Trasversales
Begoña Marugán Pintos

Unidad Popular, un proyecto construido participativamente desde abajo

Revista Trasversales número 36  bis  especial 20D diciembre 2015

Begoña Marugán Pintos es candidata al Congreso por Unidad Popular-IU



Unidad Popular es el nombre de la coalición con la que varios partidos (IU, Unidad Popular en Común, Baztarre, CHA, CLIAS, RPS, Izquierda Asturiana, Izquierda Castellana y Segoviemos) concurrirán a las elecciones del 20 de diciembre de 2015.

Esta coalición es el resultado del proceso generado a partir del mes de julio en el intento de lograr la confluencia de la izquierda de este país. El origen del proyecto partía de la necesidad de aglutinar fuerzas capaces de presentar una alternativa electoral a la derecha. El éxito obtenido por las experiencias de confluencia municipalistas en las elecciones del 24 de marzo animaba esta opción, a la par que generaba la necesidad de un paso más. Las competencias de la administración local son importantes, pero insuficientes. Se precisaba obtener representación a nivel estatal para hacer frente a determinadas situaciones intolerables sobre las cuales ni la administración local ni la autonómica legislan. Había que frenar el proceso de deterioro económico y político que vive este país y la tendencia a seguir la senda de recortes en derechos y libertades.

Por otra parte, la necesidad parecía unirse a la posibilidad. Se vivía un momento de expectación y recuperación de la participación política en la calle. El revés que el pueblo griego daba a la Troika en referéndum fue la gota que colmó el vaso para hacer un llamamiento a la participación comunitaria. El nombre elegido fue Ahora en Común y se presentaba como "una marea ciudadana de ilusión para ganar las elecciones generales". "Ahora en común era el nombre de un sueño que latía en el corazón de una ciudadanía que anhelaba el cambio". El manifiesto de Ahora en Común fue el pistoletazo de salida que traducía en palabras el anhelo de imaginarnos concurrir a las elecciones todos juntos. Este llamamiento se lanzó a principios de julio y recogió más de 20.000 firmas en menos de 3 días.

La presentación de la plataforma en la Nave de Terneras del Centro Cultural Casa del Reloj de Madrid fue un éxito. A partir de ahí y a la vista de las expectativas y la ilusión desbordante fueron muchas las personas que empezaron a trabajar en los grupos de extensión, comunicación, organización, primarias y programa.

Primarias participativas igualitarias y transparentes

El reto era enorme. No sólo se trataba de construir un proyecto que aglutinara a partidos, movimientos sociales y a la ciudadanía, sino además hacerlo en el conjunto del Estado español. Reto que fue superado, no así la confluencia partidista ya que el camino estuvo lleno de dificultades. Podemos nunca vino y al­gunos de los partidos que estuvieron trabajando activamente en la plataforma como Equo - ante las ofertas electoralistas- se marcharon. Algunas personas componentes del grupo promotor también se fueron llevándose el partido inscrito y la plataforma web donde se alojaba la información y se informaba del proceso. Hubo entonces que cambiar de nombre y después de ser votado por los nodos territoriales se adoptó el de Unidad Popular.

A pesar de la dificultad y la tensión por el poder que generan unas elecciones generales, hemos sido capaces de articular una plataforma asamblearia de partidos, movimientos y ciudadanas/os en todo el Estado.

De la asamblea estatal del 12 de septiembre en Madrid salía la propuesta de hacer primarias y de la ratificación posterior de los nodos la decisión de llevar a cabo las mismas. Se implementaba así una vez y con hechos el espíritu del 15 M donde la ciudadanía apostaba por la elección de sus representantes.

En Unidad Popular tenemos el orgullo de poder decir que se han hecho unas primarias de verdad, donde por primera vez se ha podido elegir en todo el Estado al candidato de esa formación y las personas elegidas han sido de las circunscripciones donde residían. En primer lugar se llamó a la participación para que pudieran concurrir todas aquellas personas que lo desearan, como se puede comprobar mediante la información de eldiario.es del día 9 de diciembre y en página web creada el efecto. En ellas se hizo un llamamiento a la ciudadanía a presentarse y participar de una confluencia que entendemos como un proceso de las y los ciudadanos y no de cúpulas, absolutamente necesario para regenerar la democracia en nuestro país.

El sistema de votación elegido, tanto presencial como por vía on-line - en el que había que superar tres filtros identificativos-, el método de elección basado en un sistema de listas abiertas y el sistema Dowdall de elección de las personas, además de la vigilancia y control por parte tanto de los comités electorales territoriales como del estatal, hicieron posible la participación, la igualdad y la transparencia. La pluralidad de las personas que se presentaron hizo posible la diversidad de los resultados. En Madrid por ejemplo había 6 listas diferentes y además 16 personas se presentaron individualmente. Al­ber­to Garzón fue nuevamente elegido -ya lo había sido antes por su partido-, esta vez por un total de 35.104 personas y la lista de Madrid por la cifra de 5.228 votantes.

Las personas que concurrimos a las elecciones por Unidad Popular hemos sido elegidas en un proceso de primarias y es éste otro de los méritos de la candidatura que se presenta como UP-IU. Y que se presenta así ya que la denominación de Unidad Popular (UP) debido a los avatares del proceso –apropiación individual de la marca colectiva anterior- no ha tenido mucho tiempo para darse a conocer.

Ahora bien, no sólo la capacidad de articular el asamblearismo a nivel estatal y hacer unas primarias excepcionales son elementos a destacar de esta formación, de la que hablan sus hechos y su historia como política de verdad, sino también su programa. El programa de UP ha sido participativo y cooperativo. El programa de UP se ha construido desde abajo a partir de las primeras ideas escritas en los grupos de programas que nacieron en verano en las diferentes nodos provincias. Sobre el consenso de la asamblea estatal para desa­rrollar un programa rupturista en el que se atendieran unas determinadas líneas básicas generales y un esquema de trabajo, sin olvidar a las emergencias sociales, se fue edificando un programa que fue sometido a votación abierta a la ciudadanía y finalmente validado en Zaragoza.

Programa colectivo, participativo y abierto

La pertenencia de las personas que componían los grupos de programas a diversos movimientos sociales y su actividad cotidiana en las luchas ciudadanas ayudó a la formulación de demandas formuladas a través de partidos, sindicatos, movimientos y multicolores mareas ciudadanas. La apuesta por la unidad popular y por diseñar una propuesta de izquierdas, ecologista y feminista ha servido para conseguir que todas y todos aprendamos y crezcamos creando pensamiento colectivo. El resultado final ha sido la existencia de una candidatura electoral unitaria de las mujeres y los hombres de las clases trabajadoras y populares capaz de acabar con el bipartidismo, con un programa de ruptura con los poderes dominantes de la Unión Europea, el capitalismo fianciero, la dominación masculina, la banca privada y las grandes corporaciones transnacionales.

Un programa hecho por y para las personas, donde la sostenibilidad de la vida y el bienestar de la mayoría de la población es la base. Nuestra propuesta está alejada de la lógica del beneficio del capitalismo heteropatriarcal que sólo busca el enriquecimiento de unos pocos a costa de la expoliación del planeta, de la explotación de la personas y de la dominación de las mujeres.

La apuesta es la construcción de una nueva sociedad con democracia política y económica donde la soberanía popular acabe con los dictados austericidas del Banco Mundial y el Fondo monetario internacional. Donde se imponga la solidaridad con los pueblos de Europa, alejada de las guerras de re-colonización promovidas por los EEUU y sus aliados a fin de imponer su control y salvaguardar sus intereses económicos.

La pobreza, división y fragmentación social que ha impuesto la política bipartidista exigen la búsqueda de salidas y la política aparece como esa herramienta capaz de encontrarlas. La participación política ciudadana ha hecho que Unidad Popular sea lo que es: una propuesta ilusionante de búsqueda de soluciones valientes y comprometidas. Es comprometida porque el programa no es un papel sino un compromiso para quienes nos presentamos como candidatas y candidatos y es valiente porque en este momento es la única formación política que apuesta por un proceso constituyente a partir de la aplicación del artículo 186 de la Constitución Española. Este debería ser hecho desde la participación y el compromiso de la ciudadanía, donde la población eligiera la forma de Estado en la se quiere organizar y se recogieran los derechos sociales, culturales y democráticos de manera real y efectiva.

En UP también apostamos por un federalismo republicano y por poner gafas de género a la política para que se vea que sin la igualdad y las mujeres no puede haber democracia. El proceso constituyente debería acabar con las bases en las que se asienta la discriminación y la infravaloración de unas personas sobre otras. No sólo ninguna persona es ilegal, sino que todas las personas sean hombres o mujeres; y mujeres de todo tipo: inmigrantes, gitanas, LGTB, diversas funcionales, etc. debemos ser valoradas. En la discriminación y la infravaloración reside el origen de la violencia y para UP acabar con las violencias machistas es otra prioridad.

La propuesta de Unidad Popular es recuperar los derechos y libertades perdidas y conseguir derechos vitales universales como la educación, la sanidad y la atención a la dependencia. No sólo hay que poner fin a la corrupción y la austeridad a través de planes de control fiscales, sino que se trata de crear una población crítica y con conocimientos para controlar que esto no vuelva a pasar. Lo público es garantía de igualdad y prosperidad para toda la población. Tenderemos a acabar con la educación concertada y volcaremos la financiación hacia una educación pública, laica, por la igualdad y de calidad.

Pero no sólo queremos resistir y sobrevivir, sino que queremos vivir en un país en el que merezca la pena hacerlo. Por eso proponemos la creación de una banca pública y la nacionalización de los sectores estratégicos. El dolor no puede ser la seña de identidad de este país. El lema de las Marchas por la Dignidad siguen siendo válidos: “pan, tierra y trabajo” y por ello, para acabar con la pobreza proponemos subsidio y trabajo garantizado, donde el Estado sea empleador para acabar con una parte importante del paro, o nacionalizar las eléctricas para que no exista la pobreza energética. Es preciso acabar con las reformas laborales del PSOE y del PP y plantear un nuevo modelo productivo, verde y basado en el I+D+I, que apueste por la invocación y la investigación.

Si hasta ahora la indignación y la protesta en la calle ha sido el método, y la represión, en forma de Ley Mordaza, la respuesta, desde UP-IU queremos trans­formar la indignación en propuestas para que las personas tengan mejores condiciones materiales de vida y una mayor felicidad en un país más alegre en el que merezca la pena vivir.