Trasversales
Miquel Monserrat

La mejor juventud... bajo tutela

Revista Trasversales número 7,  verano 2007

Textos del autor
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Esperaba con interés la llegada a España de Cuando naces, ya no puedes enconderte, de Marco Tulio Giordana, autor de La mejor juventud, película que quizá sea, junto a Soñadores de Bertolucci, la mejor aproximación cinematográfica a esos años excepcionales en los que miles de jóvenes de todo el mundo se rebelaron contra los poderosos y, pese a su aparente fracaso, lograron cambiar la vida y hacerla mejor, no sin bordear a veces un abismo de injusta furia justiciera en el que algunos calleron, pasando al "lado oscuro", y en el que otros podríamos caído.
Decepción absoluta. Buenas intenciones, sin duda. Cierto nivel de calidad, sin duda. Pero decepción.

Marco Tulio abusa de la prolongación indebida de la escena. Abusa también del "buen rollito", en la fábrica por ejemplo, o de los inmigrantes del centro de internamiento hacia el propio Sandro. Abusa de lo prescindible, a diferencia de la necesaria presencia de todo lo que ocurría en La mejor juventud. Casi nada resulta creíble.
Pero esa "forma" no responde a error de guión y realización, sino que, como ocurre siempre cuando no media impericia profesional, es la forma que emana  de un contenido que, en este caso y quizá de forma no intencionada, termina siendo apología de la sabiduría del sistema de tutelaje sobre los inmigrantes "sin papeles", especialmente sobre mujeres y menores.

La idea era buena, muy buena: un niño bien inmerso entre "pateranos", la perturbación de una acomodada familia italiana antes las obligaciones éticas derivadas del deber de agradecimiento hacia un par de "ilegales" rumanos, los obstáculos puestos por el sistema legal. Buena era también la idea de romper los esquemas maniqueos y la fácil catalogación bueno/malo uniendo en una misma persona un generoso riesgo -convertido en excesivo por la errónea elección de Marco Tulio sobre el rodaje del rescate- para salvar la vida de otra y cierta condición de "delincuente", pero esa dualidad pierde credibilidad cuando tal condición es llevada hasta uno de los extremos más repugnantes. Todas esas ideas quedan aplastadas por el exceso de caramelo y, paradójicamente, por el exceso final de amargura, metido a presión aunque una escena en la patera (el agua) lo anunciase. La intención crítica que en algunos momentos podía sospecharse se esfuma totalmente.

Todo parece decir: sí, tiene defectos, pero el sistema de tutelaje al que son sometidos Radu y Alina es, en definitiva, sabio. Todos sus escalones, el padre de Sandro, el cura, la asistencia social, la policía, la jueza, los "decididores" del futuro de los que llegan en patera a Italia, todos, sabían mejor que Alina y Radu qué era lo más conveniente para ellos. Sobre todo, sexo obliga, todos sabían que era lo mejor para Alina (Radu, al fin y al cabo, resulta ser un caso perdido)… menos Alina. Si hubiese hecho caso, no le habría ocurrido lo que termina ocurriéndole y, con un poca de paciencia, habría llegado a ser feliz hija de una acomodada familia italiana (el final deja abierta la posibilidad de que llegue a serlo, gracias a su último tutelador, Sandro). Y por no hacerles caso, ella paga un altísimo precio. Un precio tremendo que, por descontado, muchas mujeres pagan, a cambio de nada, sometidas por el abuso de mafias, familiares o proxenetas, y a la complicidad pasiva o activa de muchos de los integrantes del sistema de tutelaje. Pero la película no afronta en serio la lacra de la trata de mujeres y de niñas, o del abuso de sus "novios" o familiares sobre ellas, sino que la utiliza como forzada excusa para presentarnos el deseado y "emotivo" reencuentro entre Sandro y Alina, ya, como todos deseaban desde el comienzo, sin Radu por medio..

¡Qué lejos queda de Lamerica de Amelio, de Código secreto de Haneke, de Paisaje en la niebla de Angelopoulos, por citar obras maestras que se adentran en algunos de los territorios que Marco Tulio podría haber aquí explorado!
Pero también, qué lejos de La mejor juventud. Por ello, esperaremos de nuevo con interés la siguiente película de Giordana. Nadie es perfecto.


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