En París 195 países han alcanzado un acuerdo que se presenta como prometedor para frenar el efecto invernadero. El 24 de abril de 2016 se ratificará en la ONU. Comienza a aplicarse si lo aprueban 55 países con el 55% de las emisiones.

Este acuerdo se está presentando como prometedor. Lo es en cuanto al compromiso de conseguir una subida de 1,5º a 2ºC para finales de siglo. También lo es que cada 5 años se revisará el grado de cumplimiento.

Las dudas comienzan al ser un compromiso no exigible jurídicamente y ser voluntario. Siguen cuando el compromiso actual (si se cumpliera) supondría más de 3ºC con efectos catastróficos.

Otro gran acuerdo es el compromiso “voluntario” de que los países mas desarrollados financien a partir de 2020, con 10.000 millones de dólares a los que tengan mas dificultades para la transición energética.

La mayor de las sospechas surge de que no hay ninguna limitación sobre la explotación de los combustibles fósiles, precisamente por la presión de los países productores. ¡Pero es que la emisión de CO2 se debe a la combustión de carbón, petróleo y gas!

Surge la duda de si este acuerdo es un compromiso aparente para calmar a una opinión pública inquieta por los cambios climáticos.

Hay que tener en cuenta que entre China y EEUU producen el 44% de las emisiones y con la UE, India, Rusia y Japón el 70%. Así que son estos países los que de verdad tendrían que cambiar. En EEUU los republicanos no creen en el efecto humano sobre el clima, y los demócratas procedentes de Estados productores no están por la labor. China está en un fuerte crecimiento y el carbón es su fuente básica y Rusia vive de la exportación de petróleo.

Aunque el acuerdo puede convertirse en papel mojado, al menos pone una meta y permite la presión de organizaciones sociales y políticas, así como de todos los ciudadanos.

No debe caber dudas de que alcanzar esa meta de los 2ºC necesita transformaciones muy profundas en la producción y el uso de la energía. Transformaciones también en cuanto al crecimiento y a las formas de vida.