Trasversales
Anne Vernet

La autonomía secuestrada

Revista Trasversales número 24 otoño 2011


Anne Vernet (1953) es doctora en Ciencias del Lenguaje y escenógrafa. Profesora de teatro durante 20 años. Autora de numerosos artículos sobre filosofía política, historia del arte y dramaturgia. Autora de las novelas La Seconde Chance (2009, éditions Sulliver) y Un trop-plein d’espace (2010, éditions Sulliver). Traducción de un fragmento del libro La Seconde Chance, pp. 160-168, con autorización de la autora y de la editorial. En nuestra opinión, en estas páginas no se nos presenta una simple utopía, un ideal para el futuro, sino que, muy por contrario, se nos pone cara a cara con el mundo actual y con los desafíos que nos plantea, tanto en su dinámica destructora como en sus propensiones y potencias emancipadoras. No obstante, toda gran novela admite tantas lecturas como lectores tenga. Tómese este fragmento como una incitación a la lectura de la novela completa, aunque por ahora no existe versión en castellano.




En el año 2168 un historiador recupera esta grabación, a la que data como de finales de marzo de 2092. Resultaría aquí demasiado largo y complejo tratar de resumir qué significan la Confederación del agua, el Sigui, el Balance, el Jubileo, etc.
(NT)

“Por favor, ponme otro vaso”. Gorki llenó de nuevo dos vasos y llevó unos camarones en salsa tailandesa. “Sin duda, voy a hacerte preguntas ingenuas”, dijo Eilif mientras pelaba un camarón, “pero lo necesito. Explícame todo”. Gorki asintió. “En primer lugar, ¿cómo puedo adherirme?”.
- En principio, tienes la obligación de cuidar el agua allá donde te encuentres. Eso ya lo haces ahora. Además, debes rechazar la arbitrariedad y la violencia.
- “Vaya, vaya...”, Eilif mostró su conformidad.
- “Y también rechazar los privilegios, aplicar la igualdad”.
Gorki se calló. Eilif siguió callado esperando que Gorki continuase.
- “Salir del capitalismo”.
Eilif alzó la cabeza. “Compartir el trabajo, las competencias, los recursos, los productos y las decisiones. Cultivar lo existente e innovar...”.
- “En cada objeto hay sentido. Y también tendrás que responder a las llamadas de urgencia cuando sea necesario, aquí o allá. Si te comportas así podrás ir gratuitamente a cualquier lugar dentro de las regiones confederadas, para hacer lo que prefieras. Cada cual tiene acceso a todo”.
- “¿Y el trabajo? Tendré que cambiar de trabajo, ¿no? ¿Para qué puede servir un holografista publicitario fuera del capitalismo?”
- “Hace falta informar  de las creaciones, las innovaciones, las oportunidades. ¿Nunca has visto anuncios confederados”.
- “Sí, pero no imaginaba que fueran gratis, aunque debo decir que están muy bien hechos, frecuentemente mejor que...” Eilif hizo un gesto de hastío.
- “Todo el mundo puede ejercer su oficio, salvo en lo que se refiere al dinero y a la represión. No recibimos ningún salario pero tampoco sufrimos ninguna coacción. Ni jerarquía ni sumisión a la ganancia. Cada cual se autoevalúa. Si quieres, puedes cambiar de oficio o ejercer varios de ellos”.
- “¿Pero habrá algún tipo de obligación de trabajar en alguna parte?
- Por un lado, desarrollas libremente tu trabajo, y por otra debes asumir el requisito”.
-”¿El qué?”, dijo Eilif, ya desconcertado por la idea del trabajo libre.
- “La participación en las necesidades. Los trabajos penosos están automatizados. Ya que nadie explota a nadie no hace falta mantener la esclavitud en aras del progreso. El requisito consiste en la programación de los robics y su mantenimiento. Sabes que durante cada Balance y cada Jubileo los robics garantizan las tareas corrientes, como ocurre en este momento una vez transcurridos cinco años. Por tanto, hay que prevenir y actualizar todo. El requisito consiste en media jornada semanal, que se puede reagrupar. Además, cada diez años prestamos, cada persona, nueve meses en el servicio de orden de la Protección del Agua, ya sea en zona fluvial, costera o alta mar. El tiempo global de trabajo, incluyendo el libre y el requerido, es cuatro horas diarias, cuatro días por semana, 35 semanas al año. Se pueden acumular horas. Los cirujanos trabajan a jornada completa durante un trimestre por año. Cada cual puede prolongar su trabajo, por ejemplo si quiere llevar a  cabo una investigación. De hecho, todo el mundo trabaja mucho. Quizá bajo el efecto de una ansiedad: la angustia de la regresión. No tenemos demasiada perspectiva, aunque hay que decir que bajo el capitalismo carecíamos totalmente de ella. Es la primera vez en la historia en que cada persona decide, escogiendo lo que quiere vivir con las demás personas en el marco de una organización social inédita. Es perturbador. Pero el Año Sin Fecha (ASF) [en el que hubo graves catástrofes ecológicas, financieras, industriales] nos ha precipitado en lo desconocido. Sin él...”.
- “Aún estaríamos esperando el hombre providencial”, dijo Eilif sonriendo. “Por eso tenéis siempre aspecto de tener tiempo...”
- “Tenemos ese aspecto porque nos tomamos el tiempo preciso para pensar, pero no disponemos de demasiado tiempo. Entre las decisiones a tomar, las informaciones, las contribuciones teóricas, los debates, las asambleas, las votaciones... Espera un segundo”.
Gorki va a ver si todo va bien en la cabina y vuelve.
“¿Va todo bien?”, pregunta Eilif. Gorki hace un mohín. “Parece que duerme”.
- “Entonces, la Confe [la Confederación del Agua] va a cambiar el mundo, ¿de verdad piensas eso?”.
- “Ya lo ha cambiado. Por el poder del hecho, sin el hecho del poder. Ya conoces el lema. Tras el ASF hemos ido saliendo progresivamente del sistema, aquí o allá. Como has visto, las adhesiones son cada vez más numerosas. Las fronteras caen porque el concepto de isla en tierra permite a los grupos recobrar sus propias bases a la vez que se federan en una nueva organización”.
- “Con el Sigui y el rito del Jubileo estoy totalmente de acuerdo”.
- “Sí, son necesarias inscripciones rituales. Pero deben ser creativas, no conmemorativas, pues de lo contrario iríamos hacia la esclerosis. Los dogones siempre lo han sabido. Todo Sigui ha sido creador, incluso revolucionario, sin haber sido nunca calculado. Mira: 1907, 1967, 2027...”
- “Nunca había pensado en eso”, murmuró Eilif.
- “En verdad, es un proceso de fecundidad. Se irriga el Sáhara, con las técnicas del Néguev y del monte Kenia. He trabajado allí. Si supieras, qué belleza... En los Estados, las tribus indias asociadas a los cow-boys libres crían caballos, cuidan del ganado lechero y de los animales reproductores; protegen también las praderas públicas. Algunos países han abolido el Estado-nación...”
- “Sí, ya lo he visto en el Balance. No pensaba que fuese a ir tan deprisa”
- “Va muy rápido. Quizá demasiado, incluso. Pero hay que continuar y alcanzar ese punto crítico en el que lo que quede de la feudalidad ya no podrá mantenerse. Son dependientes del agua. Cuantas más personas rompen con la economía, menos rentable es el capitalismo. esto se bambolea. Cuando en el Norte esté tejida completamente una malla en todos los continentes, entonces...”
- “Será el Gran Día...”
- “No, estaremos en la zona de todos los peligros”. Eilif enmudeció. “Cada vez que se forma una unanimidad, surge la amenaza del cierre. Y con ella el peligro de buscar una razón fuera de sí: la heteronomía. Y después llegará el riesgo de volverla contra sí mismo o, más bien, contra el otro. El riesgo de desmoronarse. Ese es el peligro. Tendremos que superar algo que nunca ha sido imaginado”
Eilif suspiró, tomando medida del alcance del proyecto.
- “Y.. si tengo necesidad... o incluso si tengo ganas de alguna cosa, ¿qué hago? ¿Cómo la adquiero, cómo la compro?”
- “No hay nada para comprar o vender, nada que se pueda adquirir”.
- “¿Trueque?”
- “Tampoco”.
-  “No lo comprendo. ¿Qué reemplaza al dinero?”
- “Si se ha abolido la pena de muerte, Eilif, no es para reemplazarla”.
Eilif meditó la respuesta y prosiguió.
- “Pero yo creía que en los almacenes, las tiendas y las redes confederadas había que pagar. Al fin y al cabo, de cierta manera, las personas que trabajan allí son vendedoras, ¿no?”
- “No, nada que ver. En todo, en cualquier lugar, siempre, lo que cuenta es lo humano. Se trata de crear sentido, de humanizar nuestros actos. Ir a aprovisionarse es también una ocasión de discutir con otras personas, de aportar ideas, de mejorar las cosas. En las tiendas federadas se relacionan las informaciones en dos sentidos: a los consumidores y a los productores. En cuanto a lo material, tienen a tu disposición, por un lado, bienes disfrutables, y, por otro lado, bienes consumibles. Los consumibles los coges y consumes a tu modo, los bienes de disfrute los tomas por el tiempo que quieras y luego los devuelves en buenas condiciones, para pasar a otra cosa”.
- “Perdona, creo que me he perdido”, suspiró Eilif.
- “Ejemplo: tienes invitados, entonces o vas a buscar lo necesario para preparar el festín o lo encargas a un resto, como quieras. Eso es consumible. Ahora bien, si tienes ganas de llevar tal o cual joya, para tal o cual ocasión o simplemente por que te apetece, la tomas prestada. Eso es disfrutable. De la misma manera, si tienes ganas de residir en Bali, tomas prestado un alojamiento y el que ocupas aquí -tu barco, por ejemplo- se presta a otra persona”.
Prestar su barco, Eilif hizo una mueca , pero continuó:
- “¿Y quién controla?”
- “¡Eilif!, ¿quién controlaría a los controladores?”
Eilif miró atónito a Gorki. “¿Quieres decir que esto funciona solo?”.
- “La gente siempre ha dado prueba de mucha más autonomía que la que se le atribuye. En todo tiempo y lugar, en lo cotidiano y en las urgencias. El mundo se sostiene, siempre se ha sostenido, sobre ahí abajo, no sobre lo que autoridad decide. Pero la autonomía ha sido constantemente secuestrada por los poderes, explotada, sometida a la arbitrariedad. Sí, hay subidas y bajadas, hay ataques y también cometemos errores, pero cada persona logra autolimitarse más o menos. Nadie tiene derecho a limitar a otro. Toda persona tiene derecho al lujo. El tabú es la acumulación”.
- “La propiedad”.
- “Sí, somos responsables de una multitud de depósitos temporales”.
- “Así es, todo el mundo debería haberlo entendido después del ASF... Pero querría preguntarte si en vuestras acciones de sustitución, si es que ese es el término apropiado” -Gorki asintió- “conseguís manteneros unidos, en común acuerdo. ¿Nunca surgen problemas? Por ejemplo, en el último Balance, sobre el asunto del armamento...”
- “¿Te refieres a oposiciones internas?” Eilif lo confirmó con la cabeza. “Aún hay religiosos fanáticos. Hay neo-estalinos y secesionistas. Los ecolos ascéticos rechazan la idea de preservar lo existente creado, la diversidad de los productos y de los artefactos. Para ellos conservar la información publicitaria o los artículos de lujo es una herejía. Pero los peores son los trolls, ¿Sabes quiénes son?”
- “Claro, es un insulto. Un troll es un provocador de mierda, ¿pero que queréis decir vosotros al usar ese calificativo?”
- “Los herederos del izquierdismo del siglo pasado. Se les ha apodado trolls porque ahogan los debates, la espontaneidad de las reflexiones colectivas”, dijo mientras abría y cerraba varias veces los dedos. “Bla, bla, bla, sabes. Nunca se atañen al tema, siempre van por otro lado, cortocircuitan la palabra y multiplican las citas. Es una táctica usurera. Desde hace mucho tiempo han perdido toda perspectiva teórica, su anticapitalismo ya reducía todo a la supervivencia controlada...”
- “Eso siempre es peligroso”, interrumpió Eilif, “los elementales, lo alimentario, la predación, el espacio vital, siempre han sido referencias de todos los totalitarismos”.
- “Las catástrofes del ASF habían generado una terrible oleada de culpabilidad: el castigo de Dios, la desnaturalización humana y la Gran Depuración, como si 2000 millones de muertos no hubiesen bastado. En aquella época los trolls exigían incluso la instauración de una dictadura transitoria para, según ellos, erradicar el reflejo totalitario...”
- “No puedo creerlo”, dijo Eilif soltando una carcajada.
-Gorki le dirigió una mirada circunspecta sacudiendo la cabeza. “Sí... Se les ha vencido con el derecho al lujo para todos, el respeto a los artefactos, la cultura, la compartición de lo adquirido. Pero siempre hay que defender todo esto palmo a palmo. Quieren el poder para sí mismos y lo justifican difiriendo indefinidamente la supuesta llegada de una humanidad madura. Juegan al descrédito, la calumnia si hace falta. Estrategia del poder enmascarado. Su palanca es el llamamiento a la justicia: la culpabilidad. Si no estamos vigilantes, si renunciamos a defender nuestros pensamientos, se impondrán como intermediarios en cualquier trámite. ¡Intermediarios de la autonomía! Ya sabes que pensamos que el intermediario es la raíz perversa del poder. Hoy, la acción moviliza la creatividad, pero si empezamos a acostumbrarnos...”
- “La zona de todos los peligros”.
- “Eso es. Por eso hemos hecho de la libertad de expresión un deber”.
- “Pero, pese a todo... ¿puedes afirmar que nadie, en la Confe, está angustiado por su situación personal?”
- “¿Qué quieres decir?”
- “Inquieto por su supervivencia, obligado a luchar por sí mismo, a defenderse, a existir, a imponerse, a protegerse...”.
Gorki reflexionó.
- Ya veo. Efectivamente: la individualidad ya no es una restricción para el individuo, al menos desde el punto de vista meramente alimentario. Sí, y esto pone al descubierto una de las presiones por medio de las que dominaba el capitalismo, la permanente amenaza que pesaba sobre el individuo, al que, por otra parte, exaltaba constantemente. ¡Un simbólico increíblemente violento!”
Eilif prosiguió su razonamiento. “¿Eso quiere decir que la única restricción que subsiste en la Confe sobre los individuos es su propia libertad?”.
Gorki le miró incisivamente.  “¡Oh, vaya! ¿El precio de la libertad?”.
Eilif sostuvo su mirada y confirmó con un gesto.
“Desde luego, no en términos de precio. Pero... la libertad no es un estado, es una relación, siempre es una relación, la libertad no puede quedarse quieta”.


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