Trasversales
José Luis Redondo

Cambio climático: el futuro que nos espera

Revista Trasversales número 32,  junio - septiembre 2014

Textos del autor
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Ocupados por lo inmediato, el discurso público se olvida de lo importante. Todos aquellos procesos que tienen consecuencias a largo plazo son dejados de lado.

Es continua la verborrea sobre la crisis económica, pero apenas tiene impacto en los medios la crisis ecológica en la que estamos insertos. Pues bien, se han publicado los resultados del IPCC (Panel Internacional sobre el Cambio Climático), que son enormemente alarmantes.

En el Quinto Informe de Evaluación del IPCC en curso, que finalizará en octubre, se ha publicado la contribución del Grupo de trabajo III “Cambio climático 2014. Mitigación del cambio climático”. Es el resultado de la deliberación y el consenso de cientos de científicos.

Ya se había llegado a la conclusión de la influencia de los seres humanos sobre la subida de la temperatura media de la atmósfera y sobre los efectos que ésta tiene en el clima. Aunque todavía siguen oyéndose voces que niegan o relativizan este efecto, sin embargo el consenso científico es concluyente. Los grandes lobbis del petróleo e industriales siguen intentando echar tierra sobre estas conclusiones, igual que se produjo con los informes científicos sobre los males del tabaquismo.

El siglo XX supuso el aumento a gran escala de la combustión del carbón, de los derivados del petróleo y del gas. El desarrollo industrial, del automóvil y de otros transportes, ha ocasionado la expulsión de dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero, gases que hacen aumentar la temperatura de la atmósfera y producen cambios en el clima. En la publicación del IPCC de marzo de 2014, con 2000 páginas y 30 capítulos, se detallan los efectos del cambio climático, junto con medidas para atenuarlos. Se considera que de no tomarse medidas urgentes, con la tendencia actual, puede llegarse a una subida media de 4º a finales de siglo con consecuencias terribles. Si se tomaran las medidas que recomienda el informe podría llegarse a una subida de 2º, con efectos que ya se están notando y que no pueden pararse, solamente se pueden paliar las consecuencias mas dañinas. Aunque 2º o 4ºC parecen subidas pequeñas, son una temperatura media, que incluye grandes desequilibrios en el ecosistema.

Efectos del cambio climático

Entre estos efectos estaría el deshielo de amplias zonas del Ártico, de Groenlandia y de los glaciares, con aumento del nivel del mar. Amplias zonas de las costas quedarían anegadas, islas, deltas de los ríos, así como gran parte de Bangladesh, Miami, etc., obligando al desplazamiento de millones de seres humanos. En España quedarían afectadas el delta del Ebro, zonas edificadas de la costa levantina y playas del Cantábrico.

También aumentará la acidificación de los mares con desaparición de zonas coralinas y de la fauna marina.

Igualmente se producirán cambios en el régimen de lluvias, aumento de la sequía en el Mediterráneo, produciendo semidesiertos, así como aumento de las zonas templadas en el norte de Europa y en Norteamérica.

El cambio de los ecosistemas aumentará la escasez de agua en zonas que ya tienen problemas, como en África y Oriente Medio.

También pueden darse enfermedades tropicales en partes del mundo que estaban exentas al aumentar las temperaturas.

Puede producirse la disminución de las co­sechas agrícolas, produciendo escasez en el suministro de alimentos.

El deshielo del permafost libera el metano acumulado en Siberia, que es un gas con un enorme efecto invernadero.

Además se producirán un aumento de los huracanes y tifones con destrucción e inundaciones, lo que parece que ya se está dando.

Recomendaciones del IPCC y sus consecuencias

El IPCC recomienda medidas que tienden a frenar el proceso de crecimiento en la utilización de la energía suministrada por la utilización de combustibles fósiles, ahorrar en su consumo, aumentar los procesos que no los utilizan y lograr que una proporción de energía mucho más alta provenga de fuentes renovables.

Recomienda también el aumento de los bosques, que son sumideros del dióxido de carbono, que están disminuyendo actualmente.

Recomienda una planificación a largo plazo para poder paliar los efectos, con ayuda a los países pobres, que recibirán los mayores daños por las zonas del globo donde están y que tienen menos recursos.

No sólo recomiendan planificación sobre amplios espacios, sino también atender a situaciones locales, para paliar los efectos sobre estas zonas; esto significa decisiones a nivel local, estatal y del conjunto de los estados afectados.

Se considera que desde el comienzo del proceso de industrialización la temperatura media de la atmósfera ha subido 0,85ºC, y está en un proceso creciente que puede tener un gran impacto a partir de que alcance 1,5ºC.

Hasta la Casa Blanca ha reconocido ya el problema del cambio climático y está tomando algunas medidas para paliarlo. El acuerdo de Kyoto pretende limitar el cambio a los 2ºC de aumento, acuerdo del que era defensora la UE, pero que no han firmado los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero, China y EEUU. Sin embargo, con la crisis, también la UE ha relajado las medidas en esta dirección. El mercado de emisiones entre los países de la UE no ha funcionado. El precio de la tonelada de gases emitidos ha sido tal que algunas ramas industriales han ganado dinero vendiendo las toneladas de gases no emitidos por su menor actividad.

Las recomendaciones del IPCC van hacia una planificación del consumo de energía, hacia la utilización de mecanismos de previsión. Estas recomendaciones van a la contra de la actuación de los gobiernos, que sólo actúan con la perspectiva de los años que hay entre las elecciones y que con la crisis van improvisando año a año.

La ideología neoliberal dominante impulsa hacia la desregulación y a dar todo el peso a los mercados, es decir, en contra de cualquier tipo de planificación. Es por lo tanto necesario incidir en la opinión pública en el sentido de que es necesaria la regulación de la economía, sobre todo en el aspecto energético. Para ello hay que enfrentarse a las empresas energéticas, las mayores productoras de gases, utilizando una política de precios que penalice el mayor consumo e impulse las energías renovables, lo contrario de lo que está haciendo el Ministerio de Industria en España.

No basta disciplinar a las empresas productoras de energía y a las ramas industriales grandes emisoras, como las del cemento y del acero, es necesario recortar las de transportes y las de las viviendas. Esto obligaría a un cambio del tráfico de mercancías, desde largas distancias hacia mercados locales. No podemos pretender comer productos fuera de temporada importándolos desde grandes distancias. Hay que cambiar costumbres y dificultar este tipo de consumo, de nuevo es necesaria la regulación.

De igual modo el modelo de ciudad extensa, con los chalets fuera de las ciudades, es un modelo que necesita gran cantidad de agua y energía y contribuye fuertemente al cambio climático. Se necesita pasar a ciudades más concentradas y frenar su dispersión. Las viviendas más aisladas del medio, tendiendo al autoconsumo energético, tendrían que ser generalizables. Es una nueva fuente de trabajo para los sectores de la construcción y de las energías renovables. Todas estas medidas abordan también el final de la era del petróleo.

No será posible frenar este proceso sin que las poblaciones de los países más emisores lleguen a ser conscientes de las catástrofes que nos amenazan. Conciencia social es el primer paso para poder enfrentarse a los intereses industriales, por una parte y en definitiva a un capitalismo cuyo único funcionamiento es el crecimiento. La crisis económica actual ha mostrado que la salida coyuntural dentro del sistema tiene que ser la del crecimiento, la que ha tomado EEUU, la de la “austeridad” de la UE sólo está sirviendo para destruir las condiciones de vida de las personas y desmantelar el estado social.

Así que nos encontramos entre la necesidad de crecimiento económico y las nefastas consecuencias de éste para el cambio climático. Salir de esta contradicción obliga a repensar el modelo tecnoeconómico actual, a intentar montar una sociedad del decrecimiento en los países mas desarrollados. Es necesario repensar y concretar otro modelo de consumo, frenando la proliferación de las mercancías, es necesario repensar y llevar a cabo otra estructuración del trabajo hacía su reparto, con limitación de salarios por arriba y por abajo. Es necesario actuar sobre la agricultura impulsando el consumo de productos de proximidad. Es necesario redefinir las ciudades hacía formas más compactas y transformar el transporte minorándolo y convirtiéndolo en un menor emisor de gases, impulsando los vehículos eléctricos.

En resumen, las indicaciones del IPCC nos vienen a decir que o tomamos medidas ya o las consecuencias serán malas para nuestra generación y desastrosas para las generaciones futuras.

Hay que luchar contra la tendencia dominante de este capitalismo depredador, no solamente para disminuir la desigualdad creciente, sino también para que el planeta siga siendo habitable. El ser humano ha llegado por primera vez a poder poner en peligro su propia subsistencia.





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