Trasversales
Ana Morilla

Telma somos todos

Revista Trasversales número 10, mayo 2008

Ana Morilla Carabantes es Asesora en gestión pública y comunicación política
 


Como Telma somos todos, como su humillación pública - por intentar defender algo tan elemental como el derecho a la intimidad y la imagen- contribuye a que este país sea una gran selva rosa y amarilla, como a medios y empresarios les sale baratísimo amortizar querellas y demandas con los beneficios obtenidos de acosar, invadir la esfera privada y dañar el honor, como después de que se haya desestimado la demanda de Telma España es un país peor, donde estaremos más indefensos ante alcachofas y basura rosa bombardeada por todos los canales y en horario adulto, infantil y juvenil, como a la impúdica Plataforma “www.nosgustalaprensarosa.com” aún no se le ha opuesto un movimiento cívico articulado, como el necesario desarrollo legal del art. 18 de la Constitución (que consagra los Derechos de honor, intimidad e imagen) no figura en el programa de Zapatero, como los medios y periodistas no aplican su código deontológico para hacer un uso responsable del derecho a la información, como la Juez que ha dictado el auto contra Telma no parece tener argumentos que acerquen la mecánica judicial a la Justicia, como no ha considerado que podía poner algún límite al abuso en el desorbitado auge de la industria del entretenimiento cutre y rosa…propongo algunos NOES de los que hubiera podido nutrirse el Auto y que espero figuren entre los argumentos de la sentencia de apelación para reconocer los Derechos de Telma y por tanto de todos:

- La libertad de información NO es sagrada.
- NO se puede sustentar sin el respeto a la verdad y a la intimidad de los ciudadanos.
- NO se puede utilizar para el acoso y la intromisión vulgar y reiterada en la vida privada.
- NO se puede llamar periodismo al repulsivo mundo rosa que vive de la lasciva y continuada violación del art. 18 CE (Derecho al honor, intimidad personal y propia imagen).
- Si periodismo se define como recogida, clasificación y elaboración de información, en especial de actualidad, está claro que lo que recogen y elaboran los medios rosas NO es “periodismo informativo” sino “entretenimiento informativo” a partir de imágenes y actualidad personal y privada de personajes con notoriedad.
- El entretenimiento NO puede gozar de la misma protección jurídica que la Información.
- NO se puede entender que la  “notoriedad” o “celebridad” – características que elevan a un sujeto al ámbito público y que amparan el derecho a informar (o sea, a la persecución y pérdida de Derechos Constitucionales) a fin de que la ciudadanía se forme una opinión - , pueda alegarse cuando alguien adquiere una condición de notoriedad no pretendida y la restringe a la mínima esfera pública obligada.
- Informar NO es crear noticias a partir de elucubraciones y rumores sobre cuestiones íntimas.
- Que los medios y empresarios se beneficien económicamente de estos abusos contra la intimidad NO es justo.
- NO lo es que no se les impongan límites y sanciones.
- NO lo es el auto contra Telma.
- NO podemos posponer más un desarrollo legal del mandato Constitucional del art. 18 sobre el Derecho a la intimidad personal que permita su efectividad sin dañar los límites del art. 20 CE: Derecho a la información.

La valiente demanda de Telma, a pesar de su desestimación y lacerante condena en costas, sí ha servido de algo. El debate creará más conciencia sobre la inviolabilidad de honor e intimidad, por si no lo entendimos con Lady Di, Carolina y Ernesto de Hannover, La Campanario, Fran Rivera, o La Pantoja, esta vez queda más claro. Telma somos todos.


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