Trasversales
Luis M. Sáenz

Pensar podemos (I): Primarias, ¿una oportunidad desaprovechada?

Revista Trasversales número 35 julio 2015 web

Texto del autor en Trasversales



Empiezo por el final (provisional): 23,59 h. del 22 de julio de 2015. A esa hora se cerró el plazo de participación en las primarias de Podemos para las elecciones generales. Yo no había votado. Fue una abstención consciente y motivada, a favor del proyecto que representó y espero que siga representando Podemos. Pero, siendo como soy ferviente defensor de las elecciones primarias, y pensando a estas alturas que en las elecciones generales votaré la candidatura de Podemos o una más amplia si en Madrid se plasmase algún tipo de confluencia, y que haré campaña en ese mismo sentido, ¿por qué he renunciado a participar en la elección de candidatas y candidatos? Mi respuesta es que estas elecciones no han sido unas elecciones primarias, una apertura a la población, tal y como yo las entiendo, sino un plebiscito defensivo y la expresión de un reflejo de cierre y aislamiento endogámico y sectario, elitista e imbuido de un espíritu vanguardista muy de "vieja izquierda". Esta no es una caracterización sobre unas personas, sino sobre una decisión tomada por el Consejo Ciudadano, que no es lo mismo. A mi no se me ocurriría nunca decir que estos compañeros están en el lugar que el enemigo quiere que estemos, como nos soltó Luis Alegre hace algunos meses a quienes apoyábamos una candidatura diferente de la suya. Esta es una crítica leal y dentro del mismo bando, al menos en este periodo político.

Vuelvo al tema. Para mí, unas elecciones primarias -y sólo considero tales las que sirven para formar candidaturas que se presentarán luego a un proceso electoral definitivo- tienen dos funciones:

a) Una función democratizadora, para que la población que simpatiza con cierto proyecto no tenga que limitarse a votar la candidatura que se presente sino que participe en la formación de esa misma candidatura desde la cercanía.

b) Una función de politización social y de aproximación del proyecto a la población, generando un ambiente de debate social y posibilitando un mayor conocimiento de las personas que luego irán en las candidaturas, así como una puesta a prueba y un afinamiento de las propuestas principales a llevar a cabo.

El protocolo de desarrollo de unas primarias tiene que responder a esos dos objetivos, si no es así, lo que saldrá no serán unas primarias. Dentro de ese protocolo común, cada cual puede tener un tercer objetivo, favorecer el éxito de las candidaturas que le parezcan mejores. Pero si el protocolo elegido responde a ese tercer objetivo, es decir, si se elige ese protocolo porque es el más favorable a alguna de las candidaturas, entonces no serán unas primarias. Dentro del "equipo Pablo Iglesias" quizá sea Monedero con quien más distancia política tengo, pero tenía toda la razón al decir que "Las primarias implican procesos de confianza en la ciudadanía, si eso no se produce, las primarias fracasan. O sirven para emocionar o movilizar o no sirven" (http://www.publico.es/politica/monedero-primarias-sirven-movilizar-o.html). Bien, yo creo que no han movilizado ni emocionado.

Pero no puedo hacer afirmaciones sin más, tengo que argumentar las tres cosas que he dicho: a) que no han permitido que la gente decida quienes irán en la candidatura de su circunscripción; b) que no han propiciado una mayor cercanía entre Podemos y la población en general; c) que no han movilizado ni emocionado a casi nadie.

Aunque en el mecanismo establecido hay otras cosas que no me gustan (ausencia de un mecanismo de proporcionalidad como el que usó Ahora Madrid, posibilidad de los votos en plancha, duración mínima de todo el proceso), voy a hablar sólo del error fundamental del protocolo de primarias utilizado: la utilización de un sistema en el que al votar no se dispone de ninguna información sobre quienes son candidatos en cada circunscripción y en el que, una vez conocidos los resultados, seguimos sin saberlo. Una persona podría obtener el 90% de los votos emitidos desde Murcia pero quedar fuera de la candidatura mientras que entran en ella personas que sólo han sido votadas por el 5%. Lo que sale de estas primarias es una lista ordenada de personas para toda España que podrán distribuirse de cualquier manera entre las diversas circunscripciones.

Este error no tiene que ver con la "vida interna"de Podemos sino que es un error estratégico porque choca de frente con uno de los signos de identidad de Podemos, la apuesta por una política que no sea elitista ni vanguardista, sino una política para y de la gente, una política en la que pueda participar toda la gente, no sólo la que puede dedicar muchísimo tiempo a conocer de pe a pa el mundillo de la política o son expertos en "ciencia política". La inmensa mayor parte de la población de una provincia puede conocer a parte de las personas que se presentasen a unas primarias para la candidatura de esa circunscripción, y quizá hacer algún esfuerzo para enterarse de quienes son el resto, seguir algún debate si lo hubiera, etc., es algo más o menos factible y además propiciaría una mayor cercanía. Pero pretender que la mayor parte de las personas que no se dedican "cuerpo y alma" a cierta manera de hacer política se interesen en elegir a 350 personas de todos los lugares sin saber ni por qué provincia irá cada cual sería una insensatez, aunque en este caso no creo que el Consejo ciudadano fuese insensato porque no creo que se planteasen estas primarias como instrumento de acción política hacia la sociedad y con ella sino sólo como instrumento para blindar a un equipo político muy homogéneo y lideralizado, de hecho se han autodenominado "equipo Pablo Iglesias", garantizando que en el futuro grupo parlamentario de Podemos no haya la diversidad que existe en el seno de Podemos y en la propia población indignada. Si ese era el objetivo lo han conseguido. Aunque ya veremos, a veces hay sorpresas.

Me parece bastante evidente que, con esta metodología, acompañada por la ausencia de cualquier tipo de propuestas claras que puedan identificar los matices de cada pre-candidatura y la ausencia de tiempo para que las "primarias" fuesen algo más que un proceso técnico de votación, no era posible ni que las personas votasen qué personas preferían para la candidatura específica a la que podrán votar en las elecciones generales ni que las "primarias" jugasen el papel de dinamización política y aproximación social que deben tener.

¿Pero han movilizado y emocionado de alguna manera? En el pequeño mundo que es el mio, no, desde luego, y me refiero también a las personas que conozco que apoyan el método utilizado, la verdad es que las he visto a veces molestas con las críticas pero en ningún caso emocionadas ni muy movilizadas. Pero mi mundo es muy pequeño, por lo que voy a apoyarme en lo que pueden decirnos los números, que nunca dicen algo de forma directa y tajante, que siempre admiten interpretaciones, pero a partir de los cuales se pueden hacer argumentos verosímiles y razonables que vayan más allá del "yo confío (o no) en Pablo Iglesias".

Han votado un poquito menos de 60.000 personas. Para no perder el tiempo, de entrada digo que estoy de acuerdo que los procesos de votación de Podemos son los que tienen el procedimiento que más facilita que se participe en ellos, desde el punto de los requisitos, y que suelen tener niveles de participación más altos que los de otros partidos, aunque en las primarias para la secretaría general del PSOE votaron unas 130.000 personas. Pero una vez admitido que "somos los mejores", ¿podemos reflexionar sobre nuestros hechos o, como me acaba de decir un compañero hace un rato, eso es hacer el juego a la derecha, frase por cierto que también escuche muchas veces cuando criticaba al PSOE?

Esos 60.000 votos son un 16% del número de personas inscritas en Podemos; en noviembre de 2014 participó en la elección del Consejo Ciudadano un 42% de las personas inscritas. Eso podría explicarse porque desde entonces ese censo ha crecido un 50% y quizá las personas que se han apuntado más tarde sean menos participativas. Lo que pasa es que el dato más significativo no es el porcentaje en este caso, sino el número de votos: en noviembre de 2014 participaron 107.000 personas, un 78% más que las que han participado ahora en julio. En cuanto a la candidatura de Pablo Iglesias como candidato a la jefatura de Gobierno, cosa que casi nadie discute en el entorno de Podemos, ha obtenido algo más del 80% de los votos, pero eso es en torno a un 13% de las personas inscritas.

¿Esos son datos positivos, una buena participación, como dice el mensaje del Consejo Ciudadano y del entorno de Claro de Podemos? No lo creo. Y si se alegan las fechas, efectivamente horribles para un proceso participativo, ¿por qué se han elegido éstas precisamente?

Reflexionemos. Todo parece indicar que desde noviembre hasta julio Podemos debería haber ampliado su influencia social si ha actuado correctamente, lo que debería repercutir positivamente en la participación; también parece razonable pensar que la población que simpatiza con Podemos sin tener un fuerte vínculo orgánico estará mucho más interesada en la candidatura que presente Podemos en su provincia a las elecciones generales que en la composición de un órgano interno de Podemos. Y sin embargo, han votado 47.000 personas menos. En tanto que primarias este proceso no ha funcionado, hay que reconocerlo. Todo el mundo lo sabe. Y era evidente que no iba a funcionar: ¿para qué sirven unas primarias si la gente sabe que no elegiría la candidatura de su provincia, que es la que puede votar, si casi todos los nombres planteados le son desconocidos y si no se ha hecho ningún tipo de campaña política real? No sirven y no son unas primarias.

Por descontado, también hay problemas desde el punto de vista de la pluralidad de Podemos. La voluntad de centralización es tan fuerte que desde la corriente "Claro que Podemos" se han articulado dos candidaturas, la de primera fila y la segunda fila. La primera se ha llamando "equipo Pablo Iglesias", la segunda "Claro que Podemos", con el claro objetivo de que la primera copase todos los primeros puestos de la lista, lo que han conseguido, y que la segunda ocupase todos los siguientes, lo que no han conseguido totalmente por la irrupción de la candidatura de Diego Cañamero y otros compañeros de Andalucía. Parece bastante claro que en la candidatura A van todas aquellas personas que CQP quiere que encabecen las listas allá donde más posibilidades hay de obtener escaños. Me parece un grave error respecto al funcionamiento de Podemos, pero, a decir verdad, me parece un problema menor frente al que he venido explicando, la articulación de un sistema de primarias que difícilmente puede atraer a las personas indignadas no implicadas en una actividad política sistemática pero que se sienten cerca de Podemos. Y ese error sí que es muy importante. Desde luego, porque no han sido útiles, no han emocionado ni movilizado, es decir, se ha perdido una oportunidad de oro; pero, hasta donde yo conozco, creo que han tenido además resultados negativas, para algunas personas esto ha sido la puntilla para alejarse de Podemos. Pocas o muchas no puedo decirlo desde mi pequeña ventana vital, para su tamaño son muchas, pero también es cierto que es mi ventana y por tanto está sesgada.

Dicho esto, también diré que creo que no hay que decepcionarse. Lo que sí hace falta es desilusionarse, porque las ilusiones nunca han servido para nada. Lo que está claro es que, con o sin Podemos, la lucha social y las redes de apoyo mutuo deben seguir adelante; que en las actuales circunstancias esa lucha sería favorecida por una derrota político institucional del PP en las elecciones generales; que esa derrota nos sería tanto más favorable cuanto más contribuyan a ella los avances de herramientas políticas construidas desde la indignación social; que entre esas herramientas Podemos tiene un papel muy destacado, ya que todo parece indicar que sin Podemos no se podría aunque no baste Podemos para poder.

Creo que Podemos es una herramienta para una situación de emergencia social, por lo que no sólo no hace falta sino que sería malo que tuviera un proyecto de sociedad uniforme a largo plazo. En mi caso, tengo claro desde el primer día que mi visión de las cosas es muy diferente que la de, por ejemplo, Pablo Iglesias. Muy diferente. Pero creo que la función de Podemos en estos momentos no es basarse en una construcción ideológica ni en un proyecto a largo plazo, sino llevar cabo un plan de emergencia social y de democratización, crear una situación en que podamos respirar y resituar nuestras luchas en una situación no siempre defensiva de lo más elemental. Cargarnos la ley Wert, la ley Mordaza, la Reforma Laboral, las nuevas limitaciones al derecho al aborto introducidas por el PP, etc.

Y en eso creo que debería entenderse que podemos convivir, en estos tiempos funestos, soberanistas - nacionalistas y "transnacionalistas", estatalistas y movimientistas, así como quienes piensan que la ofensiva que sufrimos contra todos nuestros derechos se debe a la maldad de una casta que utiliza mal el sistema en que vivimos y quienes pensamos que lo ocurrido durante esta crisis pertenece a la esencia misma del sistema y se repetirá una y otra vez hasta que no seamos capaces de crear en común otra forma de vivir (aunque por ahora no sepamos bien cuál pueda ser, porque no puede diseñarse a priori sino que solo puede ser el resultado de un proceso de construcción guiado por convicciones pero sin plano previo). En este momento podemos entendernos sobre la base del reconocimiento de la utilidad y la necesidad tanto de la lucha y la organización autónoma de la sociedad como de la acción institucional, sobre la base de un acuerdo en torno a los grandes objetivos más urgentes para paliar esta degradación social y empezar a salir de ella. Hay que sacar al PP del gobierno y hay que intentar que no sea reproduciendo la "alternancia" de siempre, sino con un peso fuerte de las corrientes de cambio social y democrático. Después, ya veremos, claro está. No tiene sentido que para marchar juntas y juntos en este momento exijamos promesas de amor eterno. El momento es ahora, el enemigo es una muy poderosa élite económica y sus comparsas de la élite política. Y van a seguir siéndolo largo tiempo, porque no es realista pensar que, aunque tengamos un gobierno mejor, vamos a derrotar a la élite económica del capitalismo a corto plazo. Pero como no es cierto que "cuanto peor, mejor", cuanto menos mal estemos mejor podremos aspirar a mejorar.

Hemos perdido una oportunidad con estas pseudoprimarias extravagantes. Habrá otras oportunidades. Pero cuidado: serán pocas. Los enormes aciertos de Podemos pueden ver sus frutos muy mermados si nos empecinamos en los errores y los catalogamos de aciertos, si no reconocemos los tropezones y vemos en ellos grandes saltos adelante, si insultamos u hostigamos a quienes hagan críticas. Poder podemos, con Podemos, Compromís, con Ahoras..., con ... En Común, con la gente ante todo y desde abajo, con Alberto Garzón y gran parte de IU también, con IC-V, con Anova, pero las cosas no van a ser tan fáciles como algunos aseguraron que lo serían. Podemos, pero hay que pensar.

Tras el título "Podemos pensar" he puesto "I", porque, si el tiempo me acompaña, le seguirán algunas reflexiones más respecto a Podemos y al periodo que va de aquí a las elecciones generales. Pero he querido empezar por el final... provisional. Creo que, si llego a escribirlo, el segundo capítulo será "Pensar podemos: el origen", aunque no será nostálgico sino enraizado en el presente.



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