Trasversales
Joan Lluís Montané

El arte en tiempos de crisis

Revista Trasversales número 13 invierno 2008-2009

Joan Lluís Montané es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte


El arte en tiempos de crisis cumple su función a la perfección en todo momento y circunstancia porque está claro que es universal y cósmico, planetario y humano, siendo fiel testigo de la época en la que se desarrolla.
El arte es una expresión creativa, que surge de lo intangible, aunque puede estar influido, condicionado, por lo social, político, económico, espiritual y cultural.
Asimismo su preocupación es conectar con el espectador, comunicándole aspectos de realidades e ideas que éste desconocía. El artista conlleva en su creación un bagaje de interconexiones infinitesimales en cada momento o segundo de la acción.
El creador basa su obra en lo intangible, en aquello que su visceralidad más profunda le impulsa, conectando con la particularidad de la efervescencia de la esencia de la energía. Luego traduce todo lo que intuye o imagina en temáticas concretas o no, plasmándolas sobre los correspondientes soportes.
El arte en tiempos de crisis, el arte de hoy, cumple un papel de desintoxicación, porque va más allá del mercado, se nutre del mismo, vive gracias a él, pero, también, muestra su visión de largo alcance, su actitud que se encuadra en la manera con que el artista informa de lo que está más allá a partir de una obra que se halla en el aquí y ahora.
La crisis, la profunda crisis económica, financiera, industrial, laboral y social en la que nos encontramos sumergidos es preocupante. No solo a nivel de paro, construcción, financiación y bienes, sino también energética y espiritual. Porque no se trata de una crisis sectorial, sino global, internacional.
El sistema, los sistemas están cambiando, están transformándose. Y, en ese contexto, el arte, la expresión plástica, recoge esas sensaciones de crisis, desequilibrio y  transmutación de conceptos e ideas.
El arte, determinado arte,  especialmente el que entronca con lo cósmico y universal, constituye una apuesta por la armonía, a favor del equilibrio de la belleza interior y exterior, porque el mundo posee una gasolina que todo lo transforma y cambia: la energía del amor.
El amor es la parte de la esencia, la cuestión básica fundada en lo determinante energético, en la esencialización de la propia voluntad de lo específico.
Lo específico es determinante, en el sentido de que viaja más allá de la conocida realidad espacio/ tiempo, largo, ancho y alto.
El arte está al margen de estas medidas, dado que viaja hacia mundos más limpios y espirituales, donde no existe el tiempo, porque este está en función del espacio.
Son mundos que no poseen dimensiones físicas, que no son medibles de manera habitual y recurrente.
El arte en tiempos de crisis adopta una posición de salvaguarda de los valores ancestrales, conectándonos con el cosmos, el macrouniverso, allá donde hay diversidad de mundos, pero que no se ven ni se pueden cuantificar.
El arte en tiempos de crisis, conecta con la multiplicidad de la existencia y la interactuación con las diferentes dimensiones.
No hay nada, no existe la crisis, la materia es la materia, pero la realidad es tan rica y diversa, que va más allá de los aspectos temporales.
En el fondo el artista es un gurú moderno, que viaja a la velocidad de la luz por diferentes universos, buscando la conexión con el aura de lo perfecto, a partir de sus ideas, de la inspiración, de la voluntad de saber y hallar.
El creador plástico puede ser cronista de la época, pero, también es cronista de la multidimensión.
La crisis se genera cuando un sistema no sirve, se pueden ponerle parches, pero hay que buscar soluciones. Una buena solución sería ir reconvirtiendo todo aquello que no funcione en aspectos de la sociedad positivos y rentables.
No hay que repetir errores de siempre, errores de bulto, sino que tenemos que avanzar con fuerza, en la armonía del macro y microuniverso, en la danza de todas las danzas energéticas, permitiéndonos constatar como lo plástico es la llave de la armonía y el camino del yo interno.
El arte en tiempos de crisis nos comunica con la diversidad de mundos existentes, liberándonos de las pesadas cargas que la materia conlleva.




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