Trasversales
Asamblea Popular de Lucero

No somos el ombligo del mundo


Revista Trasversales número 29 octubre 2013 (web)

Esta nota fue publicada en madrid 15m, número 18, octubre 2013, de donde la hemos tomado para reproducirla aquí.

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15M es la manera de referirnos a un extraordinario movimiento de rebelión social de imposible definición. Si de “15M” hacemos una marca, una línea que separa a quienes “seríamos 15M” de quienes no lo serían, traicionaríamos el espíritu de esa rebelión social sin propietarios.


Afirmemos la vigencia, la potencia y la actualidad del 15M, pero no nos creamos el ombligo del mundo. Ni las asambleas, ágoras, grupos de trabajo, comisiones, coordinadoras o cualquiera de nuestras formas de encuentro agotan el alcance y el significado del 15M, ni el 15M agota el espacio de las Mareas, ni las Mareas agotan el espacio de una indignación y una resistencia social que rebosa todo “recipiente”.


El 15M expresó que la capacidad de iniciativa no era monopolio de unas cuantas grandes organizaciones. La población no tenía que esperar a ser convocada. Esa capacidad tampoco es monopolio de ninguna rama derivada del 15M. Los debates sobre la legitimidad de las convocatorias nos meten en callejones sin salida. Si sus objetivos son justos y su planteamiento razonable, si se enfrentan a las agresiones que estamos sufriendo, apoyemos. Si se cuenta con nosotras, implicándonos en su organización; si no se ha contado, apoyando desde la segunda fila.


Es cierto que a veces convocatorias hechas con ánimo de unificar la respuesta social dan lugar a muchas citas similares en fechas muy cercanas e incluso a cierta “competencia” entre ellas. Quizá nos hayamos empeñado, por miedo al bloqueo, en utilizar procedimientos de decisión demasiado largos e ineficaces, cuando quizá, volviendo a los orígenes del 15M, una coordinación, en la Asamblea Popular de Madrid o donde sea, que permita el fluir rápido de las iniciativas y la congregación en torno a ellas de las personas y colectivos que lo deseen multiplicaría nuestra eficacia sin necesidad del aval de una marca global.


De todas formas, los retos que tenemos por delante no son organizativos. El problema más urgente que se plantea, no al 15M, sino a toda la población, es sumar fuerzas, a partir de lo que somos y pensamos. Tratar de convencer es un derecho, y debemos enseñar lo que podamos enseñar y aprender lo que podamos aprender. Pero ahora mismo ya hay un amplio consenso social en torno a ciertas aspiraciones. Hay que unirse en torno a ellas. Tenemos que contribuir a que confluyan todas las indignaciones, todas las luchas sociales, sin perder sus peculiaridades.


Las dinámicas autorreferenciales no nos llevarán a ningún sitio. Si hablamos demasiado de “lo nuestro”, de“lo 15M”, fracasaremos y nos aislaremos; si nos creemos que son poder popular las asambleas de unas decenas de personas en barrios o distritos de muchos miles de habitantes, nos desorientaremos y no valoraremos lo mucho que se está haciendo bien desde esas asambleas y otros espacios. Si el 15M arrolló el lenguaje vacío de la política tradicional, cuidémonos de estancarnos en un lenguaje ajeno a la vida cotidiana de la mayoría de la población. Si nos limitamos a nuestras redes y nos olvidamos de la calle, de las plazas, de los espacios compartidos, generaremos otra forma de separación entre supuestas vanguardias y gentes, cuando, en realidad, todas somos gente y no hay otra vanguardia que la mutante acción colectiva y el aprendizaje común de sus experiencias de lucha.


Olvidemos etiquetas y barreras. Hoy ya nos une un “pack social”, vivienda, educación, sanidad, pensiones, ingreso básico garantizado a cada persona y familia, derecho al aborto, derechos laborales; y un “pack democrático” (o libertario, o como cada cual quiera decir) por nuestra libertad, contra la criminalización de las luchas sociales, por la participación real en aquello que nos afecta, contra la usurpación de la voluntad colectiva por oligarquías económicas y políticas.


Sobre esa base podemos constituir un frente común de la lucha social para defendernos, un frente de personas y de colectivos, y sobre la base de esa lucha común podemos ir contrastando nuestras opiniones sobre una más justa y libre organización de la vida social.


Hablemos de ello... con el 99%.



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