Trasversales
Joan Lluís Montané

El arte, un compromiso individual y colectivo

Revista Trasversales número 12  otoño 2008

Joan Lluís Montané es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte

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El arte ejerce un papel preponderante en la sociedad actual como agitador de conciencias, dado que actúa de tal manera que, aunque posee un mercado pautado y concreto, también influencia en otros sectores, desde la política, pasando por la empresa, psicología, psiquiatría, universidad, la religión, las creencias espirituales, la actividad cotidiana de millones de personas en el mundo y en la conciencia del ser humano.
El arte es una actividad creativa, pero también artística en sí misma, espiritual y social. El arte incide de manera directa en la mente, corazón, alma, espíritu y conciencia de las personas de forma directa, indirecta, psicológica, subliminal o irónica.

El mercado del arte trata de temas económicos, publicidad, promoción, cotización, ventas, etc. Pero, además, la obra y el artista son parte de la realidad espiritual, es decir que forman la dinámica de lo que hoy denominamos la fuerza y la determinación de la energía y la transformación constante de la materia.
El arte es parte de esta fuerza, dado que es inmaterial, aunque se lleve a cabo su representación a través de la materia. Decía una conocida galerista española que el arte es materia, se representa a través de la misma, pero no estoy completamente de acuerdo, porque la materia, en realidad, es tan sólo la representación formal, mientras que, antes, ha habido la idea, el flujo de pensamiento, la chispa, la inspiración, a partir de la que, través del estudio y análisis consecuentes, se ha aplicado a nivel plástico.
Es decir que, en un inicio, el arte no es materia, sino idea, y ésta es energía, que aunque forme parte de la materia no lo es en sí misma. Por consiguiente el arte es una actividad no material, que se apoya en la esencia, es decir en lo insustancial, en las vibraciones y la sensibilidad, queda sujeto a limitaciones, pero posee un gran margen de libertad y actuación.

El arte como parte de la esencia del individuo

El arte es parte de la esencia misma del individuo como ente pensante libre, al margen de normas, en todo caso superando limitaciones, aunque se mueva a través de las circunstancias limitadoras, debido a la aplicación de las leyes. Posee leyes que todos sus integrantes cumplen, mientras que la actuación puntual fuera de lo normal ante los acontecimientos es algo variable pero previsto en las leyes.
Las leyes nos conducen dentro de la actividad artística por la pléyade de caminos del laberinto, en los que, el verdadero artista se separa de lo comercial, es decir del arte concebido como concesión al mercado, para adentrarse en el terreno de la auténtica libertad, es decir en la disposición de agradarse, en primer lugar, a sí mismo, como punto número uno. Después, una vez consolidada su actitud frente a la sociedad y el mercado, el artista deja de seguir los parámetros del mercado para sumergirse en el verdadero estudio de la vida. Y la vida es plástica pura.

El arte es expresión sensible y la realidad es parte de esta expresión. Es una parte importante pero no la definitiva.
El arte es libre porque no obedece a leyes terrenales, sino que surge de la parte espiritual y de la conciencia de la persona, pero también del cosmos, de otras dimensiones, de estratos que no están aquí pero que existen. El artista actúa de transmisor, es decir que nos comunica lo que existe pero no se ve tamizado por su manera de ver las cosas.
El artista es un creador que conecta con el inconsciente planetario.
El artista es un creador que conecta con el inconsciente planetario, con la psicología de la evidencia de la realidad que nos influencia. Hay una conexión evidente entre obra, artista y fuente inicial de inspiración. En este caso está claro que la obra del artista es determinante, delimitando la dinámica creativa, la exuberancia plástica, la evidenciación de la transformación de la creación.
Todo es movimiento, la plástica es actividad y concierto. La obra de arte está en movimiento, no es hierática. Posee independencia con respecto a su creador, pero, a la vez, es el alma del mismo.

No hay nada al margen del artista, aunque la obra, posteriormente, pueda independizarse del mismo. Siempre se encuentra en línea con una actividad calculada o no, que viaja a través de la conceptuación de la idea, de la evidencia de la formulación plástica, en la dinámica social y creativa.

El arte va más allá de la estética


El arte en la actualidad cumple una función que va más allá de la estética. Es una función espiritual y plástica, que supera los parámetros de entendidos y especialistas, conectando con la gran masa, aunque sea a través de exposiciones de gran formato, importantes, bien promocionadas, con apoyo institucional, convertidas en hit parade. Es la comercialización de la espiritualización del arte.
Pero el arte es algo más que ser producto y objeto de recibimiento masivo. De hecho el auténtico arte no tiene dueño, tampoco destinatario, pero sí autor, que es canalizador, es decir, ejecutante de la voluntad energética que lo sustenta.
Es la creatividad, energía que se expande por el universo que llena a todos. Por esta razón el arte no puede ser para minorías, porque su origen es social, universal, cósmico, sin fronteras.

El arte mercado, el arte puro creativo y el arte producto son partes de un mismo todo, pero el arte de verdad es algo más, es la consecuencia del artista, de su trabajo e interés, de su voluntad de conectar con el espectador para comunicarle sus secretos y sus enigmas. Le abre la puerta, le permite entrar, le facilita el trabajo, pero, luego, es el propio espectador quien debe decidir por sí mismo, guiarse por su instinto, conocimientos, sensibilidad, conciencia, formación e interés.
El espectador no manda en el arte, tampoco el mismo arte, mientras que el creador, es decir, el artista plástico, actúa de intermediario.

El arte es libre

El arte es libre, no posee dueño, aunque pueda ser comprado, recomprado, canjeado, destruido y transformado.
El arte es una expresión libre de cualquier atadura, aunque puede ser condicionado, dirigido, guiado, aconsejado, pero, entonces, en estos casos, ya no es verdadero arte. Ya no se trata de arte, creación, creatividad, sino que es creación plástica que viaja a las profundidades de la conciencia de cada uno cercenado.
No hay arte de una minoría, ni tampoco el arte actual es del proletariado, el arte es universal y sólo se pertenece a sí mismo, es energéticamente independiente.


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