Trasversales
Consejo editorial de Trasversales

Siria y Kurdistán: el corazón del mundo


Revista Trasversales número 39, octubre 2016



Mientras escribimos, Alepo es bombardeada por Bashar al-Assad y Putin; las unidades de autodefensa kurdas (YPG, YPJ, PKK, PYD...) y sus aliados árabes, asirios, armenios, turcomanos o yazidíes en las Fuerzas Democráticas Sirias combaten sobre el terreno a ISIS; el Estado turco, camino a un régimen pre-fascista, ha invadido parte del norte de Siria, ataca a quienes combaten a ISIS y organiza progromos contra la población civil kurda; quienes buscan refugio en Europa perecen en el intento o encuentran las puertas cerradas por la Unión Europea y sus Estados, que incumplen los tratados firmados e ignoran el compromiso de acogida hecho a mediados de septiembre de 2015, el 97% aún sin cumplir.

El sufrimiento en la zona, lo decisivo de la lucha contra una cruel barbarie, el éxodo masivo, que es fuga pero también resistencia, la conversión del Mediterráneo en inmenso cementerio, las consecuencias globales de todo esto, nos hacen sentir que Siria y Kurdistán son hoy el corazón del mundo y que es urgente un movimiento de solidaridad contra al-Assad e ISIS, de apoyo a la rebelión popular siria y a las milicias kurdas, movimiento cuya talla debería ser similar a la del que se alzó contra la criminal invasión de Iraq en 2003.

Pero la solidaridad internacional ha sido y es muy pequeña. Ni siquiera el activismo habitualmente implicado en los movimientos de solidaridad internacional ha sido capaz, en su mayor parte, de comprometerse positivamente en esta cuestión decisiva. Algunos sectores son descaradamente pro-Assad. La "crisis de refugiados" sí logró movilizar un activismo solidario significativo, que puede rescatar a 11.000 personas en un día, pero aún lejos de lo que es necesario para poner fin a esta vergüenza. Parece que estamos ante un mundo sin corazón.

Esta ausencia de solidaridad se da desde el inicio de la rebelión popular siria en el primer trimestre de 2011, ignorada, incomprendida o calumniada. En España las movilizaciones de solidaridad con la rebelión siria o las posteriores de apoyo al pueblo kurdo han tenido escasa asistencia. Ante la embajada de al-Assad en Madrid se gritaba "Siria sangrando, el mundo mirando", con razón.

Tras ese aislamiento se encuentra la permanencia en gran parte de la "izquierda" de una reaccionaria "lógica de bloques" que juzga situaciones y conflictos a partir de consideraciones geoestratégicas sobre los intereses de las potencias globales o locales o de delirios conspiracionistas. La solidaridad, por el contrario, toma como punto de partida la realidad social, las aspiraciones, sufrimientos y luchas de las gentes comunes, el compromiso con los derechos fundamentales y el derecho a la vida, la condena de los crímenes cometidos contra poblaciones civiles -los cometa quien los cometa-, la necesidad de que sean juzgados.

Tanto el régimen sirio como ISIS se han comportado con extrema crueldad. Más allá de ra­zonables dudas o divergencias no hay lugar para la neutralidad, es obligado el apo­yo a las fuerzas kurdas y a la oposición siria que luchan contra la fuerza totalitaria y cri­minal que representa ISIS y contra el régimen dictatorial. Tampoco hay lugar para la neutralidad frente al gobierno de Erdogan en Turquía, encaminado hacia la supresión de todos los de­rechos, la eliminación de la oposición y la "solución" genocida de la cuestión kur­­da.

Al inicio de la rebelión popular siria el mundo miraba hacia otro lado, en un conflicto esencialmente regional aunque no exento de causas e ingerencias externas, ya fuesen las de Rusia o Irán, aliados armados de al-Assad, ya las de EEUU o, de forma subalterna, la UE, que dieron cierta importancia al asunto, pero no como una de sus prioridades, orientándose hacia un agotamiento de los bandos en conflicto que facilitara la negociación entre sectores del régimen y figurones de una "oposición" no combatiente para una transición favorable a sus intereses. No modificó esa actitud la intervención de grupos como ISIS o Al Nusra, enemigos de la rebelión popular, que obtenían armas y financiación con mucha más facilidad que el Ejército Libre de Siria.

Sin embargo, desde inicios de 2014 la "cuestión siria" ha cobrado más importancia para la Rusia del autócrata Putin, para la Turquía de Erdogan o para las potencias occidentales. En cierta forma, las potencias globales y locales ya entienden la "cuestión siria" como corazón del mundo, articulando en torno a ella su política exterior e interior pero al servicio de los intereses de élites a las que protegen, en un sentido racista, antidemocrático y de desposesión social.

La política que se está imponiendo en la UE no es contra al-Assad ni contra ISIS, es contra sus víctimas y contra nuestras libertades. Esta nueva configuración de la "cuestión siria" es consecuencia de acontecimientos y procesos de gran importancia, no sólo a escala regional. Entre ellos:

- La batalla de Kobane, que supuso la emergencia ante los ojos del mundo de un nuevo sujeto social, político y militar capaz de enfrentarse sobre el terreno a ISIS y de derrotarle desde un proyecto democrático y laico.

- La intervención de Turquía, miembro de la OTAN, y su evolución hacia un régimen pre-fascista. Erdogan ha mantenido una política permisiva y colaboracionista hacia ISIS, que obtuvo vía libre para sus redes de financiación, y trata de destruir a la principal fuerza de combate contra ISIS.

- La "crisis de refugiados". Tras el fracaso de los intentos de Merkel para que se cumplieran los compromisos adquiridos, el objetivo actual de la UE es impedir que entren o que, si lo hacen, sea en condición irregular, no como personas con derechos. Encargando a Erdogan que se ocupe de quienes vinieron buscando refugio en una Europa democrática.

- Los atentados de ISIS en "Occidente". La inmensa mayoría de los crímenes de ISIS siguen cometiéndose contra la población de aquella zona, pero han crecido sus atentados en Occidente. Con esa excusa, en vez de diseñar políticas eficaces para el combate contra ISIS, los gobiernos occidentales han optado por la respuesta identitaria, racista y de recortes de libertades propuesta por una extrema derecha en veloz crecimiento.

- La coincidencia de todos esos hechos con el proceso de descomposición reaccionaria de la UE, de la que el Brexit es muestra y consecuencia, en el marco de una estrategia de desposesión y empobrecimiento social, que puede recrudecerse si se confirma la nueva recesión pronosticada.

La declaración de la cumbre informal de la UE en Bratislava mezcló inmigración y terrorismo y relegó todos los temas que más afectan a la población de la UE, asumiendo las "ideas fuerza" racistas del Bloque de Visegrado en torno a "lucha contra el terrorismo" y "control de fronteras", ratificando el pacto con Turquía y la voluntad de incumplir las leyes y tratados sobre asilo y refugio.

Nuestro futuro está ligado al de quienes combaten por la democracia en Siria o Turquía o resisten mediante el éxodo. Las "políticas de austeridad" que han condenado a una constante inseguridad las vidas de millones de personas y destrozado los derechos laborales y sociales en Europa van de la mano de la violencia con la que las instituciones de la UE y nuestros gobiernos niegan asilo y refugio a nuestros prójimos que cruzan el Mediterráneo. Son los de "arriba" contra las y los de "abajo", esa es la frontera a derribar. Son los intereses de una oligarquía contra los intereses de la humanidad.

La situación es mala, muy mala. Pero el futuro no está decidido, depende de lo que hagamos y de que sepamos impedir que nos dividan abajo para proteger a los de arriba. Hay que tejer alianzas sociales y políticas en la UE por derechos europeos como un salario mínimo, una protección de desem­pleo y un ingreso básico garantizados a escala de la UE, y por la libertad de circulación y el derecho a refugio.

Y si no queremos atentados aquí, hay que apoyar a quienes luchan allí, a las fuerzas democráticas sirias y al pueblo kurdo.

Sí, las élites nos hablan con lengua de serpiente. Quieren que nos odiemos entre prójimos para que nos olvidemos de que ellos nos lo están robando todo. Resistiremos. O vendrá un largo periodo de tinieblas.