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Grecia: la insoportable mezquindad, mendacidad y eurofobia de Margallo

Revista Trasversales número 34 febrero 2013 web

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Este texto se presenta como una especie de diálogo imaginario en el que ocupo el lugar de ambas interlocutoras, aunque sigue, de manera más "formal" y ampliada, lo esencial de una conversación real con una conocida.

¿Los gobiernos de España y Portugal son muy hostiles a que se alcance un acuerdo entre las instituciones europeas y el gobierno griego. ¿Por qué? ¿Es malo para España que haya ese acuerdo?

Hay dos razones. La primera es que políticamente les da terror que se demuestre que sí se podía actuar de otra manera, lo que podría tener consecuencias electorales negativas para los partidos que han gestionado el periodo de crisis y que no han propuesto ninguna política alternativa en la UE, que en España son PP y PSOE, en el caso del segundo con gran malestar de lo que era su base social.

La segunda es que socialmente tienen miedo a que las cosas se hagan efectivamente de otra manera, ya que esos gobiernos y su entorno comparten los mismos intereses y privilegios que la oligarquía económica del capitalismo.

Vale, el PP es malo, pero lo que pregunto es si perjudicaría a España que el gobierno de Grecia y las instituciones europeas alcanzasen un acuerdo de reestructuración de la deuda.

No, todo lo contrario. España es uno de los países más afectados por la subida de la deuda externa durante la "crisis económica". La flexibilización de las condiciones de pago de la deuda para Grecia y un nuevo enfoque que impida que una deuda contraída por las élites europeas cargue de forma insoportable sobre los pueblos abriría una nueva ruta más favorable para países como España y Portugal. España va a pagar en 2015 unos 36.000 millones de euros sólo en intereses de la deuda. La deuda no creó la crisis, la crisis y la política aplicada han creado la mayor parte de la deuda. En 2007 la deuda pública de España era un 36% del PIB, ahora es un 98%.

¿Pero si la UE acepta que Grecia no pague su deuda externa podríamos perder todo el dinero prestado por España a Grecia?

Bueno, lo que pasa es que el gobierno presidido por Tsipras no ha pedido no pagar la deuda externa, ni tampoco lo planteó Syriza antes de ganar las elecciones, lo que le ha sido criticado por algunos sectores de la izquierda. Lo que plantearon es una "quita" razonable, a la que parece que podrían renunciar por ahora ante la intransigencia de los otros gobiernos europeos, y una reestructuración del pago, lo que es imprescindible, sin reestructuración Grecia no podrá pagar nada, ni tendrá motivaciones para pagar a quienes se empeñan en llevar ese país a la ruina, más teniendo en cuenta que se pueden abrir otras opciones de financiación a través de China o Rusia, lo que políticamente sería lamentable pero a quien se le deja ahogarse no puede exigírsele que si alguien le lanza un salvavidas se ponga a preguntarle sus intenciones. La cuestión es si se quiere avanzar en el proyecto europeo o si se le deja morir en aras de los intereses de unas clases privilegiadas.

Las "quitas" (reducciones) son habituales en el mundo económico público y privado, a veces de manera implícita (por la inflación, que disminuye el "valor" del dinero) y otras explícita, porque los acreedores saben que una parte de algo es siempre más que el 100% de nada. De hecho, en 2012 los acreedores privados de Grecia aceptaron una quita del 53%. Hoy, Grecia debe muy poco a inversores privados, si en diciembre de 2010 los bancos franceses y alemanes tenían un riesgo con el sector público griego en torno a los 30.000 millones de euros, ahora no llega a 300 millones euros, casi todo el riesgo se ha convertido en riesgo público, para que el problema no lo tengan los especuladores sino las personas trabajadoras. En torno al 70% de la deuda pública griega tiene como contraparte a Estados o instituciones de la UE o al FMI, ya que la política impuesta ha sido de conversión de la deuda privada o de los riesgos de los grandes grupos económicos en deuda o riesgos públicos, a costa del sacrificio de la mayor parte de la población.

En cuanto a la reestructuración, en la que se puedan negociar plazos o intereses de la deuda, o la conversión de una parte de la deuda en deuda perpetua, también es algo habitual en la economía capitalista. El verdadero riesgo de bancarrota griega y de impago total de la deuda se daría si se coloca a Grecia en un callejón sin salida, en el que ya no tendría ningún sentido que pagase la deuda a cambio de nada. Una situación así quizá obligaría a Grecia a salir del euro, pese a que Syriza siempre ha defendido la permanencia en la euromoneda, lo que desencadenaría una inestabilidad a escala europea que podria tener efectos devastadores sobre los otros eslabones más débiles de la eurozona, España y Portugal.

Sí, la solidaridad está muy bien, pero el señor Margallo ha dicho que España ha prestado a Grecia 32.744 millones de euros y que si no lo hubiéramos hecho habrían podido subir este año un 38% las pensiones, también tenemos que pensar en nuestro país, ¿no te parece?

Es mentira que España haya prestado a Grecia 32.744 millones de euros, luego lo cuento, pero vamos a suponer primero que fuese cierto, incluso así Margallo habría dicho una tontería. Por ejemplo, lo de la subida de las pensiones un 38% es un completo disparate. Subir las pensiones un 38% está prohibido por la ley aprobada por el PP y en vigor desde el 1/1/2014, por la que la actualización anual nominal mínima de las pensiones es un 0,25% y la máxima es el IPC más 0,25%. Aplicando ese criterio, en 2015 las pensiones sólo podían subir un 0,25%. Además, si se hubiesen subido un 38% esa subida se arrastraría en años sucesivos, así que cada año habría que sacar de algún sitio esos mismos miles de millones, aumentados en la actualización correspondiente. Es legalmente imposible hacerlo y políticamente insensato decirlo.

Puede ser que Margallo fuese impreciso y no pensará en las pensiones sino en un pago único financiado con impuestos para la población pensionista. Pero eso sería otro disparate, ya que, habiendo ochocientos mil hogares en los que no entra ningún ingreso, tantas pensiones insuficientes para una vida digna y 13 millones de personas en riesgo de exclusión o ya en pobreza severa, ¿por qué dar mil euros más al mes durante 2015 a quienes cobran la pensión máxima, unos 2500 euros al mes, que es lo que pasaría aplicando ese 38% de forma indiscriminada?

Todo esto es demagogia y populismo de extrema derecha, ¿quién se va a creer que si cayesen del Olimpo griego 33.000 millones de euros en manos de este Gobierno los iba a usar en beneficio de pensionistas y población necesitada, en vez de dárselo a los bancos privados, a las grandes empresas energéticas, cuyos consejos están llenos de políticos procedentes de los partidos que nos gobiernan desde hace décadas, a las empresas gestoras de peajes en carreteras, o en vez de usarlo en disminuir los impuestos de las grandes sociedades y fortunas, o en montar más aeropuertos sin aviones o nuevos macroproyectos inmobiliarios que terminen en cementerios de hormigón. Los ministros de España no deberían hablar de lo que harían con dineros que no tienen, sino de lo que hacen con dineros que sí tienen y derrochan. El gobierno griego alcanzará o no sus objetivos pero merece confianza porque ha empezado por un recorte tajante de sus propios privilegios.

Vale, no te agarres a lo del 38%, todos los políticos exajeran, ¿pero no es verdad que Grecia debe a España 32.744 millones de euros y que no podemos permitirnos tanta gene­rosidad con lo mal que lo estamos pasando aquí?

No, no es verdad. Grecia no debe a España 32.744 millones de euros. Si el gobierno griego amortizase ahora mismo toda su deuda pública, cosa a la que no está obligado y que ningún Estado del mundo, ni EEUU, podría hacer, el Estado español sólo recibiría 6650 millones de euros co­rres­pondientes a su parte desembolsada en el paquete de préstamos bilaterales a Grecia aprobado por el eurogrupo en mayo de 2010. Eso es lo que España se habría "ahorrado" si hubiese decidido no prestar a Grecia, aunque para eso tendría que haberse acogido a una fórmula de rescate explícito o haberse situado por fuera de los mecanismos financieros de la eurozona, caso en el que tampoco hubiese recibido los 42.000 millones de euros que el Mecanismo Europeo de Estabilidad "nos" prestó para el rescate bancario, sin entrar ahora a juzgar el uso vergonzoso y saqueador hecho de ese dinero.

6650 millones de euros nos parece mucho dinero y lo es. Pero es una migaja comparado con el expolio interno que hemos sufrido, con lo que nos han robado nuestras "clases privilegiadas". Sólo el rescate y privatización de Novagalicia nos costó unos 8500 millones de euros y no hablemos ya de lo ocurrido en Cajamadrid, donde se han destruido riqueza social por decenas de miles de millones de euros. Las autopistas de peaje inviables y privatizadas nos han costado más de 5000 millones en ayudas diversas durante varios años más unos 2500 de su "rescate" una vez que han dejado de ser rentables para el capital privado. Y si hablamos del rescate bancario en su conjunto, la propia banca española ha reconocido que como mínimo dejará sin devolver más de 30.000 millones de las ayudas recibidas, cifra muy por debajo de la realidad.

¿Me estás diciendo que Margallo, nuestro ministro de Exteriores, se ha inventado esos 33.000 millones de deuda de Grecia con España?

Más que inventar lo que ha hecho es disfrazar y confundir. Ha sumado como deuda cosas que no son deuda, sino, sobre todo, avales. El segundo programa de préstamos a Grecia (por el que a finales de 2014 habría recibido unos 142 millo­nes de euros), no se hizo con préstamos bilaterales, sino a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que lo financió con bonos, con la intención de que sus intereses y amortizaciones  afueran a cargo de los pagos griegos por el préstamo recibido. Los Estados no han prestado nada a Grecia en ese programa, sino que son avalistas de los bonos emitidos, correspondiendo a España avales por importe de 18.113 millones de euros. España nunca ha tenido esos miles de mi­llo­nes para repartirlos entre las personas pensionistas o desempleadas y si no hubiese formado parte de ese mecanismo interno de la eurozona tampoco los habría tenido. Son un riesgo, pero no es un dinero del que podríamos haber dispuesto, sino la posibilidad potencial de perder ese dinero en el futuro si el país avalado quiebra.

Si Teresa avala con su piso un préstamo de 120.000 euros pedido por su hijo Bruno, según Margallo Teresa obtendría con eso 120.000 euros adicionales que podría gastarse en un largo viaje por las islas griegas o en regalos a sus hijas e hijos y demás parientes. Pero no es así, lo que Teresa ha hecho ha sido contraer un riesgo, en ningún caso dispondrá de 120.000 euros más, aunque, si Bruno no paga, corre el riesgo de tener que pagarlos o de que le quiten su piso. Margallo ha sumado el préstamo real con los avales del segundo programa, lo que da unos 25.000 millones, a lo que posiblemente añadiese, de forma rebuscada, diversos riesgos indirectos del eurosistema, como por ejemplo un supuesto impago de la deuda del Banco Nacional Griego con el Banco Central Europeo. Todo aval tiene un riesgo, pero no son préstamos, no son algo que tendríamos si no lo hubiésemos prestado ni algo que podría sernos devuelto y podríamos repartir a manos llenas, sólo es algo que podríamos perder.

Pero tú misma dices que es un riesgo, así que tenemos que exigir a Grecia que pague para no tener que cargar con eso.

Para alguien que es avalista la estrategia más correcta es aquella que facilita que la entidad o persona avalada cumpla su compromiso o bien aquella que anule ese compromiso, total o parcialmente, si se hizo bajo chantaje o engaño. Y con eso volvemos al núcleo de la confrontación política y social que tiene lugar en la UE a través del choque en las negociaciones entre el gobierno griego y las instituciones europeas secuestradas por las oligarquías. Si se deja caer a Grecia, Grecia no pagará nada de la deuda, así que, incluso aunque no se sienta ninguna empatía hacía el sufrimiento del pueblo griego, la opción menos desestabilizadora sería un acuerdo que permita al gobierno griego cumplir también sus compromisos internos, que tiene que mantener porque no se trata de no desdecirse sino de que tales compromisos son los de sacar al pueblo griego de la miseria y asegurar para cada persona el acceso a los recursos básicos de la vida, lo que es de justicia y una condición para que Grecia genere riqueza social suficiente. El coste para la UE de una reestructuración de la deuda griega, en la que los grandes grupos económicos y especuladores que han creado el problema también deberían sumir parte del coste y en la que se facilitase que Tsipras aplique su programa de emergencia social sería mucho menor que la desestabilización de la eurozona y el descrédito definitivo de la UE que causaría el estrangulamiento de Grecia y su obligada salida del euro. Si pasa esto último, se nos viene encima más miseria y un crecimiento terrible de la extrema derecha eurófoba e incluso abiertamente fascista o nazi. Lo que pasa es que las élites económicas y políticas europeas se sienten capaces  de convivir con Le Pen pero no con Tsipras.

Si lo que dices fuese verdad no se entiende por qué gobiernos europeos como los de España o Alemania e instituciones europeas como el Consejo, la Comisión o el Banco Central se empeñan en llevar a Grecia a una situación límite que desestabilizase a toda la UE

Para contestar tengo que rectificar el lenguaje que he usado por razones coloquiales. He hablado de España, Portugal, Alemania, Grecia, etc., lo que tiene un sentido geográfico o geopolítico pero no encaja en el contexto de esta conversación. Lo que está en juego en las conversaciones entre el gobierno griego y las instituciones europeas son intereses sociales, no "nacionales" ni estatales. Merkel no defiende a Alemania ni Rajoy a España, sino a los suyos, que están muy arriba en la jerarquía social. Cualquier trabajadora en precario o en paro de España tiene una comunidad de intereses con las funcionarias trabajadoras de la limpieza del Ministerio de Finanzas griego despedidas de forma anticonstitucional por el gobierno ND/PASOK en septiembre de 2013, mientras que no tiene ningún interés común con Francisco González (BBVA), Patricia Botín (Banco de Santander), César Alierta (Telefónica), Antonio Brufau (Repsol), Florentino Pérez (ACS) o Dimas Gimeno (Corte Inglés), que por cierto fue candidato falangista en algunas elecciones. Tsipras es mucho más cercano a los intereses de la gente común de España o Alemania que Rajoy o Merkel.

Quienes negocian en nombre de las instituciones europeas no están pensando en el bien de la UE, en un proyecto de unidad y convivencia a escala europea, son cada vez más eurófobos, más hostiles a un proyecto político y social europeo. Los gobernantes que azuzan contra Grecia no están pensando en el bien de la población de sus países, sino el éxito de la guerral social que han emprendido.

Si nuestros gobiernos no piensan en nues­tros intereses y si tampoco lo hacen unas instituciones europeas controlados por ellos, ¿en qué piensan entonces? ¿Por qué los elegimos?

Piensan en el plan común que las élites económicas y políticas de la UE vienen llevando a cabo con la excusa de la crisis: suprimir los mejores logros del "modelo social euro­peo" e instaurar condiciones laborales y sociales muchos escalones por debajo de aquellos en los que los diversos Estados de la UE se encontraban hace pocos años. El mensaje de los que acosan a Grecia y se muestran inflexibles no está diciendo que no admitirían algún tipo de reestructuración de la deuda sino que no lo admitirán si Tsipras no continúa con el "programa de reformas". Están diciendo que sobre la deuda podría negociarse, pero que no admitirán que se devuelva el acceso a la sanidad a las personas desempleadas, que se suba el salario mínimo, que se impi­dan desahucios, etc. Tras todos los debates especializados que tanto nos cuesta entender, chocan una prioridad por la vida común y una prioridad por los privilegios de pocos. Nuestros gobiernos no nos representan y el Consejo Europeo no repre­senta el proyecto de unidad europea. Está claro que elegirlos fue un error social pero a eso no hay que darle vueltas, ya está hecho, lo importante es qué hacemos ahora y que, afortunadamente, comienzan a surgir alternativas también en el terreno electoral.

La verdad es que yo también desprecio a estos gobernantes con tanta corrupción que está saliendo, pero estén ellos u otros ¿no podría pasar que si se relajan las condiciones para Grecia volviesen a las andadas que les llevaron a esta situación, agravando el problema?

El pueblo griego tiene tan poca culpa en todo esto como la pueda tener un madrileño o una madrileña normal en lo ocurrido en Cajamadrid, donde unos pocos se han embolsado o dilapidado muchos millones. En todo caso, nuestras culpas son no habernos rebelado antes y haberlos echado a todos ellos, pero construir alternativas creíbles lleva tiempo.

En Grecia los armadores no pagan impuestos sobre los beneficios conseguidos, la Iglesia ortodoxa no paga casi ningún impuesto y sus clérigos son funcionarios del Estado, pero sí se instauró, con la excusa de la deuda, un impuesto muy injusto sobre las viviendas corrientes. La multinacional Goldman Sachs ganó muchísimo dinero trazando a los gobiernos griegos los planes para maquillar el déficit presupuestario; esto ya fue denunciado en 2003 y 2004, pero el BCE y otras instituciones europeas hicieron oídos sordos. Cuando este fraude se hizo tan patente que no quedó más remedio que proceder a su reconocimiento oficial, hay indicios de que se pasó al otro extremo, a inflar el déficit real, para justificar recortes sociales salvajes. Si Grecia siguiera gobernada por ND y PASOK este tipo de cosas seguirían pasando. La formación del gobierno Tsipras, cuyos ministros, desgraciadamente todos hombres, han renunciado a los coches oficiales, abre la posibilidad de que las cuentas públicas sean transparentes y no haya tanto derroche.

Los pueblos de Grecia o España no tenemos patologías que nos hagan derrochones e irresponsables. El actual gobierno griego merece más credibilidad que los que precedieron, es más serio, no es ladrón, no negocia en secreto sino a la luz públics, no engaña a su pueblo ni a la UE, pero Merkel y Rajoy quieren que vuelvan los que arruinaron Grecia, los que maquillaron sus cuentas ante la UE, los que han contraído toda la deuda pública griega, y lo quieren porque son de los suyos y quieren lo mismo que ellos.

Si me lo pones así, ¿no estaría mejor Grecia fuera de la UE y del euro?

No tengo grandes conocimientos en la materia, tampoco creo que desde España podamos decir al pueblo griego o a su Gobierno lo que tiene que hacer. Hay un sector de la izquierda que dice eso, que Grecia y España tienen que irse de la UE, salir del euro, anunciar que no va a pagar nada de la deuda, volver al dracma y la peseta, pero entre lo que he leído y oído me convence más la opción tomada por Syriza, dar una batalla política en el seno de la UE, proponiendo otro rumbo y buscando alianzas políticas y sociales que puedan llegar a hacerlo posible, en una Europa mucho más democrática, más federal, más social. Es muy difícil, imposible diría, encontrar soluciones estables meramente griegas o meramente españolas, si algún gobierno promete eso no podrá hacerlo y entonces aparecerá como culpable de ello, sería como si un ayuntamiento dijese que puede resolver todos los problemas de su vecindad pase lo que pase en España, un ayuntamiento puede hacer muchas cosas pero otras le serán imposible, lo mismo pasa con los Estados y la UE.

Sería muy bonita una Unión Europea así, ¿pero no es pedir un imposible y una pérdida de tiempo?

No descarto que si las instituciones europeas mantienen su acoso contra Grecia la salida del euro pueda hacerse inevitable, pero eso no sería un paso adelante, el poder adquisitivo del pueblo griego bajaría mucho de nuevo, aunque el pueblo y el gobierno griego tendrían que moverse en ese escenario y hacerlo lo mejor posible, pero diciendo que eso es malo, que hay que cambiar la política europea, etc. Lo que hace falta no es otra moneda "nacional", sino otra política europea, otro planteamiento sobre la sostenibilidad del euro pese a las diferentes productividades de las economías regionales, esa política no va a llegar de golpe, habrá que empezar a proponerla desde un país (Grecia), seguir desde otro (¿España?), hacer alianzas complicadas entre esos primeros gobiernos y movimientos de esos y otros países, etc., eso no es fácil, pero es el camino que puede llegar a algún sitio, la autarquía no es solución.

Por eso, aunque de inmediato no sea posible, la propuesta griega de una conferencia europea sobre la deuda para buscar soluciones que no signifiquen la miseria de las personas es en cierta manera la propuesta de un nuevo comienzo, de una recuperación de un espíritu europeísta que se ha perdido (robado, más bien) en algún lugar del camino, de una nueva idea constituyente de la UE. Eso no va a pasar ahora, y quizá nunca, las buenas ideas a veces no prosperan aunque haya bases materiales que las harían posibles, casi seguro que el gobierno griego va a tener que aceptar cosas que no quisiera y va a cometer errores, alguno tan grave como la ausencia de mujeres en el gobierno, puede incluso que la intransigencia de sus supuestos "socios" europeos lleve a situaciones en que se vea obligado a buscar financiación en sitios también poco fiables y aún menos democráticos, o a tomar nota de que en los hechos se haya dejado a Grecia fuera de la UE, el horizonte tiene muchos nubarrones, pero mientras sea un gobierno que demuestra que su prioridad es evitar la miseria de sus gentes, que sabe aplicar una verdadera austeridad donde se puede aplicar sin que lo pague la gente más necesitada, que dice la verdad, que no esconde nada, mientras sea así ese gobierno será lo más digno que, en ese ámbito gubernamental, haya hoy en Europa y quizá en el mundo, merecedor de apoyo en las duras, que son las de hoy, y en las maduras, si llegan, en la derrota y en la victoria. Eso sí, manteniendo y reforzando los movimientos sociales y su autonomía, porque ningún gobierno irá más lejos de lo que permita la capacidad social de construir una vida mejor y la relación a mantener con el mejor de los gobiernos debe ser crítica y conflictiva.

Pero repito que no me siento autorizada ni capacitada para dar consejos al gobierno griego. Lo que sí digo es que deberíamos centrarnos en promover la solidaridad, denunciar la complicidad de nuestro gobierno y desmontar sus argumentos sobre la deuda de Grecia con España. Si pierde Grecia vamos a perder mucho más que 6650 millones de euros. Deseo que no haya que comprobarlo pero para eso hace falta falta que entendamos que los pueblos no nos debemos nada mutuamente, que todo es un tinglado de intereses de privilegio para que siempre paguemos los pueblos.



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