Trasversales
Lois Valsa

Sangre y dinero

Revista Trasversales número 33, octubre 2014 - enero 2015

Otros textos del autor en Trasversales

Roberto Saviano, CeroCeroCero. Cómo la cocaína gobierna el mundo, traducción de Mario Costa García, Anagrama, Barcelona, 2014, 496 páginas.



Quién hace mover la droga rediseña el mundo (Roberto Saviano)


El autor de este libro que voy a comentar, Roberto Saviano (Nápoles, 1979), ya se había vuelto muy conocido por la publicación, en 2006, de otro libro suyo, Gomorra. Un viaje al imperio económico y al sueño de poder de la Camorra, una investigación que en aquel momento rompía con todo tipo de pactismo y secretismo al diseccionar, en un relato vibrante y apasionado, el negocio criminal de la Camorra napolitana. Un periodismo de verdad que no admitía componendas mafioso-políticas y que había provocado un maremoto político y social: Berlusconi, entonces Primer Ministro, había tachado de antipatriota a Saviano y la Camorra le había puesto en su lista de condenados a muerte. Por el contrario, Umberto Eco le llamó “héroe nacional”. No hay que decir que su autor, al tiempo que se hacía muy famoso, fue sacado de Nápoles, por la presión de muchos intelectuales al Ministerio del Interior, y ocultado al mundo para no ser asesinado. Esta obra está dedicada a los carabineros de su escolta por las horas pasadas juntos y las que van a pasar. Como los escasos escritores e intelectuales que se han atrevido a decir la verdad, ha perdido así su libertad. Siempre protegido por escolta policial a causa de las amenazas de los clanes a los que había denunciado. Pero, como dice Saviano, Las mafias no temen a los escritores sino a los lectores.

Aquel libro, traducido a más de cincuenta lenguas, vendió dos millones de copias en todo el mundo y se convirtió en un bestseller internacional, e incluso fue llevado al cine en Italia con el título de Gomorra. El éxito de éste, publicado en Italia el año pasado y ya traducido a varias lenguas, está asegurado, entre otras razones porque, además, Saviano ha tomado como editor al mítico Andrew Wilie. Entre aquel libro y el actual, Saviano ha publicado dos libros (Vente conmigo, en Anagrama, en 2011) y ha escrito numerosos artículos en los diarios y revistas más prestigiosos del mundo, además de conferencias, y ha aparecido en distintas televisiones. En España, últimamente ha sido entrevistado en la Sexta en un programa de debate de la noche, y antes, también en la Sexta, había sido entrevistado por el conocido periodista Jordi Evole. Por su actividad como escritor y por su compromiso cívico, le han sido concedidos muchos premios en diferentes países, como el premio Manuel Vázquez Montalbán o el European Book Prize. En 2008 diversos galardonados con el Nobel se solidarizaron con Saviano y estuvo en la sede de la Academia de los premios Nobel para pronunciar un discurso sobre la libertad de expresión.

Una de las virtudes del libro, y su peligro al tiempo a la hora de escribir, es que te engancha mucho por su rigurosa investigación preñada de información y por la pasión y sinceridad del autor que se toma las cosas muy en serio, tanto que pienso que Saviano, de tanto indagar sobre la cocaína, se ha vuelto un adicto no de la droga sino como lector y escritor ya que se ha embarcado en una tarea inmensa e interminable. “Escribir sobre la cocaína es como consumirla” ha escrito. Además, “Para entender a fondo a los capos he acabado razonando como ellos: He contemplado el abismo y me he convertido en un monstruo… Al final razonas como un mafioso… Soy un monstruo, co­mo es un monstruo cualquiera que se haya sacrificado por algo que ha creído superior. Pero todavía me queda respeto. Respeto por quién lee. Conocer es empezar a cambiar. Articular a través de las palabras una posibilidad de resistencia frente al narcocapitalismo”. Por ello, de forma parecida, el lector, yo mismo, corre el peligro de engancharse a este potente libro. Yo, en lugar de escribir el texto, también vuelvo a leerlo una y otra vez. A la fuerza tengo que parar y decirme: ¡Tienes que escribir!

La tesis de CeroCeroCero (el título tiene que ver con la cocaína de más calidad) es que el consumo de cocaína se ha extendido por todas las capas sociales hasta formar una densa red de consumidores que mueve ingentes sumas de dinero como lucrativo negocio de las mafias. Esta tesis se expresa ya en la reflexión que introduce el primer capítulo del libro (Coca Nº 1). El libro, además de bien escrito, tiene una estructura muy consistente. Cada capítulo de su densa investigación se introduce con una pequeña reflexión, a veces incluso en forma de poema, para luego contarnos, en dos o más apartados, las historias de importantes personajes de la droga de las diferentes mafias del mundo: de la siciliana a la calabresa o la napolitana; de la colombiana a la mexicana; de la rusa a las asiáticas; de la Milla Cuadrada de la City de Londres dónde el trapicheo y el consumo de cocaína se han hecho endémicos, hasta Las Maras, la organización de las bandas callejeras más peligrosas del mundo. Diferentes familias. Diferentes violencias. Un verdadero juego de la (c)oca presidido por la omertá, la ley del silencio de las mafias. “La regla es la regla. Y las reglas no son las leyes. Las leyes son para los cobardes. Las reglas son para los hombres. Por eso nosotros tenemos reglas de honor. Las reglas de honor te dicen cómo se manda”. Una tradición de las organizaciones italianas llevadas al seno de las organizaciones latinoamericanas.

Quizá Saviano, al mirar de frente el poder de la droga, exagere al decir que “Ha construido el mundo moderno, ha engendrado un nuevo cosmos. El Big Bang ha partido de aquí”. Pero lo que sí está claro es que el poder de la cocaína es inmenso porque mueve enormes cantidades de dinero (“Si yo invierto 1000 dólares en cocaína, en un año me devuelven 182.000 dólares”). Un mercado que hoy sólo en México representa entre 25.000 y 50.000 millones de dólares al año y que está corroyendo América Latina desde sus cimientos. Como un gran poder criminal infiltrado en las Instituciones más débiles aprovechando precisamente esa debilidad (Krauze). La cocaína mueve, pues, y rediseña el mundo. Por eso considero que es un libro poco menos que imprescindible para entender el mundo de hoy, sobre todo el papel de la droga en las finanzas internacionales. “Si se ignora el poder criminal de los cárteles, todos los comentarios e interpretaciones sobre la crisis parecen basarse en un equívoco” aclara Saviano. Con la crisis, ha aumentado el consumo ¿Cómo sobrevivir en este mundo tan desolador y cruel sin drogas? Por eso los centros del poder financiero mundial se han mantenido a flote con el dinero de la droga. De todas formas, todo esto lo explica Saviano no por una conspiración mafiosa sino por la “banalidad del mal”.

En primer lugar (Coca nº 2), Saviano nos muestra los efectos de la cocaína para que entendamos cómo la cocaína es la droga que ofrece salida, respuesta (la sociedad “líquida”actual que analiza Bauman). Para una sociedad competitiva y sin límites es necesaria una droga competitiva, “preformativa” y comunicativa que estimula dos importantes neurotransmisores; la dopamina, que te convierte en el personaje más importante de la fiesta, porque con ella todo es más fácil, y la noradrenalina que te pone en estado de vigilancia y alerta con una percepción nítida de todo. La cocaína es la gasolina de los cuerpos Importa el aquí y el ahora, después no cuenta. Has vencido la timidez para comunicarte con los demás. Pero después de sus efectos eufóricos llega la oscuridad y la noche del bajón. “La cocaína es la respuesta exhaustiva a la necesidad más apremiante de la época actual: la falta de límites. Con la cocaína vivirás más. Te comunicarás más, primer mandamiento de la vida moderna”. El crecimiento no tiene límites: la droga no tiene límites. ¡Hay que cuestionar a fondo, creo yo, el mito de Prometeo para entender todo esto!

Para empezar Saviano piensa que para entender la coca hay que entender a México. Porque ya en el siglo XIX los comerciantes chinos habían llevado el opio a Sinaloa y allí se plantaban adormideras. Un personaje, don Arturo, un intermediario entre propietarios y contrabandistas, respetado en la zona por todos, recuerda cuando se quemaron aquellos campos de adormideras por orden de un general. Pero, mas tarde, el ejército de EEUU tuvo necesidad de morfina y le pidió a México que aumentase la producción de opio e incluso, para facilitar su transporte, construyeron tramos de ferrocarril. Otro general ordenó entonces a los “gomeros” los campesinos que plantaban, que había que cultivar de nuevo las adormideras. También recuerda como empezó a hacer contrabando para los gringos de una parte de su opio. El general aceptó a cambio de un buen porcentaje y del compromiso de que don Arturo llevase el opio desde la frontera. Así fue progresando, desde productor a intermediario, hasta los ochenta. Pero una cosa curiosa es que en su familia nadie es narco. La historia de las torturas que sufrió un agente, Kiki Camarena, infiltrado en la Mafia y luego descubierto, le frenó en seco y volvió a plantar trigo.


La historia de Camarena va ligada a la de Ángel Félix Gallardo, “el Padrino” un antiguo policía judicial federal que se pasó al contrabando. La historia del Padrino es muy importante porque hizo, en los ochenta, una alianza con el capo colombiano Pablo Escobar, “el Mágico”: los mexicanos transportarían la coca a EEUU. Las rutas de la marihuana habían sido las del opio y se convertirían en las de la cocaína. Pero la DEA, la agencia estadounidense, atacó la enorme plantación de cocaína de Búfalo para castigar las torturas de Kiki. “El Pa­drino” en 1989 había creado un modelo de convivencia entre cárteles, una verdadera revolución con la que se estaba privatizando el mercado de la droga en México y lo estaba abriendo a la competencia. Hizo un reparto de territorios: así nacían los cárteles del narcotráfico tal como existían veinte años después. Nacían organizaciones criminales que nada tenían que ver con el pasado. Pero no tuvo tiempo de ver realizado su plan al hallarse el cadáver de Kiki. La DEA llevó a cabo la “Operación Leyenda” como búsqueda de sus asesinos: primero cayó Caro Quintero (México lo entregó a la DEA) pero para llegar al Padrino había que aislar la red que lo defendía, incluida la institucional, en todos los estamentos. Fue detenido el 8/4/1989. Antes el Padrino ha­bía logrado convencer a los capos de que renunciaran al opio para concentrarse en la cocaína procedente de Sudamérica y destinada a EEUU. En los 90 se desataría la guerra entre los cárteles de la droga y de los cárteles con el Estado con ochenta mil muertos.


Por su parte, Kiki había entendido que los mafiosos eran mucho más que un grupo de gánsteres y contrabandistas. Comprendió que la estructura había cambiado y que estaba combatiendo a auténticos ejecutivos de la droga y que el punto de partida era romper las reglas entre instituciones y traficantes. Kiki observó el nacimiento de una imparable burguesía criminal a partir de los intermediarios. Alejados de la violencia conocen la naturaleza humana para manipularla. Saben defenderse de agentes también muy preparados (incluidas algunas mujeres). Entienden que la heroína como mercado de masas se está acabando. Por ello a Camarena le interesaban más aquellos flujos de dinero que frenar a los sicarios y a los camellos. Había entendido algo que aún hoy en EEUU les cuesta entender: que había que golpear en la cabeza, había que golpear a los capos, a los grandes jefes, que las extremidades eran meras ejecutoras. Y había entendido también que el mundo de los productores se estaba debilitando frente al de los distribuidores. Una ley de la economía y por tanto una ley del narcotráfico, que representa la propia esencia del comercio y de las reglas del mercado. Los productores colombianos estaban entrando en crisis: estaban en crisis los cárteles de Medellín y Cali, igual que las FARC. En resumen: la muerte de KIKI despertó a la opinión pública estadounidense al problema de la droga como nunca antes nada lo había hecho. Pidieron a la gente en EEUU que dejara de drogarse en nombre del sacrificio de Camarena (semana del lazo rojo). Su historia acabó en el cine y la televisión.

En relación a España, Saviano defiende con valentía que ETA ha tenido relaciones con el narcotráfico y que en el cemento español se ha invertido dinero mexicano del narcotráfico. Pero no le dedica un apartado a España en su libro. Hay que extraer datos de diferentes sitios. Por ejemplo, que Galicia, en 2006, era el puerto de arribada más popular para trasbordos de coca en Europa. Antes, las motoras, en los 80 y 90, se dedicaban al tráfico de tabaco. Hoy, el envío a la Península Ibérica resulta menos costoso que a Italia: se ha convertido en un destino de desembarco privilegiado y el lugar donde confluyen los mayores compradores, sobre todo las mafias italianas. Las contrataciones se han trasladado, pues, a España: el mercado de Madrid ha sustituido a Ámsterdam. En su última entrevista de televisión, Saviano avisaba de la falta de seguridad de los puertos españoles (Rótterdam, el mayor de Europa, está muy controlado). Algeciras tiene que competir con otros puertos, a pesar de que descubrieron un gran alijo de droga del cártel de Sinaloa en su puerto el 28 de julio de 2012, y no puede desarrollar un control exhaustivo de todos los camiones.

Por último, Saviano propone la legalización de las drogas: de la producción, del transporte y el consumo de las drogas, in­cluida la cocaína. “Por más terrible que pueda parecer la legalización total de las drogas podría ser la única respuesta. Quizá una respuesta terrible, espantosa, angustiante. Pero la única posible para atajarlo todo. Para parar el creciente volumen de ventas. Para parar la guerra”. No es desde luego el primero. Hace poco, el pasado diciembre, Uruguay como Estado ha abierto un camino nuevo en relación a la legalización. Últimamente “Líderes internacionales reclaman la despenalización de las drogas. Un grupo de exdirigentes critica la estrategia de la guerra contra el narcotráfico” (El País 9/9/2014). Apoyan la regulación responsable del consumo. Kofi Annan dice que “necesitamos políticas basadas en datos científicos”. Han presentado un Informe (Tomando el control: caminos ha­cia políticas sobre drogas que funcionen) que fue presentado en el MOMA de Nueva Cork por Fernando Enrique Cardoso, expresidente de Brasil. Aunque de este tema ya se había hablado por primera vez en la Cumbre de las Américas de 2012 se va avanzando lentamente (conceptos como “tolerancia cero”o “sociedad libre de drogas” se consideran ya superados). Lo que sí está claro es que las políticas represivas han fracasado. Al tiempo van saliendo noticias sobre golpes policiales al narcotráfico, concretamente a cárteles mexicanos que lavan dinero en mayoristas de ropa en Los Angeles. Aquí en España la derogación por el Gobierno de la Ley de Justicia Universal ha permitido escapar a muchos delincuentes. Se ha armado además un gran escándalo al encontrarse hace poco droga en el buque de la Armada española Juan Sebastían Elcano.



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