centrándose por un tiempo que a veces pueden ser años, en un mismo tema. Series como Brooklyn Gang, East 100th Street y Time of Change, pasando por Civil Rights Movement, hasta Nature of Paris y Nature of Los Angeles, sus últimos trabajos. Una buena oportunidad, pues, para conocer a fondo a este importante fotógrafo.

En su sede de Recoletos se puede ver desde el 22 de octubre de 2016 al 29 de enero de 2017 la exposición Les Fauves: La pasión por el color, en la que se reúnen más de un centenar de pinturas del fauvismo, así como numerosas acuarelas y dibujos y una selección de piezas de cerámica. Como se sabe, aunque se discute todavía si fueron los expresionistas alemanes, el fauvismo fue la primera gran vanguardia artística del siglo XX que situó la independencia del color en el centro del debate artístico. Los “fauves”, liderados por Henri Matisse, André Derain y Maurice de Vlaminck, removieron las estancadas aguas de su tiempo con su innovador tratamiento del color y de su defensa de la capacidad de la pintura en sí misma como medio de expresión. Color, luz y dibujo. Se agruparon en torno a Henri Matisse (una buena oportunidad de recuperar los primeros “matisses” de esta exposición), a finales de la década de 1890, y realizaron sus primeros ejercicios con colores puros durante los años siguientes. Su desarrollo fue tan brillante como intenso pero corto (tres años, de 1905 a 1907). Sin embargo, su impacto fue extraordinario como se puede apreciar en un recorrido cronológico dividido en cinco grandes secciones. Este interés en abarcarlo todo nos permite conocer a todos sus miembros pero las obras no alcanzan todas las obras el mismo nivel.

El Caixaforum ha traído a su sede de Madrid, desde el 19 de octubre hasta el 5 de febrero de 2017, una importante exposición Los Pilares de Europa. La Edad Media en el British Museum, que es la primera de un amplio proyecto previsto de cuatro. Continúa una propuesta de colaboración, en relación a las grandes culturas del mundo, como ya se pudo comprobar en la muestra sobre el mundo de la antigua Persia, en 2006.

Irá acompañada de un amplio programa de actividades para todos los públicos. Esta exposición está comisariada por Michael Lewis y Naomí Speakman y trata de desmontar el hecho de que, en el pasado, los historiadores habían tipificado la Edad Media como un incivilizado puente entre las antiguas culturas de Grecia y Roma y el Renacimiento italiano y la Reforma protestante de los siglos XV y XVI. Sin tener en cuenta que este periodo de más de mil años de historia conllevó inmensos cambios políticos, económicos y culturales, dando como fruto grandes talentos artísticos y progresos intelectuales. Comprende el periodo entre el 400 y el 1500 d.C. “Su objetivo es abrir una ventana al mundo de la Edad Media a partir de los tesoros y la cultura material tanto de la élite dominante como otros grupos sociales”. El montaje como es habitual es excelente y han editado un magnífico catálogo.

El Caixaforum también ha presentado en su sede de Madrid, en colaboración con el Musée de l'Elysée de Lausana y el Philippe Halsman Archive de Nueva York, una importante exposición del conocido fotógrafo ya fallecido Phillippe Halsman (Riga, 1906-Nueva York, 1979). Esta muestra es una completa retrospectiva, por lo visto la más completa con más de 300 obras, sobre el fotógrafo estadounidense célebre por sus retratos de famosos, sus 101 portadas de la revista LIFE y su colaboración con Dalí. Se podrá ver en Madrid desde el 1 de diciembre de 2016 al 26 de marzo de 2017 con el título de “Sorpréndeme” que fue la respuesta que Serguéi Diáguilev dio a Jean Cocteau cuando éste le preguntó que había que hacer para poder colaborar con él. Siguiendo esta premisa creativa, Halsman insistió en el potencial creativo todavía sin explorar de la imagen e hizo una brillante carrera durante cuatro décadas, primero en París y luego en Estados Unidos, dejando en el imaginario popular muchas imágenes icónicas. De ellas destaca un numeroso grupo de piezas que no se habían expuesto anteriormente -hojas de contacto, pruebas de impresión, fotomontajes originales- que salen a la luz gracias a la colaboración en este proyecto de la propia familia del artista. Está comisariada por Sam Stourdzé, director de Les Rencontres de la Photographie de Arles, y Anne lacoste, comisaria del Museo de Lausana. Al final del recorrido se puede ver un curioso video. El montaje, como siempre excelente, se acompaña de un buen catálogo de la muestra.

En el Círculo de Bellas Artes se presenta, desde el 20 de octubre hasta el 15 de enero de 2017, una interesante exposición, Capa en color, que muestra por primera vez al público español, tras ser presentada en el International Center of Photography de Nueva York en 2014, las fotografías en color de Robert Capa. A este maestro húngaro (Budapest, 1913) de la fotografía se le conoce casi exclusivamente como fotógrafo en blanco y negro sin saber que comenzó a trabajar asiduamente con películas en color en 1941 y no la abandonó hasta su muerte, en 1954 en Vietnam. La muestra recoge más de 150 instantáneas así como recortes de las publicaciones dónde aparecieron y documentación personal, que nos revelan un aspecto de la carrera de este fotógrafo ignorado hasta el momento. Por eso, esta exposición, una primicia desde luego, es un importante acontecimiento en la vida cultural madrileña. Un sobrio pero estupendo montaje nos muestra el trabajo en color de este gran reportero del siglo XX del que fue uno de sus testigos más sutiles. Siempre poniendo su vida en riesgo con el objeto de dar testimonio de los hechos más relevantes de este periodo que ya exigía una nueva visión colorida. En una sala anexa se podrá escuchar un audio, subtitulado en castellano, de la única entrevista radiofónica con Capa que se conserva, y en la que explica cómo tomó, durante la Guerra Civil Española, su famosa fotografía, “Muerte de un miliciano”.

Al tiempo el C.B.A también nos propone, desde el 1 de diciembre hasta el 5 de marzo, un novedoso y exhaustivo estudio de Fernando Pessoa, a través de la relación entre el escritor y la ciudad de Lisboa. Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) fue un conocido poeta (el más representativo de la poesía portuguesa del siglo XX), ensayista y traductor. Su producción literaria innovó la lengua de su país al introducir ciertos aspectos característicos de los movimientos vanguardistas europeos, como el futurismo o el modernismo. Su obra está íntimamente ligada a la ciudad de Lisboa y aúna, en su producción de heterónimos, la más amplia del siglo XX, varias voces junto a la suya propia. Estos autores ficticios, cada uno con su voz, estilo y modos distintos, hicieron de Pessoa un autor muy enigmático. De ellos destacan Alberto Caeiro, Alvaro de Campos y Ricardo Reis, además de la voz reflexiva y esencial de Bernardo Soares, autor del “Libro del desasosiego”, su principal contribución en prosa a la literatura universal. Para lograr el acceso a la vida y a la obra de Pessoa, esta muestra se articula en torno a una serie de materiales audiovisuales, un documental y un atlas informático. El documental, con guión y dirección de Alberto Ruiz de Samaniego y José Manuel Mouriño, está divido en 27 escenas, que corresponden a localizaciones concretas de la ciudad, se proyecta en una sala de cine recreada para la ocasión. El atlas se presenta como una herramienta informática de acceso, desde varias ventanas, a la obra de Pessoa. Estamos, pues, ante una curiosa y original exposición acorde con el enigma Pessoa.

En el Museo del Prado, de entre sus muchas e interesantes exposiciones, voy a citar el doble proyecto editorial y expositivo, al frente del cual está Gabriele Finaldi, sobre José de Ribera. Esta proyecto inaugura un importante revisión de la faceta de dibujante del conocido pintor (el Españoleto, su apodo, se debía a su escasa estatura). Esta muestra, Ribera. Maestro del dibujo, que se podrá ver hasta el 19 de febrero, va, pues, contra el pensamiento generalizado de que los grandes pintores españoles de la época de José de Ribera (Játiva, 1591-Nápoles, 1652), apenas trabajaron el dibujo y menos de una forma autónoma. Esto era un lugar bastante común hasta ahora para la historia del arte, pero este punto de vista se está cuestionando con bastante contundencia argumentativa en las últimas décadas. Sobre todo con la continua aparición de piezas desconocidas y las nuevas atribuciones que se están dando. Investigadores y conservadores, por medio de tesis, o en congresos o publicaciones, van otorgando al dibujo la carta de naturaleza que no tenía al estar siempre subordinado a la pintura y a las artes consideradas “mayores”. En esta exposición de la que trato se han juntado la Fundación Focus de Sevilla y el Meadows Museum de Dallas al Prado para mostrar, al tiempo que una magnífica exposición, el primer catálogo razonado de este gran artista. En la publicación se documentan casi 160 dibujos conocidos hasta la fecha, algunos de ellos recientemente descubiertos, pero en la exposición se pueden ver unos 50, al lado de grabados y pinturas suyas. En la visita a las salas se podrá apreciar su gran variedad de registros en una amplia temática que abarca asuntos religiosos, mitológicos o cotidianos en los que se enfrenta al dolor con gran viveza y hondura.


Teatro. Recuerdo-homenaje a Francisco Nieva

Hay que recordar a Francisco Nieva, fallecido recientemente en Madrid dónde residía a los 91 años, el polifacético dramaturgo, escenógrafo, director de escena (de ópera, zarzuela, y ballet), narrador, ensayista, dibujante y Académico de la Lengua desde 1990. Como dramaturgo no consiguió publicar hasta 1971 y sobre todo se dio a conocer en 1976 con El combate de Opalos y Tasia y La carroza del plomo candente que dirige José Luis Alonso en el Fígaro. El grueso de su obra, que llevaba escribiendo desde hacía 20 años, se estrenó en esa década y hasta finales de los ochenta. Después no ha parado su labor creativa. Su teatro nace con voluntad alegórica y trasgresora en lo cual se repelen la religión y el sexo. Su lenguaje, preñado de imágenes sorprendente, es muy rico. En su trabajo, con un humor siempre grotesco, se funden las vanguardias, el Romanticismo y el Barroco. Ganó dos veces el nacional de teatro, en 1980 y en 1992. Además, en este mismo año, se le otorgó el Príncipe de Asturias de las Letras. Y en 2011 obtuvo el premio Valle-Inclán por Tórtolas, crepúsculo y..telón.


Experiencias teatrales: auge del teatro participativo y festival ser público

Esta historia comenzó en mayo de 2005 cuando un grupo de 15 personas se puso a cantar en el centro de una plaza de la ciudad de Birmingham. No eran músicos profesionales sino simples ciudadanos que se habían conocido unos días antes tras ser reclutados por dos artistas finlandeses, Tellervo Kalleinen y Oliver Kochta-Talleinen, para componer entre todos un tema que recogiera quejas de cada uno que luego serían cantadas a coro en público. Un año después, otro colectivo de 90 personas repitió algo parecido en Helsinki. Las quejas siempre eran de lo más variado desde letras críticas a otras que rondaban lo cursi. Quejas cotidianas. Al año se formó otro coro en San Petersburgo con un cantoral parecido. Y el ritual se fue extendiendo por distintos países y los finlandeses no pusieron pegas a que les copiasen su representación e incluso dieron permiso para que cualquier grupo pudiese copiar su idea. E incluso elaboraron una guía con nueve pasos para llevarla a la práctica.

Los Coros de Quejas se han reproducido desde entonces, dado el éxito, en casi 150 ciudades de todo el mundo. Por ejemplo, en España sólo se había formado un coro en Sevilla en 2010 y en su ritual se lamentaban del tráfico de la ciudad, de sus obras, del carril bici, de las multas e incluso del calor. Pero ahora, por iniciativa del colectivo Poderío Vital, del que forman parte Itxaso Corral y Oscar Bueno, se está montando otro en Madrid. Están en sus comienzos de recogida de lamentos y están fichando a los candidatos para cantar. El resultado se ha podido ver el 19 de noviembre en una plaza del barrio de Lavapiés. Además ahora, la actuación de este coro se incluyó dentro de la programación de un singular festival escénico celebrado en la Casa Encendida (“Ser Público”, 18 y 19 de noviembre) comisariado por Victoria Pérez Royo. Señala: El teatro es un espacio en el que las normas de la calle quedan suspendidas; donde las cuestiones políticas pueden expresarse de manera artística a través de la ficción y el juego”. Las piezas programadas en el festival son se limitan a invitar a la participación en un determinado momento, sino que son los propios espectadores los que fabrican la obra siguiendo una serie de directrices.


Teatro. Obras

En el teatro Galileo se ha podido ver de nuevo, por suerte, una de las obras más importantes de la temporada pasada y también, posiblemente, de ésta. Me refiero a La piedra oscura, una obra escrita por Alberto Conejero que ha tomado prestado su título de una pieza de Lorca, perdida o nunca escrita. Un intenso relato de una hora y cinco minutos que indaga en nuestra memoria colectiva que versa sobre la relación entre Rapún y Lorca, quién sin estar sobrevuela toda la pieza. Estamos ante una pequeña joya, tanto de texto, como de puesta en escena y de interpretación. Un texto redondo de Conejero, quién dedicó dos años a la historia de Rafael Rodríguez Rapún, logrando una síntesis luminosa, que está magníficamente dirigida por Pablo Messiez y muy bien interpretada por Daniel Grao y Nacho Sánchez. Posiblemente sea ésta la mejor dirección de Messiez, sin duda la más minuciosa minuto a minuto, y la más sutil, gesto a gesto. Los actores están magníficos, tanto Grao (Rapún), que ya tiene más experiencia para hacer un buen trabajo como éste y lo logra, como el jovencísimo Sánchez (guardián), quién nos sorprende en su primer trabajo después de licenciarse en la Resad. A ello ayuda también la luz y la escenografía de Paloma Parra y Elisa Sanz. Esta obra fue la gran triunfadora de la última edición de los premios Max (se alzó con 5). Además, la calidad de la obra ha sido premiada por la asistencia del público, además del fiel de Madrid, que se ha desplazado de todas partes de España para verla, y que ha abarrotado la sala del teatro Galileo, que la ha repuesto otra vez, todos los días.

En relación con esta obra hay que señalar que Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974), un autor-director en alza que antes fue también actor, ha estado también, desde el 1 al 13 de noviembre, en el teatro Pavón Kamikaze, con su obra La distancia, versión escénica de la novela “distancia de rescate” de Samanta Schweblin, que también dirige y que es una reposición ya que estuvo antes en el teatro Galileo pero solo durante ocho funciones. La novela, y en parte también el espectáculo, se puede ver como un cuento popular iniciático, como los de tradición oral en la línea de los Grimm, en los que, en clave simbólica, se alerta a los niños de los posibles peligros a los que habrán de enfrentarse tarde o temprano. En este caso, y en un clima bastante onírico parecido al de la novela, se plantea el miedo al cultivo intensivo de semillas estériles patentadas por multinacionales y fumigadas a ras de suelo o por el aire. La dirección de Messiez es eficaz y la interpretación de los cuatro es magnífica, destacando Estefanía de los Santos en sus tres papeles. Un espectacular monólogo cierra la función. Me gustaría de todas maneras ver la función en otro espacio más centrado porque siento que me he perdido cosas en la evolución sicológica de los personajes de la obra.

Pablo Messiez, además, también es dramaturgo y director de otra obra, Todo el tiempo del mundo, que se ha representado en Las Naves del Español. Matadero, en la sala Max Aub, hasta el 18 de diciembre. Una pieza llena de poesía y saltos en el tiempo con tintes autobiográficos ya que los protagonistas son los abuelos de Messiez que regentaban la zapatería Flores. El abuelo, cada noche al cerrar su pequeña tienda, recibe extrañas visitas de personas que le cuentan, en oníricas historias, su futuro o le dan detalles de su pasado. De manera prodigiosa, el tiempo, en el que se funden pasado y futuro en el presente, el recuerdo y el olvido (¿Si no recordamos algo que ha sucedido, si no hay testigos, es que no ha existido realmente? ¿Qué pasa si algo que sucedió todo el mundo lo olvida? ¿Se podría decir entonces que sucedió?....), se convierten así en el punto de partida de esta obra llena de preguntas que siempre han inquietado al autor. Una estructura demasiado desestructurada llena de momentos muy brillantes. Un realismo mágico por no decir antirrealista, el que se desarrolla en esta auténtica tienda de los milagros, lo preside. Estamos ante un bello texto muy bien dirigido y muy bien interpretado por sus actores. Un verdadero trabajo en progreso que se va haciendo, e incluso cambiando cosas, cada noche a medida que se representa por la compañía Grumelot, en este caso ampliada. Se nota desde luego que el director se siente muy a gusto y muy confiado con este grupo actoral que se nota que vive el teatro a tope.

Antes en Matadero, Historias de Usera había sido el montaje de despedida de la sala Kubik, una sala que se había inaugurado en octubre de 2010 en una sala industrial del populoso barrio de Usera del sur de Madrid, y que tuvo que cerrar por motivos económicos. Este montaje se basaba en historias del barrio que le habían contado los vecinos al director. Así nació esta obra como un relato sonoro basado en leyendas del lugar. El equipo del director Fernando Sánchez Cabezudo, su fundador, escogió siete y pidió a dramaturgos renombrados (Del Arco, Sanzol, Despeyroux, Padilla, Olmos y Alberto Sánchez Cabezudo) que hicieran piezas teatrales para ser escuchadas. Actores profesionales y vecinos recrearon esas narraciones alrededor de la maqueta de un edificio de viviendas típico de la zona. Esta obra se ha vuelto a reponer en Matadero bajo la misma dirección de Fernando, quién logra mantener una mirada sincera y emotiva, de principio a fin, aunque haya algún desajuste de ritmo y que algunas escenas funcionen mejor que otras. Se desarrollan en una penumbra (con diseño escenográfico de Alessio Meloni y con la iluminación de David Picazo, además del vestuario de Paula Diego), que aleja la obra del realismo y le da un sentido poético. Esa alucinación la amplifica el vampírico chino Huici (creado por Olmos) como representante de la comunidad china del barrio. Las demás interpretaciones, sin ser tan desternillantes como la de Chiu, son sobresalientes: Imma Cuevas, Jesús Barranco, Ana Cerdeiriña y José Troncoso son entregados y finísimos actores, acompañados de vecinos en pequeños papeles y tareas corales.

He tenido oportunidad también de ver, por primera vez, el trabajo que está llevando a cabo en su sede del Conde Duque, la Joven Compañía, dirigida por José Luis Arellano García, basándose en textos de diferentes autores. En su última propuesta, le encargó el texto de de La Ilíada a Guillem Clua y el de La Odisea a Alberto Conejero, como proyecto Homero, un proyecto ambicioso dónde los haya. Pude ver los dos espectáculos en el mismo día y tengo que reconocer que de los dos salen ilesos del intento aunque tengo que reconocer que me gustó más el primero. En éste se narra la guerra de Troya desde el noveno año de asedio hasta el final. Como se sabe la épica homérica exalta la virilidad masculina y el papel de la mujer queda relegado a mostrar el sufrimiento o aportar sentido común a los hombres. Clua y Arellano exaltan precisamente esa virilidad iracunda y sangrienta dando prioridad a una historia de amor sin mujeres como es el caso de Aquiles y Patroclo. En este sentido, el monólogo de Patroclo, muy bien interpretado por Javier Ariano, es crucial. En general, a pesar de alguna caída de ritmo, los estupendos actores mantienen vivo el espectáculo. La coreografía de Larrabeiti es estupenda.

El texto de Alberto Conejero sobre La Odisea trata del viaje de vuelta de Ulises desde que se empiezan haciendo alusiones a la guerra de Troya y se habla de la treta del caballo como una idea suya hasta su retorno a Itaca y su pelea con los pretendientes de su mujer, Penélope. El tema son las numerosas aventuras ya muy conocidas por todos de su vuelta a su hogar en el que viven su mujer y su hijo. Pero el problema para mí es que el relato no es lineal y tiene vueltas atrás en el tiempo para recordar, contándole al rey, lo que ha sucedido en las anteriores aventuras de Ulises y sus hombres. Estas digresiones pueden crear en los espectadores algo de confusión. En esto se diferencia del primer texto que se presenta mucho más concentrado y claro. Otra diferencia también está en la denuncia que hace de todas las guerras como cosas de hombres que pagan siempre las mujeres.

En el Teatro Circo Price, se pudo ver su exquisito espectáculo Beyond, un espectáculo de nuevo circo o circo-danza, difícil de etiquetar en todo caso, de la estupenda compañía australiana Circa, dirigida por Yaron Lifschitz, quién es también autor y un cerebrillo a tener muy en cuenta. Una mente pensante que es capaz de seducirnos a primera vista con un repertorio de música muy variado que va de Nat King Cole o Frank Sinatra, pasando por el destrozo de la exquisitez del Bach de Glen Gould, para rematar en May Way de los Sex Pistols. Y un espectáculo en el que siete intérpretes en estado de gracia derrochan, incluso en los momentos más duros, elegancia y buen hacer a raudales. Todo ello envuelto en una bella escenografía, una precisa iluminación, en un escenario muy acorde al tema en cuestión y un precioso vestuario. Un espectáculo sorprendente, en suma, que, por desgracia, ya terminó el cinco de noviembre pero que uno desea ardientemente que se repita de nuevo.

El espectáculo que sí aún se puede ver desde el dos de diciembre y hasta el ocho de enero es el tradicional, ya que se repite todos los años aunque de una forma distinta, “Circo Price en Navidad”, que se ha convertido en una cita imprescindible para miles de personas para celebrar la Navidad con niños en Madrid. ¡Todo un clásico para todo el público en Navidad! Un show familiar de unas dos horas de duración con un pequeño intermedio. Este año La Fiesta Escénica y el Circo Price, que son los coproductores del espectáculo, y con la dirección artística de Abel Martin, nos han propuesto un imaginario viaje al centro mismo de la Navidad para lo que nos han traído acróbatas, equilibristas sobre sillas, funambulistas, straps, rueda cyr, antipodismo con alfombras, trapecistas, péndulo de la muerte, contorsionistas, clowns e incluso fabulosas criaturas. ¡Como espectáculo especial un domador de osos polares animatrónicos! Todo ello acompañado de una estupenda orquesta dirigida por Joseph Ferrer. Pero prefiero no contar nada del desarrollo del espectáculo para que lo disfrutéis a vuestras anchas.

En la sala Cuarta Pared he podido asistir, dentro del II Festival de la Teatralidad, a otro curioso ritual del Teatro en el Aire que, por desgracia, ha durado muy pocos días, y para un escaso público ya que el aforo se había reducido a 42 personas por función. La idea original es de Lidia Rodríguez y la dramaturgia de Rocío Herrera y Lidia Rodríguez. Está interpretada por Laura de Casas (La Pelona), Rocío Herrera (La Flaca), Lidia Rodríguez (La Llorona), y Guadalupe marcote (La Cataca). Esta compañía, especializada en teatro sensorial y de implicación total con el público, ya bien conocida del aficionado público madrileño, nos ha traído esta vez La Cantina, un espectáculo participativo e inmersivo dónde los haya, que se desarrolla en una extraña cantina mexicana o con sabor a México. Un espectáculo que consiste en una experiencia sensorial para celebrar la vida y encontrarnos con la muerte: “nacemos para morir, es la única certeza, entonces gocemos la VIDA”. Un espectáculo ideal para aquellos que disfruten sin miedo de la participación teatral que rompe barreras y para los que no tengan miedo de ser tocados y de tocar a los demás. ¡Un auténtico disfrute para los sentidos! Un ritual muy mexicano lleno de Vida frente a la Muerte

Por último, una buena noticia teatral es la próxima apertura del Gran Teatro Príncipe Pío. Bankia en la estación del mismo nombre de Madrid, recuperando para ello un espacio que está completamente abandonado y que así podrá al menos restaurarse. Siempre es una buena noticia que se abra un teatro, sobre todo en estos tiempos de crisis. Al tiempo será “el primer banco del teatro del mundo” (ON BANK), el primer banco destinado a financiar el mundo del espectáculo. La entidad financiera que financia el proyecto es Bankia con una inversión de 10.000.000 de euros. Otras entidades colaboran también en este proyecto, en el que CASER es la aseguradora, y sus cabezas pensantes son Santiago Segura, Luis Álvarez y José Mota. Su compromiso es hacer 10 años espectaculares, producir 10 espectáculos al año y presentar 100 espectáculos. Y todo el beneficio que se obtenga (es un proyecto Non For Profit) de las producciones se reinvertirá automáticamente en futuros proyectos culturales, artísticos y en el lanzamiento de nuevos talentos. En la presentación de su proyecto, que incluyó una visita guiada por el espacio a trasformar en la que se pudo apreciar el deterioro del conjunto de esa parte del edificio de la estación, además del proyecto en sí, se mostró la futura programación que tienen prevista para 2017.

Finalmente, no puedo dejar de hablar del imponente espectáculo visual, coreográfico y plástico, que se desarrolla en LA COCINA (The kitchen, 1959), una obra que ha agotado las entradas hasta el último día en el teatro Valle- Inclán. Sergio Peris-Mencheta, con la ayuda inestimable de un teatro público del CDN, ha llevado a cabo una proeza largo tiempo acariciada, la de poner en escena esta importante obra del dramaturgo británico Arnold Wesker. Un dramaturgo que, por otra parte, el mismo CDN había tenido preterido, a no ser su obra Sopa de ganso (1979). Un autor proletario, comunista y judío que con este trabajo intenta mostrarnos, como una metáfora del mundo de la posguerra, las relaciones de producción capitalistas y sus conflictos, enfrentamientos aunque también hermandad, dentro de una gran cocina de un restaurante, Morango se llama, situado en el corazón de Londres en 1953. Está regentado por un paternal empresario italiano que presume de dar empleo fijo a 26 trabajadores de diferentes nacionalidades que cocinan 1500 comidas al día. Sergio Peris Mencheta firma la versión de este texto de espléndida estructura, difícil de actualizar pues nos muestra un primer momento del Estado del Bienestar y de un cierto pacto entre trabajadores y patronos, pero que viene como anillo al dedo para mostrar la evolución desde entonces hasta estos tiempos ultraliberales de trabajo limitado y escaso. Mencheta también dirige la obra y ha contado con la asesoría coreográfica de Chevi Muraday para lograr poner en movimiento este amplio elenco. También con la excelente escenografía de Curt Allen Wilmer y la iluminación de Valentín Álvarez. Y con un elenco admirable en conjunto, en un gran trabajo coral que al comienzo logra hacer creer al público que está cocinando de verdad, en el que cabe destacar la energía de Xavier Murúa, que interpreta al trabajador que más se resiste a ser devorado por la Bestia. La única posible pega es que en este gran montaje coral quede difuminado el aspecto dramático.


Cine. Fiesta del cine y nueva ley del cine

La Fiesta del Cine, en su undécima edición celebrada los días 24, 25 y 26 de octubre, ha batido el récord (2,6 millones) de entradas vendidas en tres días. Todo ello según los datos facilitados por ComScore. Es el mejor dato obtenido nunca por esta iniciativa que baja el precio del acceso a las salas a 2,90 euros. En tres extraordinarias jornadas. El lunes, con 637.881 localidades vendidas, supuso el mejor arranque de la historia de la fiesta. Pero la cifra más alta se consiguió el martes que sumó 925.685 asistentes, la cifra más alta para ese día de la semana desde que ComScore dispone de datos. El miércoles se consiguió superar el millón de espectadores en las salas. A mí la verdad es que no me interesan mucho las “audiencias” ni los “récords” pero señalo esto sobre todo después de escuchar en los lavabos a un chico que reconocía que hacía años que no pisaba un cine y que ni siquiera sabía quá película iba a ver pero que era muy barato. ¡Vencer esa modorra juvenil sí que es un gran logro!

El cine español está de fiesta también por las buenas noticias que ha dado el presidente de FAPAE, Ramón Colom, durante el último Festival de San Sebastián. En los primeros nueve meses y medio del año, el cine español ha aumentado su cuota de pantalla hasta el 14%, recaudando 56,8 millones de euros. Triunfa la comedia y el cine de género. Sin contar que Bayona llene las taquillas con su última película. También sube la producción aunque descienden los rodajes. De las 142 películas producidas este año la mitad son documentales. La parte oscura es que de los 30 millones presupuestados por el ICAA, los productores siguen esperando a que aparezcan diez, retenidos por “líos burocráticos”. Además, el IVA sigue en el 21% y los productores “indies” están en pie de guerra.

El cine español estrena nueva Ley del Cine que por primera vez no sólo existe sino que también entra en vigor después de cuatro años. La gran novedad de esta ley es que se acaban las ayudas a posteriori, conocidas como “amortizaciones”, que se daban al cabo de años en función del resultado en taquilla, y se sustituyen por las anticipadas, que se otorgan antes de que se comience a rodar. Estas ayudas ya habían existido hasta 1996 (Ley Miró), cuando otro gobierno del PP, el de Aznar, impuso las amortizaciones para priorizar un cine más taquillero. Ahora se trata de reducir la arbitrariedad al mínimo por una serie de requisitos “objetivos”. Algunos, sin embargo, ya denuncian que las medidas que conlleva darán más oxígeno a las poderosas televisiones y que dará lugar a la división entre un cine comercial rico y un cine de autor pobre. El sistema de financiación tiene cinco patas, señala Colom: la primera es Atresmedia, la segunda Mediaset, después está el sector público, TVE y autonómicas, luego Movistar y, por último, las subvenciones. No todos están de acuerdo. Según el productor Miñarro “es un sistema antidemocrático y elitista que favorece a los ricos porque te pide un pagaré millonario antes de ponerte a trabajar”.


Peliculas

La película Verano en Brooklyn (Little Men) es una pequeña joya dirigida por el director estadounidense Ira Sachs (1965), conocido ya por su anterior película El amor es extraño (2014), quién trata de tomar el pulso a la sociedad estadounidense y en general a la occidental. Pero, además de los efectos de la economía en las relaciones de las personas, nos muestra, ahonda, en la amistad entre dos niños que sufrirán el enfrentamiento entre sus familias. En esta película, y no solo porque se represente La Gaviota de Chéjov en la película por un actor fracasado, está presente en la forma y en el fondo el autor ruso llevado a una Nueva York de comienzos del siglo XXI. Es una obra sin duda neoyorkina por la atmósfera que se respira y por el ambiente de acogida.

La película Yo, Daniel Blake, dirigida por Ken Loach y con guión de Paul Laverty, es una auténtica diatriba contra las carencias de los servicios sociales del Estado después de los destrozos que provocó la política neoliberal de la Thatcher en los años ochenta. El director y su guionista de confianza conocen muy bien estos temas, en este caso la sanidad, y dan muestra de ello en esta película, que roza la maestría. Una obra conmovedora por su veracidad, que fue premiada no solo con los Premios del Público en Locarno 2016 y en San Sebastián 2016, sino que también obtuvo la palma de Oro en el Festival de Cannes 2016. Una película muy directa al estómago que cuenta las peripecias de un carpintero de Newcastle de 59 años de edad que se ve abocado por un ataque al corazón a sufrir las desidias institucionales. Loach nos muestra de forma veraz ese sufrimiento que no le hace perder su sentido solidario ayudando a otra familia en apuros. A ello ayuda la magnífica interpretación de Dave Johns, las imágenes de su director de fotografía Robbie Ryan y su montador habitual Jonathan Morris.

La película Después de la tormenta, con guión y dirección del ya reconocido Kore Eda, discípulo aventajado del gran maestro Ozu, vuelve al tema familiar mostrando una sensibilidad especial para mostrar con demora y calma sus entresijos. Estamos ante una excepcional película por la dureza, envuelta en un gran sentido del humor, de lo que nos cuenta pero mezclando rigor y delicadeza a la hora de tratar a sus personajes. A ello ayuda el gran conocimiento de la realidad que tiene este director que comenzó su carrera rodando documentales para la televisión, además de contar con la maravillosa interpretación de la gran actriz Kilin Kiki, en su mejor interpretación tras Una pastelería en Tokio. Estamos, pues, ante la película más inspirada del Kore-Eda reciente ya que aúna esa inspiración documental de sus primeros tiempos y las tomas morosas que ha ido madurando después que le permiten mostrar la complejidad de las relaciones familiares en las que lograr ahondar a través de estupendos diálogos.

La película El último acto, una comedia dramática dirigida por Janos Edelenyi, es una divertida y al tiempo conmovedora película que entre otras cosas muestra un profundo amor al teatro y, en general, al arte. El trabajo del ya maduro y gran actor Brian Cox, en el papel de su vida, que quizá se ha sentido muy identificado con ese ególatra y su nostalgia del tiempo pasado, es impecable, aunque la interpretación de Coco König, como su cuidadora, no le va ala zaga. Los diálogos son muy ingeniosos y están condimentados con enormes dosis de humor británico que aderezan una cinta cuyo únicos inconvenientes son que la historia es previsible en su desenlace y que el tema no es nada novedoso.

La película El ciudadano ilustre, un drama argentino dirigido por M. Cohn y G. Duprat, quienes ya habían realizado hace años el thriller El hombre de al lado, una estupenda película que aquí superan, es una especie de fábula moral. Una muestra más del resurgir del cine latinoamericano ya que los premios de La Mostra de Venecia 2015 mostraron su creciente pujanza (El León de Oro correspondió, contra todo pronóstico a la ópera prima, Desde allá, del venezolano Lorenzo Vigas, y el argentino Pablo Trapero ganó el León de Plata, premio al mejor director por El clan). Y en la de 2016 han sido premiados como mejor director el mexicano Amat Escalante, y como mejor actor el argentino Óscar Martínez, el actor de la película que nos ocupa. Una memorable interpretación la de Martínez, quién ha visto así, a los 66 años, premiada su carrera, de largo recorrido, tanto en teatro y televisión como en cine. La Copa Volpi para Martínez fue aplaudida de forma unánime. El suyo es uno de los mejores trabajos actorales de los últimos tiempos. Y la película es una realización inteligente y sarcástica sobre los miedos y las miserias de una comunidad local cerrada a cualquier cambio.

La película La llegada, dirigida por el versátil director canadiense Denis Villeneuve, es una película de ciencia ficción, que mantiene, sin resolver, el enigma que late en sus diferentes películas anteriores como Enemy (2013), Prisioneros (2013) y Sicario (2015). Esta es una película de ciencia ficción “humanista” basada en un relato de Ted Chiang, que nos cuenta la reacción miedosa y agresiva en un primer momento de los terrestres ante la llegada de naves alienígenas. Podría ser otra película más sobre el tema pero Villeneuve con su original y rara propuesta, sin abusar de efectos especiales, nos deslumbra y a mí me hipnotiza, y me inquieta, y me deja atrapado con mágicos hilos invisibles. Todo un derroche de imaginación fuera de toda convención preñada de un potente sentido visual y encanto poético. Un verdadero ejercicio lingüistico (escritura circular de los extraterrestres en lugar de lineal de los terrícolas), desarrollado por la experta lingüista (Amy Adams), que vive una tragedia familiar y que, al tiempo, tiene que contactar con las naves recién llegadas. Dos historias imbricadas como propuestas de amor y de paz frente al miedo y la violencia que supone el Ejército.¡Se puede ver varias veces sin perder su encanto!

La película La doncella, dirigida por el director coreano del Sur Par Chan-Wook, es un drama con formato de supercalculado thriller que logra atrapar todo el tiempo mi atención. Está basado en la novela Falsa identidad de Sara Waters que se desarrolla en un escenario victoriano inglés, que su director sitúa en la Corea de los años treinta bajo el dominio colonial japonés. El componente feminista trasgresor del amor lésbico de Waters se ensucia aquí con una mirada masculina de cuerpos sobre todo femeninos que nos tiene, al menos a mí, hechizados durante toda la función. Un auténtico engranaje laberíntico de cuerpos que se desean y se devoran en un ejercicio brillante y al tiempo delicado de exhibicionismo “voyeur”. Y está presidido, bajo una apariencia de clasicismo, como en otras películas suyas por la ambigüedad que conlleva toda percepción subjetiva. Dura 144 minutos (en Corea se está proyectando el metraje completo que dura más). Se desarrolla en tres partes a cada una de las cuales corresponde un territorio, una atmósfera y un punto de vista que anula el anterior. Cada capítulo parece contradecir, pues, al que le precede. Este lúcido juego narrativo tiene lugar en una mansión mezcla de castillo oriental y castillo encantado. Narrativa y formalmente es deslumbrante. ¡Como para verla otra vez!

La película Los exámenes, dirigida por el director rumano Christian Mengiu, es un drama que confirma, por su calidad, el que ganase, merecidamente, la Palma de Oro de Cannes al mejor director hace nueve años con su estremecedora película Cuatro meses, tres semanas y dos días. Un drama que nos muestra el paisaje exterior de Rumanía y el desolado paisaje interior de sus personajes que viven un generalizado malestar moral en medio de la corrupción cotidiana que domina la vida de ese país. Saludable y fatalista fusión de lo micro y lo macro, de la enfermedad individual y de la enfermedad histórica. Mungiu quiere mostrarnos y demostrarnos que el capitalismo ultraliberal no ha salvado a los rumanos de los miedos y los fantasmas de la anterior dictadura comunista que sigue dominando la vida diaria ahora amplificada por la corrupción capitalista. Un pedagógico ejercicio cinematográfico hiperrealista, frío, y escueto a pasar de su duración. Una obra mayor, no tan redonda, en guión sobre todo, como la anterior, que, con planos fijos alargados en el tiempo nos concierne a todos, no digamos a la corrupción que preside la vida en España.

La película Patterson, dirigida por el director de culto Jim Jarmush, es una mezcla de comedia y drama que se desarrolla en la pequeña ciudad del mismo nombre. En ella vive el protagonista (Adam Driver), al que le han puesto el nombre de la ciudad, y su pareja (la iraní Golshifteh Farahani). Llevan una vida cotidiana que, bajo una apariencia anodina, rezuma arte y poesía. Una película, una de las mejores del director, que fue estrenada en la última edición, en la sección oficial, del Festival de Cannes, por dónde pasó sin pena ni gloria. Jarmush, uno de los mayores iconos del cine moderno, tiene sus fans incondicionales y también sus acérrimos detractores, pero nadie podrá rechazar, esta encantadora, y nada pretenciosa película. El director nos relata, en formato de diario, el discurrir semanal de la vida de estos seres sencillos y alegres en una tranquila población de EE.UU. sobre la que solo se cierne la sombra de la delincuencia nocturna. Pero que tuvo sus grandes poetas, rememorados por su protagonista, que es también poeta y conductor de autobuses, entre los que destaca como figura señera William Carlos Williams. El encuentro final con el turista japonés que viene a conocer la ciudad de su adorado poeta es exquisito. ¡Ajá! ¡Para volver a verla de nuevo!

Filmoteca

La Filmoteca de Madrid ha seguido desarrollando su labor fílmica cotidiana a lo largo de este tiempo otoñal después de haber sufrido el intenso acoso de los chinches. Lo ha seguido haciendo con sus variados ciclos: desde los “90 años de Andrzej Wajda” o “el cine sueco contemporáneo”, pasando por “Jacques Becker”, “Straub Huillet”, “Harem Farocki”, “cine estonio”, “cine de kazajistán”, “el 25º Festival de Cine de Madrid como Homenaje a Gonzalo Suárez”, “Muestra de cine coreano”, “Muestra de cine rumano”, “Cine polaco contemporáneo”, hasta diciembre con el “Centenario de Kirk Douglas” y el “VI Festival Márgenes: Ecos de Monteiro”. En este tiempo incluso ha cambiado de director y sigue teniendo tiene dificultades de recortes económicos y de personal. ¡Todo un lujo disponer de un espacio como éste en el centro de Madrid! Con un público fiel que sigue el buen cine que se proyecta en sus salas, y que, además, cuando se exhibe, por poner un ejemplo, una magnífica película como Magnolia es capaz de esperar paciente una larga cola.

En este tiempo otoñal también se presentan los Premios Goya que nos muestran películas candidatas a dichos premios. De éstas, concretamente, me voy a referir a la interesante película, El hombre de las mil caras, otra importante película del director Alberto Rodríguez, que ya me había encandilado con el policiaco Grupo 7 y la profunda investigación de La isla mínima. Este director lleva años tratando de hurgar en las heridas de nuestro pasado e intentando mostrarnos la cruda realidad española desde la opulencia del falso decorado de la Expo de Sevilla y los agujeros políticos de la Santa Transición. Es decir la corrupción que se produjo con el gobierno socialista en los años ochenta, y que se ha vuelto a repetir ahora con el gobierno actual del Partido Popular. ¿Su próxima película será sobre esta nueva corrupción actual?

En la película de la que hablo, utilizando el tema de los paraísos fiscales offshore como fondo, el director nos ofrece un juego de espejos de profundo calado sobre las vidas cruzadas del corrupto director de la guardia civil, Luis Roldán, y el embustero de profesión Fernando Paesa, el hombre de las mil caras que da título a la película. Con el lema: “solo hice lo que hacían todos”, nos da cuenta de una época crucial en la vida española en la que la corrupción se convirtió en un banderín de enganche y el Estado mostró sus cloacas. Una complicada historia, pues, que no es fácil de rodar a no ser a través de una ficción disparatada como ésta, que, sin embargo, toca la pura realidad. Sobre todo por la gran inteligencia de su director y el buen trabajo, modélico una vez más, del gran actor Eduard Fernández. Alberto Rodríguez es un creador de fuste que nos mantiene siempre enganchados, con sus lúcidas y brillantes tramas y profundos diálogos, del principio al final de sus películas.


Panorama musical: Arenas como un buen ejemplo

Es un hecho evidente que, en general, las nuevas generaciones de músicos españoles vienen muy bien preparadas, y, de manera especial, los instrumentistas. En este sentido, en España, tenemos una gran tradición que no debemos olvidar. Sin ir más lejos, hemos podido escuchar, en uno de los dos magníficos conciertos (9 y 10 de diciembre) que nos ofreció la London Philharmonic Orchestra, una de las más renombradas orquestas internacionales, dirigida por el dinámico Vladimir Jurowski, en el Auditorio Nacional, al magnífico violonchelista Adolfo Gutiérrez Arenas (Munich, 1975).

Este músico es hijo del matrimonio del organista, compositor y director Adolfo Gutiérrez Viejo y de la Mezzosoprano Dolores Arenas. Arenas ya había debutado con la London Symphony Orchestra en la serie de conciertos de Ibermúsica con el concierto de Elgar y había ganado el Premio Ravel en 2012. Enseguida fue llamado por otras grandes orquestas. Su reciente concierto con la Orquesta nacional de Colombia fue memorable. En España también actúa regularmente. Su carrera está, pues, consolidada desde hace tiempo.

En Madrid, hemos tenido, gracias a Ibermúsica, la enorme suerte de escuchar su sentida interpretación en el Concierto para violonchelo en Sí Menor, Op 104, de A. Dvorák (1841-1904). Con su precioso instrumento, un Francesco Ruggeri fabricado en Cremona en 1673, cedido por patrocinadores, nos ofreció un magnífico recital. Su sonido cercano, sentido y cálido, me inundaba de emoción. Con delicadeza y una afinación impecable, con sutileza y un fraseo muy cuidado. Siempre ajeno a la potencia sonora de la orquesta ¡Qué conjunción con su instrumento tal que fuesen uña y carne! ¡Qué sentimiento y qué entrega el suyo! ¡Un concierto muy emotivo!


Conciertos. Juventudes musicales

Juventudes Musicales nos trajo, el 18 de octubre al Auditorio nacional, a la Fundación de la Orquesta de Cámara Moscow Vrtuosi Chamber Orchestra dirigida por el veterano y experimentado director de orquesta, y además también uno de los violinistas más importantes de nuestro tiempo, Vladimir Spivakov. Con un interesante programa. En la primera parte, escuchamos Concierto en Re menor para dos violines BWV 1043 de Johan Sebastián Bach y Sinfonía de Cámara, Op 110 Bis, de Shostakovich; en la segunda parte, tocaron la Serenata en Do mayor, Op 48 de Piotr Illich Chaikovski El público madrileño acogió calurosamente al grupo y el director nos premió con varias propinas. Uno de los momentos más intensos del concierto fue la interpretación al violín del director Spivachov acompañando a la joven violinista granadina María Dueñas, considerada como un nuevo valor emergente no sólo a nivel nacional sino también internacional.


IBERMÚSICA

Ibermúsica, en su serie Barbieri, presentó, el 2 de noviembre en el Auditorio Nacional, a la prestigiosa Orchestra Philarmonique du Luxembourg, una orquesta, cuyo debut tuvo lugar en 1933 auspiciada por Radio Luxemburgo, elogiada siempre por su sonoridad de la que hizo gala en Madrid. Ciudad en la que solo había estado una vez en el ciclo de Ibermúsica (15/11/2006). Ahora ha presentado, bajo la batuta del magnífico director de orquesta Gustavo Gimeno (Valencia, 1976), un programa muy interesante y nada fácil. que el director con gran dominio técnico y con una orquesta entregada llevó a buen puerto de una forma clara e intensa. En su primera parte, primero la nada fácil composición de M. Mussorgki (1893-1881), Una noche en el monte pelado (versión original) y, luego, El concierto para violín, en re mayor, op 35, de P. I. Chaikovski (1840-1893). Este concierto fue interpretado por la impetuosa solista moldava Patricia Kopatchinskaja (1977) de una forma tan intensa y vertiginosa, siempre muy respetuosa con el compositor, que el director tuvo que armonizarla con la orquesta. Con sus dos propinas susurradas el público quedó muy desconcertado después de haberla aplaudido mucho por su actuación. En la segunda parte, pudimos escuchar nada menos que La consagración de la primavera (1913) de I. Stravinski (1882-1971), partitura con la que el director, se notaba mucho, sentía una gran afinidad. Como propina de la orquesta un bello homenaje, Shubert, a su maestro Claudio Abbado.


Scherzo

Este ciclo de “Grandes Intérpretes” nos ha traído un buen abanico de conciertos como el de Emanuel Ax (8 de noviembre), un polaco que se trasladó a Canadá con su familia siendo muy joven, con un programa de F. Shubert y F. Chopin en las dos partes, un verdadero diálogo de genios, poniendo de manifiesto en qué medida el vienés pudo influir en la depuración pianística del polaco. Pasando por el de Till Fellner, que se había pospuesto del 4 de octubre, con Shumann, Bach y Beethoven, un buen ejemplo de tres mundos pianísticos que se dan la mano en un siglo pero que Fellner toca de una manera distinta en el caso de cada uno. Hasta el último concierto de este otoño del veterano pianista estadounidense Richard Goode (29 de noviembre) que nos ofreció un magnífico recital de dos pianistas que están en la base del piano moderno, es decir J. S. Bach (Concierto Italiano y 15 Sinfonías) y F. Chopin (Nocturnos, Mazurkas y Polonesa-Fantasía). Estamos, pues, al decir de Arturo Reverter, ante dos de los compositores más revolucionarios en el arte del teclado. Con una entrega total, siempre acompañado de partituras, Goode nos dio un buen recital, incluidas dos propinas.


La Filarmonica

La Filarmónica nos presentó, celebrando su Quinto Aniversario, un Concierto inaugural de la veterana SWR Symphonie Orchester, dirigido por la batuta precisa y rigurosa de Christoph Eschenbach, discípulo de George Szell y Herbert Von Karajan. El programa abarcaba a Maurice Ravel (1875-1957), Concierto para piano en sol mayor. M83, cuyo solista era Tzimon Barto, en la primera parte. La frescura de la música ravelina, pero de arquitectura firme, llegaba muy bien al público. por su parte, el pianista, un pianista precoz y uno de los más destacados de EE.UU., estuvo muy concentrado en su piano y nos ofreció un magnífica actuación, un pianismo de altura Eschenbach, muy expresivo y gestual, siempre estuvo muy atento al buen hacer del pianista que nos ofreció una propina. El público celebraba con grandes aplausos la buena música.

En la segunda parte, la orquesta tocó la Sinfonía Núm 5 (1901-1902) de Gustav Mahler (1860-1911), pieza fronteriza que señala el tránsito entre el universo de las cuatro sinfonías anteriores, y el arranque de una nueva y decisiva etapa central, puramente instrumental, en su producción sinfónica. La crítica ha reconocido la influencia de su matrimonio con Alma en esta sinfonía cuya fisonomía hubiese sido probablemente distinta. La compenetración de esta orquesta con su sobrio y eficaz director, lo es desde 2010, fue excelente. Podríamos decir espectacular con Mahler: la orquesta dirigida por Eschenbach crecía y se volvía tan inmensa como la misma música que interpretaba. El austero magnetismo del director se contagiaba a la orquesta que alcanzó un final apoteósico. La propina fue muy acorde con el concierto: La danza de los comediantes de la ópera “La novia vendida” de Smetana nos trasmitió una alegre sensación de libertad. ¡Muchas felicidades por el 5º Aniversario!


Recital de Amancio Prada en La Abadia

En la sala “sacra” del teatro de La Abadía pudimos escuchar un precioso recital de música, voz y guitarra, sobre los tardíos Los sonetos del amor oscuro de Federico García Lorca, del enorme músico que es Amancio Prada. El músico fue desgranando, lenta y sentidamente, sus bellos sonetos, gacelas y canciones. “Esta luz, este fuego que devora. Este paisaje gris que me rodea. Este dolor por una sola idea. Esta angustia de cielo, mundo y hora”. El primer soneto que es más bien soneto de desamor: el amor es amarga ciencia. Una música que, como escribe Umbral en el Programa de mano (texto de 1986), solo podía cantar Amancio Prada, “un cantor de postrimerías, un cantor de los tiempos míseros del corazón, de los tiempos ya sin apenas tiempo para vivir ni para morir” ¡Que emoción escuchar a quién aún siente, y canta como siente, de verdad!

A veces canta sentado, a veces de pie, a veces paseando por el escenario en el que se está representando El público de Lorca, ideal y acorde, creo yo, para esta actuación musical. En sus movimientos o sentado, como fiel complemento a su canto, nos iba contando jugosas y entrañables anécdotas sobre el poeta. Especialmente su relación con Galicia (sonetos gallegos) y su amor por Rosalía de Castro a la que llevó flores al cementerio en su primer viaje a Santiago. Temas éstos, tierra y poetisa, con los que Amancio Prada también se siente muy identificado. Para el fronterizo berciano Amancio Galicia ha sido un tema muy querido. También nos habló de su encuentro con María Zambrano a su vuelta a España a la que cantó El Cántico espiritual de San Juan de la Cruz ¿Y no te has muerto después de cantar esto?, le dijo Zambrano.