Luis M. Sáenz Sobre el "Complemento salarial garantizado" (CSG) de Rivera y Rajoy: la ofensiva neoliberal Revista Trasversales número 38 septiembre 2016 (web) Textos del autor en Trasversales
Una
vez que C's aceptó una nueva definición del término
corrupción, Rajoy aceptó las siete condiciones iniciales
de "regeneración democrática" planteadas por Rivera.
Entonces éste dijo que también iba a exigir "mejoras
sociales". Para echarse a temblar, dicho por un
extremista liberal. La
medida "social" presentada como "estrella" es el
"complemento salarial garantizado", definido así en el
acuerdo PP-C's: "un impuesto
negativo sobre la renta de las personas físicas en
forma de Complemento Salarial Garantizado, que mejore
los ingresos de los trabajadores, considerando su
jornada laboral y su renta, y sus condiciones y
patrimonio familiar". Estimaron
el coste de esa medida en 1300 millones de euros para
2017 y en 2100 millones para cada uno de los años 2018,
2019 y 2020: 7600 millones para el cuatrienio. Veamos
que hay detrás de ese CSG. El olvido de la población
más necesitada Según
el Instituto Nacional de Estadística en España hay unos
700.000 hogares sin ingresos, en los que viven más de
1,3 millones de personas. Si se asignase a cada uno de
esos hogares una renta de unos 5000 euros al año (un
poco menos del importe anual de una pensión no
contributiva), eso costaría 3500 millones de euros al
año, 14.000 millones en el cuatrienio, casi el doble de
lo presupuestado para el CSG. Por otra parte, la
extensión de la temporalidad y la precariedad ha
expandido mucho el número de "pobres con trabajo", es
decir, con ingresos salariales muy bajos, por debajo del
salario mínimo. Ahora
bien, hay que entender que el CSG de Rivera, ahora
también de Rajoy, no está dirigido a las familias sin
ingresos ni a aquellas con bajos ingresos no salariales,
para las que no se prevé nada de nada en el acuerdo
PP-C's. Como su nombre indica, el CSG sólo se
dirigiría a quienes cobren ya un salario, pero
bajo. Para las familias sin ingresos o con pequeños
ingresos de fuente no salarial el acuerdo Rajoy-Rivera
no ofreció absolutamente nada. Esa es
la crítica principal que hay que hacer al CSG. El
acuerdo PP-C's abandona
a su suerte a las familias y personas sin ingresos o
con muy pocos ingresos pero no procedentes de una
retribución salarial regularizada. También
se critica que el CSG podría contribuir a que se
congelen o disminuyan los salarios bajos: "ya que el
Estado te da X euros, ya no hace falta que te los dé
yo", podrían decir -o hacer sin decirlo- algunos
patrones, disminuyendo la presión sindical por aumentos
salariales. Es cierto, pero, no obstante, el efecto de
devaluación salarial generado por el CSG a través de ese
mecanismo de sustitución de ingresos, indirecto y
diferido, sería mucho menor que la fuerte presión a la
baja de los salarios implicada por la existencia de 4,6
millones de personas desempleadas, de las que 2,6
millones no cobran prestación de desempleo (ni
contributiva, ni asistencial, ni Renta Activa de
Inserción). Las personas con empleo y bajos salarios,
que además son las que más riesgo corren de caer en el
desempleo, deberían estar muy interesadas en que las
personas sin empleo tengan acceso a unos ingresos
básicos. La fragmentación social,
objetivo del PP y de C's Una de
las funciones del CSG es dividir a las y los
trabajadores, enfrentando a su parte desempleada sin
ingresos, a la que no se ofrece nada, con su parte de
"pobres con trabajo", a la que se ofrece el CSG, pero
ese enfrentamiento, de darse, sería contrario a los
intereses de ambas partes. La
exclusión de la población pobre no asalariada hecha en
el acuerdo entre PP y Ciudadanos responde a una
estrategia común a ambos partidos: abandonar a su suerte
a la población que vive en peores condiciones y cuya
desprotección y ausencia de empleo facilita la
disminución de los salarios de todas y todos; mostrar a
esa franja más pobre como una "subclase parasitaria y
subsidiada con los impuestos de la 'clase media'", pese
a que hoy se ha hecho evidente que quienes son
parasitarias, subsidiadas e incluso directamente
ladronas son nuestras élites económicas y políticas;
crear una fractura entre las clases subalternas que
impida una respuesta común a los planes oligárquicos de
desposesión y precarización social. El proyecto de PP y
de C's es un proyecto de clase, feroz. Olvidar esto en
las relaciones con ambos partidos es un suicidio
político o un acto de complicidad con esa ferocidad.
Todos los que piden un acuerdo con C's están
olvidándolo. La
cobardía de gran parte de la "izquierda" española
(especialmente el PSOE) para llevar adelante una
decidida "pedagogía fiscal" sobre el papel de los
impuestos, junto a la aceleración de la degradación de
los servicios públicos de uso general, ha ayudado en
mucho a esos propósitos de fragmentación social. Y, sin
embargo, los datos están ahí. En su
trabajo "Observatorio sobre el reparto de los impuestos
entre los hogares españoles", Julio López Laborda,
Carmen Marín y Jorge Onrubia, miembros de la neoliberal
FEDEA, aportan una información muy interesante. En
efecto, sobre la base de datos 2013, nos dicen que si el
total de los impuestos pagados por los hogares españoles
es un 26,7% de su renta bruta total, esa carga fiscal se
eleva hasta un 28,2% en el 20% más pobre de los hogares,
que incluye aquellos con rentas brutas inferiores a
11.584 euros anuales. La carga fiscal sobre el tramo más
pobre sigue siendo superior a la de los siguientes
tramos de renta, excepto el 10% más rico, a partir de
rentas brutas de 62.447 euros, donde la carga ya es un
poco superior, sólo un poco, e incluso esto es muy
discutible ya que en los grupos de renta superior es
donde mayor acumulación de "renta sumergida" hay, bien
directamente por medio del "dinero negro", bien por el
uso de empresas pantalla para encubrir rentas
personales, bien por el mecanismo de las SICAV, etc. En
consecuencia la idea de que sólo pagan impuestos las
"clases medias" es falsa: nadie paga más impuestos que
los pobres. Por ejemplo, los hogares con renta bruta
entre 45.241 y 62.447 euros pagan en impuestos un 26,9%
de su renta bruta, 1,3 puntos porcentuales menos que la
quinta parte más pobre de los hogares. Por descontado,
el grueso del fraude y de la evasión fiscal se sitúa en
un nivel de ingresos aún mayores, entre los
verdaderamente ricos, comparar a alguien que ingrese
50.000 euros al año con alguien que ingrese 500.000 es
un disparate. En esa situación, PP y C's prometen una
rebaja de IRPF, también y sobre todo para los más
ricos... luego, como ya pasó con 2015, dirán que no se
ha logrado cumplir el objetivo de déficit y que hay que
hacer más recortes sociales. La tendencia ha desplazar
la carga fiscal sobre el IVA y a disminuir el IRPF es
letal para los pobres y "de lujo" para los ricos. Las
fuerzas políticas críticas de estas políticas y los
sindicatos ya deberían estar en la calle explicando todo
esto. Supeditarse a la ilusión de una política de "clase
media" sólo beneficia a la oligarquía. Hay otras propuestas A
diferencia de este acuerdo entre PP y C's, las
propuestas del PSOE y de Podemos o Unid@s Podemos en sus
programas electorales de 2015 y 2016 sí contemplan
atender la situación de la población sin ingresos. El
PSOE propone un sistema de garantía de Ingreso Mínimo
Vital (IMV) de carácter no contributivo para
familias en situación de vulnerabilidad o en riesgo de
exclusión social, "dirigida
a los hogares sin ingresos o en situación de necesidad".
Esta prestación, por tanto, sí cubriría a los hogares
sin ingresos y a los hogares en situación de necesidad
con ingresos muy bajos, sea cual sea el origen de éstos.
Es muy cierto que el PSOE rebajó sustancialmente esta
propuesta en su fallido acuerdo con Ciudadanos, ya que
la formación "naranja" impuso que el IMV no cubriese a
familias con bajos ingresos de origen no salarial. No
obstante, de cara a las elecciones del 26 de junio el
PSOE recuperó la formulación inicial del IMV. En
cuanto a Podemos y a Unid@s Podemos, sus programas para
las elecciones de 2015 y 2016 incluían una Renta Garantizada
(RG), complementaria de los ingresos existentes, para
todos los hogares sin ingresos o con ingresos por debajo
del umbral de pobreza monetaria; además, concretaba la
cuantía inicial en 600 euros mensuales, con un 35 %
adicional por el segundo miembro de la familia y un 20 %
por cada uno de los siguientes, hasta un máximo de 1290
euros. Además, Podemos también propone una especie de
"complemento salarial", la Renta
Complementaria para trabajadores con baja
remuneración, con el propósito de asegurar unos ingresos
mínimos de 900 euros mensuales (o más, según tamaño de
la familia). A mi entender, y como explicaré más
adelante, no es correcto criticar cualquier tipo de
complemento salarial: una cosa es el complemento
salarial de PP y Cs, posiblemente muy escaso, en un
contexto de congelación del salario mínimo, de
devaluación salarial sistemática y de abandono a su
suerte de la muy amplia población de "pobres sin
trabajo", y otra cosa la renta complementaria de
Podemos, en el contexto de una subida del salario mínimo
y de una renta garantizada para todas las familias (o
personas, pero no voy a entrar a tanto detalle). Es
evidente que entre las propuestas de PSOE y Podemos (o
Unid@s Podemos) hay diferencias: la de Podemos (o UP) es
mucho más concreta y más amplia. Pero, en todo caso,
está claro que hubiera sido posible una síntesis del IVM
y la RG que permitiese cubrir a toda la población
necesitada, sin ingresos o con ingresos muy bajos. No
haber sido capaces de alcanzar al menos un acuerdo de
investidura en torno a medidas de este tipo ha sido una
grave irresponsabilidad de sus dirigentes, pero esto ya
lo he tratado en otros artículos y no quiero volver a
ello que se me hace "mala sangre". Concretando
más, el escenario que propone Podemos, aunque mejorable,
es un escenario de lucha contra la pobreza (con o sin
trabajo), de dignificación de los salarios más bajos y
de apoyo social a quienes sigan obteniendo ingresos muy
bajos sea cual sea su origen. En ese escenario,
considero que la Renta Complementaria Salarial es una
buena idea. No puede sostenerse que en un contexto de
brutal reducción salarial y de una precariedad creciente
hay que rechazar cualquier forma de apoyo público a las
y los trabajadores de bajos ingresos con la excusa de
que eso favorecería a la patronal. Contra el complemento
salarial de PP y Cs, desde luego, pero los mecanismos de
redistribución vía impuestos deben favorecer también a
las y los "pobres con trabajo". Por consiguiente, y siendo realista, creo que hay que exigir a PSOE y Unid@s Podemos que, partiendo de sus programas, formulen una propuesta parlamentaria conjunta que recoja las ideas de ingreso mínimo vital y de renta complementaria. Personalmente creo que habría un enfoque mejor, que explico en el siguiente apartado, pero entiendo que lo más realista es partir de los compromisos ya adquiridos. La acción política no puede seguir secuestrada por el culebrón de la investidura. Los problemas de la gente deben ser puestos en el centro del escenario político YA.
Impuesto negativo: una
vía, según y cómo El
acuerdo PP-C's define su "complemento salarial" como un
impuesto negativo. Simplificando, la idea de "impuesto
negativo" es que mientras que una parte de la población
paga impuestos, a otra parte Hacienda le pagará (esto no
tiene nada que ver con la tradicional "devolución" de lo
retenido en exceso). El
impuesto negativo no es bueno ni malo, depende de su
forma y del contexto global. Por ejemplo, uno de los
primeros promotores del impuesto negativo fue Milton
Friedman, un partidario del capitalismo salvaje y amigo
y consejero del genocida Pinochet. En él, el impuesto
negativo iba acompañado de un plan para desmantelar
todos los sistemas de protección social, ya sean las
prestaciones de desempleo, el sistema público de
pensiones o el sistema sanitario público,
mercantilizando toda la vida social. Es decir, proponía
dar algún dinero (no mucho) a los más pobres y que con
eso se pagasen todo..., todo lo que pudieran, claro. Si
no te llega ese pequeño "negaimpuesto" para pagarte un
transplante, te jodes, haber ahorrado. Así
entendido, el "impuesto negativo" es una idea horrorosa,
brutal, propia de canallas. Sin llegar aún a ese
extremo, el gusto de PP y C's por las fórmulas que
favorecen la mercantilización de los servicios (planes
privados de pensiones con beneficios fiscales, promoción
privilegiada de la enseñanza concertada, desviación de
la atención sanitaria hacia centros privados o hacia la
gestión privada de centros públicos, "chequecitos",
etc.) responden a esa lógica. Y también responde a ella
el que el acuerdo PP-C's se proponga "completar
salarios", disminuyendo la presión reivindicativa sobre
las empresas, pero no asegurar ingresos básicos a
quienes no tienen empleo ni ingresos suficientes. Sin
embargo, dentro de otra política, la que eleva el
salario mínimo y garantiza un mínimo vital para todos
los hogares, la utilización del impuesto negativo puede
ser una fórmula interesante de respaldo social. Por
descontado, ese impuesto negativo puede ser pensado de
muchas maneras; la que me parece más interesante es la
que unifica la garantía de unos ingresos mínimos con un
complemento de ingresos para una franja mayor de la
población. Voy a
intentar explicarlo con un ejemplo. Supongamos que se
fija un ingreso vital garantizado V = 6300 euros al año
(habría que asignarle un valor creciente según número de
miembros de la familia o bien pensar el ingreso vital en
términos individuales, matizado por el número de
personas a cargo, pero no entro ahora en ese detalle).
¿Cómo concretarlo? Hay varias fórmulas. Una de
ellas es la de completar hasta esa cantidad los
ingresos; creo que es lo que proponen PSOE y Podemos. Es
decir, si alguien (persona u familia, pero tampoco voy a
entrar aquí en ese detalle) ingresa 1000 euros al año,
recibiría un suplemento de 5300 (en el ejemplo que he
puesto yo), pero si ingresa 4000 recibiría 2300.
Personalmente no me gusta esa fórmula, en la que tanto
da ingresar 1000 que 4000 porque al final se tendrá 6300
en ambos casos, lo que no incentiva la incorporación a
la población activa, sobre todo entre las mujeres con
cargas familiares que asumen tareas que si no las
hiciesen ellas tendrían un coste monetario directo.
Además, favorece las tensiones entre las personas
beneficiarias y también entre ellas y las que cobran
poco más que el mínimo vital. Otra
opción, que tiene ventajas e inconvenientes, es la Renta
Básica Universal, es decir, dar a todas las personas o
familias 6300 euros al año, sean cuales sean sus
ingresos. No soy partidario de la RBU, aunque la
considero una opción sería a tomar en cuenta, pero ese
debate desborda las intenciones de este artículo. Una
tercera fórmula, la que me gusta más, combinaría el
establecimiento del mínimo vital y de un impuesto
negativo en favor de todas las rentas inferiores al
techo a partir del cual haya que pagar impuestos. Por
ejemplo, con ese supuesto mínimo vital V = 6300 euros
anuales y si quedan exentas de pagar impuestos las
familias/personas con rentas inferiores a E = 15.000
euros anuales, la idea es que todas las rentas
inferiores a E, 15.000 en este caso, tendrán derecho a
un "impuesto negativo", a un complemento C, cuyo importe
iría descendiendo desde 6300 euros para las personas sin
ingresos hasta 0 euros para quienes tengan unos ingresos
(o una base imponible) de 15000. Esto es, para todas las
familias con ingresos menores a 15.000 habrá un
complemento de renta, pero tanto menor cuanto mayor sea
la renta. Con ese enfoque, el complemento C podría
calcularse así: C = V - V*I/E. Para
ingresos 0, C = V, para ingresos iguales a E, C = 0 En
nuestro ejemplo... C =
6300 - 6300*I/15000 = 6300 - 0,42*I En
este caso, aunque haya un mínimo asegurado de 6300 (para
I = 0), ya no "da lo mismo" ingresar 1000 que 4000, ya
que el complemento en el primer caso sería de 5880, con
unos ingresos garantizados de 6880, mientras que en el
segundo caso el complemento sería de 4620, con unos
ingresos garantizados de 8620; también tendrían
complemento las rentas superiores al mínimo vital V
(6300) pero superiores al tope exento E (15.000). Por
ejemplo, para unos ingresos I = 10.000, el complemento
sería C = 2100, con unos ingresos garantizados 12.100.
Por descontado, esto es un ejemplo, no estoy aconsejando
valores para V y E, eso es a estudiar. La
ventaja de este enfoque, que engloba en una única
propuesta un ingreso mínimo y una renta complementaria,
es, por un lado, que beneficia a un rango más amplio de
población; que el complemento no es exclusivamente
salarial, pues depende de los ingresos, pero no de sus
orígenes; que garantiza un mínimo vital universal; que
el complemento es menor cuanto mayor sean los ingresos,
pero de manera que a todas las personas afectadas les
interesa obtener más ingresos propios. Creo
que puede resultar clarificador el siguiente cuadro,
pensado para el caso V= 6300, E = 15.000
Como
puede verse, para ingresos menores a 15.000 euros hay un
complemento, que desciende según aumentan los ingresos.
Para una familia o persona
sin ingresos, el 100% de su renta final procede
del "impuesto negativo", pero para una con 14.000 euros
de ingresos sólo proceden de ese negaimpuesto 420 euros,
menos del 3% de la que será su renta total. La
ordenación por ingresos y por renta final coinciden,
quien ganaba más tendrá más renta final pero las
diferencias disminuyen. Y nadie quedará por debajo del
mínimo vital. Ante
esto, algunos saltarán diciendo "¿Pero cómo se paga?".
Lo curioso es que eso no se lo han preguntado a los
gobernantes que ya han establecido un impuesto negativo
para las sociedades anónimas, aunque casi nadie lo sepa:
cuando una empresa cierra un ejercicio con supuestas
pérdidas, Hacienda adquiere una deuda, "crédito fiscal",
con esa empresa, que se le irá descontando de sus
impuestos a pagar en años futuros, o que habrá que pagar
en efectivo en ciertos casos de cierre de la empresa sin
que haya sido liquidada esa "deuda". Por
descontado, esta propuesta no quiere decir que, si se
eligiesen los valores del ejemplo, haya que subir
impuestos a quienes ganen más de 15.000; quienes tengan
una base imponible de más de 15.000 pagarían impuestos,
pero en mi opinión deberían pagar menos que lo que pagan
ahora, mientras que los que ganen 150.000 deberían pagar
más, y los de 1.000.000 mucho más, etc. Insisto que todo
esto es una aproximación sin entrar en detalles (por
ejemplo habría que mantener ciertas desgravaciones, como
la de personas con discapacidades, anular otras,
integras las rentas por operaciones financieras en la
misma escala que las rentas del trabajo, etc.) y que los
valores de referencia tomados sólo son un ejemplo. Este
es un modelo posible entre otros. No es una cuestión de
principios: lo que es de principios, innegable, es que
hay que garantizar a toda persona, además de su
libertad, el acceso a los recursos básicos de la vida y
que eso no se está haciendo. Lo que es de principios es
que todo estado de cosas en que eso no se garantice es
ilegítimo y merecedor de rebelión. Cómo hacerlo es un
asunto práctico, así que bien puede empezarse por las
propuestas de PSOE y Podemos unificadas en una
iniciativa legislativa común. Menos rollos y menos
escenificaciones, manos a la obra. |