Trasversales
François Gemenne y Michel Agier

Migrantes: diez razones para abrir las fronteras

Revista Trasversales número 36 octubre 2015

François Gemenne, politólogo, investigador y profesor en la Ulg (CEDEM) y en Sciences Po (París). Michel Agier, antropólogo, director de investigación en el Institut de Recherche pour le Développement y director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Texto recibido a través de las redes y traducido y publicado con autorización de los autores

Mientras que Europa se parapeta, pensando que los muros que alza la protegerán del fantasma del peligro migratorio, proponemos, por el contrario, diez razones para abrir las fronteras.

Entre 2000 y 2014 han muerto 40.000 inmigrantes, de los cuales 22.000 intentaban llegar a Europa, que ha pasado a ser el destino más peligroso del mundo para los migrantes. Desde principios del año 2015, más de 2.500 murieron en el Mediterráneo, huyendo de las violencias y la opresión en Siria, en Eritrea o en otros lugares del mundo. El macabro recuento continúa a diario, al tiempo que el reparto de los que han sobrevivido al viaje es objeto del mercadeo político, a menudo sórdido y jalonado de declaraciones incendiarias. Frente a este fracaso de Europa, afirmamos que sería más racional, más justo, más seguro, abrir las fronteras.

Estas propuestas, opuestas a una idea muy extendida en los medios de comunicación y en los discursos políticos, no tienen nada de fantasía ingenua o irreal. Al contrario, permiti­rían acabar con la espiral de violencia que ha dejado millares de muertos y diseñar un horizonte para un verdadero proyecto político europeo en materia de asilo y de inmigración. Estas son nuestras diez razones por las que abrir las fronteras.

1– Cerrar las fronteras no sirve para nada

Nuestro primer argumento es de sentido común. El hecho migratorio es un hecho social, una realidad del mundo contemporáneo a la que es absurdo querer resistirse. Querer impedir las migraciones es tan imposible como intentar impedir que la noche suceda al día. La gente no elige emigrar o quedarse porque una frontera esté abierta o cerrada. La idea de que cerrar las fronteras pueda limitar los flujos migratorios es irreal y criminal, y desconoce completamente la realidad de las migraciones. Sólo consigue que los desplazamientos sean más precarios, más costosos y peligrosos, convirtiendo el Mediterráneo en una tumba. Abrir las fronteras permite, ante todo, emigrar en condiciones seguras y dignas, parar la masacre, terminar con la tragedia que se desarrolla actualmente en las fronteras de Europa.

2- Parar a los traficantes

El cierre de fronteras es el negocio de los traficantes. Por el contrario, abrir las fronteras, legalizar la movilidad de todos, es matar el huevo del negocio para los que han hecho una profesión del tráfico de personas, lucrándose con la economía de la prohibición. Es la forma más eficaz de luchar contra los traficantes.

3- El fantasma de la invasión

La tan cacareada invasión es un fantasma. Ningún estudio demuestra la veracidad del “efecto llamada” o de presuntas “invasiones”. Hacer creer que la apertura o el cierre de las fronteras permiten controlar los flujos migratorios es una mentira electoralista. La construcción del muro entre México y Estados Unidos no ha detenido, para nada, el flujo migratorio entre los dos países, así como la apertura de la frontera entre la India y Nepal no ha provocado el flujo masivo de migrantes.

4- Facilitar la movilidad

La apertura de las fronteras permitiría a muchos migrantes volver a su país para ver a su familia; facilitaría la circulación de las personas, también los movimientos de ida y vuelta, de entradas y salidas. Actualmente muchos migrantes se encuentran atrapados en su país de destino por miedo a salir y no poder volver después.

5- Suprimir las zonas de sombras

Haría desaparecer las zonas de sombras de la ilegalidad en las que se mueven muchos migrantes, a la fuerza y no por elección. Seamos legalistas: autorizar y acompañar la libre circulación permitiría “verlos” mejor y conocerlos. Abrir las fronteras no significa suprimirlas; simplemente permite la libre circulación y velar para que la migración se desarrolle en las mejores condiciones posibles.

6- Un derecho fundamental

La libertad de circulación es un derecho fundamental. Asimismo es una cuestión de libertad fundamental y de igualdad. Hoy por hoy el destino de unos y otros está determinado, sobre todo, por el sitio donde se haya nacido. La apertura de fronteras reconoce la legitimidad de toda migración, el derecho a la movilidad para todos. El derecho a dejar el propio país está inscrito en la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero el cierre de fronteras impide llevarlo a cabo.

7- Progreso social

Es la condición para el progreso social. La legalización de los migrantes aumenta y visibiliza la contribución a las prestaciones sociales de los trabajadores inmigrados y de sus empleadores, mejorando su remuneración. Por naturaleza, la emigración ‘ilegal’ no puede existir con fronteras abiertas; las situaciones de precariedad administrativa desaparecen y las condiciones de trabajo mejoran y se armonizan.

8- Potencial económico

Permitiría a los migrantes desplegar su potencial económico en los países de destino y de origen. Todos los estudios muestran que la contribución económica a sus países de destino es tanto más positiva cuanto más segura y legal es su situación. Legalizar las migraciones equivale a la desaparición, de facto, de la inmigración “clandestina”, permitiéndoles desarrollar su pleno potencial económico en el país de acogida. Su contribución económica se dirigiría también hacia sus países de origen; el apoyo financiero que aportan los emigrantes a sus países por medio de transferencias de dinero es, al menos, tres veces más importante que “la ayuda al desarrollo” oficial de los países industrializados, muy a menudo instrumentalizada por el objetivo falaz y vano de reducir los flujos migratorios.

9- Parar la guerra contra los migrantes

Para poner la hospitalidad en el centro de la política. Por toda Europa vemos vecinos solidarios y movilizados, una red asociativa densa y capaz de organizar la acogida de los extranjeros y de ayudar a su inserción. Es la hospitalidad sin condiciones que ya existe y que cualquier gobierno podría movilizar y ayudar, lo opuesto a la guerra al migrante instalada hoy en el pensamiento y la acción oficial.

10- El humanismo como valor político

Porque la apertura de fronteras permite reafirmar la unidad de la Humanidad. Contra todas las formas de deshumanización que no paramos de ver en el mundo, contra el regreso de la idea de que existen grupos de seres humanos indeseables, como en los años treinta los judíos o los exiliados españoles, tenemos la posibilidad de proclamar la unidad de la Humanidad y de trasladar esta idea a la política. Contra la repetición de los efectos desastrosos del oscurantismo, se trata de reclamar el humanismo como valor político.