Trasversales
Suso de Toro

La isla negra

Revista Iniciativa Socialista (primera época de la actual revista Trasversales) , número 67,  invierno 2002-2003

Publicación original en La Vanguardia, 12/12/2002. Reproducido con autorización del autor.



En nuestro Atlántico el cielo está en perpetuo cambio y siempre vivo. Ayer el cielo estuvo abierto y el sol era alegre, esta noche ha llovido y hoy esperamos el viento que viene del Oeste hacia tierra, el que traerá lo que tiene que llegar. El viento trae nubes grandes como presagios y nos sentimos devueltos a donde estábamos, al fondo del poema de Rosalía, “Negra sombra que me asombras” y con el destino en frente, “Fomos quedando sós, o mar, o barco e mais nós”, lo resumió otro poeta, Manuel Antonio. Todo lo que vivimos estaba escrito, los poetas visionarios auguran el destino de la tribu.

Uno recela de la sensatez de los poetas para administrar la hacienda pero sabe que guardan las advertencias que hemos desoído y los augurios que debemos escuchar en tiempo de desastre. Este es un tiempo de desastre al que los gobernantes nos han conducido y cuando nos han abandonado, debemos buscar en los bardos. Pero faltan los poetas o no sabemos verlos entre nosotros, y ya no somos tribu. O acaso aún no lo somos.

No hay poetas, no hay oráculos. ¿Pero y si hubiese un orate entre nosotros? Le llamaríamos loco o criminal, lo apartaríamos. En un páramo del interior de Galicia, entre una gasolinera desolada y un puticlub con aspecto de prisión hay una cárcel, y dentro de esa cárcel un hombre de 67 años juega al parchís con otros reclusos que también fueron marinos como él, en Galicia el mar conduce frecuentamente a la prisión o a la muerte. Ese hombre mayor se llama Apóstolos Mangouras, y como casi todos nuestros santos y nuestro Apóstol ha venido por mar y naufragado en nuestra costa. Es griego y casi no sabe explicarse, fue detenido entre dos guardias al ser rescatado del petrolero que capitaneaba, le ha dado un infarto y ahora juega al parchís. Su dedo empuja la ficha formando álgebra y dibujos, son mensajes que no comprendemos. Aunque una advertencia suya quizá sea el oráculo que necesitamos para comprenderlo todo; “Escuchen las cintas de las conversaciones del naufragio. Pero enteras, sin cortes.”

No sé si alguna comisión o alguien conseguirá abrir esa caja negra, quizá Pandora, y no sé si lo soportará la vida política y pública española. Quizá no soporte la verdad de los hechos. A poder ser todos preferimos pasar sin la verdad. Este hombre con aspecto de marino de cualquier parte, se confunde con sus compañeros de partida presos, asegura ser inocente. La federación de marinos mercantes internacional también lo asegura. Pero si no es él el culpable de este drama entonces es que el verdadero culpable está fuera. ¿Quién debería ocupar entonces su celda?

Quizá nadie. Pero hubo errores y faltas. Desde el principio supimos que se cometieron errores graves, pero nos tiene asombrados que nunca los reconocieran ni paliaran. Estamos tan sorprendidos del tamaño de la impostura que ya creemos no saber nada, al cabo todo está encerrado en el oráculo. Ni siquiera sabemos cuánta carga tenía efectivamente el barco, ni que carga era, sólo sabemos que nos mienten. Sabemos que mienten. En nuestros momentos más dramáticos solo recibimos sus fútiles mentiras. No hay grandeza alguna en tanta mentira, es humillante para nosotros contemplar la escenificación de las mentiras en la televisión, detrás de nosotros un día tras otro cuando el enemigo carga aquí delante. Nosotros sabemos que el Presidente, de nuevo ante las cámaras y rodeado de sus amigos, mintió cuando dijo todo eso que ha dicho. La gente en los bares lo dijo a voces ante la imagen del televisor, la gente de esta costa, los que estuvimos allí estos días lo sabemos: el Estado no apareció aquí, ni material, ni autoridades, ni soldados ni barcos, ni nada. Y un Presidente no debería mentir, no en este momento, no es necesario ni bueno. No cuando el alquitrán ya ha entrado en las rías que hasta ahora se han podido defender.

Hubo errores, muy graves, pero se puede intentar reaccionar y cambiar, pero si nos miente en lo evidente ¿qué vamos a entender cuando le dice a sus colaboradores que hagan como él y cojan la pala? Nos imaginamos las pistas de pádel a reventar de gente. Empezar a decir la verdad es el único modo de salir del agujero, o del búnker o de lo que sea. Es un agujero, una cárcel de subjetividad, que el Presidente del Gobierno le niegue a todas las demás fuerzas del Parlamento el diálogo y el acuerdo en este problema. Para él no es una “emergencia nacional”, para los gallegos sí.

Es posible que la oposición en Galicia y en España saque provecho de la situación, igual que el partido que gobierna saca provecho cuando su gestión es buena, pero no se puede mantener este panorama político tan mezquino porque entonces no cabe esperanza alguna para nosotros. Los gallegos vemos peligrar el futuro de nuestro país, nos representamos ya una sociedad herida de muerte, no nos merecemos que nos hagan esto, ni siquiera lo merecen las personas que han votado a ese partido. Ni los españoles se merecen que se siga agravando una crisis que va a tener un grave coste económico. Ni tampoco Europa se merece tener que pagar una factura cada vez mayor fruto del empecinamiento obsesivo. Francamente, esto es la degeneración de la política.

Como es degeneración hasta las ruinas de la autonomía el proceso que se vive en la administración gallega donde ya no se sabe donde está Fraga ni con quien, ese Presidente al su partido saluda con un clamoroso silencio en Madrid, el que juega con su compañero de cacería, Cuíña,a quitarse la silla. En todo caso vivimos nuestros mejores tiempos y la Xunta también se ha atrincherado en los platós de la televisión autonómica. La estrategia, llamémosle, informativa parece ser echar balones fuera, hacia Madrid. Si se van a perder gobiernos al menos intentar conservar la Xunta o las diputaciones que se puedan. Han empezado una cuenta atrás.

Mientras continúa todo ese espectáculo sin grandeza los marineros hacen turnos y salen a luchar cuerpo a cuerpo con las manchas. Se enfrentan nada menos que a una Isla Negra, una mancha del tamaño de Menorca que avanza, delante llega una marea negra sumergida. Es una lucha desigual, pelean en dos frentes, contra las manchas y contra la inepcia de la administración. Ayer se han plantado ante el despacho de Fraga hasta que los recibió, han sacado nuevas garantías y medidas. Son ellos los que se enfrentan al desafío, la administración al menos que los respalde. Están aprendiendo cual es su fuerza, si pueden enfrentarse a mano a la marea negra también pueden hacerlo con unos políticos caducos y prescindibles. Son una nueva Galicia que nace en medio de esta crisis.


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